Nunca
sabemos cuándo llegará el mercado, aunque viene dos veces al año; una extensión
de tres días, o cinco, o siete o nueve, pero nunca más. Por la noche, el sonido
de la madera, el clavo y la rueda giratoria en los campos que nunca se aran,
nunca se dañan, en los que no crecen las moras salvajes, y por la mañana el
mercado está allí, los puestos y las tiendas en hileras trilladas, un laberinto
de todas las cosas que el alma desea.
Tres
días, o cinco, o siete o nueve, y después desaparece.
Durante nuestra campaña de Verkami para financiar el segundo año del protecto realizamos la lectura de este relato inédito de una de nuestras autoras, Gabriela Damián, en compañía de un grupo de mujeres talentosas en nuestro canal de You Tube. Aquí ponemos a vuestra disposición el texto del relato.
Mujeres soñando con el amor, mientras son observadas por un ser inmortal
por Gabriela Damián
Miro a la que
soy dibujada en el interior de mis párpados con tanta claridad que no pareciera
un sueño. Me veo sentarme sobre la esterilla y desnudarme, capa por capa caen
al suelo las doce mangas de las doce túnicas de seda colorida, producen un
suave bisbiseo. La luz de la luna se filtra por los muros de bambú y papel que
me guardan del resto de la casa, soy una figura de porcelana líquida. Me
tiendo, duermo. Todo está en silencio, excepto mi rostro. En sus expresiones
adivino los placeres que recibo de mi amante, una danza invisible en el
misterioso paraje del sueño: la boca entreabierta y húmeda, la nariz
frunciéndose con un mohín de gozo, las cejas arqueadas en un gesto dulce. Mis
manos quieren asir las manos ausentes. Quizá los diez dedos logran entrelazarse
en el sueño, pero yo sólo me veo apretar mi propia carne. Cuando amanece y el
cielo se tiñe de rosa, las dos pinceladas negras que son mis párpados se abren.
Por un instante veo a quien me ve dormir. Me veo a mí. Y entonces
despierto, esta vez de verdad. La visión me asusta, me confunde. ¿Será alguna
clase de mensaje? ¿Un presagio de muerte? Resuelvo convertir mi angustia en un
objeto que pueda observar, estudiar, comprender. Un jarrón, pintado por la
mejor artista, para contemplarlo. Lo podría romper, de ser necesario, si resulta
que esto es un maleficio. Lirio, mi más querida, entra a la habitación para
vestirme y cepillar mi pelo. Cuando termina de acicalarme pienso que el miedo
se ha disipado, pero al poner el espejo de bronce delante de mí, cierro los
ojos para no ver mi reflejo.
Abrió las treinta y dos cajas de
laca,metidas una dentro de la otra
hasta el infinito. La última, cubierta por un paño dorado sobre el piso negro, apenas fue tocada. Tenía los dedos pintados de
rojo. Siguiendo las severas órdenes enunciadas desde la puerta trasera, sólo
debía yacer sobre su espalda y dejar que las manos ajenas le corrieran encima.
La cuchilla descendió varias veces, dejándolo todo azul en el hueco
de la axila.
Durante nuestra campaña de Verkami para financiar el segundo año del protecto realizamos la lectura de este relato de terror gótico y humor en directo en nuestro canal de You Tube. Aquí ponemos a vuestra disposición el texto del relato, con la traducción de Sofía Barker.
La Glicina Gigante
por Charlotte Perkins
Gilman
—¡Deja de tocar mi nueva enredadera, niña! ¡Ya has roto
el delicado brote! ¡Nunca tuviste que realizar un solo quehacer y aun así no
sabes estar quieta!
Los dedos nerviosos titubearon, aferrados a una pequeña
cruz de cornalina que colgaba de su cuello, y después cayeron desconsolados.
—Devuélvame a mi
hijo, madre, ¡y entonces me estaré quieta!
—¡Calla! ¡Calla!
Estúpida, ¡podría haber alguien cerca! Mira, ¡tu padre se acerca en este
instante! Entra, ¡rápido!
La joven levantó
la mirada hacia la cara de su madre, con unos ojos cansados que sin embargo,
todavía guardaban un fuego titilante e incierto en sus oscuras profundidades.
—¿Es usted madre
y aun así no tiene piedad de mí, que también lo soy? ¡Deme a mi hijo!
Su voz se elevó
hasta formar un grito extraño y profundo, que fue roto al poner su padre la
mano sobre la boca de la joven.
—¡Sinvergüenza! —dijo
él, con los dientes apretados—. ¡Regresa a tus aposentos, y no te dejes ver de
nuevo esta noche, o haré que te aten!
La joven se
marchó después de aquello, y una sirviente de expresión seria la siguió, para
regresar después de un breve instante con una llave que le entregó a su ama.
Mi
madre se muere. Al parecer, a las madres les pasan estas cosas. Y a los padres.
Y a los amigos. Y a todo el mundo.
No
estoy preparada para esto. Supongo que nadie lo está, porque todo el mundo
habla de morirse como si no fuera algo que les vaya a pasar a ellos y cuando le
ocurre a alguien en tu familia todo el mundo dice cuánto lo lamenta o qué
cosa más horrible en lugar de “Bueno, es algo que nos pasa a todos”.
Quiero
dejar claro que no estoy defendiendo este tipo de respuesta de ninguna forma.
Lo último que quiero, cuando hablo con mi prometido por teléfono y le hablo de
este estertor ahogado que mi madre está haciendo al aspirar y le digo que
apenas puede pronunciar más de dos palabras seguidas, es que me diga “Bueno,
eso es lo que pasa”.
En
vez de eso dice que lo siente mucho y que es algo horrible. Y eso
es lo mejor que puede decir. Pregunta qué puede hacer para ayudar, que es la
mejor alternativa. Le digo que rece por mí.
Son
conversaciones cortas. Hay cosas que ambos sabemos que ocurrirán después de que
ella muera, como que yo seré la albacea del testamento, porque mi hermana Zelda
es una inútil con las cuestiones prácticas y que tendré que hacer todo el
trabajo que implica esfuerzo físico y los temas burocráticos cuando alguien se
muere y que es mucho más trabajo de lo que te cuenta la gente.
Hay
cosas que creemos que ocurrirán cuando muera, como que irá al purgatorio y allí
quemará sus pecados, que son muchísimos porque es una bruja.
Pero
también hay cosas que no puedo contarle a mi prometido que ocurrirán después de
que ella se muera, como que estoy buscando una manera legal de preparar su
cuerpo en algún tipo de estofado que serviremos en su funeral.
Pablito, estate tranquilo para darte el
almuerzo. Vamos otra vez con esto. ¡Pareces un remolino, chico! Está bien, te
cuento algo, pero hay que comérsela toda. ¿Sí? Bueno. Abre la boca, amor, no
seas malcriada, dale que él necesita alimento. Eso… Había una vez una mujer
hermosa ―esa
eres tú, amor mío―
que se casó con un hombre igualmente bello ―ese soy yo―. Luego de varios años intentando tener
hijos, lograron concebir. Estaban tan felices con la promesa de un chiquitín
corriendo por el patio… Pero la felicidad es tan cierta como tan corta.
Esta es una de las entrevista a nuestras autoras que publicamos como parte del Verkami que tenemos en marcha para financiar el segundo año de Las Escritoras de Urras.
Giovanna Rivero es una de las escritoras bolivianas más destacadas de la contemporaneidad. Los imaginarios que maneja en su literatura beben mucho de los clásicos, poseen una tesitura que remite al gótico, pero lo actualiza y lo recontextualiza a partir de su propia tradición cultural y escritural.
Esta es una de las entrevista a nuestras autoras que publicamos como parte del Verkami que tenemos en marcha para financiar el segundo año de Las Escritoras de Urras.
Marissa Lingeng es una autora de ciencia ficción estadounidense que conoce bien lo significa tener una enfermedad crónica en un país sin sanidad pública. No podíamos haber previsto las condiciones mundiales en las que publicaríamos su relato "Esto no te va a pasar a ti", pero lo que ha ocurrido este 2020 en materia sanitaria lo que ha conseguido es reforzar la idea detrás del mismo: la empatía y la compasión deberían mover el mundo.
Esto es lo
que pasa cuando sobrevives a una masacre en una fiesta de pijamas: nadie te
quiere cerca. Todas tus amigas están muertas, tu madre está muerta, y a ti te
envían a vivir con la desgraciada de tu tía Katherine, que te echa la culpa por
hacer que mataran a su hermana porque es así de despreciable. Y tú tratas de
seguir adelante, pero no sabes cómo porque las pesadillas son constantes y la
terapia difícil, especialmente cuando un nuevo asesino aparece y mata a tu
psicólogo con su propio lápiz. Tu sobrevives a esa masacre también (esta ocurre
durante una excursión) pero a nadie le importa que le salvaras la vida a uno de
los chicos de la banda de música porque claramente estás maldita y deberías
irte del pueblo. Ni el chaval de la banda de música está agradecido, ese pedazo
de mierda con granos.
Así que te
marchas del pueblo. Pero antes desplumas a tu tía.
Esta es una de las entrevista a nuestras autoras que publicamos como parte del Verkami que tenemos en marcha para financiar el segundo año de Las Escritoras de Urras.
Soledad Cortés es una narradora y promotora literaria chilena, cuya sobresaliente labor al frente de La Ventana del Sur ha logrado trascender el contexto de su país para inspirar a otras comunidades y proyectos que se esfuerzan por cambiar la situación de sistemática invisibilización de las escritoras.
Esta es una de las entrevista a nuestras autoras que publicamos como parte del Verkami que tenemos en marcha para financiar el segundo año de Las Escritoras de Urras.
Christine Tyler es una autora de lo maravilloso y al mismo tiempo podría ser una criatura de sus propias historias. Los imaginarios que despliega en sus creaciones están lejos de lo normativo y lo frecuente. Dueña de una sensibilidad sorprendente, la de Tyler es una voz única y distintiva en la literatura fantástica contemporánea.
Esta es una de las entrevista a nuestras autoras que publicamos como parte del Verkami que tenemos en marcha para financiar el segundo año de Las Escritoras de Urras.
Madeleine Swann es autora de Bizarro y podcastera y como buena británica ama el té. Navega con facilidad el terror el humor y lo surrealista, como bien demuestra en su relato "El hombre semilla", una crítica irónica a la idea de el hombre perfecto que aparece por medios mágicos.
Esta es una de las entrevista a nuestras autoras que publicamos como parte del Verkami que tenemos en marcha para financiar el segundo año de Las Escritoras de Urras.
Flor Canosa es narradora, guionista multipremiada, roja, activista, memera y posteadora profesional en su muro de Facebook; el cuerpo lleno de tatuajes, la cabeza repleta de buenas ideas, con un humor afilado e inteligente en absolutamente todo lo que hace es una de las voces más originales de la narrativa argentina contemporánea, que no es decir poco.
Puedes ver los avisos por contenido sensible al final de este post
Por motivos de copyright, no podemos publicar el texto de "Roberto" aquí, pero si estás interesada en leer los relatos de Agustina Bazterrica, puedes leer este y otros en la antología "Diecinueve garras y un pájaro oscuro", publicada por Alfaguara. También te recomendamos la novela distópica "Cadáver exquisito", ganadora del premio Clarín en 2017.
Agustina Bazterrica es una escritora y divulgadora cultural argentina cuya obra tantea los terrenos de la literatura fantástica, el horror sobrenatural y la distopía.
Tiene publicados los libros: "Matar a la niña" (Textos Intrusos, 2013), "Antes del encuentro feroz" (Alción Editora, 2016) y "Cadáver exquisito" (Alfaguara, 2017).
Sus textos sobresalen por lo perturbadores, irónicos y bien construidos que llegan a ser. Bazterrica se maneja perfectamente tanto en el formato del relato corto como en el de la novela.
La escritora se ha visto catapultada a la fama internacional a partir de 2017, cuando recibió en Argentina el premio de novela Clarín por "Cadáver exquisito", una distopía en que se ha normalizado e instrumentalizado la cría de humanos para el consumo, puesto que, producto de un virus, los animales ya no sé pueden comer. La novela ha sido traducida a tantísimos idiomas, con un éxito de público tan grande que próximamente Netflix realizará su adaptación en formato audiovisual.
Agustina Bazterrica es una de las voces contemporáneas más potentes del panorama hispanoparlante y su apuesta por una literatura fantástica pudiera ser considerada una muestra de la lenta pero palpable cicatrización de la brecha entre las literaturas de género y el llamado mainstream en el contexto contemporáneo.
Avisos por contenido sensible: Abuso sexual infantil.
Esta es la segunda entrevista a nuestras autoras que publicamos como parte del Verkami que tenemos en marcha para financiar el segundo año de Las Escritoras de Urras.
Isa Prospero vive en Sao Paulo, la ciudad más grande de Brasil y una de las mayores del mundo, conocida en su país con el epíteto de "la ciudad que no puede parar". No es extraño entonces que Isa escriba lo que escribe. Ficciones especulativas donde la urbe caótica rige y determina en muchos casos la vida de sus individuos, como en el relato que publicamos en nuestro podcast. Como Sao Paulo, Isa Prospero tampoco se detiene nunca y además de llevar carrera narrativa en portugués e inglés, es traductora, correctora y co-creadora del blog Sem Serifa.
(la traducción de las respuestas es de Sofía Barker)
Una vez alcanzado el 25% de nuestro objetivo de financiación en la campaña de Verkami que estamos llevando a cabo, publicamos un breve capítulo especial de tomas falsas.
Con esto queda demostrado que disfrutamos mucho haciendo este podcast y queremos compartir esa felicidad con vosotres.
Muchísimas gracias a todes les mecenas que han colaborado hasta ahora, y a los que quedan por aportar: ¡No os durmáis en los laureles!
Esta es la primera entrevista a nuestras autoras que publicamos como parte del Verkami que tenemos en marcha para financiar el segundo año de Las Escritoras de Urras.
Elaine Vilar Madruga tiene publicados más libros que los años que tiene. Es una prolífica autora cubana a la que las biografías continúan etiquetado como "joven promesa" cuando ha cumplido ya muchísimo más de lo que alguna vez prometió. Dramaturga de profesión, poeta por naturaleza, no se conforma con llevar una de las carreras más exitosas dentro del mundo de la literatura de género en habla hispana, sino que desarrolla paralelamente un montón de proyectos para dar visibilidad y espacio a los jóvenes que escriben hoy en su contexto. En Las Escritoras de Urras hemos publicado su relato "Amarás a tu madre por encima de todas las cosas".
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El mago de la corte
Por Sarah Pinsker
El chico que se convertirá en mago de la
corte
El chico que se convertirá en mago de la corte en esta
ocasión no es un niño cruel. No como la última, o el anterior a ella. Nunca
robó dinero de la copa del ciego Carel, ni le dio una paliza a un niño más
pequeño para conseguir chucherías, ni una patada a algún perro. Este chico es
una rata de mercado, lo que lo diferencia de muchos de los últimos, todos ellos
de alta cuna o de familias mercantes. Esto no va de linaje, ni siquiera de
talento.
Observa a los magos callejeros todos los días, con una
hambre en la mirada que dice que sabe que podría hacer lo que hacen ellos.
Contempla las ilusiones chabacanas de la plaza del mercado con más intensidad
que la mayoría, hasta que queda señalado para nosotros por su curiosidad.
Incluso entonces, incluso cuando deambula de caseta en caseta y de esquina a
esquina cada día durante un mes, suplicando que le enseñemos, no lo admitimos.
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Yucu
De Giovanna Rivero
Lo primero que se distingue de la
turba que grita mi nombre con una mezcla de fanatismo y horror es la
escandinava cabeza pelirroja de Olaf Stamm, el cura, que está allí
supuestamente para controlar los ánimos y garantizar que se me aprehenda con
las garantías de ley. Que se ejemplarice la punición del más execrable de los
pecados, pero que el pueblo no manche sus manos.
No me sorprende reconocer a la
cocinera entre el gentío. La disculpo. El rostro moreno sobreexpuesto al sol y
a la tristeza ni siquiera gesticula. Está allí porque tiene que estar. ¿En qué
otro lugar podría aguardar por la reaparición de la hija, la meserita de ocho
años, cuyo colmillo izquierdo yo guardo en calidad de obsequio? Si la cocinera
tocara a mi puerta con seria amabilidad, yo le devolvería el colmillo, para que
por lo menos tuviera algo de la hija, un recuerdo.
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Vienen los extraños
de Alejandra Decurgez
Sé leal, sé valiente,
aguanta.
El resto es oscuridad.
(Stephen King – It)
La aldea no duerme. En el desierto
nadie duerme de veras.
La patrulla irrumpe en el caserío
cuando está amaneciendo y la luz es tan frágil como las sombras, el resultado
de la contienda entre ambas no parece decidido todavía. Es un instante de
confusión para los sentidos y la mente, parecido al de la duermevela. Sin
embargo, la arena congelada volverá a arder apenas suba el sol, cuando la luz
sea tan plena y blanca que apenas se distingan las siluetas de las casuchas y
las de sus moradores. La arena hierve con una facilidad y con una rapidez
asombrosa, igual de rápido se vuelve de hielo cuando anochece. Es un ritmo
mágico que fascina al Invasor 8, lo único que vale la pena admirar en ese infierno.
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Esto no te pasará a ti
De Marissa Lingen
Yo enfermé.
Eso no te pasará a ti.
Ahora tienen un antifúngico. Saben cómo matar todas las
pequeñas esporas cuando comienzan a arrastrarse por tus tejidos, tus pulmones,
tus globos oculares, tu hígado.
Entró al local a media tarde, el público disminuía. La atmósfera era azul y la música
ambiente mezclaba sonidos acuáticos con notas de un xilófono. Llegar hasta ahí no fue una decisión fácil. Darse aquel gusto significaba perder meses de ahorro.
Pero la añoranza se había transformado en obsesión, quitándole el sueño y
fijándose en su mente con la urgencia de un derecho robado que ella debía
recuperar a cualquier costo. Quizá, si no la hubiese conocido… pero la conocía y nunca pudo olvidar. Entre la música creyó escuchar el correr de un arroyo y
una gran nostalgia le golpeó el pecho. Via su abuela encuclillada a la orilla
de un río, remojando hilos de lana en la corriente. Esa sola visión y su lastre
de emociones ya justificaban el precio que pagaría por estar ahí. Sonrió y se
encaminó hacia los mostradores.
Nuestra
misión se ha salido de control. Lo que pretendía ser un aterrizaje perfecto
terminó con nuestra nave destruida por un fallo en los propulsores. Es
inaceptable que no se hayan procurado los protocolos de seguridad necesarios.
Afortunadamente logré escapar en una cápsula de salvamento, mis otras
hermanas también lo hicieron. Espero encontrarlas pronto, tenemos una misión
que cumplir en este lugar.
Gracias a mi traje termoquímico, he logrado evitar heridas de mayor
gravedad. Ha protegido mi cuerpo de amenazas como quemaduras o fracturas al
hacer contacto con el suelo.
Pero mientras, continuaré con el protocolo de supervivencia en este tipo
de emergencias. Cambio y fuera.
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Un pequeño acto de valentía
De Ada Nnadi
Si la chica que está sentada frente a mí tuviera mis
poderes, haría lo que hago yo todos los días: hacerse invisible. Pero no los
tiene, y lo compensa hundiéndose aún más en su asiento. Sus alas se extienden a
su alrededor formando una cúpula que le protege la cara de las miradas. Trata
de evitar la atención de les niñes de la mesa a sus espaldas.
Puedes ver los avisos por contenido sensible al final de este post Las muertes horribles de Helga Hrafnsdóttir
De Christine Tyler
El día que Helga Hrafnsdóttir trepó el árbol Ævilok, la
aldea al completo contuvo el aliento. Desde el momento de su nacimiento, el Ævilok
que crecía al lado de la casa de Helga había dado unas flores horribles. Solo
en la primera semana, cualquiera que tocara las flores de su Ævilok tenía
visiones de sus mantas asfixiándola, su hermano dejándola caer, y un
zorro sacándola a rastras de la cuna y atacándola. Durante aquellos días,
la madre de Helga mantenía las puertas cerradas con llave, taponando las
grietas, no dejaba que nadie cogiera a la niña, y apenas dormía. Vigilaba cada
capullo que amarilleaba, tocaba cada flor para ver qué nuevos horrores tenía
que ahuyentar. Una vez que Helga sobrevivía a las premoniciones, las flores se
marchitaban y caían sobre la hierba cubierta de escarcha. Gracias a la vigilancia
de su madre, Helga Hrafnsdóttir sobrevivió todas las malas fortunas de su
infancia. Pero desde aquella época en adelante, todo el mundo supo que la chica
estaba destinada a un sino espantoso.
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Hambre
de Ariadna Castellarnau
Llega la noche y Rita y el hombre todavía no han decidido
quién de los dos se comerá el último melocotón en almíbar. Es una decisión
importante no sólo porque es el último, sino porque han acordado que una vez
terminen la lata se dejarán morir de hambre.
Rita hace bailar el melocotón con la punta del tenedor.
La ciudad vive porque nosotras morimos; nosotras, las
pocas, temblorosas y ensangrentadas, las chicas que escalan la escalera de
diamante en invierno para ofrecernos al dragón.
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El hombre semilla (Fortune box, capítulo 1)
De Madeleine Swann
El primer paquete llegó a un
pequeño apartamento en el centro de la ciudad. Al contrario de lo que solía
hacer, al no responder ella a la llamada del portero automático, el cartero se
vio obligado a llamar a otra casa y a subir las escaleras para dejarlo frente a
su puerta.
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Amargo
De Flor Canosa
Blanca encontró las uñas de Félix olvidadas en una servilleta sobre la mesa
de luz. La crianza judía de Félix lo obligaba a arrojar las uñas al inodoro,
triste émulo del río Jordán. Blanca estaba por ocuparse de la tarea como tantas
otras veces en que Félix dejó el ritual a mitad de camino, cuando decidió abrir
la servilleta y se encontró con las veinte garras en miniatura. No era la
primera vez que veía las uñas de su novio, era la primera vez que una sombra le
cruzó la mente.
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Amarás a tu madre por encima de todas las cosas
De Elaine Vilar Madruga
Para Cormac McCarthy
A veces se
despeja el cielo. Del gris mármol de las nubes sale un rayo de sol, una
cucaracha ínfima y luminosa que mira la podredumbre de los campos desde arriba.
Mamá encoge los ojos, pero llama a la niña, que vaya, sí, que la pequeña Anisha
camine sobre la podredumbre de los campos, un poco más lejos, que ande justo
hasta el sitio donde se extiende la alambrada de púas con el letrero de
juguete, ese que Anisha contempla siempre: el letrero con la imagen de la
calavera y los dos huesitos cruzados. Si Anisha supiera leer, no tendría
necesidad de preguntarle a Mamá por qué están rayadas las palabras en el
letrero ni quién ha violado la sonrisa de la calaverita; por qué el mundo está
dividido en dos pedazos, fuera de las alambrada de púas, dentro de la
alambrada. Aún Anisha no ha descubierto dónde es realmente afuera y dónde
adentro. Mamá no tiene tiempo de contestar las preguntas de la hija, pero
siempre advierte cuidado con las ratas, si vas hasta el borde, Anisha, mantente
alerta y no te entretengas demasiado frente a la calaverita, ni empieces a
buscar tesoros en la tierra, recuerda que hoy tendremos pocas horas de sol, muy
pocas, y la oscuridad atrae a los grupos de ratas con sus antorchas y también a
las bombas que caen desde el cielo. Lo repite diez veces. Mamá lo repite diez
veces mientras taladra a Anisha con la mirada como si quisiera descubrir si la
niña será obediente. Ser obediente es la manifestación más grande de amor hacia
Mamá, y Anisha lo sabe aunque lo olvide en ocasiones. Estarás atenta al
silbato, Anisha, Mamá vuelve a la carga, en cuanto lo escuches, retornarás
conmigo.
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El aquelarre de las chicas muertas
De L'Erin Ogle
La llave gira en la cerradura y entras dando un paso.
Hasta tu llegada, hemos esperado a la deriva; el silencio haciéndose pesado en
el interior de nuestros huesos. El tiempo pasa lentamente dentro de estas
paredes, mientras vestimos nuestros féretros de plástico. Tu hermana te sigue al
interior de la casa y mira a su alrededor.
—Este
sitio no está bien —dice.
Tiene
razón, pero tú se lo atribuirás a la manera en la que Connie siempre ha
existido parcialmente en el mundo real y parcialmente en un lugar donde todo es
diáfano e insubstancial. Ni siquiera la oyes, pero te habría venido bien
escucharla.
Las reflexiones a posteriori a veces son una putada.
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Recambio
de Isa Prospero
Prometió que mantendría el corazón, pero las
circunstancias cambiaron. De todas formas, no era más que superstición, todo
eso de que el corazón-es-dónde-habita-el-alma; no hacía falta ir al colegio
para saber que es el cerebro el que da las órdenes (si no fuera así, cualquiera
con un corazón bruñido sería un idiota que solo sabe gimotear o un robot sin
emociones y Jô conocía a gente que lo había hecho). Era igual que vender una
pierna o el hígado, solo que un poco más complicado por toda la sangre que
latía atravesándolo. Pero imposible explicarle eso a su madre.
Así que no lo hace; no se lo dice. Se limita
a salir de la caja de acero en la que viven sin decir palabra y, cuando ella le
grita:
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Soñarán en el jardín
de Gabriela Damián Miravete
Metas a corto y largo plazo:
-Entrar a natación -Trabajar duro para pagar la inscripción de la escuela -Juntar dinero para el Cervantino -Hacer el clóset -Pintar la casa en septiembre -Comprar las sillas del comedor -Comprarme unos zapatos -Leer a Platón -Hablar y ser simpática con la gente.
Nota de puño y letra de Erika Nohemí Carrillo (en una fotografía de Mayra Martell).
Los naranjos estarán cargados de frutos, y sus flores llenarán el aire húmedo del jardín oeste. Una neblina sedosa refrescará las puntas del pasto, de la hierba crecida de aquel prado. El sol saldrá siempre por detrás del almendro y las ramas del árbol más viejo, un corpulento ahuehuete, se extenderán primero hacia sus rayos, estirándose como una muchacha que quiere desperezarse. Alrededor de las nueve el jardín se irá poblando de siluetas. Algunas se saludarán entre ellas. Otras se espantarán con la caída de alguna naranja, y se alejarán riéndose hacia la sombra de otras hojas. Unas más mirarán hacia el mar que, bajo la pendiente que eleva al jardín oeste sobre la playa, rugirá y se extenderá hasta treparse en el azul grisáceo del cielo.