tag:blogger.com,1999:blog-29228424926488375672024-03-27T23:20:33.891-07:00Las Escritoras de UrrasLas Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.comBlogger92125tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-59371183863720077462024-02-05T02:01:00.000-08:002024-02-05T02:01:51.659-08:00Capítulo #80 - Prometeo con carita feliz, de Daniela L. Guzmán<iframe src="https://www.ivoox.com/player_ej_123732647_6_1.html?c1=216520" width="100%" height="200" frameborder="0" allowfullscreen="" scrolling="no" loading="lazy"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">Prometeo con carita feliz ツ</h1><h4 style="text-align: left;">Por Daniela L. Guzmán</h4><p><br /></p><p>—Soy un tlacuache y tengo la culpa de tu extinción, Armando.</p><p>Con su trompa respingada, su cuerpo peludo y sus orejitas redondas de tlacuache, Tsu me dijo dos cosas serias en toda su vida:</p><p>—Nos van a borrar, Armando.</p><p>Y esa otra: que él tenía la culpa de mi extinción.</p><p>—Armando, me siento terrible. ¿Sabes que los tlacuaches robamos el fuego para los humanos?</p><p>Tsu se acostó en un nicho de tierra y cruzó sus patitas delanteras sobre el pecho, como si el nicho fuera un diván y yo, su jaguar de cabecera, fuera su psiquiatra.</p><p>—Yo tampoco lo sabía, porque obviamente soy un tlacuache colonizado —dijo, con los ojos perdidos en el cielo—. Pero eso es lo que dicen los mitos de esta tierra. Coras, nahuas, tzotziles: la verdad está en todas partes. Fuimos nosotros. Fui yo.</p><p>No supe si bromeaba. Como muchas veces, no sabía qué decirle a Tsu ante sus verborreas informativas de tlacuache ilustrado. “Soy un tlacuache ilustrado”, solía decirme. Yo me limitaba a escucharlo a medias porque, con la otra mitad de mi cerebro, siempre le pedía paz: le rogaba al cielo que, si Tsu era la compañía a la que había sido condenado, al menos pudiéramos caminar en silencio por la selva cada vez más desertificada.</p><p>—Prometeo recibió castigo ejemplar por hacer lo mismo —divagaba Tsu—. Puede que un poco desproporcionado, pero ya sabes: los griegos y sus castigos. Aunque es muy típico de humanos creer que a los dioses se les pasó la manita con eso de que le devoraran las tripas cada noche. Pero, ¿Armando?</p><p>Tsu me volteaba a ver con sus ojos llameantes. Ya sabía que no siempre le hacía caso. Era su forma de llamar mi atención.</p><p>—¿Hmm? —Levanté la cabeza para que supiera que lo escuchaba.</p><p>—Es que, piénsalo —apeló—. A lo mejor, los dioses sabían. Ellos sabían en qué acababa todo. O sea, es que no era fuego nada más para calentar su sopita y hacer carnes asadas.</p><p>»El fuego es la industria. El humo que ahoga al planeta. El fuego es la poquita selva que nos queda, Armando. El fuego son los hijos jaguares que no tendrás—. Los ojos de Tsu suplicaban. Se apretaba el pecho con sus deditos largos—. Yo robé el fuego para que los humanos te mataran de sed.»</p><p>—Tsu… —No sabía qué decirle.</p><p>—He leído que el humano tiene una tecnología muy avanzada, pero psíquicamente es un puberto. Un adolescente que no sabe manejar, pero tiene un Ferrari. ¿Por qué? —Se cubrió la cara con las manos—. Porque un tlacuache se robó las llaves y le dijo: “Toma, primate altanero, tú conduce”.</p><p>»¡Qué gran falta de juicio, Armando! El castigo de Prometeo era justo. Los tlacuaches deberíamos ser castigados también.»</p><p>Tsu se dio la vuelta en su hoyo de tierra y yació en posición fetal, de espaldas a mí.</p><p>—No arreglaríamos nada, pero yo me sentiría mejor.</p><p>—Tsu, el castigo debería ser para los humanos —intervine, pero me ignoró.</p><p>—En cambio, ¿sabes? —me dijo—. En los mitos de acá se cuenta que los tlacuaches engañamos al viejo guardián del fuego. Mientras dormía, nos prendimos la cola y bajamos con el fuego para los humanos. Pero la única consecuencia fue que nos quedó la cola pelada. Fuera de eso, nos ponen ofrendas. Se nos concede el marsupio. Los wixaritari prohíben comer nuestra carne porque somos sagrados… Sagrados —resopló—. ¡Somos una especie maldita, Armando!</p><p>En los días subsiguientes, Tsu lo dijo sin cansarse: “Armando, eres de los últimos jaguares y es mi culpa”. Fuera de esa reiteración, Tsu caminaba conmigo en silencio por las tierras secas.</p><p>Debíamos ser una imagen extraña del fin. Siempre me lo había parecido: un jaguar y un tlacuache —otrora presa y depredador— que caminan juntos por los bordes de una selva que se encoge, en busca de agua y de la cada vez más escasa comida.</p><p>No supe darme cuenta cada vez que le pedía al cielo que Tsu se callara y me dejara pensar, porque claro, yo era un jaguar importante, tenía que pensar. Pero ¿pensar en qué? El cielo estaba teñido de humo. Las extensiones verdes cedían al color de la arena. Yo me sabía solo, sin hembras y lejos de la perduración. Un jaguar que no puede dejar un legado tampoco tiene nada en qué pensar.</p><p>En cambio, Tsu sabía que él iba a sobrevivir. La fauna pequeña sobrevive: se adapta, repta por la ciudad y aprende a rapiñar de los humanos. Tsu y los suyos lo han hecho siempre.</p><p>Él iba a sobrevivir y de todos modos ambuló conmigo por mi mundo muerto. No me di cuenta, pero tanto gris, tanto desierto sobre el que caminábamos sólo era soportable porque me enojaba con Tsu.</p><p>—Cállate. Eres irritante —le dije muchas veces.</p><p>—Y tú eres un tsundere —me decía él—. Esto es cultura otaku, así que ilústrate. Un tsundere es un personaje que se hace el insensible. “Ay, no me toquen, no me toquen. Yo no tengo sentimientos”. Pero, en el fondo, eres un sentimental. Siempre te lo he dicho, Armando: eres un oficinista melancólico atrapado en la fachada de un Bruce Wayne felino.</p><p>Sí, siempre me lo había dicho.</p><p>—¿Armando? ¿En serio te haces llamar a ti mismo Armando? —se burló de mí la primera vez que le dije mi nombre—. Mira, Armando. Lo de los nombres de por sí es una ñoñada. Muy típico de humanos eso de necesitar un nombre. Pero, ¿encima “Armando”? Es un nombre ñoñísimo, como de oficinista derrotado.</p><p>En ese entonces, Tsu agitaba sus dedos largos delante de mí, con desenfado. No creí que su energía tuviera límites.</p><p>—Si fueras humano, tú serías un señorón. Un macho alfa. Un Bruce Wayne de aire felino. Las humanas contigo… pufff. —Sonreía con picardía y ardor, como si su lengua se quemara—. Pero en el fondo eres eso: un oficinista melancólico.</p><p>Extrañaba a Tsu diciendo cosas así. Como no tenía nada en qué pensar, repasaba nuestras conversaciones desde el día uno, cuando estuve a punto de cazarlo y él se hizo el muerto sobre la hierba.</p><p>—Hacerse el muerto es el truco más viejo de un tlacuache —le espeté al verlo inmóvil, de espaldas sobre su pelaje gris—. ¿En serio crees que me la creo?</p><p>—Bueno, ¿y qué tal mi nuevo truco? —Tsu alzó su dedo índice como si alzara una antorcha, aunque el resto de su cuerpo aún aparentaba la muerte—. Mira, esta es una oportunidad única en tu vida, jaguar. Puedes comerme hoy y tener carne sólo para hoy… O puedo convertirme en…, por así decirlo, en tu vasallo.</p><p>Se puso en pie de un golpe. Su cola se agitó.</p><p>—Soy un ladrón experto y me desenvuelvo muy bien en la ciudad. En los supermercados. ¿Qué te parece si me perdonas la vida y yo te traigo bisteces frescos del súper con regularidad? Piénsalo, eh. —Tsu seguía blandiendo su dedo índice, como el animal sabio que en realidad sí era—. Apelo aquí a tu condición de apex predator porque, ¿sabes qué diferencia, a nivel neurológico, a un depredador de una presa?</p><p>Gruñí. El tlacuache me irritaba, pero era demasiado… inteligente, demasiado hablador como para que me lo pudiera comer.</p><p>—El depredador puede hacer planes a futuro. La presa sólo está ahí, vegetando. ¿Las amigas vacas? Viven en la luna. Pero tú no, jaguar. Tú sabes lo que te conviene.</p><p>Y era verdad. Si me hubiera comido a Tsu, me habría saciado una vez, pero a estas alturas tal vez ya no quedaría ni siquiera yo. Mis presas se mueren o se van porque el desierto las ahuyenta, pero Tsu me ha mantenido vivo y sano. E incluso me ha mantenido informado y me ha contado cuentos, historias de otros mundos y de otros animales que sobreviven o que pierden todo lo que aman, porque: “¿Sabes por qué sé tantas cosas? Soy un tlacuache de biblioteca: entro a las bibliotecas por las noches y robo el conocimiento de la humanidad. Yo soy un tlacuache ilustrado”.</p><p>Pero ese Tsu que me contaba historias se había ido. Tsu era un desierto también y caminaba a mi lado con los ojos asolados de fuego. Después de enterarse de su hurto cósmico, ya sólo soltaba uno que otro comentario: “¿Sabes a qué temperatura se muere el coral?” “¿Sabes cuánto bosque queda?” “Todo mi culpa, Armando… Todo mi culpa”.</p><p>Yo le insistía en que no era su culpa: que los mitos son sólo mitos. Que, en todo caso, el tlacuache que robó el fuego había sido un tlacuache muy muy anterior. No él en persona.</p><p>Pero era muy de Tsu creer que el tlacuache de los mitos era todos los tlacuaches. Tsu era escéptico respecto a la identidad personal. “Es muy típica de humanos. Y, al parecer, supongo, de felinos”. Él era tlacuache antes que ser Tsu. Dejar que lo llamase Tsu era casi una deferencia a nuestra relación de vasallaje. No. Una deferencia a nuestra amistad.</p><p>Cuando le pregunté cuál era su nombre, casi se ofendió.</p><p>—Yo no tengo eso, Armando —me dijo, cruzado de brazos.</p><p>—Si vas a estar demabulando conmigo por todas partes, de alguna forma te tengo que nombrar. El fin del mundo no se atraviesa sin nombres —le espeté—. Así que no rezongues y escoge uno.</p><p>Tsu se paró indignado sobre la tierra y, con una rama seca, dibujó una carita feliz: ツ</p><p>—Llámame así —dijo.</p><p>—¿Quieres que te llame “Emoji”? —resoplé.</p><p>—No —dijo, serio—. Es un katakana japonés, es decir, un símbolo de uno de sus silabarios. Se lee “Tsu”, me parece. Puedes llamarme así, si te complace. Aunque, cuando te acuerdes de mí, de lo que me gustaría que te acordaras es de la carita.</p><p>Y yo le decía “Tsu”, pero sí me acordaba de la carita. ツ: la sonrisa pícara, petulante. La noción de ser el ladrón más hábil de América. La conciencia de ser el vasallo, pero, ¿en realidad quién era el vasallo? Yo dependía de él. Yo era el vasallo de su alegría y de sus datos aleatorios. Tsu alegraba mis últimos días, que son todos, porque cargo los últimos días de mi especie. Y no supe darme cuenta.</p><p>Después de lo del robo cósmico, ya no sabía cómo hacer que Tsu volviera a ser ese ツ dibujado en la tierra y no sólo mi fonética vacía.</p><p>Un día, volvió de sus excursiones silenciosas a la ciudad y me dijo algo que lo empeoró todo:</p><p>—Nos van a borrar, Armando.</p><p>Tsu lo había visto en las bibliotecas, pero también estaba pasando en los acervos digitales: en todos los repositorios de conocimiento.</p><p>Antes, cuando había un poco más de verde y yo todavía me encontraba por ahí a algunos de los míos, solíamos hablar de que, si los humanos no ponían de su parte, pronto sus científicos no se darían abasto con los obituarios:</p><p>“Último rinoceronte negro”. “Lobo mexicano desaparece”. “León africano: extinto”. “Extinto. Extinto. Extinto”.</p><p>Pero extinto es una palabra fuerte para los humanos. Supongo que ellos también preferirían no tener que mencionarla. Así que eso es lo que hacen, no la mencionan.</p><p>“Nada en la tierra se puede extinguir si nunca hubo nada, ¿no?”. “En este planeta estéril nunca ha habido otra cosa que desierto”, dirá su nueva versión de la historia. “Nunca ha habido otra cosa que fábricas y combustión y nubes de humo. Nunca ha habido jaguares. ¿Qué son los jaguares? Nosotros, los humanos, estamos solos”.</p><p>Tsu me dijo que los humanos reescriben su soledad. Se están reinventando como los únicos en el planeta.</p><p>Por eso, cuando una especie se extingue, no escriben obituarios. Borran los registros históricos, queman nuestros nombres en el fuego. Hacen un voto de silencio y los presidentes decretan olvido nacional. Tsu dice que no es olvido para nosotros. Es olvido para ellos, porque son ellos quienes no soportan la vergüenza.</p><p>—Son criaturas sensibles, en el fondo —me dijo—. No soportan sus crímenes. Los entiendo. Yo tampoco soporto los míos.</p><p>Con esas palabras, Tsu se me terminó de apagar porque ya sabía que su robo, su fuego, no sólo me había borrado en cuerpo. Ahora también borraría cualquier noción de nuestra existencia.</p><p>—Yo sí te voy a recordar, Armando —dijo—. Mis hijos sabrán que me perdonaste la vida y te deben todo. Aunque, ¿sabes?, los animales no somos buenos para recordar a lo largo del tiempo. Nosotros no escribimos mitos.</p><p>Después de eso, Tsu ya no caminó conmigo. Se acurrucó sobre un montoncito de hierba marchita y pensé que yo, que era el condenado, tendría que verlo morir a él. Y después moriría yo, solo, porque los jaguares no tenemos esperanza.</p><p>—Tsu… ¿Cómo arreglamos esto, Tsu? —musité mientras vagaba solo por el borde del desierto.</p><p>A los pocos días, encontré el búnker. Un agujero de metal, de origen humano, que esos criminales habían ocultado entre la vegetación tupida, pero ya no debía servir como un gran escondite.</p><p>Volví al montoncito de hierba en el que se había quedado el tlacuache y le ordené:</p><p>—Tsu, levántate ahora mismo. Voy a llevarte a ver algo.</p><p>—Déjame morir, Armando—. Tsu entreabrió los ojos—. Nuestro vasallaje terminó. Puedes comerme, si quieres. Debes estar hambriento.</p><p>—No te permito que me insultes así, yo no me como a mis amigos —rugí—. Y te estoy diciendo que te levantes. Ladrón del fuego: tienes una misión.</p><p>—No cumplo más misiones.</p><p>—Pues entonces es tu castigo. ¿No dijiste que debían castigar a los tlacuaches? Anda, levántate, que dejar que te mueras es ponértela muy fácil.</p><p>De mala gana y débil, Tsu me siguió por la selva mermada. Entonces lo conduje hasta el borde de ese agujero de metal, que era perfecto para los fines que se me habían ocurrido. Contemplamos el borde, juntos. Tsu no entendía nada.</p><p>—Tsu, tú robaste el conocimiento para los humanos. Ahora robarás el conocimiento de los humanos. Y aquí, Tsu: justo aquí vamos a guardarlo.</p><p>Yo no tendría hijos y el linaje de Tsu no tendría una memoria tan larga. Pero, sellada dentro del metal, preservaríamos nuestra memoria a través del tiempo. No quería que preserváramos el crimen ni a los culpables. Los humanos son criaturas que no entienden y está bien. No los odio. Sólo quiero desafiar su olvido. Quiero que, si las circunstancias cambian y la supervivencia se vuelve difícil para él, alguien recuerde también a Tsu.</p><p>Quiero que lo recuerden como el gran ladrón. No el ladrón del fuego. No el que bajó la industria y los incendios y la manía de combustionarlo todo para la humanidad. Quiero que lo recuerden como el ladrón que se colaba en las bibliotecas, el que asaltaba los carritos en los que transportaban libros etiquetados para desaparición; el que jaló con sus dedos rosados pilas de libros: tratados de biología, libros infantiles en los que aparecíamos dibujados, los libros de cuentos sobre animales que tantas veces me contó y también esos compendios de mitología mesoamericana en los que se consumaba Tsu como el antiguo ladrón del fuego.</p><p>Tsu se robó todos los libros que nos mencionaban. Construyó para nosotros, dentro del búnker, el templo que salvó nuestros nombres del olvido.</p><p>Si hemos de desaparecer, está bien. Ya no existiremos. Pero existiremos aquí, en el papel. Existiremos en los mitos que alguien desenterrará, dentro de un largo futuro. Seremos reales para quien encuentre nuestras historias.</p><p>Después de sellar la tapa del búnker, cubrimos el espacio con tierra. Y, sobre el montículo, Tsu la dibujó como aquel día, con una rama seca: ツ</p><p>Mientras yo viva, mientras al jaguar le queden horas en la tierra, no voy a dejar que se borre la carita del Prometeo animal sobre el desierto.</p><p><br /></p><p><b><span style="font-size: x-small;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrclCRtJQCUp7R43aOjnGD-i0FcFZ3NFAZqs1YiPe-lIFOIEjB-YCd-yMTSaNB7GANiDHkhuh0jWSXwm1tFFZQGzeI20lv2jr8ECPuL90o2AvJ6wQa94PYkoSNOV3yEFHNZFb4s3xhSVDClM3DwM7DTOZiQPE2K6dWIZeGOTSCP272vQAqpybMRJX-_F4/s3648/FotoDaniela.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3648" data-original-width="3392" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrclCRtJQCUp7R43aOjnGD-i0FcFZ3NFAZqs1YiPe-lIFOIEjB-YCd-yMTSaNB7GANiDHkhuh0jWSXwm1tFFZQGzeI20lv2jr8ECPuL90o2AvJ6wQa94PYkoSNOV3yEFHNZFb4s3xhSVDClM3DwM7DTOZiQPE2K6dWIZeGOTSCP272vQAqpybMRJX-_F4/s320/FotoDaniela.jpg" width="298" /></a></span></b></div><b><span style="font-size: x-small;">Daniela L. Guzmán (Guadalajara, Jalisco, 1991) es narradora. Ha sido beneficiaria del PECDA Jalisco (2016-2017) y del FONCA (2020-2021) en la disciplina de cuento. Es autora de los libros de cuento Un tlacuache salvó este libro del fuego (Odo Ediciones, 2021) y Noche de pizza con mi villano (Editorial Dreamers, 2019). En 2019, recibió el Premio Nacional de Cuento Jesús Amaro Gamboa por la obra Santa Teresa nunca fue fan de Pokémon. Se graduó del taller internacional de escritura Clarion West Writers Workshop en 2021 y fue coeditora de la Revista Primero Sueño.</span></b><p></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-7549379218309264462023-12-11T01:00:00.000-08:002023-12-11T01:00:00.143-08:00Capítulo #79 - Una castaña, un caqui, una mentira ingeniosa, de Michelle M. Denham<iframe src="https://www.ivoox.com/player_ej_120847837_6_1.html?c1=47260b" width="100%" height="200" frameborder="0" allowfullscreen="" scrolling="no" loading="lazy"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">Una castaña, un caqui, una mentira ingeniosa</h1><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
<h4 style="text-align: left;">Por Michelle M. Denham</h4><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Si vas a luchar contra un tigre, querida mía, necesitarás
tres cosas: una castaña, un caqui y una mentira ingeniosa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La <i>omoni</i> de Haewon trajo a casa a la chica del
corazón de tigre y dijo:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Esta es tu hermana, Hyojin. Ha renacido para nosotras, ¿no
es maravilloso?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La chica del corazón del tigre tenía ojos color ámbar que
ardían, unas líneas rojas en la cara y unos dientes largos y blancos que
resplandecían en la oscuridad. <i>Omoni</i> miró a Haewon como si esperaba que
ella hiciera algo. (Una castaña, un caqui, una mentira ingeniosa). Así que
Haewon rodeó a la chica del corazón del tigre con los brazos y dijo:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¡Hyojin-ah! Pensé que nunca volvería a verte. Te he echado
mucho de menos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">En respuesta a sus esfuerzos, Haewon recibió un mordisco
brusco en el hombro. Fue como si le clavaran cuatro agujas en la piel de golpe.
Haewon soltó un grito, pero no soltó a la chica tigre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¡Hyojin-ah! ¿Cómo te atreves a morder a tu <i>unni</i>?
Deberías mostrarle más respeto a tu hermana mayor.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Se apartó para mirar fijamente a la chica del corazón del
tigre. Le dio un golpecito en la nariz, solo uno. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Siempre has sido así. Hasta renacida, eres la misma. Ven,
te enseñaré tu antigua habitación.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Haewon cogió a la chica tigre de la mano y Hyojin la siguió,
súbitamente mansa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Nos deshicimos de tu cama —dijo Haewon—. Para que otra niña
pudiera usarla. Pero nos quedamos con algunas de tus cosas. Este era tu
conejito, lo llamaste Banchan. —Le enseñó el conejo de tela harapiento y casi
esperaba que la tigre lo hiciera jirones. Pero Hyojin olisqueó el conejo y
después lo arrancó de los brazos de Haewon como si pensara que la niña fuera a
quitárselo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Huele a ti —dijo Hyojin, y aquello fue lo primero que
Haewon la oyó decir.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¡Pues claro! ¿Te crees que no eché de menos a mi hermanita?
Solía abrazarlo por las noche, y pensar en ti. Hace muchos años que moriste,
así que es normal que todo huela a mí.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Hyojin caminó de un lado a otro por la habitación, oliéndolo
todo, como si estuviera intentando encontrar pruebas de la niña que había sido
antes de renacer como una tigre. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Cómo morí?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¡Qué preguntas más tristes haces! —dijo Haewon—. Te pusiste
enferma. Muy enferma. Los médicos y los chamanes no pudieron hacer nada por ti.
<i>Omoni</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;"> te cocinó sopa de algas,
pero llegó un momento en que no podías ni comer. Yo trataba de alimentarte,
pero tú apartabas la cabeza. Te cepillé el pelo, te canté canciones. ¿Recuerdas
las canciones que te cantaba?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-bidi-font-style: italic;">Hyojin negó con la
cabeza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal">—Me las inventaba todas —dijo Haewon, sacudiendo la cabeza.
Las lágrimas le escocían en los ojos, mientras pensaba en cantar canciones a su
hermanita moribunda—. Aaah, Hyojin-ah, no me hagas recordar cosas tristes. Ya
no, ahora que has vuelto a nosotras.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Hyojin dejó caer la cabeza.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Lo siento, <i>unni</i>. Siento haberte mordido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¡Pide perdón por ponerme triste! —la reprendió Haewon—.
Pero ahora has vuelto, y somos hermanas de nuevo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><i>Omoni</i> preparaba <i>tteok</i>, su famoso pastel de
arroz, y lo llevaba al mercado para venderlo. La noche que trajo a Hyojin a
casa, nunca llegó al mercado y por eso no trajo dinero a casa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Estaba muy emocionada por ver a mi hija de nuevo, así que
le di todo el tteok que llevaba —explicó <i>omoni</i>—. No pasa nada, puedo
hacer más.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Te comiste todos los pasteles de arroz? —gritó Haewon.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Tenía hambre —respondió Hyojin.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Pero necesitamos…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Haewon-ah —dijo <i>omoni</i>—. Sé amable con tu hermana,
acabamos de recuperarla. Vosotras dos: en este mundo, lo único que tenéis es la
una a la otra, ¿entendéis? Podéis ir a jugar mientras hago más pasteles de
arroz.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Haewon cogió la mano de su hermana tigre de nuevo y dejaron
que su madre trabajara en la cocina.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿No debería haberme comido todo el tteok? —preguntó
Hyojin—. <i>Unni</i>, ¿os vais a morir de hambre?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Haewon se encogió de hombros porque no confiaba en sí misma
si hablaba. De todas formas, ¿cuánto come un tigre? El tteok que <i>Omoni</i>
vendía apenas era suficiente para alimentarlas a ellas dos. Pero aquí estaba su
hermanita. <i>Omoni</i> contaba con que Haewon quisiera a su hermanita.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Aunque tu hermanita se haya reencarnado en una chica de
corazón de tigre, eso no es motivo para llevarla al mercado, donde la gente
solo verá un tigre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Debes tener cuidado, Hyojin-ah —dijo Haewon—. Los demás no
te reconocerán, no como <i>omoni </i>y yo. Podrían intentar capturarte con sus
redes.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Hyojin pensó en aquel consejo reflexionando cuidadosamente. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Podría comérmelos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Pero entonces te cazarán —dijo Haewon—. Y volveré a perder
a mi hermanita.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Podría comérmelos a <i>todos</i> —dijo Hyojin.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Después de todo ese <i>tteok</i> que te has comido? ¿Cómo
de grande es tu estómago?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Gigantesco. Puedo comerme cualquier cosa. Siempre tengo
hambre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Haewon trató de no temblar. Los dientes de Hyojin eran muy
afilados y brillaban mucho. Era difícil ver a la niña pequeña en ese momento,
cuando se parecía tanto a las personas con corazón de tigre de acechan en la
noche.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Si tienes hambre, puedes comer esto —dijo Haewon, y sacó
uno de sus caquis deshidratados del bolsillo. Hyojin se encogió y se apartó al
ver el gojgam, y Haewon recordó tarde que las personas con corazón de tigre
pensaban que esos regalos del invierno eran peligrosos—. ¡Te gustaban
muchísimo! Los comparto contigo hoy porque es un día especial, pero no los
compartiré de nuevo. Están deliciosos, y son míos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Los ojos de Hyojin no abandonaron el caqui deshidratado.
Dijo:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Más peligrosos que yo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Puede, puede… —dijo Haewon. Amenazarle con un oso hambriento
no hará que un bebé deje de llorar; amenazarle con lobos no hará que deje de
llorar; amenazarle con los tigres no hará que deje de llorar. Pero un bebé
dejará de llorar ante la imagen de un caqui, así que los caquis deben ser más
peligrosos que los tigres. La reacción de Hyojin hizo que Haewon pensara que
todas las historias que se contaban sobre los tigres debían ser reales.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Si no lo quieres, me lo como yo —dijo, y le dio un mordisco
a la gojgam y masticó. Sabía dulce y se le pegaba a los dientes. Hyojin le
quitó el gojgam a Haewon de las manos, sus garras arañaron la parte suave de la
palma de la mano de Haewon como un corte de papel. Haewon no gritó, porque
sabía que lo único que conseguiría sería alterar a Hyojin. La chica de corazón
de tigre olfateó el caqui antes de meterse la fruta entera en la boca.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Glotona —la reprendió Haewon—. Está rico, ¿verdad? ¿No te
lo había dicho?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Hyojin asintió.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Gracias, <i>unni</i>.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">No podías mantener a una persona con corazón de tigre dentro
de casa, aunque fuera tu hermana. Hyojin se negaba a dormir en la habitación
desaparecía en el bosque que rodeaba la casa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Regresará? —preguntó Haewon. Miró fijamente a la oscuridad
y pensó en que no había nada tan negro como un bosque por la noche. Deseó que
el bosque fuera tan silencioso como oscuro, pero crujía, piaba y croaba con
todo viviendo y creciendo en su interior.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Es tu hermana —dijo <i>omoni</i>, rodeando con el brazo los
hombros de Haewon, agarrándola con fuerza—. Regresará.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—<i>Omoni</i>, ¿cómo ocurrió? —preguntó Haewon, bajando la
voz.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Shhh, Haewon-ah. Recuerda lo que te conté sobre los tigres.
—<i>Omoni</i> tiró de Haewon, dirigiéndola hacia el interior de la casa. Era
hora de dormir, pero dormir era imposible. Haewon dio vueltas toda la noche,
pensando en su hermanita con corazón de tigre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Las personas con corazón de tigre se veían con frecuencia:
no temían demasiado a la gente, y entraban en los poblados tranquilamente sin
que nadie los detuviera (¿Quién se atrevería a hacerlo?).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Eran grandes y toscos y tenían hambre. Siempre tenían
hambre. Los comerciantes se desesperaban cuando veían a un tigre rondando por
ahí, porque un persona con corazón de tigre no tenía problema en exigir toda la
comida que tenían para vender. Una persona con corazón de tigre se comería todo
el <i>tteok</i> que tuvieras, y cuando no quedara <i>tteok</i>, te comería a
ti.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">A veces se vestían con ropa humana, y hacían cosas de
humanos. En ocasiones, se comían a la madre de alguien, se vestían con su ropa
y se unían a la casa. Todo el mundo conocía a alguien a quien algo así le había
pasado: una madre, una abuela, una vecina amable. La persona con corazón de
tigre se ponía la ropa de la persona devorada e infiltraba la casa de las
personas de luto, y cuando llegaba el momento correcto, se comían al resto de
la familia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La gente había dejado de intentar entender a las personas
con corazón de tigre. No podías razonar con ellos, no podías hacer que
empatizaran contigo. Simplemente tomaban, tomaban y tomaban.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Había muchas formar de ser devorado, y las personas con
corazón de tigre las practicaban todas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Hyojin regresaba dos veces al mes, y en cada ocasión traía
un jabalí muerto.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La primera vez, dejó caer el cadáver ensangrentado en el
suelo y sonrió con todos esos dientes. Haewon pensó que aquello era algún tipo
de amenaza, pero <i>omoni</i> lo entendió al instante.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¡Ay, qué chica más inteligente es mi Hyojin! —dijo, dándole
palmaditas en la cabeza a Hyojin—. Qué hija tan maravillosa eres.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">A Hyojin claramente le gustaba recibir elogios. Se
engrandeció y miró furtivamente a Haewon para ver si reaccionaba al ser
desplazada como la hija más obediente. Pero una vez había comprendido lo que
estaba ocurriendo, Haewon se sintió demasiado emocionada por el jabalí como
para sentir celos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—<i>Omoni,
</i>podemos hacer meun doeji bulgogi para cenar. ¿Podemos?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Sí,
Haewon-ah. Juega con tu hermana, voy a cocinarnos un banquete.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Podríamos
comernos el jabalí ahora —protestó Hyojin, mientras Haewon la agarraba de la
mano.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Estará
más rico marinado y picante. ¡Y con arroz! —Haewon hizo una pausa, y después
añadió con seguridad—. Meun doeji bulgogi era tu comida favorita. Seguro que
ahora también te gustará. Incluso reencarnada, eres la misma Hyojin.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">De
forma inevitable, los otros habitantes de la aldea lo descubrieron. Se
convirtieron en una familia con un tigre en casa, igual que en esas otras
historias.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Los
vecinos de Haewon le lanzaban miradas cuando ella pasaba por delante de ellos:
miradas de pena, de terror. Le cerraban las puertas en las narices. Los niños
la espiaban por la ventana para luego desaparecer de la vista, muy
probablemente arrastrados por sus padres ansiosos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Haewon-ah
—le dijo la señora Kim, que venía huevos en el mercado—. ¿No sabes que…?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
es lo mismo —dijo rápidamente Haewon—. Hyojin es mi hermana pequeña,
reencarnada. No lleva la cara de mi hermana y pretende ser ella. <i>Es</i> mi
hermana de verdad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Pero,
Haewon-ah…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
le hará daño a nadie. Se lo dirá a todo el mundo, ¿verdad? No va a hacerle daño
a nadie. —Haewon pagó rápidamente por los huevos y se marchó corriendo, antes
de que la señora Kim pudiera señalar lo que todo el mundo sabía.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">No
era lo mismo, se dijo a sí misma Haewon. Pero en algunas cosas sí era lo mismo.
La presencia de una persona con corazón de tigre significaba que debías tener
cuidado con lo que decías y lo que hacías. Atraer la atención de un tigre
implicaba atraer la ira de un tigre. Tenías que adaptarte. Te quedabas en el
interior de la casa, no expresabas tus pensamientos, te pasabas mucho tiempo
pretendiendo que todo era normal.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Había
muchas formas de ser devorado, y en ocasiones era una violencia que ejercías
contra ti mismo. Tu existencia menguaba silenciosamente hasta que no quedaba
nada más.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Pero
no con Hyojin, pensó rápidamente Haewon; se reprendió a sí misma por su lógica
de pensamiento. Hyojin era su hermana pequeña, que había regresado con ellas. Y
puede que hubiera regresado como una persona con corazón de tigre, pero seguía
siendo Hyojin. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">En
ocasiones, después de que Hyojin trajera el jabalí, se quedaba un tiempo. <i>Omoni</i>
montaba un escándalo todas y cada una de las veces:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Mira
tu ropa, Hyojin-ah. ¡Estás sucísima! ¿Cuándo fue la última vez que te lavaste
la cara? —<i>Omoni</i> balanceó la cabeza de Hyojin levantándole la cara por la
barbilla, lo que a Haewon le pareció muy valiente teniendo en cuenta lo que a
Hyojin le gustaba morder todavía. Pero Hyojin se limitó a cerrar los ojos y
suspirar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><i>Omoni</i>
cogió una toalla mojada y un cepillo y comenzó el proceso de acicalar a su hija
de corazón de tigre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—¿Cómo
era antes? —preguntó Hyojin, con los ojos cerrados todavía mientras <i>omoni</i>
le cepillaba el pelo. Por encima de su cabeza, <i>omoni</i> miró a Haewon.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Muy
parecida a como eres ahora, ¡salvaje e indisciplinada! —dijo Haewon.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Pero
contadme una historia. ¿Cómo era yo en mi vida pasada?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Siempre
fuiste mi amable Hyojin —dijo <i>omoni</i>—. Siempre tan atenta.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Haewon
se dio cuenta de que aquello no sería suficiente. Hyojin quería una historia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—En
una ocasión fuimos a dar un paseo por las montañas —comenzó—. Hace mucho
tiempo. Yo era más pequeña de lo que eres tú ahora, y tú eras prácticamente un
bebé. Me seguías a todas partes desde que aprendiste a caminar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">»No
deberíamos haber ido a las montañas, no sin <i>omoni</i>. Pronto se hizo de
noche y nos perdimos…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Yo
jamás me perdería —respondió Hyojin con ira.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Ahora
no, pero entonces eras un bebé, ¿recuerdas? Una bebé pequeña y rechoncha que no
podía caminar muy lejos. Tuve que llevarte en brazos, y pesabas mucho. Yo me
cansé…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Porque
tus brazos eran débiles.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Vale,
sí, porque mis brazos eran débiles. Pronto se hizo de noche, así que subimos a
un árbol para dormir. Pero ¡creo que yo no dormí nada esa noche! Oímos a los
fantasmas y a los duendes hablar sobre cómo nos comerían si tocábamos tierra.
Te abracé toda la noche y cuando llegó la mañana, <i>omoni</i> nos encontró y
nos llevó a casa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Hyojin
había abierto los ojos durante aquel discurso. Miró a Haewon y parpadeó
lentamente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Yo
me comería a cualquier duende.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Sí,
ahora —asintió Haewon—. Creo que por eso has regresado como una chica con
corazón de tigre. Para no tener que sentir miedo nunca más.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Para
que <i>tú</i> no sientas miedo nunca más —dijo Hyojin.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Yo…
—Haewon se interrumpió y miró fijamente a su hermana con corazón de tigre—. Sí.
Tienes razón. Ya no le tengo miedo a nada.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">No
haces muchos amigos cuando tienes una hermana con corazón de tigre, y nadie te
quiere como esposa o nuera. Haewon lo entendía, pero era algo a lo que <i>omoni</i>
le daba vueltas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Ya
tienes dieciséis años, Haewon-ah. Me preocupa que no encuentres otra casa…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
necesito un marido —respondió Haewon.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
es porque no tengas opciones —dijo <i>omoni</i>. <i>Omoni</i> era famosa por su
tteok, y ahora también por su carne de jabalí. Al tener un suministro constante
de jabalí dos veces al mes, <i>omoni</i> lo compartía astutamente con los
vecinos cuando podía, para que no sintieran envidia. O peor, miedo. <i>Omoni</i>
y Haewon no caían bien, pero se las respetaba.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Pero
no lo necesito.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Era
algo en lo que Haewon había pensado mucho desde aquel día en que había vuelto a
casa con Eunjoo, una de las pocas chicas que todavía soportaba pasear con
Haewon.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Habían
cogido un atajo por el bosque de Hyojin, y Eunjoo se había aferrado al brazo de
Haewon todo el camino.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—¿Estás
segura de que no…?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Hyojin
no le hará daño a nadie —dijo Haewon, impaciente por tener que decir aquello
por tercera vez. Pero entonces ambas escucharon un gruñido grave, y Haewon tiró
de Eunjoo hacia un lado y comenzó a empujarla para que subiera a un árbol.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Acabas
de decir que ella no…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Ese
no es Hyojin —respondió Haewon, mientras subía a toda prisa al árbol,
deteniéndose a veces para ayudar y asegurar a Eunjoo. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Conocía
los sonidos que hacía Hyojin: desde el tono de su gruñido, hasta la velocidad
de sus pisadas. Y efectivamente, un gran hombre con corazón de tigre apareció,
levantó la mirada hacia el árbol y sonrió.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Hacía
mucho tiempo que Haewon veía una persona con corazón de tigre que no fuera su
hermana. El hombre era muy grande, en corpulencia y en altura, y sus dientes
parecían mucho más largos que los de Hyojin, y eran mucho más amarillos. Sus
ojos eran rojos, estaban rodeados de un círculo oscuro, y las rayas en su cara
eran serradas, lo que hacía parecer que siempre estaba gruñendo incluso cuando
no lo hacía.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Bajad,
pequeñas —dijo, y sacudió el árbol. Un hombre de corazón de tigre puede talar
un árbol para alcanzar su presa, pero todo el mundo sabía que de todas formas
lo mejor era trepar a uno.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Haewon
—gimoteó Eunjoo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Haewon
pensó que odiaría ser tan inútil. En su bolsillo guardaba las bolas espinosas
de las castañas, exactamente como su madre le había dicho que hiciera, y las
dejó caer al suelo delante del hombre de corazón de tigre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">El
hombre de corazón de tigre pegó un salto ante aquella presencia súbita. Las
olfateó, pero se alejó bruscamente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Tenga
cuidado con los erizos, <i>ajusshi</i> —gritó desde arriba Haewon. El tigre
retrocedió, incapaz de ver la diferencia entre un erizo que pinchaba las patas
y una castaña con espinas, que pinchaba menos. Le lanzó una mirada iracunda a
las castañas y luego miró hacia el árbol.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Fue
suficiente. Una distracción lo suficientemente larga, y entonces Hyojin salió a
toda velocidad de entre los arbustos y se lanzó contra el hombre de corazón de
tigre que había en su territorio.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Hyojin
era más pequeña, pero también más feroz, y el hombre salió huyendo. A las
personas con corazón de tigre lo que más les importa es que sus comidas sean
fáciles de conseguir, y aquella estaba demostrando dar muchos problemas. Salió
corriendo, y Hyojin corrió detrás de él. Haewon comenzó a descender, haciendo
lo que podía por calmar su cuerpo tembloroso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">En
tierra, comenzó a recoger las castañas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—¿Por
qué haces eso? Déjalas ahí —dijo Eunjoo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
quiero que Hyojin las vea y se asuste. —Dijo Haewon, mientras volvía a meterse
las castañas en el bolsillo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—¡Déjala!
Que se asuste, antes de que se coma… <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Es
mi hermana pequeña —respondió Haewon. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Estás
loca —dijo Eunjoo, y se marchó corriendo, sin querer arriesgarse a encontrar a
otra persona con corazón de tigre que pudiera regresar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Mientras
Haewon esperaba a que su hermana regresara decidió que estaba mejor sola. Su
madre le había contado las únicas cosas que iba a necesitar: una castaña, un
caqui y una mentira ingeniosa, y eso era la único que jamás necesitaría.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Si
podías luchar contra una persona con un corazón de tigre, podrías luchar contra
cualquier cosa que intentara devorarte.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Sí
que hubo alguien que le pidió matrimonio a Haewon. La madre de Minho vino a
hablar con la madre de Haewon y conversaron sobre el tema durante horas. Las
madres habían llegado a un acuerdo entre ellas, pero Haewon tenía otra opinión.
Le dijo a Minho directamente que estaba perdiendo el tiempo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
voy a abandonar a mi familia —explicó brevemente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Y
por familia te refieres a tu madre y a esa criatura con corazón de tigre que
finges que es tu hermana —respondió Minho.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Haewon
deseó darle un puñetazo en la cara.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Es
mi hermana.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Vale
—dijo Minho, y sonrió de tal forma que hizo que tuviera más ganas de golpearle.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—¿Por
qué quieres casarte conmigo? —exigió saber ella—. Cásate con Eunjoo. A ella le
gusta tu cara.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Pero
tú y yo tenemos mucha confianza. Nos conocemos desde que éramos niños —dijo
Minho.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Y
en todo ese tiempo nunca nos hemos gustado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
te dan miedo los tigres y se te da bien mentir. Creo que esas cualidades hacen
una buena esposa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Estás
loco —dijo Haewon. Por dentro se sentía muy alagada. Más que si él hubiera
intentado elogiar su belleza o su elegancia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
me rendiré —dijo Minho. Él y su madre se marcharon de mejor humor del que ella
consideraba justificado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Podría
comérmelo —dijo Hyojin más tarde.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
comes gente, Hyojin-ah —le recordó Haewon.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Hyojin
cambió su peso de un pie a otro y miró fijamente a un punto alejado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—¡Hyojin!
¿Te has comido a alguien?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—A
un vendedor ambulante —murmuró—. Y a un hombre con corazón de tigre. Los dos
mintieron y me enfadaron.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Haewon
no sabía que las personas con corazón de tigre se comían entre sí.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—¿Qué
mentira dijeron?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Dijeron
que yo no soy tu hermana. Pero sí que lo soy. Así que me enfadé y me los comí.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Aquella
parecía una buena razón para comerse a alguien, según Haewon. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
se lo digas a <i>omoni.</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—No
lo haré.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Y
no te comas a Minho. —Hyojin no respondió, así que Haewon le dio un empujón con
el pie—. No voy a casarme con él, pero no te lo comas. ¿Lo prometes?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Vale.
Si no te marchas. Entonces vale.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><i>Omoni</i>
empezó a enfermar cuando Haewon cumplió los veintiuno, y entonces empezaron a
mentirse la una a la otra todos los días.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Pues
claro que me pondré mejor —decía <i>omoni.</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Sí,
cada vez te ves más sana —respondía Haewon.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Hyojin
se quedó cerca de la casa. En alguna ocasión hasta dormía dentro de la casa,
apoyada contra la pared bajo la ventana. Eso demostraba que hay algunas
mentiras que hasta los tontos con corazón de tigre no se creen.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">En
su último día, <i>omoni</i> se dirigió a Haewon y le dijo:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Deberías
casarte con Minho.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—¡<i>Omoni</i>!
¡No malgastes tus energías en esto!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Haewon,
vas a necesitar una familia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Tengo
una familia —respondió Haewon.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Pero
<i>omoni</i> la miró sin decir nada, y luego levantó la mano para darle unas
palmaditas a la mejilla de Haewon.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Una
castaña, un caqui y una mentira ingeniosa. Escuchaste las historias que te
conté.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—<i>Omoni</i>…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—A
veces, a veces no es suficiente. El mundo lo devora todo. Cuida de tu
hermanita.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Al
final, Haewon pensó que tal vez hasta <i>omoni</i> se creyó sus propias
mentiras.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Hyojin
no podía parar de llorar. Se hizo una bola y aulló. Era un sonido lastimero y
le rompió el corazón a Haewon. Rodeó los hombros de Hyojin con los brazos, pero
Hyojin la apartó de un empujón y lloró más fuerte. A lo largo de los años,
Hyojin había crecido como lo hacían las personas con corazón de tigre: alta,
ancha y poderosa. Fue muy extraño ver que su hermanita ahora era más grande que
ella. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—La
echo de menos —dijo Hyojin—. Echo de menos a <i>omoni</i>. Quiero que vuelva.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">—Lo
sé, lo sé. —Haewon se dijo a sí misma que ella sería la fuerte, como debería
serlo la hermana mayor. Pero las lágrimas de Hyojin la desarmaron por completo,
así que empezó a llorar también. Solo entonces Hyojin la rodeó con los brazos y
lloró en su regazo. Haewon acarició el pelo de Hyojin y lloró y lloró.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">Hyojin
no estaba comiendo. No salía al bosque, y no iba de caza, y no comía ni dormía.
Haewon hirvió arroz para hacer <i>chuk</i> y espolvoreó unas semillas de sésamo
encima, como solía hacer <i>omoni</i>. Cunado el arroz formó una sopa cremosa,
tomó una cucharada de <i>chuk</i> y sopló tres veces, como solía hacer <i>omoni</i>.
La levantó y se la acercó a Hyojin a la boca y obligó a la tigre a comer. Pero
Hyojin solo permitió aquello durante tres cucharadas antes de apartar la mano
de Haewon sacudiendo las manos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Hyojin, tienes que comer. Tienes que escucharme. Soy tu
hermana mayor, y tienes que escucharme —suplicó Haewon. Dio tirones a los
brazos de Hyojin, la sacudió con toda la fuerza que le quedaba.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Miró a los ojos a su hermana. Había algo pesado en la forma en
la que Hyojin la miraba: algo antiguo, cargado de un recuerdo ancestral entre
depredador y presa. Pero no había peligro allí. Solo una tristeza profunda y
una inevitabilidad trágica.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El día que Haewon se despertó y la casa estaba vacía,
comenzó a procesar el duelo por su hermana.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sabía, en lo más profundo de su ser, que Hyojin estaba
muerta. En ese momento, quiso que el dolor también se la llevara a ella. Sin
madre ni hermana, ¿qué sentido tenía seguir adelante?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La mañana pasó en una bruma iracunda. Sin otra cosa que
hacer, Haewon comenzó a limpiar la casa, pero no le estaba prestando atención a
sus actos. Todos sus pensamientos eran una letanía de rabia, repetida una y
otra vez.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">«¡Yo también la quería, Hyojin! ¡Era <i>mi</i> madre antes
de ser la tuya! Y yo sigo adelante, porque tengo que seguir adelante, igual que
tú deberías haberlo hecho. ¿No me quieres a <i>mí</i> lo suficiente? ¿No
podrías haberte quedado por mí? ¡Eras lo único que me quedaba! Cómo has podido,
cómo has podido, cómo has podido».<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Hasta que lo único que pudo hacer fue derrumbarse, plegarse
sobre sí misma como una grulla de origami que alguien hubiera pisado, y
permanecer en el suelo durante horas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Para cuando pudo incorporarse de nuevo, era una criatura
vaciada y nada podía hacerle daño ya. Así que la llamada a la puerta llegó en
el momento justo, porque ya no podía hacer nada por ella. Aun así, no era bien
recibido, pero Haewon se movió para responder de todas formas, al darse cuenta
de que en algún momento tendría que recomponer los fragmentos de sí misma.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Era Minho. Estaba serio, y sus ojos mostraban lástima, y
antes de que dijera nada, lo supo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Hyojin —dijo ella. Miró detrás de Minho y vio a unos
cuantos de los aldeanos, y una camilla cubierta con una tela blanca, con una
forma indiscutible bajo ella. Ya había llorado y se había derrumbado, y por eso
no lloró y se derrumbó en ese momento—. ¿Qué ha pasado?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">No cabía duda en su cabeza de que Hyojin había huido al
bosque para morir, así que no lograba entender por qué la tendrían ellos ahora,
por qué la habían traído de vuelta.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Un grupo de personas con corazón de tigre —dijo brevemente
Minho—. Estaban destruyendo la aldea. Perdimos a la familia Park y al
verdulero.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Hyojin —dijo Haewon, porque en aquel momento no podía
sentir lástima por la familia Park o por el verdulero.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Minho habló como si estuviera eligiendo cada palabra en el
mercado y las estuviera inspeccionando antes de adquirirlas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Nos salvó a todos. Nadie esperaba que lo hiciera, nunca
antes le habíamos importado. Creo que debía de estar pensando solo en ti.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">--<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Se celebró un funeral, algo que Haewon no esperaba, y
asistió mucha gente, lo que le hizo pensar a Haewon que Minho había dicho la
verdad. Solo la gratitud o la culpa podían arrastrar a la gente al funeral de
una persona con corazón de tigre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Lo siento —dijo Minho, una vez había terminado todo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Haewon tenía dificultades para expresar lo que quería decir.
Parte de ella no podía pensar en Minho y en nada de lo que él decía, porque
seguía pensando en Hyojin. «¿Moriste para salvarme? ¿O los aldeanos ya no se
fiaban de ti porque <i>omoni</i> ya no estaba? ¿Estabas buscando una forma de
morir? Si morirías por mí, ¿por qué no podías vivir por mí? ¿Era tu dolor más
importante que el mío? ¿Qué se supone que debo hacer con todo este dolor que
siento?».<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Regresó a nosotras una vez. Puede que vuelva a hacerlo
—dijo Haewon.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Minho se sobresaltó. Miró su cara con detenimiento y después
dijo con delicadeza:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿De verdad crees que…?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">No le ayudó a terminar aquella frase. Quería saber si se
atrevería a terminarla.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Te conozco desde que éramos pequeños, Haewon. Hemos crecido
juntos —dijo Minho al fin, y sonó desafiante—. Sé que nunca tuviste una hermana
pequeña.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Ah. Así que así se sentía escuchar las palabras en voz alta.
No le hicieron tanto daño como había pensado que le harían. No tanto como
enterrar a <i>omoni</i>. No tanto como incinerar a Hyojin.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Una castaña, un caqui, una mentira ingeniosa —dijo Haewon,
pero no importaba de ninguna forma si Minho estaba allí para escucharla—. Así
es como luchas contra una persona con corazón de tigre. <i>Omoni</i> salió a
vender sus pasteles de arroz, pero se le olvidó llevar castañas o caquis, y
cuando el tigre la atacó, se conformó con la mentira ingeniosa. «Eres mi hija,
que murió hace poco. Has renacido como una persona con corazón de tigre, me
alegro tantísimo de verte de nuevo». Los tigres son tan estúpidos, se creen
cualquier cosa…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La voz de Haewon se quebró en esa última palabra mientras
asfixiaba un sollozo. No habló durante unos minutos, asegurándose de que no
volvería a romper a llorar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Entiendes entonces que seguía siendo un monstruo que comía
gente. Una de esas criaturas que devoran nuestra tierra, nuestra cultura,
nuestra gente. —La voz de Minho sonaba contenida y firme. Realizaba
afirmaciones y dibujaba líneas a su alrededor como si eso pudiera mantener el
mundo en cajas ordenadas. Los hechos de Minho colocaban a la verdad en una caja
y las mentiras en otra como si eso significara que nunca se mezclan.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Sí, era todas esas cosas —respondió Haewon—. Pero no lo
entiendes. Era una hermanita maravillosa. Era una hija maravillosa.<o:p></o:p></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-81908162939647437922023-09-21T23:58:00.004-07:002023-09-21T23:58:42.022-07:00Capítulo #78 - Los multipatópodos (Selección), de Yosa Vidal<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_116464416_6_1.html?c1=e9c563" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;"><b><span style="font-size: x-large;">Los multipatópodos (Selección)</span></b></h1><p></p><h3 style="text-align: left;"><b>por Yosa Vidal</b></h3><div><br /></div><p style="text-align: left;"><b>Breve introducción a los multipatópodos </b></p><p style="text-align: justify;">Los multipatópodos (del latín multi poda, muchas patas) son especies mamíferas y cordadas que habitan el continente americano desde hace cuatro siglos. Principalmente heterótrofos, gustan de todo tipo de alimentos vivos como insectos, plantas, animales y a veces sus propias uñas, cueros y costras, razón por la que se les ha descrito como autótrofos o autófagos atrofiados. El más desarrollado no supera el metro de diámetro con todos sus pies y el más pequeño no es visible para el ojo humano. Los multipatópodos nacieron en los lupanares químicos de las costas del Pacífico: ríos, pantanos y humedales que, convertidos en casas de citas, permitieron a las antiguas clases biológicas una abundancia orgánica propicia para la reproducción. A punta de contaminación y descontrol, y muy en contra de cualquier pronóstico apocalíptico, la vida sobrevivió y se multiplicó. En vez de rechazar el azufre, esta familia fue hospitalaria y se abrió a él y a los ácidos vertidos en el agua; los ejemplares se fortalecieron y nadaron, caminaron o volaron hacia los ríos que desembocaban en el océano, se encontraron unos con otros y se mezclaron hasta que los hijos fueron distintos a sus padres, y sus especies no compitieron sino que se adaptaron a las circunstancias y formaron así nuevas familias genéticas. Los multipatópodos han privilegiado el apareamiento, aunque en estadios específicos de su evolución también han presentado formas de reproducción esporófita. Algunos ejemplares provienen de ancestros muy distintos, lo que demuestra su natural propensión al fornicio, sin dar importancia al tipo, la especie e incluso el reino de los que provengan. Esto ha imposibilitado la identificación de un gen primario que dé cuenta de un patrón evolutivo más o menos estable; por el contrario, no se sabe si originariamente fue una cruza de lobo de mar con nutria, cuya cría se cruzó a su vez con un pelícano informe, o si a la inversa fue un ovíparo cruzado con un guarén, cuya cría se reprodujo a su vez con una lontra felina o chungungo. Cualquier hipótesis sería invalidada inmediatamente, toda vez que se ha demostrado que, desde cierto punto en la cadena evolutiva, los ejemplares comenzaron una fiesta reproductiva sin parangón, dando pie a numerosas especies nuevas. En el presente volumen se incluyen solo algunas de las más insignes. Finalmente, cabe señalar que se ha registrado una progresiva aceleración en los procesos adaptativos: si tuvieron que pasar dos millones de años para que al lobo de mar le aparecieran dos pequeñas prolongaciones cartilaginosas 9 bajo su vientre, que facilitaron de manera tímida su salida del océano para posarse sobre una roca, su descendencia moderna, el Otario Pincoy o Guapo de Bolsa (ver pág. 33), tardó menos de cien años en desarrollar un buche de almacenamiento de agua con el que soporta el peso del océano cuando se desplaza por zonas abisales. </p><p><br /></p><p><br /></p><p style="text-align: left;"><b>Cantón Suicida (Avis aranae perniciosa) </b></p><p style="text-align: justify;">Fue la científica venezolana, Dra. Sara Ruiz Labra, quien aprovechó de manera notable una flaqueza relativa de las fuerzas regulares del imperialismo y se atrevió a experimentar con la elaboración de un material prácticamente indestructible, además de invisible para los detectores de metales. Mejor que cualquier aleación, la seda de araña produjo arsenal de guerra tan firme como el acero pero blando, lo que permitía proteger a los combatientes en el 17 enfrentamiento cuerpo a cuerpo. La idea del desarrollo militar de la seda de araña era antigua, pero a las grandes potencias les había sido imposible simular en un laboratorio la constitución del material en su versión sintética. La seda de araña es un compuesto formado por cadenas de proteínas constituidas por elementos básicos de la química orgánica —oxígeno, carbono, nitrógeno e hidrógeno—. La Dra. Ruiz Labra, hasta entonces mujer sin descendencia viva y con un innegable instinto maternal, desechó la idea de la imitación plástica y se propuso engendrar un animal que la produjera orgánicamente: el Cantón, uno de los pocos multipatópodos que puede considerarse fruto pleno de la creación humana y, en este caso en particular, un hijo íntegro de la revolución. El Cantón parece pájaro pero es una araña; no tiene plumas sino pelillos sensoriales que le permiten estar alerta ante cualquier presencia ajena a su familia. Su quelícero tomó forma de pico, conservando una pequeña boca en la parte inferior del cráneo con la que inocula un veneno mortífero a sus enemigos y que le permite realizar una primera etapa digestiva fuera del cuerpo —carnívoro exótrofo—. A pesar de tener más de cuatro pares de patas se emparenta con los arácnidos y también con los artrópodos, pues para tejer mueve con destreza la articulación en sus extremidades. Es un animal muy poderoso y a la vez dócil. Durante décadas, el Cantón produjo enormes cantidades de tela de araña con la que se fabricaron indumentarias de guerrilla, que permitieron a los combatientes 18 blindar hasta sus córneas. Preparados para todo tipo de operaciones de insurgencia, como tomas de bases militares, secuestros, robos a bancos y otras —legítimas para una guerra considerada justa por pueblos colonizados—, hicieron tambalear a potencias ocupantes en muchos puntos del globo. El corazón de la selva centroamericana sirvió de hogar a familias de cantones que, desde grandes alturas, pendían sobre abismos fabricando sus telas. Los guerrilleros, a su vez, levantaron precarios galpones donde criaban ganado para alimentarlos y construían armas como granadas inflables, toallas misiles y papelillos antipersonales, largamente utilizados en acciones bélicas durante la segunda mitad del siglo xxi. La Dra. Ruiz Labra, conociendo desde un comienzo la importancia del animal y el apetito que despertaría en el enemigo, encontró la forma de que su engendro no pudiera volverse jamás en contra de su causa. El Cantón, fiel a su familia revolucionaria y amante de su madre más que cualquier especie, sufre de un shock emocional irreversible cuando es sacado de su hogar, lo que le provoca un gasto desmedido de proteínas básicas para la subsistencia. Así, en una inmensa fábrica de seda situada en el estado de California, los norteamericanos vieron cómo familias de cantones que colgaban de cintas larguísimas, se comían su propia tela y caían al vacío en un acto suicida, antes de trabajar para el enemigo. Y como los imperios han sido los que históricamente se han encargado de 19 nombrar a las especies, el animal es conocido ahora como Cantón Suicida, aunque en su medio natural jamás atente contra su propia existencia. </p><p><br /></p><p><br /></p><p style="text-align: left;"><b>Perro Apaec (Genus museum) </b></p><p style="text-align: justify;">La historia de los museos ha sido, desde su origen en el siglo xvi, apacible y regulada, para incomodidad de los historiadores modernos que gustan de encontrar inflexiones y retrocesos en el devenir de las cosas y enjuiciar cada adjetivo en los libros: muy a su pesar, los museos nacieron, se multiplicaron exponencialmente y, salvo la casualidad de algún bombardeo, su vida ha sido pacífica y su objetivo contener obras que se consideran artísticas, en distintos Perro Apaec (Genus museum) 21 formatos y para un público que ingresa voluntariamente. A ello se suma que siempre, sin excepciones, son considerablemente fríos y cierran los días lunes. Estas últimas características son las responsables de que el Perro Apaec sea hoy una especie fuerte y que cuente con un número creciente de ejemplares. El Perro Apaec (Genus museum) fue visto por primera vez por el científico Archibald Bloom, antiguo joven viajero que se dedicó al estudio de la naturaleza a partir del famoso avistamiento. Bloom paseaba por el museo Larco en Lima, asombrado ante las piezas de arte precolombino que allí se conservan. “Lo recuerdo como si fuese ayer, entre el mortero Pacopampa y una vasija de libación, un bicho se paseaba lamiendo con una delgada lengua todas las pelusillas posadas sobre las antiquísimas esculturas, hasta que se dio cuenta de mi presencia y huyó para esconderse bajo una enorme figura de Ai Apaec”, dice Bloom en su Long Place Animalia (p. 47). El científico quedó seducido por su rareza, pensando en un principio que era la aparición del mismo dios prehispánico que acompañaba los vestigios. Largas investigaciones y años de observación le indicaron que su primera hipótesis era equivocada: el Perro Apaec —nombrado así por el lugar del hallazgo— es una especie que se puede encontrar en la mayor parte de los museos de América, incluyendo la Pinacoteca de Sao Paulo, el Museo de Bellas Artes en Santiago de Chile y el Museo Napoleónico en La Habana, entre muchos otros. Enemigo del calor y la humedad, delicado comensal de 22 basura particulada, no encuentra mejor lugar que los templos del arte. Se especula que su dispersión se debe a que ha viajado entre museos dentro de las valijas que transportan las exposiciones itinerantes (el mayor ejemplar no supera los 17 cm desde la cola hasta el pico), acomodado entre pelotitas de plumavit, papel picado y aserrín. El Perro Apaec no es excepción sino regla; ha ayudado a que la historia del museo permanezca llana y progresiva, con normas inviolables como la temperatura y el horario de atención. Si se lo quiere conocer es mejor irrumpir un día lunes después de almuerzo: es el momento en que los empleados de limpieza toman una larga siesta mientras el animal termina de lamer cada pelusa aposada en el borde de los marcos. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p><br /></p><p style="text-align: left;"><b>Iconoclastópodo </b></p><p style="text-align: justify;">Puede ser debido a un trauma incrustado en su perfil genético o a alguna reacción alérgica al aura de trascendencia residual en ciertos objetos, que el Iconoclastópodo destruye pinturas sagradas, íconos religiosos y todo tipo de monumentos, sean estos de la antigüedad más primitiva o de la última post-des-neo-a-modernidad actual. Como cualquier mamífero urbano, se alimenta de basuras y de la caridad de los vecinos de los barrios donde se establece, 24 pero una vez que detecta un monumento, se abalanza sobre él para orinarlo, morderlo, rasguñarlo y escupirlo con una rabia ancestral. Desde la estatua de John Lennon en La Habana, hasta el Cristo Redentor en Río, los moais en la Isla de Pascua y los murales de Rivera y Siqueiros en Ciudad de México, todas las imágenes que tengan alguna pretensión de sacralidad son susceptibles de ser destruidas por el patópodo. Fuera de los principales museos se ubican especialistas en la detección de estos iconoclastas quienes, al primer descuido, corren entre sus piernas para internarse en las galerías y destruir las obras que parecieran serles infinitamente ofensivas. El Iconoclastópodo es especialmente amigo de artistas sin aspiraciones de trascendencia; los protege tanto de inclinaciones autodestructivas como de posibles tentaciones de gloria. Tan fino es su olfato a la susceptibilidad monumental, que se le ha visto en ánimo beligerante frente a ciertos seres humanos, principalmente poetas y músicos. </p><p><br /></p><p><br /></p><p style="text-align: left;"><b>Metanón </b></p><p style="text-align: justify;">Para entender la historia del Metanón es necesario imaginar el siguiente escenario: un hombre vive a orillas del río Desaguadero, cuenca fronteriza entre Perú y Bolivia que recibe los excedentes del lago Titicaca. El hombre es ciego de nacimiento y conoce su ciudad mejor que los videntes. El centro tiene una bulla cosmopolita por ser lugar de paso entre dos países: braman el comercio entre uno y otro lado del puente, las orquestas y la challa en 26 períodos de fiesta —que es una buena porción del año—, las jugueras con batidos de fruta y cereales, el sistema de alcantarillado que lleva literalmente siglos en construcción, los gritos en español, las quejas en quichua, las confesiones en aimara, el crepitar de los bloqueos y, a veces, un silencio de resaca que deja entrar un silbido lejano, procedente de las montañas y pampas vecinas. El pueblo es una frontera que se escucha fuerte y también se huele. Desde pequeño el hombre ha sentido la mezcla de mango y leche, fresca por la mañana y por la noche descompuesta, los perros que nacen y que mueren, las sobras de comidas, orines y restos de fiesta, todo alojado en el cauce del río Desaguadero y en la orilla frente a su casa. El hombre nunca ve las sobras de papeles de aduana que se estancan en el pantano, pero sí siente el fuerte olor que deja el descuido de los habitantes y quienes transitan de un país a otro. Imagina entonces la inmundicia del pueblo, la corrupción de la gente y lo compara con la imagen limpia y pura de lo que está más allá, en la llanura, en el cerro. De pronto los días comienzan a cambiar, se despejan poco a poco y se deja sentir un olor fresco y limpio. Las tardes son más livianas, las madrugadas más suaves. El viento ya no trae leche agria, perro muerto, orín, flato frío del trasnoche, el dulce olor de la descomposición que se impregna en la lana y en el sombrero de los cholos. En poco tiempo el paisaje es otro, aparece el olor de la yerba, la tierra, el olor de pluma mojada de un pichón, el jabón que esconde una trenza apretada. El hombre decide 27 averiguar qué pasa y camina un día hacia la ciudad, esta vez sin cubrirse la cara con el antebrazo derecho. Puede ahora tomar con ambas manos la quila que le sirve de guía. Imagina que la pampa le ha ganado a la ciudad, es feliz imaginando a su pueblo limpio, vencedor de su nombre vergonzoso, la liviandad del agua que corre, la sonrisa clara de los niños que chapotean en las pozas. Logra incluso imaginar lo que significa la palabra transparente. El hombre decide sentarse en una cocinería que está del lado de acá del puente, la que suele ser la más descuidada, pues ahora siente el delicioso olor a guisos que humean en las ollas. Pide una sopa de maní y decide comentar el fenómeno con la cocinera: —ps ustéstalóco ps, aquí todo sigue de inmundo ps —le responde la vieja. El hombre se paraliza; no es que haya perdido el olfato, al contrario, huele mejor y con más fuerza, el río está limpio, lo sabe, le es imposible imaginar que no haya cambiado. Pregunta una y otra vez y llega siempre a lo mismo: todo sigue igual, la inmundicia está a pedir de boca, se ve, aunque alguien le concede que quizás huele menos. El hombre no puede comer, camina de vuelta a su casa desconfiando de sus sentidos, de su cuerpo, de la quila que arrastra, aguanta la respiración. Se sienta a la orilla del río sintiendo su correr espeso y, al fin, llega a una respuesta que le parece convincente: la gente y él han sufrido del mismo mal; unos dominados por lo que ven, no huelen lo que cambia, y él, dominado por lo que huele, 28 no ve lo que permanece. Se dirige hacia la zona que sabe es la más nauseabunda del río, y aunque no siente su repelencia, con su antebrazo derecho se tapa la nariz y echa en un frasco una porción de porquería. El resultado es el Metanón, un multipatópodo que procesa la fermentación en gas metano inodoro. Al Metanón se le ha confundido muchas veces con alguna bacteria o arquea por ser tan diminuto, pero es un organismo eucarionte pluricelular de estructura muy compleja. El hombre ciego vendió su descubrimiento y kilos de Metanón a una compañía cosmética y con la riqueza que obtuvo limpió el río, terminó los trabajos de alcantarillado y logró que coincidiera su imagen de la realidad con la realidad misma. Exterminó al pequeño multipatópodo de la zona pues consideró el mayor de los peligros que lo podrido no huela. Actualmente el Metanón vive en el tracto digestivo de muchos animales, incluyendo el humano. Procesa la fibra alimentaria o los polímeros indigeribles, como los porotos o la fibra vegetal que, antiguamente, producían gas metano liberado en meteorismo y flatulencias. El Metanón se puede consumir en pastillas o lácteos y se lo puede encontrar en cualquier cadena de mercados. </p><p><br /></p><p><br /></p><p style="text-align: left;"><b>Juya (del aimara tierno) </b></p><p style="text-align: justify;">Animal famoso por su docilidad, la Juya vive desperdigada en los puertos de las costas del Océano Pacífico, el Golfo de México y el Mar Caribe. Con hábitos domésticos pero de espíritu libre, suele acompañar a algún pescador que adopta como amo y esperarlo en la orilla, la mirada perdida en el horizonte durante horas hasta que éste regresa con su barca sano y salvo. Siempre un gesto bondadoso, compasivo hasta 37 con especies de otros órdenes, de otros reinos, se ha especulado que filogenéticamente estaría emparentado con el perro por algunas características estructurales, pero principalmente por su fidelidad y natural disposición al juego y al cariño. Son famosos los registros en que aparece ayudando a un lobo de mar aplastado por otros lobos, salvando a una gaviota liada entre redes o hilos de pesca, dando un golpecito en la espalda a un pelícano atorado, adoptando crías de otras especies o defendiendo a una perrita en celo. Aunque la Juya ladra, no lo hace en horarios en que la mayoría duerme, es carnívora de nacimiento pero herbívora por convicción y entierra sus deposiciones cada vez que puede. Biólogos y antropólogos se han preguntado las causas de este comportamiento —“casi humano” según los optimistas de nuestra especie— y han llegado a la asombrosa conclusión de que la Juya es un animal de costumbres. No es una repetición genética la de la propensión a la bondad, sino que se transmite generacionalmente, desde que nacen, en sucesivos rituales edificantes para luego crecer sabiendo que no podrán dejar de enseñar esas buenas costumbres a sus crías (naturales o adoptadas). La manifestación de la regla se debió a su excepción. En Tumaco, región de Narino, Colombia, se encontró un ejemplar degradado al extremo de la defección, que es la traición o abandono absoluto a quien se le debe lealtad. Pues bien, esta Juya se arrimaba a los vagabundos borrachos para 38 tender una de sus patas y luego, una vez ganada su confianza, aprovecharse de la debilidad, robar el licor y luego tomarlo sola, lejos, sin convidar a nadie. Esto trascendió, pues el pueblo, que se daba naturalmente a la fiesta, se sintió amenazado y contactó, autoridades mediante, a los biólogos y antropólogos antes mencionados. La conclusión llegó rápido: la Juya envilecida fue alejada de sus padres a temprana edad y no “aprendió” sus hábitos. Los hermanos del ejemplar, en cambio, encontrados a unos caseríos de distancia, se hallaban alejados del vicio al punto de la idiotez. La segunda conclusión de los expertos llegó también por descontado y fue que solo un hábito en la Juya es innato: el hábito de aprender. En una simple y hermosa ceremonia la Juya corrompida fue devuelta a su hogar para felicidad de los habitantes de Tumaco. Tras haber llevado una vida desapegada, frívola e individualista, se incorporó a la manada y pudo, luego de varias correcciones, actuar loable y generosamente con sus pares, que son todos. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p><br /></p><p style="text-align: left;"><b>Epílogo <br /></b><b>Estolones de Pikaia </b></p><p style="text-align: justify;">Pikaia es el nombre del antepasado más antiguo del que se tiene conocimiento; un abuelo tan viejo que necesitaríamos una enciclopedia completa para nombrar todos los tátaras que su historia merece. El pequeño fósil fue descubierto en las montañas rocosas de Canadá. En ese momento —principios del siglo xx— y por su edad —más de quinientos millones de años—, los arqueólogos pensaron que era un gusano del período Cámbrico, una versión prehistórica de los caracoles que vemos hoy en nuestro jardín, tan primitivo y simple en su estructura como una babosa. Décadas más tarde un paleontólogo descubrió que tenía una pequeña columna, un cordón nervioso y algunos músculos que le servían para estirarse, enroscarse y nadar, lo que demostró que Pikaia avanzó a través del agua de los océanos y también a través de los océanos del tiempo para mutar y convertirse en un céfalo cordado como nosotros. La anterior evidencia es asombrosa porque ahora todos tenemos la certeza de que venimos de un gusano de menos de cuatro centímetros, parecido a una diminuta y 72 resbaladiza anguila. Y sabemos además que esa anguila no se ahogó ni fue abrasada por el fuego de un volcán, devorada por algún monstruo o virus como tantas otras miles de especies extintas de las que hoy se tiene conocimiento. La existencia de Pikaia nos demuestra que la vida se ha mantenido no por voluntad o designio de algún ser superior, sino por el azar y el esfuerzo que cada una de las especies hace para sobrevivir durante cientos y miles de años; si no hubiese sido por su destreza no existiríamos, o hablaríamos quizás en un lenguaje similar al de los lobos marinos. Este abuelo primitivo se adaptó con una fascinante plasticidad y se reprodujo en distintas familias, que a su vez tomaron luego un rumbo propio, tan distinto uno del otro como los rumbos del oso, el loro o el puercoespín. Los multipatópodos, joven especie del reino animal y uno de los tantos estolones o tallos en la descendencia genealógica de Pikaia, han sobrevivido y se han desarrollado de manera tan fortuita y hábil como el antepasado común que nos entregó a la sentencia ineludible de la mutación. </p><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><p><b><span style="font-size: x-small;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3Xja2ZrvVWMiZIlKQR3Qp0q8V85IpaMQB3RBZ3T7Gf9IqgjeI3-BafmEB2EDoM4y89LUdImxXoL-rcy7hKandXet9N-PsHNRUu1kzCO0_rTpxO4u0nrt0j08p4GUn3XEJszffHDjG7hndN6UOi17Ve45WsDNiHskphglS02sCBUj_L1wFe4_Ajj4jx0c/s5408/Yosa%20Vidal.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="5408" data-original-width="3605" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3Xja2ZrvVWMiZIlKQR3Qp0q8V85IpaMQB3RBZ3T7Gf9IqgjeI3-BafmEB2EDoM4y89LUdImxXoL-rcy7hKandXet9N-PsHNRUu1kzCO0_rTpxO4u0nrt0j08p4GUn3XEJszffHDjG7hndN6UOi17Ve45WsDNiHskphglS02sCBUj_L1wFe4_Ajj4jx0c/s320/Yosa%20Vidal.jpeg" width="213" /></a></span></b></div><b><span style="font-size: x-small;">Yosa Vidal nació en Santiago de Chile de 1981. <br />Publicó el libro infantil Erase otra vez (Feroces Editores, Chile 2011), la novela El tarambana (Tajamar, Chile 2013 y Mármara, Madrid 2016), el libro de relatos Los Multipatópodos (Overol, 2016). Su novela más reciente Vals Chilote, fue publicada en Bolivia por Mantis y en Chile por el Fondo de Cultura Económica (2022). <br />Es profesora de literatura, cocinera y Doctora en Lenguas Romances por la Universidad de Oregón.</span></b><p></p></div>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-89737819680664662632023-09-08T09:07:00.001-07:002023-09-08T09:08:36.689-07:00Capítulo #77 - La Hija de la Alquimista Genética, de Elaine Cuyegkeng<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_115621175_6_1.html?c1=e8afa1" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">La hija de la alquimista genética</h1><h3 style="text-align: left;">por Elaine Cuyegkeng</h3><p><i>Sueña con morir y renacer en la mesa de su madre.</i></p><p><i>El olor a antiséptico: sustancias químicas, cerezas artificiales y otras frutas. El espécimen sobre la mesa. Ella misma, introduciendo una aguja debajo de la piel con la que obtendrá muestras para la reconstrucción. Y, al fin, la eliminación del cuerpo mientras el nuevo crece en su óvulo carmesí, pataleando con sus piececitos anfibios. Más tarde, una matriz telepática imparte una biblioteca (revisada) de los recuerdos de la pródiga. Esto consolida los rasgos deseados, entretejidos con cuidado en el genoma.</i></p><p><i>Dentro de doce días y doce noches, habrá un único ser perfeccionado que se despertará en la vieja habitación del espécimen con tan solo una sensación vaga e incómoda de tiempo perdido. No perdurará ni un registro oficial ni rastro del original (excepto por los perfiles genéticos, bien escondidos en la biblioteca de su madre).</i></p><p><i>Todo el mundo tiene esos sueños extraños y mundanos en los que se ven haciendo cosas cotidianas. La hija de la alquimista genética no es diferente; ¿por qué debería serlo? Y, aun así, Leto Alicia Chua Mercado se despierta como si fuera una niña que acabara de tener una pesadilla. Leto piensa que hay fragmentos de hueso y médula en su pijama, en las sábanas, en la cama. Durante un instante, sus manos están viscosas de un rojo rubí.</i></p><p>**<span></span></p><a name='more'></a><p></p><p>La alquimista genética</p><p>Leto es hija de su madre y, por tanto, cuando se despierta parpadeando para alejar los sueños carmesíes antes del amanecer, la jornada de trabajo es lo primero que ocupa su mente. En la creación de Leto no se dejó nada al azar; lo mismo se puede decir de Alquimia Genética Chua Mercado.</p><p>En el piso inferior, los laboratorios de la familia gestan los frutos de varios contratos lucrativos. Diminutos embriones de sirena para el acuario privado de un tecnopríncipe. Una nueva variante de gato alado: gatos de Bengala bellos, con ojos de jade, manchas de leopardo y alas de halcón de pedrería. Polillas luminosas, encargadas por una casa de costura exclusiva por la seda que producen. Hay pródigos, los especímenes que se entregarán en la propiedad de su familia y se despertarán en la vieja habitación del original con la sensación de haber soñado.</p><p>Y, finalmente, están los pequeños serafines, los diminutos embriones que nadan en los úteros artificiales. Son los CEO extranjeros los que piden sobre todo estas criaturas: agradecen tener poca descendencia, agradecen no tener que lidiar con los inconvenientes de una esposa embarazada. La madre de Leto espera que un día haya muchos serafines. Para entonces no habrá pródigos, criaturas rotas que requieren un arreglo.</p><p>(Leto siente ternura hacia ellos. No sabe por qué; quizá por su origen común. O el hecho de que ella lo sepa y ellos no.</p><p>Su madre resopla ante esto: «No eres un espécimen. Eres mi hija»).</p><p>Pero Leto siempre ha sido lo que es: la chica con todos los dones, la prueba irrefutable de Ofelia Chua Mercado. Todo el mundo ha visto a Leto en su útero, el diminuto óvulo carmesí que Ofelia creó. Ese fue el origen de su fortuna y su infamia. ¡Cómo se escandalizó la élite de Manila! Ofelia había creado a Leto sin la ayuda de un marido, sin la bendición de la iglesia apostólica (o de cualquier iglesia), solo porque podía. Los curas se lamentaron desde sus catedrales por la disolución de la familia, los párrocos desde sus púlpitos de varios millones de dólares. Pero los jefes de Estado con sistemas hereditarios, los multimillonarios extranjeros, las reinas de Hollywood… Todos acudieron a solicitar a gritos los servicios de Ofelia.</p><p>La madre de Leto la espera en la mesa del desayuno. Es una mujer esbelta, no hermosa, sino espléndida. Tiene una boca cruel, un rostro duro, una nariz aguileña como si fuera la bruja que, según la élite más poética de Manila, es. El cabello negro le cae como un río por la espalda. Da igual lo exigente que sea el día, Ofelia Chua Mercado insiste en disfrutar de ese momento, en tomarse un rato para sentarse y comer con la familia. No creó a su hija para luego desatenderla. Se enorgullece de sus métodos de crianza. Sobre la mesa hay tostadas con mantequilla, huevos de pato en salazón y fruta fría troceada.</p><p>—Hoy debes tratar con cuidado a las clientas —murmura Ofelia, pasándole a su hija los dosieres del día—. Sé que ya has tratado con ellas antes, pero hoy, cariño, quiero que procures no regodearte.</p><p>Leto abre los dosieres. Lo entiende en cuanto sus ojos recaen en el nombre de la clienta. No sonríe, porque eso no es propio de una dama.</p><p>Desde que era muy pequeña, aunque lo bastante mayor para presentarse en un aula triste repleta de retratos de santos, cada uno de sus compañeros la han odiado. Decían que no tenía alma. Decían: «No tienes padre». Y, aun así, muchos han acabado en la mesa de Leto. Les explicó con cuidado todos los motivos por los que sus familias los eligieron para el procedimiento. Siente que les debe una explicación, pero no puede evitar cierta satisfacción. Ella nunca ha decepcionado a su madre.</p><p>—No una pródiga —dice Ofelia, dando un sorbo de su té—, sino tres. ¿Te imaginas? Imagínate que hubieran acudido a nosotras al principio. Cuántos problemas se habrían ahorrado.</p><p>Es una historia muy vieja. Es el misterio que muchas dinastías familiares han intentado resolver. ¿Cómo se puede detener el declive que parece iniciarse en la tercera o cuarta generación? Dieciséis, dieciocho, veinte años y sus queridos hijos empiezan a dar señales de delincuencia, adicción, desazón general, rebelión y, por si fuera poco, depresión. Les va mal en los estudios. ¿Cómo se salva a un hijo de sí mismo? Dieciocho años de clases de mandarín, ballet o música, más el colegio religioso, no los han salvado. La iglesia y la promesa del cielo no pueden arreglarlos.</p><p>Ofelia, la mujer que creó a su hija, horrorizó a Manila, pero, con el paso de las décadas, familia tras familia ha acudido a su puerta pidiendo ayuda. Han recurrido a su alquimia genética y, con los años, se ha creado una red de rumores entre madres desesperadas y cotillas, entre patriarcas que juegan al golf y comen exquisiteces.</p><p>Leto nota una comezón en los dedos. Piensa en el original desechado convirtiéndose en ceniza en el horno mientras una criatura, nueva y diminuta, surge a partir de la maestría de Leto. Todos los herederos la odiaron, siempre la han odiado. Pero ahí está ella, concediéndoles un deseo sin que lo sepan. Nunca se enterarán.</p><p>Su madre se levanta y la besa en la mejilla.</p><p>—Que vaya bien la caza, mi niña —murmura, y Leto se ruboriza.</p><p>Su madre la conoce, por dentro y por fuera. Mejor de lo que Leto se conoce a sí misma.</p><p>**</p><p>La viuda</p><p>Cuando Leto va a reunirse con la clienta, trae los productos de su madre, como si fuera la parafernalia de su autoproclamado despacho. En brazos lleva una gata alada con un plumaje blanco como la nieve, con garras de lechuza en las patitas y un ojo azul y otro jade (los especímenes felinos con heterocromía triplican el precio). Una serpiente moteada con lengua viperina se enrolla alrededor del cuello de Leto como el collar de oro de un regente (espécimen base: Atheris hispida). Y, por último, tras considerarlo con cuidado, Leto selecciona unos pendientes ambarinos hechos de las crisálidas de las polillas luminosas. Recoge también una rosa tan blanca como un entierro, un regalo para la viuda. Se pinta la boca de un rosa neutral (muy parecido a un rosa pastel de bebé) y los ojos de una sombra modesta (Revolución Industrial, un color popular entre la gente de su edad). Coge su pizarra y programa los nanites de su cabello para que lo coloreen de un negro oscuro con solo unos mechones claros de un otoño foráneo.</p><p>Leto entiende lo que el corazón quiere: quiere una mujer joven y útil, modesta y servicial, que resuelva todos sus problemas con solo chasquear unos dedos con uñas de manicura. Leto se reúne con los clientes porque, con su existencia, dice: «Podrías tener a un ayudante, a un heredero obediente en quien puedas confiar. El hijo que necesitas, si hubieras pedido nuestros servicios desde el principio». Se deleita con los dientes apretados de los clientes, con sus dedos encogidos en la mano. ¡Cómo odian que les demuestren que se equivocan! Leto se sienta en la mesita y aguarda a que la clienta llegue. </p><p>Y cuando la noble viuda entra en la casa de Chua Mercado, vestida como si acudiera a un funeral (o a un cóctel), Leto no puede evitarlo. Se levanta y le besa las mejillas como una sobrina cariñosa. La viuda cierra los ojos; huele, muy levemente, a whisky caro y exquisito. Se estremece; o quizá sea el pobre Leopold el que la asusta, la hermosa banda moteada que se enrosca alrededor del cuello de Leto, o Anne-Marie, la gata blanca como la nieve que ronronea en sus brazos. He aquí Leto, una cosa antinatural, adornada con cosas antinaturales. Pero la viuda necesita su ayuda.</p><p>—Tengo tres hijas —dice en tono áspero—. Y serán mi ruina.</p><p>Su mano elegante tiembla cuando la noble viuda se sienta en la silla de los clientes. Por fuera, Leto sonríe; por dentro, un escalofrío de schadenfreude le recorre la columna. Conoce a sus hijas: son como cualquier otra compañera de clase que ha terminado en la mesa de su madre.</p><p>—¿Por qué no me dice lo que necesita? —pregunta. Como la bruja de la historia. ¿Qué necesitas? ¿Qué te falta? ¿Qué precio estás dispuesta a pagar?</p><p>**</p><p>La noble viuda es Eva Maria Romano Iglesia, descendiente de una casa piadosa, casada con un pastor guapo de la televisión cuando era joven y aún tenía cara de bebé. Tras heredar el puesto de su marido con su muerte prematura, fue la única mujer de todos los postores multimillonarios. Predicaba vestida de Chanel y engalanada de perlas, con vestidos con cintura de avispa y amplias faldas, y hablaba de amor y respeto hacia esposos y padres. Hablaba de la santidad de la familia, esta mujer sin marido, y las adoradas multitudes de mujeres le lanzaban dinero. Fue la más cruel de las detractoras de Ofelia cuando desveló a Leto y el exoútero. Decía que Leto no tenía alma. Decía que Ofelia era una mujer descarriada al crear a una niña fuera del sagrado matrimonio, fuera de los límites que Dios había establecido con sus métodos intencionados.</p><p>Pero ahora han muerto dos nietas diminutas. Enterrarán a un yerno mañana y las hijas están encerradas en sus habitaciones en la casa familiar.</p><p>—Necesito que tu madre y tú me deis las hijas que debería haber tenido desde el principio —dice la viuda. Casi escupe. Qué doblegada está tras ser abandonada por el Dios que la cubrió de oro, pero que le dio hijas delincuentes sobre las que construir su iglesia.</p><p>»Nuestra congregación nos necesita —susurra, aferrándose a sus perlas de Chanel. Toda una congregación de almas perdidas: de mujeres caras con maridos que las desprecian, de chicas que se quedan embarazadas demasiado pronto. Todos encuentran consuelo en la noble viuda y en su familia de mujeres perfectas. ¿Qué ocurrirá cuando se derrumbe la imagen que tanto solaz les ofrece?</p><p>A Leto nunca le interesan los motivos por los que recurren a ellas. Prefiere que se los cuenten los especímenes. Consolarlos en su lecho de muerte.</p><p>—Tendremos que escalonarlas —dice—. Una a una, para adaptarnos a los planes de otros clientes.</p><p>—Quiero acabar con esto lo antes posible.</p><p>—Lo entiendo —dice Leto con un tono monótono. Y nada más.</p><p>(Lo cierto es que Leto solo quiere que sufra un poquito más).</p><p>El silencio se asienta entre las dos. Leto nota que la viuda se conforma. Nadie más puede ayudarla. No puede hacer desaparecer a tres mujeres y conseguir sus repuestos, una versión mejorada de las tres, por sí misma. No puede crear a una hija sustituta y criarla, no con la edad que tiene.</p><p>La viuda es vieja. Se está quedando sin tiempo.</p><p>—¿Nadie lo sabrá? —pregunta, con las manos tensas alrededor del bastón.</p><p>—Nadie lo sabrá —responde Leto con suavidad—. Serán las mismas, de la cabeza a los pies, pasando por sus células.</p><p>Leto toma la pálida rosa blanca, tan perfecta como el vestido de un hada. La han llamado Blanca Nieve. Huele a noche perfumada. Se la entrega a la viuda: la coloca con cuidado en la mesa, junto con una caja lacada que contiene su comida; los cadáveres diminutos de diez ruiseñores.</p><p>—La gente la verá salir con esto en las manos —le dice—. Así tiene una razón para visitarnos. Aliméntela con los diez ruiseñores. No la decepcionará.</p><p>Al día siguiente se celebra el funeral del yerno de la viuda en su iglesia de vidrieras. Los arcos de la catedral son blancos como la nieve por las rosas, que caen sobre los peldaños del templo y cantan con voces como campanas.</p><p>Nadie ve los huesos.</p><p>**</p><p>Faith</p><p>Empieza con la más joven. ¿Por qué no?</p><p>La sacan de la casa familiar para colocarla, dormida, en la mesa del laboratorio de Leto. Faith es una muchacha de una belleza delicada y nívea: extremidades largas, una cabeza pequeña, la piel clara que se valora tanto en Manila. No encaja con la reputación de Faith.</p><p>Leto aguarda y observa mientras el espécimen se despierta parpadeando despacio. Cómo crece su miedo cuando se da cuenta de que está atada a la silla. Cuando ve que no está a solas.</p><p>Leto no considera aquello como una venganza, tal y como la suelen acusar antiguos compañeros de clase cuando se despiertan en su laboratorio. Se sienta a su lado y espera a que se despierten. Le parece mal destruir los originales sin explicarles por qué sus familias han contratado este procedimiento. Tiene la esperanza de que un recuerdo vago de esa conversación se inserte en las células de sus clientes. Cuando realice el proceso y cree un nuevo espécimen perfeccionado, el pródigo no recaerá.</p><p>—¿Faith? —dice Leto. Sus palabras salen amortiguadas detrás de la máscara. La chica deja de resistirse: reconoce la voz de Leto.</p><p>—Ay, Dios —dice la chica guapa, y se ríe—. Todas las historias que dicen sobre ti son ciertas.</p><p>A Leto se le eriza el vello de la nuca.</p><p>Cuando eran niños, Leto era la hija de la bruja. Ahora, de adultos, es la mano derecha de su madre, su heredera fría y competente; y ahí acaba la historia. Modificaron la memoria de todos los especímenes que regresaron con las familias de los clientes: nadie sabe nada de los laboratorios de su madre. Pero sus compañeros de clase no deberían saber nada de los pródigos, del papel de Leto en el proceso. No deberían saber del procedimiento. Es lo que les interesa a sus padres: que sus hijos no sepan nada. Prefieren olvidar la parte desagradable y recuperar a su bebé (aunque nunca lo recuperarán de verdad).</p><p>—¿Sabes por qué estás aquí? —le pregunta a Faith, que se ríe y tira de las correas.</p><p>—Maté al marido de mi hermana —carraspea Faith—. Lo hicimos juntas, ¿lo sabías? Charity, Harmony y yo. Lo empujamos por el balcón.</p><p>Dijeron que fue un accidente. Pat del Rosario, amado esposo, amado yerno, cayó del balcón en la casa multimillonaria de la familia. Gracias a Dios, la viuda tenía presencia en varias juntas de los medios de comunicación: su muerte se anunció sin mencionar un asesinato o un suicidio. Habían encerrado a Faith en su habitación hasta el funeral, donde apareció con el resto de la familia; su rostro pétreo se interpretó como una máscara perfecta de dolor digno.</p><p>—Lo hice sabiendo que aparecerías —susurra Faith.</p><p>—No sabías nada —responde Leto. Su voz es monótona, pero la mano le tiembla debajo de la mesa.</p><p>Faith no tiene ningún motivo para creer que Leto aparecería. No tiene ningún motivo para creer en la existencia del laboratorio de su madre. Leto no es un cuento de hadas, no del mismo modo que los pródigos que perfecciona sí son cuentos de hadas. Salen perfectos y enteros bajo sus dedos, bendecidos con una competencia fría tras asfixiar sus demonios genéticos.</p><p>—¿Quieres saber por qué lo sabía? —pregunta Faith.</p><p>—Sé que quieres contármelo.</p><p>Da igual lo que le diga; el procedimiento seguirá adelante. Pero es como si ella fuera un confesor atendiendo a un penitente en el lecho de muerte. ¿Cómo va a decirle que no?</p><p>**</p><p>«Tú no eres un espécimen», le dijo Ofelia a Leto. «Eres mi hija».</p><p>Pero el hecho es ineludible: Leto fue creada para demostrar la viabilidad del producto de su madre, la eficacia de sus servicios. Ofelia editó los genes de Leto. Los editó para obtener belleza, inteligencia, musicalidad, una afinidad por las matemáticas y los idiomas; todo lo que las personas ultrarricas ansían en sus hijos. Les gusta sentir que sus genes han dado lugar a un material mejor, a un producto mejor.</p><p>Leto fue diseñada para ser obediente, lo que implica que reconoce la autoridad de su madre por encima de todas las cosas. Ofelia fue sincera: no tenía sentido criar a una hija que despreciara todos sus dones. Leto destacó desde el momento en que entró en el aula, sobrepasando a todos sus compañeros. Le dio a la élite de Manila algo sobre lo que reflexionar, incluso aunque dijeran que no tenía alma. Cuando sus queridos bebés crecieron y empezaron a dar señales de podredumbre en la adolescencia, recurrieron a Ofelia Chua Mercado y a su útil y perfecta hija para que intercambiaran los especímenes imperfectos por otros mejores. O, al menos, para que editaran el código genético y se ajustaran más a las expectativas de sus padres. Son como hadas madrinas que conceden el don de la obediencia.</p><p>Faith fue un fracaso desde el principio. Incluso cuando ella y sus hermanas eran pequeñas, cuando la viuda las paseaba por ahí como sus pequeñas santas, Faith era famosa por su rabia. En una fiesta, un grupo de chicos la sujetó para sacarle una foto (¿no es una monada? ¡Los bebés y sus juegos!), Faith empujó a uno de ellos por las escaleras y el chico se rompió la pierna en los suelos inmaculados de la viuda. Cuando todas fueron mayores, hubo otro incidente en una fiesta universitaria de adultos; Faith le sacó un ojo a alguien.</p><p> La viuda dijo que «esperaban que lo superase al hacerse mayor». Que el tiempo y la paciencia y sus consejos le calmaran el genio. A Leto le sorprendió de verdad que Faith tardara tanto en aparecer por su mesa.</p><p>(La madre de Leto dijo, en tono burlón, que deberían haberle editado esa rabia a Faith hace mucho tiempo. Leto guardó un silencio prudente. Ella no culpa a Faith como su madre, pero conoce qué rasgos son deseables y cuáles no. La rabia en niñas no suele gustar).</p><p>Y de repente se encontraron con un cadáver que debían ocultar con sobornos, rituales y un funeral blanco.</p><p>—Mató a los bebés de Charity —gruñe Faith—. ¿Eso te lo ha contado mamá? Él mató a sus hijas.</p><p>Aparecía en el dosier: un triste obituario en el Manila Times sobre las nietas gemelas de la viuda. Pero los bebés a menudo morían por razones extrañas, desconocidas e indescifrables. Sobre todo cuando eran tan pequeños.</p><p>—Les puso peluches en la cuna —dice Faith—. Es un riesgo de muerte súbita y todo el mundo lo sabe. Le decían que dejara de hacerlo, pero él se reía y seguía. «Mira, le encanta su osito de peluche. ¿Qué hay de malo?». Y todos decían: «Los hombres no crían a los hijos, no les sale. No esperes que lo entiendan». Era responsabilidad de Charity, porque era su madre.</p><p>»Pero Charity tenía que dormir en algún momento. Lo intentó. Todos lo intentamos, pero él nos mantenía alejados. Hasta que un día lo encontró de pie junto a la cuna, con una almohada… y sus hijas muertas. —Faith cierra los ojos—. Una casa llena de gente que debía amarlas y todo el mundo dijo que Charity estaba histérica. No la creyeron. Pobre Charity. Él apenas lloró.</p><p>—¿Por qué lo hizo? —pregunta Leto. No debería hacerlo. Lo único que quiere Faith es desahogarse.</p><p>—Quería hijos varones. Tampoco es que lo escondiera. ¡Qué decepcionado se sintió cuando nacieron las niñas! Pero Charity era tan feliz… La decepción de él no era nada para ella, al menos al principio. Ella amaba una cosa que él despreciaba.</p><p>—Podrían haber pedido una anulación.</p><p>No es que objete lo que hizo Faith, pero debería haberlo pensado mejor. Leto se pone a pensar en formas de cortarle esa rabia o, al menos, de mitigarla. Puede modificar recuerdos para reforzar la cautela.</p><p>—Eso no nos va —dice Faith—. No es una opción para mi familia. ¿Te imaginas el escándalo? Lola nos mataría. Mamá nos mataría.</p><p>Leto piensa que eso, por desgracia, es cierto.</p><p>—Yo habría ido más cuidado —dice Leto, pero Faith se ríe.</p><p>—Nos daba igual ir con cuidado, sobre todo después de que él matara a las niñas, de que los demás dijeran que Charity estaba histérica y no pensaba con claridad. Hasta la culparon: Lola, mamá, nuestras tías. Les cerramos la boca cuando lo tiramos por el balcón.</p><p>Leto empieza a preparar la aguja. Necesita sacarle sangre; el trabajo es sencillo, en realidad, porque esa fuente de ADN es muy rica.</p><p>—¿Qué vas a hacer? —pregunta Faith—. ¿Reemplazarme con un parásito sin alma? ¿Con una versión más aceptable de mí?</p><p>—No seas tan dramática. No puedo crear ni quitar un alma. Haré una versión de ti a la que no habrían pillado.</p><p>No es exactamente lo que la madre de Faith hubiera querido, ni lo que Ofelia Chua Mercado hubiera querido. Pero no hay nadie allí para contradecir su decisión.</p><p>No está segura de cómo ni por qué lo ha decidido así: que Faith tiene derecho a su rabia. Pero ya está resuelto.</p><p>—Tranquila —dice Leto; vuelve a pisar terreno conocido—. Tranquila. No recordarás que esto ha pasado. La Faith que se despierte no lo recordará.</p><p>Y si la nueva Faith no lo recuerda y la vieja Faith ya no existe, ¿acaso Faith sufre?</p><p>Deja que Faith contemple los pequeños seres nadando en sus óvulos diminutos de color escarlata antes de sedarla. Parece que ver las criaturas tiernas hechas de su hueso y su médula la calma. Leto viste al nuevo espécimen cuando sale, perfecto y entero. La nueva Faith será más calculadora, tendrá menos tendencia al enfado. Si la nueva Faith tiene que dejarse llevar por la rabia, pondrá más atención a que no la pillen. La pródiga regresa con su familia. La viuda envía un mensaje: «Faith ha mejorado mucho». Leto se imagina a la mujer respirando un poco mejor incluso mientras Faith cuenta sus rencores y espera el momento. Cuenta los días hasta que todo acabe.</p><p>Leto programa las dos siguientes intervenciones. Se toma su tiempo.</p><p>**</p><p>Charity</p><p>Es la última persona que Leto habría imaginado en su mesa.</p><p>La hermana mediana: bondadosa y tierna, el tipo de chica que desvía los errores de otras personas. La chica de cuento de hadas que todo el mundo quiere, pero que, en realidad, no está dotada para mantener una dinastía unida. Aun así, tuvo una boda de cuento de hadas y se casó con el chico que su familia le eligió. La viuda fue muy clara en cuanto a sus condiciones: quieren de vuelta a su dulce niña, antes de que se desviara.</p><p>—En realidad —le dijo Leto a su madre con cansancio mientras desayunaban un té chai y congee— lo que quieren es a una Charity que no recuerde lo mucho que su familia le ha fallado. Quieren a una Charity que no les haga sentir culpables cada vez que la ven.</p><p>—Si eso es lo que quieren creer —dijo Ofelia, con un encogimiento de sus elegantes hombros. Es hacer trampa, pero no del todo, ¿no?, si una pródiga es exactamente igual, pero solo un poco mejorada. Se centran en la mejora.</p><p>Leto no le ha contado a su madre lo que dijo Faith. Tampoco es que crea en las palabras de la chica, pero…</p><p>Cuando Charity se despierta, cuando ve a Leto, casi parece resignada. No hay ningún sobresalto. A Leto se le hiela la sangre. Charity debería sobresaltarse, gritar pidiendo ayuda. ¿Por qué no lo hace?</p><p>—Sabía que algo iba mal —dice—, cuando Faith regresó… No era ella misma.</p><p>Leto no responde.</p><p>—Pobre Faith. ¿Sintió algo? ¿Fue rápido?</p><p>—¿Qué sabes tú del procedimiento?</p><p>Charity ríe, una risa triste que casi parece afectuosa.</p><p>—Todos hablamos sobre esto. Todos nuestros antiguos compañeros de clase, todos nuestros antiguos amigos.</p><p>«No erais mis amigos». Leto se clava las uñas en las palmas. Ella no… no debería ser el monstruo de ninguna historia. Es más que esa criatura desvelada en el útero, más que la niña en el aula, más que el bebé de la bruja que todo el mundo decidió odiar.</p><p>—Me sorprende que tú no lo sepas, la verdad. Pensaba que tu madre te lo habría contado. No llegábamos a tu nivel en clase, pero no somos tontos. A veces venía un compañero y… no era el mismo. Recordaban cosas, sí, pero de una forma un tanto diferente. Nos enteramos de la red de cotilleos de las viejas. Decían que había una mazmorra en alguna parte con todos los cadáveres. Que había un laboratorio donde clonas tus criaturitas para reemplazarnos. Que vendes las almas tú misma.</p><p>A Leto le late el corazón con rapidez.</p><p>No hay ninguna razón, pero ninguna, por la cual Charity y sus amigos deberían saberlo. Borran los recuerdos que tienen los especímenes sobre el laboratorio de su madre. Los pródigos regresan a sus habitaciones y no recuerdan; no recuerdan nada del tiempo que pasaron como diminutas criaturas en óvulos rojos como la sangre ni de su nacimiento.</p><p>Si lo que Charity dice es cierto y hay rumores sobre el proceso y del papel de Leto… ¿Cómo no se ha enterado de que se ha convertido en una historia que no puede controlar? ¿Cómo no lo sabe su madre? Se siente como si volviera a esa sala deprimente: sus compañeros de clase intercambian susurros venenosos, crean historias sobre las que ella no tiene ningún control.</p><p>Charity observa su semblante.</p><p>—¿Recuerdas algo? —pregunta—. ¿Recuerdas algo de… de antes?</p><p>—¿De antes?</p><p>Charity cierra los ojos y suspira, como si estuviera muy cansada y quisiera dormir. Los abre de nuevo y fija su mirada en Leto.</p><p>—Yo que tú no le contaría a tu madre esta conversación.</p><p>—Nos lo contamos todo —dice Leto.</p><p>—¿En serio? ¿Lo hacéis? ¿A veces no te preguntas por qué hay lagunas en tu memoria que…? —Leto no tiene por qué prestarle atención. Para nada—. Mírame —insiste Charity, su voz tierna y apremiante—. Hice todo lo que quiso mi madre. Me casé con el chico que eligió. Renuncié a la idea de estudiar un máster en ciencias. Y aun así… mira dónde he acabado. —Leto se estremece, recuerda los sueños sobre pies pequeños, un mundo carmesí—. No esperaba tener que destruir todo lo que yo era antes de casarme —susurra Charity—. No esperaba tener que destruir todo lo que amaba. Ese no era el trato. ¿Recuerdas tu Bella Norte?</p><p>Cuando tenía catorce años, Leto había criado unas abejas nocturnas que cantaban como campanas, tan tiernas y dóciles como Charity. Le sorprendió que la viuda comprara un espécimen de Alquimia Genética Chua Mercado. Un regalo de cumpleaños para la hija mediana, que más tarde se obsesionaría con la apicultura.</p><p>—No triunfaron —dice Leto. Ese era el problema de las nuevas patentes.</p><p>—¿Recuerdas? —pregunta Charity—. ¿Recuerdas que las creaste para mí?</p><p>Leto solo la mira. No había hecho tal cosa. Sí, las había creado, luego Charity las compró y fin del asunto. Charity suspira por lo bajo.</p><p>—Planté muchas flores nocturnas para alimentarlas. Hice todo lo que me dijiste, incluso cuando ya no me respondías a las cartas.</p><p>Rosas, madreselva, lavanda nocturna. Leto no recordaba por qué las había creado, pero lo hizo.</p><p>—A Mamá y Lola no les parecía bien. Pat quería que parara; eran peligrosas para mí y para el bebé. A saber lo que recogían por ahí de noche. A saber cómo de segura esa patente era, cómo de dóciles eran en realidad. Fui de viaje a Estados Unidos y, al regresar, me encontré con la mayoría de las colmenas quemadas. Lola dijo: «Pero si no ha sido nada». Mamá dijo: «Ahora tienes a tus hijas. No te darás cuenta de que ya no hay abejas». —Charity cierra los ojos—. Y entonces va y tengo dos hijas. No queríamos saberlo… Pat estaba seguro de que Dios nos daría lo que merecíamos. Me quedé con la sangre de las niñas, con el cabello. Quería algo para recordarlas, igual que me quedé con las abejas para recordarte a ti.</p><p>Inhala, exhala. Mira a Leto, que ha dejado el semblante en blanco.</p><p>No debería tener ninguna razón. Su madre no debería tener ninguna razón para rehacerla. Leto es perfecta, ha sido perfecta desde el principio. La creó para ser hermosa, inteligente, para poder confiar en ella. Leto no quiere nada, solo cumplir con los deseos de su madre.</p><p>—Tenían razón —susurra Charity—. Dios mío, tenían razón.</p><p>Leto no responde. Prepara una aguja.</p><p>—Escúchame —dice Charity, antes de quedarse dormida por la aguja de Leto—. No eres distinta a nosotras. Alguien debería habértelo dicho. Siento que no te lo contáramos.</p><p>Charity es más sencilla en muchos sentidos. Guardan un perfil genético básico. Le modifican los recuerdos. Faith lo hizo. Harmony lo hizo. Charity solo miró. Leto repasa todo un álbum de recuerdos para alterar partes y cortar las más inconvenientes.</p><p>Cuando la nueva pródiga se despierta en su habitación, está más segura de la autoridad de su madre, de su amor y su adoración. Siente que debe defender su autoridad. No recordará la conversación con Leto ni el laboratorio subterráneo.</p><p>Leto debería hablar con su madre. Debería hablar con ella, pero algo la detiene cada vez. Leto se queda en el laboratorio, observando los especímenes que sueñan. Es Cenicienta, bajo las tórtolas que desprenden oro y plata sobre ella. Se acuerda de las cenizas de cada espécimen desechado, esas que alimentan las rosas de su madre. Faith, Charity y un desfile interminable e interminable de nombres antes que ellas dos.</p><p>Y se pregunta, se pregunta sin cesar. ¿Cuántas Leto hubo? ¿Cuántos sueños ha tenido, sueños sobre un mundo carmesí y sobre pies pataleantes? ¿Puede contar todas las veces que la han rehecho? No sabría ni por dónde empezar, ni cuál ha sido el punto de partida. Va al jardín al anochecer, donde están las colmenas de las pequeñas Bella Norte. Sus patitas le acarician la mejilla como un beso.</p><p>«¿Sabéis más sobre mí que yo?», les pregunta. «¿Lo sabéis?».</p><p>**</p><p>Harmony</p><p>La hija mayor escapa.</p><p>Habrá visto las señales, o eso se dice Leto cuando huye. La viuda está fuera de sí. Aquello no habría ocurrido, no habría ocurrido, si Leto hubiera hecho a las tres a la vez como le pidió.</p><p>«No debería haber dejado sueltas a las otras», es lo único que piensa Leto. Ofelia le comunica a la viuda, con tranquilidad, que ellas se encargan de todo y le lanza una mirada llena de significado a Leto. Ella lo entiende: quiere que Leto lo solucione. Los cimientos del mundo que su madre está construyendo dependen de la fiabilidad de Chua Mercado, de su reputación. Leto debe reparar el daño que ha causado.</p><p>Pero Leto pasa un tiempo en el jardín, entre los especímenes y las patentes que nunca triunfaron. Pasa tiempo con las abejas Bella Norte, caminando bajo la luz de luna, que cae sobre su vestido como polvo dorado.</p><p>«Las creaste para mí», dijo Charity. ¿Por qué iba Leto a hacer algo semejante? ¿Qué le debía a Charity?</p><p>Se plantea que Charity y Faith tengan razón, que su madre le ha borrado la memoria, la ha alterado como una historia que no puede perfeccionar. Debería sentir miedo. Debería sentir rabia, pero solo se siente vacía. Se pregunta si le han eliminado también el enfado.</p><p>—No sé qué hacer —dice con sinceridad a las abejas Bella Norte, como si fueran a responderle.</p><p>**</p><p>Encuentran a Harmony en una callecita andrajosa en Binondo, en un cuartito andrajoso. Leto insiste en ir. Después de todo, ha sido su error.</p><p>Ante esto, algo en Ofelia parece desenredarse y aflojarse. Besa a Leto en la mejilla y dice que sabe que lo solucionará. Todo el mundo comete errores. Todos aprendemos de ellos. Así nos perfeccionamos.</p><p>Leto entra en el cuartito andrajoso y allí está Harmony, esperando.</p><p>Las abejas supervivientes de Charity la rodean, bebiendo agua azucarada. Harmony es alta e impresionante, incluso con el cabello aceitoso de la humedad y la falta de cuidados de los últimos días. Charity era la querida, Faith era la pequeña y Harmony iba a ser la madre de las dos, otra vez. La viuda se habría molestado al saber que Harmony eligió antes a sus hermanas que a ella. Eso no era natural.</p><p>Leto no sabe qué modificar para mejorar esos resultados.</p><p>—Sabíamos que vendrías a por nosotras —dice Harmony. No se mueve. Las abejas se tranquilizan a su alrededor, como si fuera su santa.</p><p>—Eso me han dicho —responde Leto. Harmony alza una ceja.</p><p>—¿Qué recuerdas? —pregunta Harmony sin rodeos, pero Leto no responde—. ¿Qué recuerdas? ¿Cuántas veces te ha rehecho para que pueda empezar de nuevo, desde cero?</p><p>Leto piensa en las cenizas en el jardín de su madre, en si algunas pertenecen a sus antiguas versiones. No puede saber cuándo comenzó su madre. No sabría ni por dónde empezar.</p><p>—Sé lo de las hijas de Charity —dice con tono distante—. Sé lo de las abejas.</p><p>Harmony suspira, encorva los hombros.</p><p>—No sabíamos si te rehacía, una y otra vez, solo para que no recordaras. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas hacer las abejas para Charity? ¿Te acuerdas?</p><p>A Leto le falta el aire. Una pequeña Bella Norte aterriza sobre su mejilla.</p><p>—Lloró cuando dejaste de responder a sus cartas —dice Harmony—. Cuando pasaba a tu lado y actuabas como si no la conocieras. Y luego… cuando los compañeros volvían de rehabilitación, de años sabáticos, de viajar, pero no volvían del todo bien, pues empezamos a preguntarnos cosas.</p><p>Es como un cuchillo en las costillas. Leto no siente… no puede sentir nada.</p><p>Harmony le da una caja.</p><p>—Lo volvería a hacer, ¿sabes? —dice, con los dientes apretados—. Elegiría a Faith y a Charity, cada vez. ¡Cada vez! Vacíame, quítame todas las cosas incómodas que mi madre no quiere, pero siempre tomaré la misma decisión.</p><p>—¿Qué hay dentro? —pregunta Leto, pero ya lo sabe.</p><p>**</p><p>La viuda envía el pago: las tres pródigas, reformadas con éxito. Hasta le regala a Leto las abejas supervivientes de Charity. Ya no las necesitan y la chica se casará de nuevo en otoño. Otra boda de cuento de hadas. Y luego: otra para Faith y otra para Harmony. Ya ha firmado contratos para hacer pequeños serafines.</p><p>—Bien hecho —dice Ofelia y le da un beso en la mejilla. Otra muerte suavizada. Solo porque estas chicas querían algo que no deberían.</p><p>¿Qué quiere Leto? Nada excepto su trabajo. Su madre no le ha dejado nada más.</p><p>Y por eso crea una segunda variante de las Bella Norte, a partir de las hijas de las abejas de Charity. Tienen la rabia de Faith, el amor de Charity y la lealtad de Harmony. Y dentro, bien adentro, contienen fragmentos de recuerdos sobre dos bebés a quienes su madre y sus tías vengaron.</p><p>Las hijas de Leto no debutan en sociedad: no se las presenta al mundo como hicieron con Leto, sino que las deja volar libres.</p><p>Ese año, la viuda y su congregación serán atormentadas por unas abejas que cantan como carrillones de viento, que huelen al aliento de un bebé y construyen catedrales de miel dentro de su iglesia. En la boda, Charity las mirará y no sabrá por qué siente alegría y angustia. Faith se quedará pensativa al dejar que se posen en sus hombros y Harmony sentirá una paz extraña, incluso cuando las abejas maten a la congregación de su madre.</p><p>Dirán que es un milagro que sobrevivan ellas tres.</p><div><br /></div><div><br /></div><div><b><span style="font-size: x-small;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPJtqTuNYSIpLzxzSA6939h52ORuF1U-6M4ngIuelyveo4oX7P2LSMobGg6g8hVeDHV-sPqAAi2cebLBkvKnTxbty_eC7hebQ3QV5LZgJfPt2xN2aMGPOwie1-LYc9DtLYyr0pXX20FkIM8xr9dmDLaSKV2OBZ4-IEXbVWaURRVq05TYhlkmDrpP-H6Nk/s4032/Elaine-author%20photo1.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4032" data-original-width="2268" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPJtqTuNYSIpLzxzSA6939h52ORuF1U-6M4ngIuelyveo4oX7P2LSMobGg6g8hVeDHV-sPqAAi2cebLBkvKnTxbty_eC7hebQ3QV5LZgJfPt2xN2aMGPOwie1-LYc9DtLYyr0pXX20FkIM8xr9dmDLaSKV2OBZ4-IEXbVWaURRVq05TYhlkmDrpP-H6Nk/s320/Elaine-author%20photo1.jpg" width="180" /></a></div>Elaine Cuyegkeng nació en Manila (Filipinas), dónde hay muchas, muchísimas casas antiguas y decrépitas con fantasmas en su interior. Vive en Melbourne con su mujer, una rosa llamada Azul, y su hija pequeñita. Recibió el premio Eugie Foster Memorial Award en 2021 con su historia La Hija de la Alquimista Genética. Además, ha publicado relatos en Pseudopod, Strange Horizons, Lackington’s, The Dark y Rocket Kapre. Puedes encontrarla en BlueSky como @ecuyegkeng.bsky.social y en Mastodon como @ecuyegkeng@wandering.shop.</span></b></div>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-45351651386123784482023-08-11T09:58:00.001-07:002023-08-11T09:58:34.716-07:00Capítulo #76 - Madre de leche, de Michelle Roche Rodríguez<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_114074984_6_1.html?c1=274521" width="100%"></iframe>
<p> </p><h1 style="text-align: left;">Madre de leche</h1><h3 style="text-align: left;">por Michelle Roche Rodríguez</h3><p><br /></p><p>Un llanto agudo, desordenado e hiriente, capaz de tragarse la algarabía habitual de los mercaderes levantando sus tiendas en las inmediaciones de la Plaza Bolívar subía desde el cuarto de servicio de la cercana casa de la familia Gutiérrez aquella madrugada del ocho de agosto de 1907. Allí vivía una criada india bautizada con el nombre de Teresa. Acababa de instalar a la hija lactante de su patrona, nacida la tarde anterior. Como no había parado de llorar en nueve horas, la señora Cecilia le exigió que se la llevara. ¡Cómo le habría gustado cumplir ese deseo, de verdad! Llevársela de la casa, incluso de la ciudad de Caracas, para esconderla en la selva, donde la criaría como una pequeña guahibo. La madre nunca se lo reprocharía, el problema era el padre, el coronel Evaristo Gutiérrez, que no dejaría un árbol del Amazonas sin sacudir hasta encontrarlas. A Teresa, que no anhelaba otra cosa más en el mundo que un hijo, le dolía que el destino concediera la dicha de una niña a quien solo la quería para ganarse el respeto de la comunidad, para convertirse en un «hombre de familia».<span></span></p><a name='more'></a><p></p><p>Si quiera la patrona fue sincera cuando dijo a su marido que no tenía vocación para la maternidad. Accedió a casarse a los dieciocho años con un hombre tres lustros más viejo que ella para salvar a su padre de la bancarrota, pero no estaba dispuesta a mentirle. Como era de esperarse, quiso abortar en cuanto salió en estado, dos años después de la boda, con una pócima que pidió a Teresa. Ella le contestó que la magia de sus antepasados no era negra. La voz le temblaba: a la indignación de que la hubiera confundido con una bruja se añadía el rencor contra quien despreciaba la gracia que a ella le era negada. Luego se lo contó al coronel. De inmediato, este involucró a la única persona con verdadera influencia sobre su mujer, el padre Ramiro. Él le recordó que el matrimonio es una institución que fortalecen los hijos y que el demonio entra en el vientre de quien intenta interrumpir la gravidez. La patrona terminó por acceder, pidiéndole a su confesor que intercediera con Dios para que, al menos, el vástago naciera varón. Pero las súplicas del sacerdote se extraviaron en el camino, pues a la tierra llegó una niña que a la imprudencia de haber sido hembra le sumó la de sacar de un golpe todos los dientes. Y, como lo tenía, los usó para morderla.</p><p>Un berrido partió la cabeza de Teresa en dos. Intentó dar a la niña un bebedizo de abuta y caña brava con el cual las mujeres de su tribu fortalecían la dieta de los recién nacidos, pero lo escupió. El estómago estragado empeoró sus gritos. Entonces decidió que si el Rezo Para las Madres Fuertes la ayudaba, ella misma podría convertirse en nodriza de leche. Pensó en su edad, sí. Pero no podía evitarlo. Una mujer es siempre una mujer, ¿no?</p><p>Desamarró la tira que ceñía la saya a su cintura. Con los dedos doblados bajo el peso de una artritis incipiente ofreció a la niña los pellejos que una vez fueron sus tetas. Pero ¿qué leche podía salir de allí? Al comprender que su carne flácida no podría alimentar ni a la criatura más pequeña, la desesperación del arrebato contenido cobró la forma de un temblor que recorrió todo su cuerpo. ¡Tan cerca se encontraba de la maternidad sin poder cumplirla! Antes de ser una pobre criada y una pobre vieja había sido una joven india que agotó la potencia sexual de los hombres de su tribu en el intento de quedar en estado. Para resarcir a las mujeres, el cacique de la tribu, que era también su padre, la expulsó de la selva. Durante una década, Teresa vivió en un prostíbulo de un pueblo minero, hasta que un hombre se la llevó en una carreta que iba rumbo al norte. En el lugar donde se asentaron todo era como en el pueblo minero, con la excepción de que ahora él se quedaba con lo que ella ganaba. Al hombre lo mataron en una pelea callejera cuando estaban a punto de cumplir cinco años juntos. Antes de que apareciera otro hombre, Teresa se fue a un pueblo llamado El Hatillo y se ofreció como criada para la casa parroquial de su iglesia. Como el nuevo trabajo no le daba oportunidad de quedar en estado, comenzó a ofrecerse al cura, pero este se negaba así que cuando pudo intentó robarse a un expósito. El sacerdote la reprendió diciéndole que estaba poseída por un demonio y desde ese día la obligó a dormir en una celda que cerraba con llave por fuera. Cuando por fin Teresa logró escaparse, sus carnes estaban cuarteadas por todas partes y su cuerpo estaba tan golpeado que ya no podía hacer más el baile de la fertilidad. Comenzó a trabajar con el coronel seis meses después de abandonar la casa parroquial y dos años antes de que este tomara por esposa a la señora Cecilia.</p><p>Los dientes de la niña se prendían dolorosamente a los pellejos en el pecho de Teresa. Si no había podido parirla, por lo menos tenía que procurarle el alimento, pensaba. Gruesas lágrimas le caían sobre las mejillas. En realidad, para ella era como si la hubiera parido. La patrona había roto fuentes sobre un charco de líquido ocre oscurecido por el fango durante una tormenta. El ruido de las gotas estrellándose contra la casa anulaba sus gritos. Teresa la había encontrado doblada sobre sí misma en el patio central de la casa, agarrándose el vientre hinchado. No daba tiempo de llamar a una partera. En ese instante, ambas se convirtieron en el eje de una vorágine cuya fuerza competía con la Madre Naturaleza, manifiesta en el vendaval empujando las ramas de los chaguaramos sobre las columnas del patio interno de la casa y los miles de gotas de agua que caían como alfileres sobre el suelo empedrado.</p><p>El cuerpo de Teresa con la niña envuelta en una cobija se recortaba sobre la mole sombría y recóndita de la montaña detrás de la cual se anunciaba el amanecer. La lluvia había terminado hacía horas, pero quedaba el rocío. Sabía que hace poco había parido una tal Donata, la cocinera de una casa del vecindario. Se equivocó dos veces antes de dar con la dirección correcta, pero la tercera vez le abrió la puerta ella misma. Era una mujer titánica de labios carnosos, el busto enorme y la cara hinchada de vida; más maternal que nadie. Teresa mintió diciéndole que de su patrona no salía leche y, como vio que se mostraba renuente, ofreció pagarle una cifra exorbitante. Antes de irse a cuidar de sus haciendas, el coronel le había dejado dinero para los mandados, con eso podía ofrecerle buen dinero. Donata suspiró y repitió para sí el precio acordado. Luego, la hizo pasar a la cocina, en donde estarían cómodas, pues todavía faltaba más de una hora para que sus patrones se despertaran y decidieran bajaran a desayunar. Le ofreció una silla y se sentó frente a ella. Después se sacó una teta del viejo camisón que la vestía y se pegó la boca de la niña al pezón, revolviéndose un poco sobre el asiento. Como si se conocieran de siempre, le contó que por esos días dos amigas suyas de la zona habían tenido hijos.</p><p>—Es como si nos hubiéramos puesto de acuerdo —apuntó con una carcajada.</p><p>Teresa no le prestaba atención porque comenzaba a sentir el cansancio de la jornada, que antes los nervios no habían permitido que se manifestara. Algo como el sueño comenzó a relajarla. Cuando estaba a punto de quedarse dormida, la niña clavó los dientes en el pecho rebosante de Donata, que profirió un alarido y la separó de su pezón con ímpetu. Atrás de la cocina se oyó el grito de otro bebé. La visión del enorme pezón sangrante de Donata espabiló a Teresa de golpe. No reaccionó hasta que tuvo a la niña en brazos y la otra la expulsaba entre un aluvión de palabras, con un dialecto incomprensible. Era india, como Teresa, pero de una tribu diferente, no venía de la selva, sino de la montaña. Aunque Teresa tres veces le aumentó el precio que ya habían concertado, Donata estaba furiosa e iba caminando hacia la salida. No tenía intenciones de devolverse.</p><p>—Ni por todo el oro del mundo —contestó justo antes de darle a Teresa con la puerta en las narices.</p><p>Teresa se quedó un rato mirando la puerta, desconcertada por la rapidez con que las cosas se habían resuelto para volver a enredarse. Luego tomó el rumbo hacia la pulpería. No había vuelto allí desde que el coronel se casó. Antes iba a ese lugar a comprar una golosina de queso y papelón llamada San Simón y Judá. La llegada de la patrona trajo tanto trabajo que nunca más había encontrado el tiempo para volver. En los dos años transcurridos desde su última visita, la pulpería había cambiado de dueños. En realidad, la dependienta de siempre se había casado con el nuevo dueño. Era esta mujer de la que Donata había hablado mientras intentaba darle de comer a la niña. La dependienta abrió la puerta con la cara nublada aún por las brumas del sueño, miró con desconfianza el bojote que era la niña y a la india que la llevaba en brazos, pero las dejó pasar. Sobre sus cabezas ya comenzaba a amanecer.</p><p>A la pulpería la dividía un mostrador hecho de listones de leña detrás del cual se extendían anaqueles llenos de cajas, botellas y bolsas que ocupaban el espacio de tal manera que ningún lugar, por más pequeño que fuera, se desaprovechaba. Sobre el mostrador había una pizarra verde que enumeraba las ofertas de la semana en tiza blanca. Ristras de ajo y cebolla colgaban de las columnas, dándole al lugar un olor desagradable. La dependienta señaló una de las sillas frente al mostrador. Mientras se acodaba, le preguntó por qué la madre de la niña no podía amamantarla y, como Teresa no le respondió, sino que incrementó el pago que ofrecía por alimentarla, le pidió que hablara con la verdad.</p><p>—¿Qué tiene?, ¿está enferma? —añadió que la salud de su hijo era delicada y no estaba dispuesta a ponerla en peligro ejerciendo los deberes de otra mujer—. A doña Cecilia debería darle vergüenza mandarla a usted, a su edad, para que arregle el problema.</p><p>Accedió a darle leche, pero antes de sacarse el pecho separó los labios de la niña. Le bastó un vistazo para comprender. No dijo nada. La devolvió a los brazos de Teresa antes de salir del cuarto. Esta esperó con la expresión congelada el minuto que se tardó la dependienta en volver. Traía una caja de madera de donde sobresalían los picos de cuatro pequeñas botellas de vidrio. Dijo que se llamaban biberones «Robert». Los mandó a traer de Europa cuando salió en estado. Explicó se usaban para que los bebés mamaran solos. Un par de esas botellas contenían la leche que ella acababa de sacarse. En el resto, la leche era de vaca. Estaba diluida con azúcar y un jarabe para robustecer a los bebés, que tienden a perder peso durante sus primeros días. No alimentaría a la niña directamente de su pecho porque sus dientes podían lastimarla o contagiarla de la enfermedad que temía su madre. Pero no tenía problema con vender un poco de su leche. Eso sí: «en una botellita», enfatizó acariciando la mejilla de Teresa con el revés de la mano, para tranquilizarla. No podría darle más leche al día que la contenida en dos biberones: eso y lo de su hijo era mucho para ella, pero le informó que en el orfanato San Juan de Dios se podía conseguir algo llamado «leche maternizada».</p><p>—A ese invento le debo la supervivencia de mi hijo; le tengo tanta fe como a Dios.</p><p>Recomendó a Teresa que comprara en el orfanato tanta leche como necesitara porque eso ayudaría a la manutención de los huérfanos. Luego sacó una bolsa de papel en donde metió dos pequeñas mangueras y dos tetinas que, según dijo, calzarían perfectamente con las botellas. Recomendó hervirlo todo antes y después de su uso para evitar su corrupción. Tomó nota del precio en una libreta de cuentas y encajó la bolsa con su contenido entre los cuellos de las botellas. Añadió unas líneas a la nota y arrancó el papel de la libreta. Luego copió en una hoja nueva exactamente lo mismo. Una copia la guardó dentro de la caja del dinero y la otra la metió entre las botellas.</p><p>—Cuando regrese el coronel, dile que me lo pague todo —dijo abriendo la puerta de la pulpería para dejarlas salir.</p><p>Teresa volvió a casa con la niña para encontrarse a la patrona esperando en la cocina. Detrás de ella entró el mandadero medio adormilado que venía con la compra. El muchacho saludó a la señora Cecilia, pero ella no se inmutó. Teresa aprovechó su distracción para ponerle a la niña en brazos. Luego buscó el sobre donde estaba el resto del dinero que dejó el coronel y tomó unas monedas para despedir al mandadero. No podía disimular la sonrisa mientras guardaba las botellas en la nevera. Fue por tanta alegría que cometió la imprudencia de decirle a la patrona que «había resuelto el problema». Le contó sobre la pulpería, los biberones «Robert» y la leche maternizada. Dijo que al día siguiente iría al orfanato San Juan de Dios para comprar la leche que hiciera falta a las monjas que lo regentaban.</p><p>La palabra «orfanato» fue lo único en todo lo que Teresa dijo que pareció llamar la atención de su interlocutora. La miró por un rato y le preguntó si Donata o la dependienta sabían cómo bajar el dolor de pechos. Con sonrisa triste, la criada respondió que la patrona sabía muy cómo hacer eso. Pero por toda respuesta obtuvo una mirada vaga. Con un gesto cansado, como si le doliera cada parte del cuerpo, la patrona se levantó, depositando a la niña entre sus brazos.</p><p>—En efecto, querida, has resuelto el problema. ¿Cómo no pensé antes en el orfanato? Mañana iremos juntas a ver qué podemos ofrecer a las monjitas—dijo la patrona, antes de abandonar la cocina con una sonrisa siniestra pintada en los labios</p><p>Teresa se quedó sosteniendo a la niña dormida en su regazo. Estaba ahíta de leche, sonreída como la madre que la trajo al mundo. Teresa tenía una hija, al fin. Pero a ella no le salía una sonrisa. Las palabras de su patrona le resonaban dentro de la cabeza. Estaba segura de que no tenía la intención de comprar a las monjas leche maternizada ni de ningún otro tipo. Algo como el vacío se abrió dentro de su pecho. La atacaron los miedos de todas las madres del mundo. El cuerpo entero le temblaba del esfuerzo que hacía por no llorar.</p><p><br /></p><p><span style="font-size: x-small;"><b></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy3RtuGyE3vege01VaKDMcOLyfr-xoSI34w1OdNJ4O2tyQy63n2sG7hld01Jl0uCPtGpzTS4wb8GhpnhpyLEb1auHSBUL7IPnfznuUcGER_Av9gOGdmUTkMSttNvTYPjWUYbJn01O1f3ju_LxqUztWxeQWf0880tTc_7FYSKvajkY9-gqY_hJ3lzhuwgU/s4724/Michelle%20Roche%20Rod%20(Isabel_%20Wagemann171).jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3543" data-original-width="4724" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy3RtuGyE3vege01VaKDMcOLyfr-xoSI34w1OdNJ4O2tyQy63n2sG7hld01Jl0uCPtGpzTS4wb8GhpnhpyLEb1auHSBUL7IPnfznuUcGER_Av9gOGdmUTkMSttNvTYPjWUYbJn01O1f3ju_LxqUztWxeQWf0880tTc_7FYSKvajkY9-gqY_hJ3lzhuwgU/s320/Michelle%20Roche%20Rod%20(Isabel_%20Wagemann171).jpeg" width="320" /></a></b></span></div><span style="font-size: x-small;"><b>Narradora, crítica literaria y periodista, Michelle Roche Rodríguez nació en Caracas, Venezuela, en 1979. Completó un posgrado en Crítica Cultural en la New York University y fue profesora en la Escuela de Letras de la Universidad Católica Andrés Bello. En 2014 fundó Colofón Revista Literaria, la cual dirige.</b></span><p></p><p><span style="font-size: x-small;"><b>Roche Rodríguez es colaboradora en medios venezolanos y españoles, entre los que se encuentran Barcelona Review, Buensalvaje y Quimera, por mencionar algunos. Entre sus labores también está la de impartir talleres de ensayo, periodismo cultural y narrativa.</b></span></p><p><span style="font-size: x-small;"><b>Ha publicado ensayo, crítica literaria y narrativa, siendo su primera novela Álbum de familia: Conversaciones sobre nuestra identidad cultural publicada en 2013. También es autora de relatos, habiendo ganado por ellos premios como el Francisco Ayala de Narrativa.</b></span></p><p><br /></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-1195230896854847612023-08-06T04:29:00.002-07:002023-08-06T04:29:36.332-07:00Capítulo #75 - Apolépisi: Un descamamiento, de Suzan Palumbo<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_113773173_6_1.html?c1=b6dcec" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">Apolépisi: Un Desescamamiento</h1><h3 style="text-align: left;">por Suzan Palumbo</h3><p><br /></p><p>Encuentro la escama de Aleda, pegajosa por el icor, encajada entre los tentáculos de nuestra cama de anémonas rosas. La extraigo de los apéndices ondulantes con el pulgar y el índice y nado luchando contra los latidos acelerados de mi corazón. </p><p>Aleda se revuelve de aquí para allá, preparándose para trabajar cerca de la entrada a nuestra cueva. Es hora de que tome la corriente hasta el colegio donde enseña a les pequeñes sirenes el susurro del mar.</p><p>«Adoro a esas cabezas de mejillón», dirá cuando regrese y descanse sus manos en mi hombro esta noche. Yo me giraré y la apretujaré tanto que un deseo florecerá en mi pecho. Pero esta vez la necesidad no se apagará con la noche menguante. Se hará profunda como una caverna y me devorará.</p><p>Debería gritar su nombre; mostrarle la pieza errante de su cuerpo que indica el final de nuestros días juntas antes de que desaparezca en las corrientes.</p><p>«Disfrutemos de un último día sin preocupaciones».</p><p>El pensamiento forma una cresta y sella mi boca como un molusco. Cuando se marcha, finjo que es el momento helado en el que ha desaparecido para siempre y dejo que el desconsuelo avance y me cubra como la sombra de un tiburón.<span></span></p><a name='more'></a><p></p><p>#</p><p>—He encontrado esto en la cama —La escama brilla como nácar entre mis dedos.</p><p>—¿De quién es? —pregunta Aleda. Su voz tiene un gancho. Sabe que mis escamas son octogonales, no como las suyas, que tienen forma de lágrima. Quiero que sea mía. No quiero ser la que se queda atrás.</p><p>Recorre con sus manos las curvas de su pecho y de sus caderas, realizando una búsqueda. El recuerdo de esos arcos íntimos bajo las palmas de mis manos descarga una ola eléctrica que me atraviesa.</p><p>—No sé de dónde viene, Raya —dice. Sus ojos se inundan por la incertidumbre. Traga un montón de agua y la filtra entre sus agallas. Nado detrás de ella, paso mis manos por los músculos contraídos de sus hombros y las hago descender por el centro de su espalda. ¿Cuántas veces he deseado tocarla así, incluso después de una noche entera enredadas en las aletas de la otra? No quiero encontrarme con su piel desnuda; no quiero admitir el cambio que está gestándose en su interior y entre nosotras.</p><p>—Está aquí. —Contengo las ondas en mi voz y guío su mano hasta la zona por encima de su cadera izquierda. Tantea la línea suave de la escama desaparecida con la punta de su dedo. Hace una mueca de dolor—. ¿Duele? —La abrazo y hundo mi cara en su cuello. Una escama se desprende de su hombro y cae en espiral hasta el suelo arenoso.</p><p>Se aprieta contra mí:</p><p>—No.</p><p>#</p><p>La caverna de la cueva de Mamá Mer donde ella y el Concilio de las Titas examinan a Aleda está cubierta de dinoflagelados bioluminiscentes. El resplandor de los flagelados ilumina los lugares dónde cuerpo de Aleda se ha desescamado. Ha perdido muchísimas desde que descubrimos la primera. Las Titas retuercen y hacen girar a Aleda durante un rato antes de hacernos salir de la estancia para deliberar en privado. Aleda flota junto a mí, con las manos juntas frente a ella mientras esperamos a que se dirijan a nosotras. Un brillo agudo como el coral ha sustituido a la angustia que había en su mirada.</p><p>Mamá Mer se acerca a nosotras. Unas estrellas de mar diminutas adornan como lentejuelas su cuerpo y forman un patrón intrincado en espiral que indica que es la líder del complejo. Las escamas entre ellas son lustrosas a pesar de su sabiduría y edad. La expresión en sus ojos está fracturada, como una concha rota. No pierde el tiempo.</p><p>—Es apolépisi, Aleda. Estamos seguras de ello. —Hace una pausa, para dejar que la gravedad de sus palabras se asiente.</p><p>—¿Qué va a pasar? —Aleda separa las manos como para abrazar la respuesta que va a recibir.</p><p>—Perderás todas tus escamas. Tus aletas se separarán y tu cola se dividirá en apéndices. —Mamá Mer me lanza una mirada—. Tus branquias se cerrarán lentamente. Te ahogarás si no abandonas el agua. —Inhalo bruscamente, consciente de lo fácil que me resulta respirar. Aleda no pierde el tiempo. La última vez que un miembro del complejo pasó por la transformación, ella y yo éramos pequeñas.</p><p>—¿Cuánto tiempo tengo? —La pregunta, tan precisa y sin asomo de miedo, me escuece.</p><p>—Hasta que lleguen las corrientes frías —responde Mamá Mer—. Podemos prolongar tu tiempo con mezclas medicinales que las Titas pueden moler a mano, pero será doloroso. Tu cuerpo está naturalmente...</p><p>—No quiero prolongar nada doloroso. —Las manos de Aleda se enrollan formando puños—. No quiero luchar contra quién soy. </p><p>«No. No. Tienes que hacer todo lo que puedas para quedarte conmigo todo el tiempo posible», quiero gritar. Lucho contra la desesperación que mana en mi interior. Pero esto no va de mí. Va de ella y de lo que ella quiere y necesita. Una burbuja se escapa de entre mis labios. Se aleja flotando de nosotras. Me la imagino colmada de la vida que había planeado.</p><p>Estalla, sin dejar rastro. </p><p>#</p><p>—¿Cómo se lo han tomado? —Aleda acaba de llegar a casa después de contarle a les sirenites que ya no será su profesora principal.</p><p>—Bien. —sonríe— Les he dicho a las cabezas de mejillón que me verían de nuevo antes de que tenga que abandonar el agua. —Sus manos están envueltas en algas que ocultan la piel que el consejo escolar consideró que era inapropiado dejar expuesta. Hay unos surcos superficiales en su estómago y brazos donde más escamas se han soltado. Son del tamaño y la forma exactas de unos dedos palmeados diminutos.</p><p>—¿Has dejado que te abracen? —No puedo sofocar la desaprobación en mi voz.</p><p>—¿Por qué no? —Extiende la mano y yo me aparto. El dolor parpadea en su mirada—. ¿No quieres que te toque?</p><p>Niego con la cabeza, sin saber si estoy diciendo “sí” o “no”. Estabiliza mi cara entre sus manos y me besa. Mi mente gira en la avalancha de deseo y olvido que cada vez que nos tocamos pierdo una parte de ella.</p><p>La culpa vuelve a inundarme cuando se aleja tranquilamente para prepararse para la cena. Dos de sus escamas se han desprendido sobre el interior de mi labio inferior. Las presiono contra el paladar con mi lengua, saboreando su dulzura. Quiero sostenerla entera en mi interior: su risa, su seguridad en sí misma, su mirada traviesa, su temperamento. No puedo contenerla, nada puede, ni siquiera su cuerpo físico actual. Dejo que las escamas pasen entre mis branquias y me uno a ella para cenar.</p><p>#</p><p>—Quiero ir a la fosa del Caimán —dice unos días más tarde.</p><p>—¿Por qué? —Contengo la palabra «no» dentro de mi boca.</p><p>—Es el sitio más profundo que conozco y es cálido.</p><p>—Deberíamos preguntarle a Mamá Mer y a las Titas si podemos.</p><p>—¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Nos separamos y no nos volvemos a ver nunca más? —En sus labios hay una sonrisa oscura que me invita a reír.</p><p>—Vayamos —digo, ignorándola.</p><p>#</p><p>Tomamos la corriente circular hacia las profundidades de la fosa. Grandes áreas de las escamas de Aleda se han desprendido, dejando expuestas islas de piel morena suave que se hacen cada vez más grandes. Hay un archipiélago excavado bajo la curva de su cadera, revelando la base de una hendidura donde su cola está separándose en dos miembros. He cubierto su carne como mejor he podido con hierbas, pero no es lo suficiente para impedir que otres sirenes retuerzan sus caras ante las estrías sin escamas de su estómago y su pecho.</p><p>—¿Qué te ha pasado? —pregunta un pequeño sireno en una cueva en la que paramos a comer.</p><p>—Estoy ascendiendo —dice. Una sonrisa suaviza la franqueza de su confesión.</p><p>—Siento que os esté molestando. —La madre del pequeño sireno interviene antes de que el niño pueda responder.</p><p>—No nos molesta —dice Aleda—. Es un alivio que alguien me vea. —La madre del sirenito asiente secamente y saca al niño fuera del local a toda prisa.</p><p>#</p><p>La depresión del Caimán yace imponente bajo nosotras; sus paredes aserradas rasgan el suelo del océano en dos. Cada año el cañón se ensancha. Con el tiempo, estos muros se separarán tanto que, visualmente, no quedará nada que los conecte. Los turistas salpican toda su longitud, exploran sus arcos y sus cuevas ocultas. El ambiente es alegre y curioso. La fosa es una excursión familiar divertida. Aleda nada delante de mí. Yo voy rezagada, recorro con mis dedos las placas apiladas que forman los muros. Están cubiertas de algas, estrellas y criaturas de tonos como joyas. Es un tesoro de curiosidades. «¿Por qué no visitamos este sitio antes de que nuestro tiempo fuera limitado?».</p><p>Un tirón aparece en la cola de Aleda, como si tuviera un calambre. Me pongo a su nivel.</p><p>—¿Qué te pasa?</p><p>—No puedo mantenerme entera —susurra. Miro bajo las hierbas atadas bajo las caderas. Una fosa que imita la grieta donde nos encontramos ha partido la mitad superior de su cola. Una sábana de escamas, ahora translúcidas, se ha separado y se desliza sobre el icor entre mis dedos y la carne que hay debajo.</p><p>—Tenemos que regresar ahora mismo. —Comienzo a cubrirla de nuevo.</p><p>—No. —Me agarra de las manos y aprieta mis muñecas—. Bajaré sin ti si es necesario —dice. Su mirada me atraviesa como una lanza hasta el pecho.</p><p>Me muerdo el labio y reúno más hierba para mantenerla unida tan fuerte como puedo. Otres sirenes se abren camino rodeándonos, protestando porque estamos bloqueando el paso. «¿Cuánto tiempo juntas hemos perdido por su cabezonería para venir en este viaje? ¿Se le habría partido la cola tan rápidamente si hubiéramos evitado las corrientes?». Encontramos una alcoba en uno de los muros cuando al fin alcanzamos el fondo y levantamos la mirada hacia la tenue luz que se filtra hasta nosotras. </p><p>—Quiero quedarme contigo hasta el último momento —dice.</p><p>—No quiero ver cómo te ahogas. —No puedo impedir el flujo de palabras que inunda mi garganta—. Me gustaría que te frenaras. —Aparto la mirada, porque no quiero que vea cómo pierdo la compostura—. ¿No tienes miedo? —añado, tratando de volver a centrarme en ella.</p><p>—No —dice—. No pienso en lo que está más allá del agua. —Me coge de la mano—. Aquí, estoy lo más alejada de la superficie donde te dejaré. Quería saber cómo se sentía algo así. </p><p>Me giro hacia ella y le doy un beso en la sien. Unas escamas de dispersan tras mis labios. Por primera vez no las cuento.</p><p>#</p><p>—¿Qué pasa por encima del agua? —le pregunto a Mamá Mer cuando la visito para recoger el bálsamo para la piel en carne viva de Aleda. Su cola se ha desintegrado y la carne entre los nuevos apéndices es delicada y está irritada. Dos de sus branquias se han cerrado lo que le dificulta la respiración. No puede permanecer con nosotros mucho tiempo más. </p><p>—La superficie es una piel entre nuestro mundo y otro. Nadie se ha marchado y ha regresado. —La expresión de Mamá Mer es pensativa—. Hemos visto los fantasmas de aquellos que han ascendido observándonos desde arriba en el lugar desde el que nos dejaron. Recuerdan, Raya, igual que lo hacemos nosotres.</p><p>—¿Será como una muerte? ¿Será como cuando colocamos perlas sobre los ojos cerrados del muerto y lo tumbamos sobre laureles de algas sobre el lecho marino? ¿Soñaré con ella? —Mamá Mer coloca el bálsamo entre mis manos.</p><p>—Es una reencarnación —susurra.</p><p>#</p><p>Froto el bálsamo contra los apéndices de Aleda. Hay partes de su cuerpo que no entiendo ni identifico. Articulaciones duras diseccionan sus miembros inferiores y se doblan como brazos; unas más pequeñas se han formado en las extremidades de lo que parecen ser aletas planas. </p><p>—Me haces cosquillas —dice, cuando las toco. Después me sostiene la mano contra los pliegues donde sus nuevas extremidades se juntan y suelta un grito ahogado ante la presión. No aparto la mano. Me muevo con ella, tratando de memoriza este cuerpo nuevo-para-mí que siempre ha estado en su interior.</p><p>—¿Quieres una fiesta y bendición tradicional antes de marcharte? —le pregunto mientras ella descansa. </p><p>—Quiero la comida, pero no la ceremonia. —Me sonríe y me doy permiso para devolverle la sonrisa.</p><p>#</p><p>Mamá Mer, las Titas y yo preparamos un festín nunca antes visto en el complejo. Ostras, gambas y pulpo al vapor del respiradero, acompañados con kelp sazonado, cubren nuestras mesas. Invitamos a todo el mundo, hasta les sirenites del colegio de Aleda y sus familias. Les pequeñes la abrazan y la besan sin parar. Si le quedaran escamas, las habrían arrastrado a base de frotarla y trepar por ella. Se ríe de sus cabezas de mejillón, les dice lo listes que son y lo orgullosa que está de elles mientras elles giran y le enseñan todo lo que han aprendido mientras ha estado lejos de elles.</p><p>Después de que se marche todo el mundo, su estado de ánimo cambia.</p><p>—Cuando despertemos, será la hora. —Su respiración dificultosa me hace querer enroscarme sobre mí misma. </p><p>#</p><p>La acompaño al lugar donde Mamá Mer y las Titas nos han contado que Ies que han venido antes que ella han ascendido. No es grandioso como la fosa del Caimán o un coral vibrante. Es poco profundo y está bañado en luz; una poza transparente rodeada de piedras donde la barrera entre nuestro mundo y el mundo de arriba se difumina. Aleda se detiene cerca de la superficie.</p><p>—Ven conmigo tan lejos como puedas. —Apenas logra pronunciar las palabras ahogadamente.</p><p>La gran bola de luz cuelga sobre nosotras como el cebo de un rape gigantesco. Es tan brillante que duele levantar la vista a través del agua. Aleda me abraza. Su pecho convulsiona cuando succiona agua a través de lo que queda de sus branquias. En sus ojos y en su caricia se nota el adiós, una caricia que quiero sentir eternamente. No puede pronunciar la palabra y yo tampoco. Hace palanca con sus extremidades para agarrar las rocas y trepa para salir del agua. Nado tan cerca como puedo y entrecierro los ojos. Las Titas me han avisado de que romper la superficie sería mortal. </p><p>Está ahí, mirándome, su cara está distorsionada por las olas que ondean entre nosotras, más radiante que la bola de luz. Su mano se hunde en el agua en mi dirección. La agarro y beso su palma una última vez. Entonces me suelta y desaparece.</p><p>Permanezco en la poza, sola, mirando fijamente el punto donde la vi por última vez, recorriendo la silueta de su forma en mi memoria. Una escama con forma de lágrima flota por encima de mí. La dejo lanzar destellos hacia la superficie mientras desciendo.</p><p><br /></p><p><span style="font-size: x-small;"><b></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibeNoXUuiPdkXG4g7WTP6r3smTqb_Co_gjwXhW-VM4xN3M40mYi0o66xbe5rqr4YAOtu9fWV0avH8MKhvK4Fy8bppmM3t5IugQ2QjWgXYi37Qir8eIT5Er7InlA1sfdJbr2wnr4CzJl61X8kmDi1seExp9VMLrXR2j-rQbC1vgIzjG_nYq7umUt6o7a1E/s3739/suzan%20smaller%20shot%20(2).jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3739" data-original-width="3456" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibeNoXUuiPdkXG4g7WTP6r3smTqb_Co_gjwXhW-VM4xN3M40mYi0o66xbe5rqr4YAOtu9fWV0avH8MKhvK4Fy8bppmM3t5IugQ2QjWgXYi37Qir8eIT5Er7InlA1sfdJbr2wnr4CzJl61X8kmDi1seExp9VMLrXR2j-rQbC1vgIzjG_nYq7umUt6o7a1E/s320/suzan%20smaller%20shot%20(2).jpg" width="296" /></a></b></span></div><span style="font-size: x-small;"><b>Suzan Palumbo es una autora de terror y fantasía oscura canadiense originaria de Trinidad y Tobago. Su relato “Laughter among the trees” (Risas entre los árboles), publicado por la revista The Dark fue nominado a un premio Nébula así como al premio Small Press de la Washington Science Fiction Association. Es cofundadora de los premios Ignyte junto a L.D. Lewis y editará un número especial sobre el Caribe de Strange Horizons en octubre de 2023. Su primera colección de relatos, Skin Thief (Ladrona de pieles) se publicará en el otoño de 2023 gracias a Neon Hemlock. Su novella Countess (Condesa) será publicada por ECW Press en 2024. Cuando no está escribiendo, pueden encontrarla escribiendo, cultivando verduras, escuchando música o siendo una gótica caótica. Su biografía completa e información de contacto está disponible en: suzanpalumbo.wordpress.com</b></span><p></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-24407648049659199642023-07-28T02:00:00.034-07:002023-07-28T07:21:11.784-07:00Capítulo #74 - La Cueva, de Liliana Colanzi<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_113319098_6_1.html?c1=7e3711" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">La cueva</h1><h3 style="text-align: left;">por Liliana Colanzi</h3><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">1.</p><p style="text-align: justify;">Cayó de bruces y se golpeó la panza hinchada. No había visto la piedra. La carne del conejo se desparramó en la nieve, salpicándola de manchitas carmesí. La joven se arrastró hasta la cueva. Algo se había reventado en su interior y se le escapaba entre las piernas. Aulló su dolor: los murciélagos pasaron en tropel por encima de su cabeza. </p><p style="text-align: justify;">Había empezado a hincharse hacía varias lunas después de unas fiestas a las que invitaron a los hombres de otro clan. No sabía quién la había preñado y tampoco importaba. Lo que importaba era ser hábil para cazar y ágil para correr, y se conocía que las hembras que cargaban bulto eran más lentas y se quedaban rezagadas, por lo cual debían permanecer en el asentamiento hasta que les llegara el momento de parir. </p><p style="text-align: justify;">El dolor la tiró de espaldas. Trató de recordar qué hacían las mujeres en esas circunstancias. Con los ojos de la mente vio a su madre de cuclillas, expulsando en el suelo crías flacas y azuladas que invariablemente morían a los pocos días. Solo ella y su hermana habían sobrevivido y eran fuertes y tenían destreza para seguir agarradas a la vida. Se puso de cuclillas y sintió de inmediato el impulso de pujar. No debió haberse alejado del asentamiento estando hinchada, pero le aburría quedarse con las viejas mientras las hembras jóvenes iban en grupo tras el rastro de los bisontes. De modo que salió sin que la vieran y fue a revisar una trampa que ella misma había armado tiempo atrás con ramas de pino: encontró al conejo temblando, atrapado entre las ramas, y sintió una alegría inocente al degollarlo. </p><p style="text-align: justify;">Satisfecha de sí misma, no reparó en la piedra… Y por ese estúpido descuido estaba echando bulto antes de tiempo y sin ayuda. Por suerte la cría ya resbalaba entre sus piernas, una salamandra húmeda. La buscó a tientas, pero un estremecimiento le partió en dos el espinazo. ¡Otro bulto..! La segunda cría cayó al lado de la primera. Ella se tumbó sobre los codos, exhausta, y cortó con el cuchillo las tripas moradas que la conectaban a las criaturas recién nacidas. <span></span></p><a name='more'></a><p></p><p style="text-align: justify;">Alzó a las pegajosas crías, una en cada mano: una hembra y un macho que estiraban hacia ella sus bracitos rayados por las delicadas raíces de sus venas. Aterida y ardiendo del esfuerzo al mismo tiempo, confusa en su cansancio, los miró intrigada. Acababa de ocurrirle algo terrible, aquello de lo que las viejas hablaban en susurros alrededor del fuego: había parido niños dobles. Esa era la inequívoca señal de su transgresión. Las bocas diminutas, idénticas y hambrientas, se prendieron de sus tetas, y la tracción —a la vez placentera y dolorosa— le alivió la congestión de los pezones. </p><p style="text-align: justify;">A lo lejos el coyote cantó: la noche galopaba cerca. Había sobrevivido al bulto como antes había sobrevivido a los gonfoterios y al frío y al hambre y a la fiebre. El instinto de la vida volvía a revolverse en ella, alerta y afilado. El viento empujó ráfagas de nieve entre los carámbanos y le recordó que tenía que apurarse. Desprendió a las crías de sus tetas y las acercó a la luz para contemplarlas otra vez: eran casi translúcidas, cubiertas de un vello finísimo. Las llevó hasta el fondo de la cueva y, en un gesto motivado por la curiosidad o el juego, imprimió las cuatro pequeñas plantas de esos pies ensangrentados en la pared de la caverna, y al lado estampó las palmas de sus propias manos sucias. La simetría de las huellas en la roca despertó en ella la sensación de haber logrado algo. Luego, con el mismo gesto limpio que había usado con el conejo, abrió un tajo en los cuellos de los niños dobles. Las crías lanzaron un maullido suave antes de que las tapara la oscuridad. </p><p style="text-align: justify;">Ella dio un paso fuera de la cueva y, ya sin bulto, se echó a correr a través de la estepa nevada.</p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">2.</p><p style="text-align: justify;">Xóchitl Salazar, ayudante de cocina de veintidós años, se perdió una noche de tormenta eléctrica mientras regresaba caminando a su pueblo después de trabajar en un puesto de tamales en la Guelaguetza. Desorientada en la oscuridad y aterrorizada por los relámpagos que cruzaban el cielo como várices, fue a dar a la cueva. Desde allí intentó comunicarse con su novio, que no había estado de acuerdo en que fuera a la fiesta. Su celular había perdido la señal, pero la luz azul de la linterna dispersó la voracidad de la sombra. </p><p style="text-align: justify;">Lo que vio se quedó grabado en su retina: la pared del fondo estaba cubierta de pinturas rústicas que conformaban un complicado fresco prehistórico. Las imágenes se superponían; era evidente que habían sido añadidas por diversos artistas a lo largo de los siglos. La muchacha tuvo miedo: lo que el conjunto revelaba era un orden prohibido, una herejía. El tamaño de los animales no guardaba proporción con el de los humanos. Algunos eran grandes como hipopótamos o elefantes, aunque elefantes e hipopótamos nunca se habían visto en Oaxaca. Y las posturas de las figuras humanas evocaban —se persignó dos veces— escenas de sexo grupal. Acercó la mano a la huella de otra mano estampada en la roca: su palma cabía exactamente en ese contorno.</p><p style="text-align: justify;">Casi amanecía cuando escampó y Xóchitl Salazar por fin pudo regresar a casa a través de los campos, con el vestido enchastrado de lluvia y barro y con la noticia de su descubrimiento. Pero no llegó a hablar. El novio, enfermo de celos, la esperaba detrás de la puerta con un bate en la mano. Ella casi no registró el golpe. Quedó tendida boca arriba, con la frente hundida y la imagen de esos extraños animales pegada en las pupilas. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">3. </p><p style="text-align: justify;">La luz brotó del fondo de la noche sin que ningún ser vivo la notara. Una llamita plateada del tamaño de un anillo, surgida de la nada. La luz se detuvo en medio de la cueva, suspendida, se infló de golpe y creció varias veces su tamaño. En su interior se dibujó el contorno de una crisálida hecha de agua o de alguna otra sustancia trémula. Giró sobre su eje, primero sin prisa y luego a gran velocidad, hasta que la cueva se convirtió en una cápsula de luz vibrante. Se oyó el croar de un sapo; desde la aldea llegaban los cantos en honor al dios del trueno.</p><p style="text-align: justify;">La crisálida se descolgó de la llama hasta tocar el piso. La luz comenzó a plegarse sobre sí misma hasta hacerse del tamaño de una mota que el sapo se tragó de un salto. Ya en el suelo, la crisálida convulsionó. Sus labios se abrieron como la boca de un pescado agonizante, y con cada espasmo eructó en el aire nocturno una lluvia de partículas. Y después de vaciarse, la crisálida se desintegró. </p><p style="text-align: justify;">Las partículas arrojadas al aire se alojaron en el techo de la cueva, donde fueron descompuestas por los hongos o devoradas por los murciélagos que hibernaban allí. Con los años esos murciélagos desarrollaron una mutación en la boca y la nariz que les permitía ser más efectivos para captar ondas sonoras y así localizar insectos. Los sembradíos del pueblo cercano se vieron libres de las plagas que los azotaban y que causaban hambrunas y enfermedades mortales. </p><p style="text-align: justify;">A partir de entonces se multiplicaron las cosechas, y con el paso del tiempo la aldea se convirtió en un pequeño y floreciente imperio: sus tejidos y cántaros, de formas y diseños originales, llegaron a ser conocidos entre los pueblos más lejanos. También empezaron a ensayar un sistema de escritura silábica a través de glifos, que usaban para contar cómo los humanos eran descendientes directos de los árboles. </p><p style="text-align: justify;">Esta prosperidad atrajo la envidia de los pueblos vecinos. Una noche, mientras los habitantes dormían la borrachera después de un largo y bullicioso festejo al dios del trueno, fueron sitiados por el ejército enemigo. Los hombres fueron asesinados o sacrificados a otros dioses, las mujeres entregadas como esclavas y las casas y los templos ardieron hasta los cimientos. En pocos años nadie se acordaba de aquella ciudad ni de sus habitantes. Lo único que quedó de esta breve civilización fue su tejido, que se mantuvo vivo a través de las esclavas y pasó a formar parte de la cultura vencedora.</p><p style="text-align: justify;">Los murciélagos mutantes sobrevivieron varios cientos de años apretados en el vórtice de la caverna durante los meses de invierno en un racimo de pequeñas bocas y orejas puntiagudas. Con el tiempo lograron desplazar a otras especies de murciélagos. Se extinguieron abruptamente a fines del siglo XVI a causa de un virus que llegó de Europa en la nariz de un fraile dominico que iba camino a un juicio de herejía contra unos indios zapotecos. El hombre se detuvo a echar una siestita a la sombra de la cueva y nunca se enteró de las consecuencias de ese repentino estornudo que lo despertó: en su sueño caminaba por los frescos patios de su monasterio en Caleruega mientras el sol caía en picada sobre los rosales. </p><p style="text-align: justify;">Semanas después los esqueletos de cientos de murciélagos, delicados como agujas de pino, alfombraban el piso de la cueva. Las lluvias de julio, más fuertes de lo habitual, terminaron por arrastrarlos. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">4. </p><p style="text-align: justify;"><span style="white-space: normal;"><span style="white-space: pre;"> </span>Los siglos en que existieron los murciélagos mutantes fueron prósperos también para la cueva. Su guano, compuesto de cutículas de insectos, sostenía la vida en el crepúsculo. Los escarabajos depositaban en la mierda sus ninfas, miniaturas fósiles y hambrientas que encontraban allí refugio. Dentro de la materia oscura la larva atravesaba la noche cerrada de su metamorfosis hasta emerger ya en su forma definitiva. Colonias diligentes de hongos y bacterias trabajaban los excrementos hasta descomponerlos, para ser luego devorados por los coleópteros. Y las salamandras, atraídas a su vez por los escarabajos, se ocultaban en los intersticios de la roca.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="white-space: normal;"><span style="white-space: pre;"> </span>Todo este mundo colapsó con la repentina desaparición de los murciélagos. Como con los palitos chinos, la pieza que faltaba hizo que el edificio entero tambaleara. Fueron tiempos quietos en la caverna, al menos para los ojos incapaces de ver el trasiego de la vida microscópica. Hasta que una manada de coyotes empezó a frecuentar la gruta y el ciclo comenzó de nuevo, parecido al de antes pero nunca exactamente igual. El ciclo de la vida cuyo eje es la mierda, el guano, el excremento generoso. El regalo que un ser vivo hace al otro, sin saberlo, y a través del cual la existencia continúa. La mierda como vínculo, como eslabón fundamental en el mosaico de las criaturas. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="white-space: normal;"><span style="white-space: pre;"> </span>Discreto, constante, aferrado a su pedazo de roca en el borde mismo de la luz, el musgo parecía uno y el mismo a lo largo del tiempo. Por su colcha circulaban los insectos hambrientos y las esporas que después dispersaba el viento. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="white-space: normal;"><span style="white-space: pre;"> </span>Y allá en lo más profundo de la cueva, ciegos y silenciosos, habitaban los troglobios. Un mundo paralelo que olvidó el contacto con la luz del sol. Estos huéspedes de túneles y aguas subterráneas se acostumbraron a ser lentos, y de tanto habitar en las profundidades y las sombras perdieron los colores. Los troglobios se mantuvieron intactos incluso cuando la vida en la superficie cambió. Y más adelante desaparecieron sin haberse cruzado jamás con las criaturas que han visto las estrellas. </span></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">5.</p><p style="text-align: justify;"><span style="white-space: normal;"><span style="white-space: pre;"> </span>Se citaban en la caverna porque pertenecían a dos pueblos enemigos, en guerra permanente. Ya nadie se acordaba del motivo que inició la enemistad, pero era tan antigua que ninguno de los pueblos quería vivir sin ella. La pareja había considerado fugarse. Sin embargo estaban rodeados de lugares peligrosos donde podían ser capturados y vendidos como esclavos. Él había sugerido esconderse en las montañas y llevar una vida de ermitaños. Ella le pidió unos días para ordenar el flujo desbocado de sus pensamientos. </span></p><p style="text-align: justify;">Y ahí estaban finalmente, recostados bajo la sombra de la cueva. La muchacha apoyó la cabeza en el pecho desnudo del joven. En la gruta se escuchaba el eco de las gotas que caían de las estalactitas. Por dentro los jóvenes apenas podían contener la estampida de las sensaciones. Había algo hermoso y envenenado en ese sufrimiento, pensó ella, y acarició el mentón cuadrado del muchacho, donde apenas asomaban unos cuantos pelos duros. Lo amaba, de eso no tenía dudas, pero no estaba hecha para la vida de fugitiva. Había venido a despedirse. Se casaría con otro y llevaría la vida que su pueblo quería que llevase. Sentía tanta infelicidad de imaginar los días que vendrían que su corazón se sublevaba. ¿Y si se fugaban? Era fácil decirlo ahora, con el estómago lleno y con el tiempo de las heladas todavía lejos… </p><p style="text-align: justify;">Una cosa la atormentaba más que otras: nadie sabía que ellos se querían. En algunos años ellos morirían, y llegaría el momento en que ninguna de las personas que los conocían por sus nombres y que caminaban ahora por la tierra estarían vivas, y sería como si eso que surgió entre ambos jamás hubiera existido. Y aquella idea hacía que lo que la unía al joven fuera más audaz y más desesperado. </p><p style="text-align: justify;"><span style="white-space: normal;">Te veré aquí dentro de dos semanas, le dijo desafiante, dispuesta a afrontar con él lo que fuera necesario. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="white-space: normal;">A la semana siguiente estaba casada con un hombre de su pueblo. </span></p><p style="text-align: justify;">Algunos años más tarde, yendo a recolectar hierbas con su hija mayor, pasó cerca de la cueva. Buscó en su corazón el recuerdo del muchacho. </p><p style="text-align: justify;">Extrañada, apenas pudo evocar sus rasgos. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">6. </p><p style="text-align: justify;">Una estalactita es una sucesión de gotas a través del tiempo. Se forman a medida que gota tras gota el agua se escurre lentamente por las grietas del techo de la cueva. Cada gota que cuelga deposita una brevísima película de calcita. Gotas sucesivas agregan un anillo después de otro, y el agua gotea a través del centro hueco de los anillos hasta formar un cilindro colgante. Las estalagmitas crecen hacia arriba desde el piso de la cueva como resultado del goteo de agua de las estalactitas. Cuando una estalactita se encuentra con una estalagmita —en una danza de decenas de miles de años—, se forma una columna. Hasta hace poco solo se podía calcular la edad de las formaciones minerales inferiores a 500.000 años, pero ahora se ha conseguido datar formaciones antiguas de hasta 80 millones de años. Es decir que muchas estalactitas y estalagmitas empezaron a brotar con timidez en los tiempos de los dinosaurios. </p><p style="text-align: justify;">Hay otros tipos de formaciones minerales en las cuevas: algunas toman la figura de cortinas, otras de perlas y de finos bucles de piedra caliza y otras incluso parecen colmillos de perro. Entre las cuevas más impresionantes está Naica, la mina de selenita de Chihuahua: el mineral forma barras transparentes, verdaderos nidos de gigantescos cristales bajo tierra. </p><p style="text-align: justify;">La mina estuvo en funcionamiento desde 1794, pero esos cristales del tamaño de edificios fueron descubiertos recién en 2000 por unos hermanos que cavaban un nuevo túnel. El calor es tan intenso que es imposible aguantar más de diez minutos sin equipo protector, y ladrones de cristales se han asado en el subsuelo. Dentro de los cristales se encuentran microorganismos arcaicos que quedaron atrapados en burbujas de fluidos hace 50.000 años y que se las arreglaron para permanecer en un estado latente de zombis microscópicos. En 2017 estas bacterias fueron reanimadas en laboratorio: los científicos concluyeron que no mantenían un parentesco cercano con ningún otro microorganismo conocido. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">7.</p><p style="text-align: justify;">El portal se dibujó en el aire y Onyx Müller se materializó en la cueva. Desconcertade, miró a su alrededor: ese no parecía el puerto donde debía haber desembarcado. Mandó un mensaje de emergencia a sus compañeres de juego, pero la señal de su dispositivo era una lluvia de estática. Alguna interferencia le había arrastrado a algún paraje no indexado de la deep web. En lugar de la réplica virtual del festival de Woodstock de 1969, la plataforma le había enviado a ese escenario ófrico. Buscó los transmisores que le conectaban con la base, pero estaban fuera de servicio. La recreación de la caverna, debía admitirlo, era bastante fidedigna. Aplastó a un insecto de largas antenas con la suela de su bota izquierda: el bicho crujió y expulsó un líquido viscoso como el interior de un chicle Bubbaloo. </p><p style="text-align: justify;">Onyx Müller avanzó hacia la salida en busca de un portal desde donde retomar contacto. La luz que provenía del exterior le resultaba cegadora: esperaba que al atravesar el umbral el escenario se derritiera como plástico fundido y el programa le llevara junto a sus colegas. En vez de ello se encontró con un frondoso bosque de coníferas en el que trinaban los pájaros. El paisaje le pareció una copia de un póster tridimensional de la antigua cafetería California, donde servían los mejores donuts con glaseado de chocolate de su infancia. Algo agitó las copas de los pinos: era el cuello rugoso de un dinosaurio. Cuando la sombra le cayó encima, Onyx Müller alzó los ojos en busca de la tormenta de píxeles, pero las alas del pterosaurio se recortaban nítidas sobre su cabeza. </p><p style="text-align: justify;"> </p><p style="text-align: justify;">8.</p><p style="text-align: justify;">Su familia había decidido emigrar, pero él quiso quedarse. No se imaginaba viviendo en otro sitio; ya estaba demasiado viejo y a diferencia de sus descendientes, el viaje a otras estrellas no le producía la menor curiosidad. </p><p style="text-align: justify;">Cuando estuvo solo comenzó a frecuentar la cueva. Le gustaban las polillas doradas que habían hecho su nido allí y también le intrigaban las antiguas pinturas de las paredes. Nadie sabía muy bien cómo habían sido las criaturas que las dibujaron ni por qué desaparecieron, y excepto él, a nadie le interesaba averiguarlo. Era señal de decadencia mirar hacia el pasado: los suyos siempre estaban formando nuevas colonias, mutando y adaptándose. Su fijación con las cosas de antes les parecía obscena y se esforzaban mucho por ocultarla ante los demás. Por eso su decisión de quedarse había sido un alivio para todos. </p><p style="text-align: justify;">En sus últimos días disfrutó escarbando en los escombros depositados en el fondo de la caverna, limpiando y ordenándolos. Encontró un caparazón de armadillo, un animal que se había extinguido hace mucho, y un brazalete de fiesta de mujer con piedras preciosas. Su tesoro favorito era una botella de Coca Cola intacta que pulió hasta sacarle brillo y que al soplarla con sus ventosas producía una música que le recordaba a los demonios de viento del lugar donde había nacido. </p><p style="text-align: justify;">Antes de morir quiso parir una vez más. Enterró larvas de polillas en el pliegue de su abdomen y se internó en los pasadizos más profundos de la cueva para que lo devoraran los troglobios. </p><p style="text-align: justify;"> </p><p style="text-align: justify;">9.</p><p style="text-align: justify;">De la cueva quedaba apenas un pequeño promontorio donde se posó el pájaro violeta. La pradera estaba cubierta de hongos iridiscentes que lanzaban al aire nubecillas de esporas. Las larvas se retorcían en la tierra, azules y húmedas. El pájaro desenterró una grande y gorda con su largo pico jaspeado. Tenía hambre: acababa de hacer el viaje de regreso desde las tierras cálidas junto a su bandada. Habían sobrevolado pastizales, volcanes, bosques petrificados, praderas de hongos y antiguas ciudades sumergidas, y habían vuelto justo para la temporada de las larvas. En un par de días las larvas echarían alas y antenas, se volverían venenosas y devorarían a los hongos, pero ahora estaban en el estado ideal para cazarlas. El pájaro rascó la tierra y puso un huevo dorado. La brisa hizo estremecer los sombreros de los hongos y dispersó la niebla tornasol de las esporas. Poco después una fina capa de lluvia cayó sobre la pradera. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: left;"><span style="font-size: x-small;"><b></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKQVeOUH1z3CZdZQYmraah46aTqPkqIyA5S6m6ycGQUHmg3ry9KIGEssaoTjjr6OlX-iYvD6a3SLtk1YoU4KlXCRetDP8q7qzlppvTAy39WteMg_R-Lf5-9Lz8HRg-mFs6s8aeH0Pxw_N5z-AfZZCY2cPFwbPRf5kWKBJ6VKYcgsQk_O9qWq1WhVVGsIA/s1000/liliana%20roja.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="750" data-original-width="1000" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKQVeOUH1z3CZdZQYmraah46aTqPkqIyA5S6m6ycGQUHmg3ry9KIGEssaoTjjr6OlX-iYvD6a3SLtk1YoU4KlXCRetDP8q7qzlppvTAy39WteMg_R-Lf5-9Lz8HRg-mFs6s8aeH0Pxw_N5z-AfZZCY2cPFwbPRf5kWKBJ6VKYcgsQk_O9qWq1WhVVGsIA/s320/liliana%20roja.jpg" width="320" /></a></b></span></div><span style="font-size: x-small;"><b>Liliana Colanzi nació en Santa Cruz de la Sierra el año 1981. Escritora, periodista y editora. Estudió Comunicación Social en su ciudad natal. Maestría en Estudios Latinoamericanos (Universidad de Cambridge); doctorado en Literatura Comparada (Universidad de Cornell). Ha publicado los libros de cuentos Vacaciones permanentes (2010), La ola (2014) y Nuestro mundo muerto (2016). Con este último fue finalista del premio de cuento Gabriel García Márquez en 2017. Ese año fue elegida entre los 39 escritores latinoamericanos menores de 40 años más destacados por el Hay Festival Cartagena, Bogotá39. Su último libro, la colección de relatos Ustedes brillan en lo oscuro fue premio Ribera del Duero en 2022.</b></span><p></p><p></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-71883599394454131632023-06-30T01:47:00.002-07:002023-06-30T01:47:47.304-07:00Capítulo #73 - Deja que recolecten tu #hugot en esta cafetería regentada por una diwata, por Vida Cruz<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_111472920_6_1.html?c1=cb4e0b" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;"><br /></h1><h1 style="text-align: left;">Deja que recolecten tu #hugot en esta cafetería regentada por una diwata</h1><h4 style="text-align: left;"><b>por Vida Cruz</b></h4><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b><span style="font-size: medium;"><br /></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b><span style="font-size: medium;"><br /></span></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b><span style="font-size: medium;">Deja que recolecten tu #hugot en esta cafetería regentada
por una diwata</span><o:p></o:p></b></p><p style="text-align: left;"><b>Mª Rosario P. Herrea, The Archipielago Daily</b></p><p style="text-align: left;"><br /></p><p style="text-align: left;">Es una de las dos “millas gastronómicas” de Ciudad Quezon; la calle Maginhawa es el lugar ideal par encontrar pequeñas y eclécticas cafetería y restaurantes únicos para saciar al foodie aventurero que hay en tu interior. Y a pesar de la variedad existente en Maginhawa, nunca antes ha incluido un establecimiento que o bien sirviera comida mítica, o sus dueños fueran míticos, o ambos.</p><p style="text-align: left;">Durante los próximos seis meses, la cafetería efímera de Maria Makiling cambiará este dato.</p><p style="text-align: left;">¿Por qué debería un verdadero amante de la buena comida acudir a la cafetería de la diwata, habiendo tantas otras opciones? ¿Por qué debería alguien probar la deliciosa, aunque sencilla, cocina híbrida filipino-española de esta cafetería, cuando históricamente los humanos han sido incapaces de tolerar la comida mítica sin consecuencias físicas, psicológicas, morales o mágicas?</p><p style="text-align: left;">Muy sencillo.</p><p style="text-align: left;">El ingrediente más valioso de María, el de primerísima calidad; el que permite que, después de todo, los humanos puedan digerir la comida, es el sufrimiento humano. Y en estos momentos la diwata acepta solicitudes para aquellos dispuestos a permitir que cosechen el suyo. </p><p style="text-align: left;">#<span></span></p><a name='more'></a><p></p><p style="text-align: left;"><b>Comerse los propios sentimientos</b></p><p style="text-align: left;">El Café de los Pesares, que abrió ayer mismo, cuenta con la calidez de la casa de provincias de una abuela y el bullicio de una velada del siglo XVII. Aquí se vive en un perenne día invernal de enero.</p><p style="text-align: left;">La cafetería está especializada en lo que los comensales han comenzado a llamar «comida de los pesares». Estos platos asequibles están preparados por unos entusiastas estudiantes de Administración de Hostelería y Restauración en prácticas y un alegre kibaan en una cocina grande y sofocante preparada para cocinar con especias. </p><p style="text-align: left;">Ofrecen sopas copiosas como sopa de munggo, bulalo con tuétano, sopa de ajo, sopa de marisco y fabada asturiana. Las especialidades de la casa incluyen una nilagang baka casi gelatinosa y sinigang de las variedades baboy, hipon y bangus, porque «la gente necesita tragar algo más denso que sus lazos rotos», según reza la sarcástica carta.</p><p style="text-align: left;">También disponen de bilaos enteros de paella de marisco y paella negra. Además, sirven una variedad de platos de cerdo, como lechong kawali, liempo, inihaw, dinuguan, sisig, y pata crujiente, todo ello servido sobre hojas de banano con una ración de arroz de ajo y mangos: hasta se te entregará un chuchillo de carnicero para esa porción extra de catarsis si lo solicitas. Después de todo, la carta afirma que estos platos están recomendados para «aquellos que desean una representación visceral de cuerpo y sangre».</p><p style="text-align: left;">Sorprendentemente, entre los más vendidos se encuentran los tentempiés de la merienda: champorado, churros con chocolate ardiendo, y un tablea agridulce increíblemente equilibrado.</p><p style="text-align: left;">Sin embargo, aunque se pudiera pensar que los platos ayudan a los comensales a purgarse de los sentimientos de pérdida, lo que ocurre es lo contrario: comer la comida induce sentimientos pasajeros de pérdida, tristeza e ira. Y, aun así, la gente siempre parece querer más.</p><p style="text-align: left;">—Pasé de imaginarme el lechón como a mi ex a imaginarme que era mi mejor amigo, después de que los americanos le dispararan —dice Antón, un estudiante de derecho—. ¡Lo que no tiene ningún sentido, porque mis abuelos eran bebés cuando los americanos tomaron el mando! Me resultó un poco chirriante, pero también me hizo poner las cosas en un contexto más grande, no sé si me entiendes.</p><p style="text-align: left;">»Es el mejor lechón que he comido nunca —añadió—. La carne se separó con facilidad del hueso y la grasa se me derritió en la boca. La necesidad urgente de suplicarle a mi ex que volviera conmigo también se derritió. </p><p style="text-align: left;">—Kakaiba ‘yung tablea na ’yon —dijo Nilda, una teleoperadora—. Pagkahigop ko, bigla kong naalala ang anak kong namatay—pero wala akong anak! Nawala naman agad yung lasa, tapos ninamnam ko na ‘yung tablea (Esa tablea es de otro nivel. Un sorbo y de repente recordé a mi hijo muerto, ¡pero yo no tengo hijos! El sabor desapareció en seguida, y pude disfrutar de la tablea). </p><p style="text-align: left;"># </p><p style="text-align: left;"><b>Divisiones humanas y míticas </b></p><p style="text-align: left;">La cafetería está localizada al final de la calle con el apropiado nombre de Mahiwaga, que apareció súbitamente un día; un callejón saliendo de Maginhawa, como si siempre hubiera estado allí, lejos de la purpurina y los restaurantes efímeros. Mahiwaga está flanqueado por unos bordes espesos formados por unos árboles de fuego cargados de flores. Todo aquel que pasa por delante de la calle observa los seductores fuegos de San Telmo, o escuchan la música tintineante que flota calle abajo. </p><p style="text-align: left;">La cafetería en sí es una acogedora casa de estilo colonial español; por encima de la puerta delantera, con sus vidrieras de colores, hay un cartel bañado en oro escrito en el alfabeto latino y en baybayin. El texto en baybayin dice ‘Ang Karihan ni Mariang Makiling, Para sa Wasak Mga Pusong.’ </p><p style="text-align: left;">La cafetería es democrática en cuanto a su clientela: a excepción de les kinari, cuya afición por alimentarse de aquellos humanos lo suficientemente estúpidos como para romperles el corazón les hizo ganarse un veto vitalicio. (Los representantes de les kinari rechazaron hacer comentarios, disgustados). </p><p style="text-align: left;">Dos largas colas serpentean hacia el lugar: una de humanos, otra para los míticos. Los primeros miran de reojo a los segundos, mientras que algunos de los segundos observan hambrientos a los primeros. Ya habría tenido lugar alguna pelea si no fuera por el entusiasta personal en formación (tanto humano como mítico), vestido con camisas blancas, que trabajan sin descanso para mantener las líneas libres de conflicto. </p><p style="text-align: left;">Jomar Poblete, un principiante que estudia Relaciones Míticas en la Universidad de Filipinas es uno de ellos. </p><p style="text-align: left;">—Maliban sa buwan-buwang suweldo, binabayaran ng diwata ang tuition namin, komyut, at saka na rin ‘yung board at lodging ng mga taga-probinsya —explicó—. At nag-iintern ako sa may kinalaman sa course ko (Además del sueldo mensual, la diwata paga nuestros estudios, los gastos de transporte y la comida y alojamiento de aquellos que vienen de provincias. ¡Y además tengo la oportunidad de hacer prácticas en algo que está relacionado con mi carrera!). </p><p style="text-align: left;">Cuando se les preguntó a los míticos por sueldo o compensación por sus servicios, un tamawo extremadamente atractivo mostró una amplia sonrisa y respondió: </p><p style="text-align: left;">—Unang makatilaw sa pagkaon, siyempre (¡Somos les primeres en probar la comida, obviamente!). </p><p style="text-align: left;"># </p><p style="text-align: left;"><b>Recolección de pesares </b></p><p style="text-align: left;">La cola humana se divide a su vez en dos: les clientes y les candidates. A les candidates se les conduce a una sala de espera decorada con colores cálidos, donde deben responder a una encuesta que parece aleatoria. Las preguntas abarcan desde lo que comieron en su última comida hasta la petición de que describan el primer sueño que recuerdan. Por último, serán entrevistados por la misma María Makiling, que después realizará el misterioso rito de recolección. </p><p style="text-align: left;">En ocasiones, sacan de la cola a algunes candidates con suerte y les sirven primero. Una de elles fue Eugenia Castillo, de 87 años. Su hijo Benjamín, que tenía 21 la última vez que lo vio, en los setenta, fue uno de los miles de desaparecidos durante la ley marcial. Es su retrato lo que ha traído a la oficina de María. </p><p style="text-align: left;">—Hindi pa rin humuhupa ang kirot —nos contó—. Hindi ko malilimutan ang anak ko, pero gusto kong magpahinga sa kakarinig ng boses niya sa mga panaginip ko gabi-gabi (El dolor no ha disminuido. Jamás olvidaré a mi hijo, pero necesitaba un descanso de escuchar su voz en mis sueños todas las noches).</p><p style="text-align: left;">Otra candidata afortunada fue Ingrid Dimasalang, 45. Hace diez meses, su marido y su hijo adolescente, víctimas de la guerra contra las drogas, murieron por los disparos de unos hombres que iban en moto mientras ellos caminaban de regreso a casa después de una visita nocturna a la tienda sari-sari. La hija de Ingrid, Mara, salió con vida, pero ya no puede ver por el ojo derecho. </p><p style="text-align: left;">Gusto Dimalasang insiste en que su marido, que solía traficar con drogas, se había rendido a su barangay, y que el hijo solía recriminarle al padre su forma de ganarse la vida. </p><p style="text-align: left;">—ko lang na mawala yung hinanakit ko —explicó—. Binoto ko ‘yung presidente natin. Naniniwala ako sa kanya. Pero bakit nangyari ’to sa pamilya ko (Lo único que quiero es que la pena desaparezca. Voté por nuestro presidente. Creo en él. Pero ¿por qué le pasó esto a mi familia?). </p><p style="text-align: left;">—Últimamente recibimos más y más personas como Ingrid —explicó Maria Makiling—. La cifra ronda varios cientos de candidates. Creo que vendrían más si tuvieran los medios, y si sintieran que quieren dejar de sufrir.</p><p style="text-align: left;">Es reseñable que el actual Valiente Líder es simpatizante del hijo del antiguo dictador, que aspira a la vicepresidencia de las Filipinas. </p><p style="text-align: left;">Sorprendentemente, no pudimos contactar con los representantes del Líder Supremo para recabar sus comentarios, aunque la cuenta oficial de la administración citó una nota de prensa que afirmaba que «la diwata debería reunirse con el presidente antes de escuchar las acusaciones infundadas de aquellos que buscan difamar su imagen y sus logros con noticias falsas». </p><p style="text-align: left;">El secretario del departamento de asuntos míticos Virgilio Braganza, sucesor de la estimada Dra. Nadia Pilapil-Quiroz, todavía no ha realizado la visita de cortesía que se espera de los miembros del gobierno en los eventos y empresas míticas. </p><p style="text-align: left;"># </p><p style="text-align: left;"><b>Olvido y empatía </b></p><p style="text-align: left;">Una podría preguntarse por qué una diwata (y más una del calibre de María Makiling, ni más ni menos) necesita abrir una cafetería, cuando el dinero no significa nada para ella. Por otra parte, esta es la diwata que podría haber derrumbado el monte Makiling sobre aquellos que continúan derribando los árboles de Laguna, la mismísima diwata que alcanzó los titulares de los periódicos cuando, como si se tratara de una joven humana normal y corriente en busca de un futuro brillante, se enroló en las carreras de Sociología, Antropología y Administración y Dirección de Empresas en la UP Los Baños y después se graduó magna cum laude junto a la clase de 2016. Existen pocas criaturas que puedan cargar con las contradicciones del poder y el sufrimiento como lo hace ella. Teniendo en cuenta estos datos, preguntarse por qué querría hacer algo tan humano como abrir una cafetería es inútil; la diwata sabe lo que quiere y lo persigue como una mujer con una misión. </p><p style="text-align: left;">Y parte de esa misión es, al parecer, establecer justicia social. Ciertamente, la diwata no recibe nada de los ingresos de la cafetería: una parte se utiliza para cubrir las necesidades de sus trabajadores en formación, otra parte se usa para comprar ingredientes, y el resto se entrega a los familiares de las víctimas de la ley marcial y la guerra contra las drogas.</p><p style="text-align: left;">Es este último tipo de destinatario el que da una calve del motivo más profundo detrás del origen del Café de los Pesares.</p><p style="text-align: left;">—¿Sabes? El día que se volvió a enterrar a cierto ladrón en el Libingan ng mga Bayani, y la gente se congregó pidiendo la aprobación del presidente para colocarlo entre héroes de guerra, sentí tanta ira que Laguna de Bay hirvió —contó María—. Sé que los humanos tienen la retención de recuerdos de un colador, pero olvidar cómo ese hombre torturó y asesinó a decenas de miles de vosotros es caer muy bajo, hasta para los de vuestra clase.</p><p style="text-align: left;">»Preferiría no involucrarme en asuntos humanos, porque he salido escaldada antes —continuó María, refiriéndose a sus famosos escarceos con hombres humanos hace cientos de años—. Pero, aunque mucha de mi gente no lo admitirá, las cuestiones humanas tienen el poder de afectarnos a nosotres, les místiques, también.</p><p style="text-align: left;">»Muches de nosotres se niegan a recordar, pero la última vez que no intervenimos, elegisteis a Macoy, ¡varias veces!, y el trató de arrebatarnos nuestras tierras, para su maldita presa y sus proyectos de infraestructuras y sus payasadas de buscatesoros —dijo María—. Y cuando aquello no funcionó, envió a soldados entrenados específicamente para librar una guerra que dejó a muches de nosotres sin hogar hasta hoy. Así que, cuando me preguntan si deberíamos dejar a los humanos a su aire, siempre respondo: «¡Nunca más!».</p><p style="text-align: left;">»Si continuamos por un camino por el que los humanos y les mítiques no sienten empatía les unes por les otres, y les humanes entre vosotres, entonces tendré esta conversación de nuevo, con otra periodista joven, en la próxima generación. Lo que hace mi cafetería es liberar de la carga de la experiencia a aquellos que la sienten demasiado pesada, y darles a probar un poco a aquelles que no tienen ni idea de lo que supone, y que tal vez juzgan demasiado rápido —añadió.</p><p style="text-align: left;">»Les humanes tenéis ese dicho de ponerse en los zapatos del otro. Yo me limito a enseñaros lo que pasaría si pudierais echar un vistazo a las experiencias de otre. Extiendo una invitación abierta en particular a los apologistas de Macoy y a los fanáticos de Digong —concluyó.</p><p style="text-align: left;">Fue María quien maldijo a cierto antiguo dictador, que este periódico no me permitió mencionar por miedo a una querella por injurias, con lupus. Durante la Revolución del Poder Popular de 1986, María entró en el palacio de Malacañang, flanqueada únicamente por un par de guardias kapre, poco tiempo después de la famosa llamada de Aquel Que Saqueó Billones del Dinero de los Contribuyentes al senador estadounidense Paul Laxalt. Se dijo que El Hombre Inamovible se habría quedado en Manila a pesar del consejo de Laxalt si María no le hubiera dado un ultimátum: «Elige. Muere ahora o márchate para siempre».</p><p style="text-align: left;">La diwata añadió también que una de las condiciones fue que perdonara a su monstruosa prole, cosa que accedió a hacer:</p><p style="text-align: left;">—En retrospectiva —dijo, con un tono más amargo que su tablea—, debería haberlos maldecido a ellos también.</p><p style="text-align: left;">Cuando se le preguntó si también maldijo a la antigua Primera Dama, la diwata respondió con una sonrisa beatífica:</p><p style="text-align: left;">—¿Sabes por qué se maquilla como si fuera un payaso con peluca? Es porque cada vez que se mira en el espejo ve a una bruja de fealdad extrema. Cada cosa que hace, cada producto que compra es porque busca una belleza que jamás encontrará.</p><p style="text-align: left;">Los representantes de la Familia de Ladrones rechazaron hacer comentarios.</p><p style="text-align: left;">#</p><p style="text-align: left;"><b>Las consecuencias de seguir adelante y de soltar lastre</b></p><p style="text-align: left;">La existencia de la cafetería no está exenta de una fuerte oposición, que es el motivo por el que solo estará abierta durante seis meses. El grupo que más rechazo muestra hacia la cafetería parecen ser los propios vecinos, los restaurantes de Maginhawa.</p><p style="text-align: left;">—Siyempre madaming customers yung Heartbreak Café na ’yan —dijo Onyok Pagulayan, el propietario del restaurante nepalés Khanuhos—. Mina-magic ’ata ng diwata ‘yung pagkain, para di maka-move on (Pues claro que el Café de los Pesares tiene muchos clientes. ¡La diwata probablemente encanta la comida para que la gente no pueda olvidarse de ella!)</p><p style="text-align: left;">Los psicólogos también se oponen a la cafetería: específicamente, a la manera de María de extraer el sufrimiento.</p><p style="text-align: left;">—Estoy segura de que las intenciones de la diwata son buenas —explicó la doctora Amelita Narciso, presidenta de la Sociedad Filipina de Psiquiatría—. Pero llevarse el sufrimiento de la gente significa que no pasan por los estados habituales del duelo. Pasar por el duelo es importante, porque permite la liberación de una energía contenida que en un principio estaba atada a la persona, el objeto, o el lugar perdido. </p><p style="text-align: left;">»Cuando la gente no expresa su dolor, puede manifestarse con muchos síntomas físicos, como problemas de piel, caída de las defensas y latidos irregulares. Algunos síntomas psicológicos incluyen la depresión y la ansiedad —añadió—. Podríamos ver un aumento de personas con todos estos problemas de salud.</p><p style="text-align: left;">La Iglesia Católica también condena las acciones de la cafetería, aunque no su existencia. La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas ha afirmado en una nota de prensa oficial que «aunque elogiamos los sentimientos de la diwata María Makiling y su defensa de los derechos humanos, no aprobamos el encantamiento de personas inocentes. Estas acciones podrían alejar a la gente del Dios cristiano, e incitar a la veneración de los antiguos dioses paganos».</p><p style="text-align: left;">Por último, quizás los opositores a la cafetería más sorprendentes sean un grupo de familiares de las víctimas de la guerra contra las drogas y la ley marcial.</p><p style="text-align: left;">—Kahit ano pa ang sabihin ng diwata, malilimutan namin ang aming mga mahal sa buhay na naging biktima ng karahasan kung ibigay namin ang aming mga hinanakit para sa pagkain niya (No importa lo que diga la diwata, sí que olvidaremos a nuestros seres queridos, víctimas de la violencia, si le entregamos nuestro sufrimiento para su comida) —afirmó Arnulfo Enríquez, cuya esposa Marilyn fue víctima de un tiroteo desde un vehículo hace tres meses. </p><p style="text-align: left;">—Pag ni-let go ko ang alaala ng tito ko, paano siya mabibigyan ng hustisya? At para lang sa pagkain (Si dejamos marchar la memoria de mi tío, ¿cómo recibirá justicia? ¿Y todo por una mera comida?) —preguntó Nazario Lantin, cuyo tío lleva desaparecido desde el día en que el antiguo dictador declaró la ley marcial en 1972. Hasta hoy, no hay pistas de dónde puede estar enterrado su cuerpo.</p><p style="text-align: left;">La doctora Tanya de los Reyes, profesora de psicología en la Universidad Ateneo de Manila, tenía una hermana a la que nunca volvió a ver, después de que ésta se uniera a los rebeldes de las montañas en los años ochenta. Se limitó a decirnos:</p><p style="text-align: left;">—¡Mi dolor no es un espectáculo que deba representar delante de desconocidos!</p><p style="text-align: left;">Aunque no vaya a servir de mucho, una campaña de firmas pidiendo el desmantelamiento del Café de los Pesares circula por las redes sociales. En el momento de la publicación de este artículo, cuenta con 762 firmas.</p><p style="text-align: left;">Pero a pesar de todo el ruido y la furia contra el Café de los Pesares, la dama del Monte Makiling permanece imperturbable. </p><p style="text-align: left;">—Los humanos siempre os precipitáis —dijo, negando resignada con la cabeza—. Tan asustados de lo que no entendéis, con tanto miedo al cambio. Sé que seis meses no es tiempo suficiente para que las lecciones que deberíais haber aprendido hace mucho tiempo calen en vuestras cabezas, pero no puedo arriesgarme a fomentar revueltas. Así que ahora mismo, los planes para mantener la cafetería más de seis meses siguen siendo inciertos. Pero con el tiempo, regresaré de una forma u otra, y estoy segura de que todos veréis que tengo razón.</p><p style="text-align: left;"><br /></p><p style="text-align: left;"><i>El Café de los Pesares de María Makiling está abierto 24 horas, 7 días a las semana en la calle Mahiwaga, en el barrio de Sikatuna, en la ciudad de Quezón. Los precios varían entre los 100 y los 450 P. Para más información, visita su página web. </i></p><div><br /></div><div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: x-small;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijzF0jJwzXCnJpIx_vTL6u8Mt05bwn4Vt6KhFuxHN8fESwlO_84pBuuCflGnbpp-lwoJFOzwA9izPVXB84HsSFBZ92R1uyIIxzOcHazFI5JzbCqGh8Nx9QT0yvuSNn-nc--xq5nAdvRq7a4MY929r15-Ber7cdfHBeyJC58xoyRDkHMEypkUIDRdTHLUo/s4000/Vida%20Cruz-Borja%202.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="2252" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijzF0jJwzXCnJpIx_vTL6u8Mt05bwn4Vt6KhFuxHN8fESwlO_84pBuuCflGnbpp-lwoJFOzwA9izPVXB84HsSFBZ92R1uyIIxzOcHazFI5JzbCqGh8Nx9QT0yvuSNn-nc--xq5nAdvRq7a4MY929r15-Ber7cdfHBeyJC58xoyRDkHMEypkUIDRdTHLUo/s320/Vida%20Cruz-Borja%202.jpg" width="180" /></a></span></b></div><b><span style="font-size: x-small;">Vida Cruz-Borja es escritora
de fantasía y ciencia ficción, editora, artista y organizadora de convenciones.
Sus relatos y ensayos han sido publicados en <i>F&SF</i>, <i>Fantasy</i>, <i>Strange
Horizons</i>, <i>PodCastle</i>, <i>Expanded Horizons</i>,<i> </i>y en varias
antologías. Ganó el premio IGNYTE en 2022 a la mejor No Ficción Creativa por el
ensayo “We are the Mountain: A Look at the Inactive Protagonist” (Somos la
montaña: Un análisis del protagonista inactivo) que se publicará de nuevo en <i>Letters
to a Writer of Color</i> en primavera de 2023. Es la autora de dos colecciones
de relatos de fantasía ilustradas: : <i>Beyond the Line of Trees</i> (2019) y <i>Song
of the Mango and Other New Myths</i> (2022). Su trabajo en diferentes áreas ha
sido nominada, mencionada y recomendada en los premios Hugo, los premios British
Science Fiction y el Otherwise. En la actualidad es editora literaria <i>freelance</i>
para Tessera Editorial y The Darling Axe. </span></b><o:p></o:p><p></p></div><div><br /></div><div><br /></div>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-79425197981791413822023-04-19T02:43:00.001-07:002023-04-19T02:43:47.022-07:00Capítulo #72 - Su nombre es Ceres, de Solange Rodríguez Pappe<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_106647422_6_1.html?c1=21abb5" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">Su nombre es Ceres</h1><h4 style="text-align: left;">por Solange Rodríguez Pappe</h4><p><br /></p><p style="text-align: justify;">Yo estoy libre de cualquier responsabilidad porque a la muchacha la eligió Sofía. Nos pusimos de acuerdo en pagar a medias un cuidador para la mamá desde la Navidad definitiva en que confundió la maicena con bicarbonato al momento de hacer la salsa de mostaza para las guarniciones. Después de ese incidente convinimos en que la mamá ya no podía estar a su aire, que ya mucho aislamiento había tenido en ese lustro de viuda en que pasaba sus días alimentando a los animales del vecindario que venían a tener vida salvaje en el jardín. A demás, nos dio miedo de que se envenenara sola mezclando sazones y luego nos culparan de su asesinato. Creíamos que requería ayuda porque con el tiempo la casa parecía haber duplicado su tamaño, ya no era una villa reluciente con un porche florecido y un espacioso patio en un barrio residencial, ahora era una casona con habitaciones deshabitadas en medio de edificios que parecían titanes. Debíamos de reconocer que con nuestros respectivos rumbos adultos, ambos no le prestábamos atención ni al hogar del que habíamos venido ni a la madre.<span></span></p><a name='more'></a><p></p><p style="text-align: justify;">La reja frontal que siempre me había parecido preciosa porque en la curva de sus puntas imitaba una cornamenta de un reno, se había oxidado y había tomado la forma de un ramaje calcinado por el sol; los dormitorios posteriores que colindaban con el patio de tierra sufrían de una persistente invasión de termitas. Había cucarachas que salían por la rejilla de las duchas y cada cierto tiempo, con un buen chaparrón saltaban los fusibles de luz. Sofia se reía de mis ambiciones de poner a la mamá en un cuarto y rentar el resto de la casa a universitarios. Necesitamos un mediador, dijo Sofia, alguien que la convenza de poner el bien en venta; entonces la idea de buscar a quien nos ayudaría en alguna congregación fue suya. Esos sitios parecen estar llenos de personas con muchas necesidades económicas, argumentó, aceptarían cualquier oferta. Sonó como una buena idea, yo empecé a ir a misa para buscar muchachas con pinta de ser mansas y Sofía se fue a las reuniones de los carismáticos porque ella los había tratado de las épocas en tuvo dudas de fe y empezó a hacer cosas extrañas. Casi la perdemos, pero esa es otra historia.</p><p style="text-align: justify;">Llegó un domingo por la tarde con una maletita de ruedas y un bolsón de tela a rebosar donde tenía libros, religiosos, pensé, seguramente carga esas biblias ilustradas con hojas enchapadas en dorado. Me daba vergüenza volvernos de esas familias que tienen a la entraba las escrituras abiertas en el salmo 91, el que dice “Él me invocará, y yo le responderé”. Me dijo como se llamaba y yo inmediatamente olvidé su nombre. Sobria, con esos faldones que usaba tenía trazas de monja o de campesina. Su rostro corriente no era agradable de mirar. Tal vez lo más llamativo era su pelo cobrizo, con algunos mechones canos. Una mata sucia que llevaba sujeta en una trenzan rematada en lazo, una coquetería obsoleta, infantil, pero fuera de ello nada en particular. Una chica para barrer, lavar, preparan comida, con las caderas anchas de una madre. </p><p style="text-align: justify;">Le reproché a Sofía no haber encontrado a alguien más joven. Para lo que le pagamos, contestó y no es tan vieja, no debe tener ni 30 años, creo que como se viste le suma edad. Tiene algo que inspira calma, ¿no crees? Tampoco es que había opciones. No sé, le dije, es demasiado apacible, parece sordomuda. Que se acoplen primero y luego la instruimos para que vaya convenciendo a la mamá de que acepte los arreglos para a venta. Creo que el mayor problema va a ser el jardín, eso no tiene solución, conseguimos a alguien que arranque las plantas muertas, espantamos los bichos, embaldosamos y ya. Yo creo que, con una mano de pintura y fumigación, podrían darnos unos cien mil dólares y si sacamos los mangos, la granada y otras plantas grandes tal vez hasta podamos hacer un departamento horizontal y alcanzar otros veinte mil diciendo que es una casa rentera. Todo esto lo conversábamos en susurros los fines de semana cuando coincidíamos en los almuerzos. Ni la mamá ni el papá tuvieron visión, pero nosotros sí aspirábamos. </p><p style="text-align: justify;">La mamá tenía la costumbre de llamarme por las noches antes de irse a dormir. Se tomaba sus pastillas y en pleno delirio narcótico me timbraba para reportar su día: la hora en que se despertaba con los pájaros trinando, los platos con sobras que ponía en pórtico, las conversaciones con amigas decrépitas con las que intercambiaba síntomas, el dolor en la ciática que se había movido de lugar hacia el centro de su espalda. Usualmente, el tema de conversación era Dimas, el gato blanco que alguna vez había aparecido para ahuyentar a los demás machos y declararse dueño de todos los territorios de esa cuadra. Era intratable. Solo ella podía aproximarse un poco cuando le daba las sobras y pasarle la mano por el lomo. El momento en que ya no tenía de qué hablar con la mamá, conversábamos sobre lo que Dimas había hecho y lo que no, como si se tratara de hazañas interesantísimas. Cumplida mi cuota de interés, con cualquier pretexto la cortaba, le decía que debía preparar una presentación para la empresa, que iba a ir al cine con una amiga nueva o, lo que fuera. El reciente divorcio me había abierto una nueva vida privada a la que no le daba ningún pase. No obstante, siempre me pareció una muestra de cariño que prefiriera hablarme a mí en lugar de a Sofía, creo que todavía no le perdonaba algunos pecados de su juventud.</p><p style="text-align: justify;">Pero con la llegada de la muchacha las cosas cambiaron. Sofía realizó un par de visitas intempestivas para constatar cómo se estaban llevando y quedó agradablemente sorprendida. Ahora mamá, va con los pelos aplacados, como corresponde, me contó entusiasmada, ha vuelto a los juegos de mesa, come con apetito lo que la chica cocina y pasa más tiempo haciendo jardinería. Juntas están removiendo la tierra que ya estaba cascaruda, preparándola para sembrar. Me ha pedido semillas de pimiento y de tomates. Seguramente por las costumbres de esta chica que viene del campo, van a entretenerse con un pequeño huerto y ya han plantado un árbol de aguacates, aunque me parece que esa no es una planta de este clima, tremendo chasco se van a llevar cuando lo les brote nada. </p><p style="text-align: justify;">Por mi parte, las llamadas diarias se espaciaron, ahora era ella la que parecía sin tiempo para conversar. Cuéntame cómo está Dimas, mamá. Ya lo sabes, me decía con la voz amodorrada, entra y sale. Ahora le hace más caso a la que le da de comer que a mí, contaba antes de lanzar una risita borracha de sueño. A veces, trae pataleando palomas todavía vivas y se las come en el patio frontal mientras gritan. Empieza por el centro, por las tripas. Jamás había visto a nadie devorar. Luego del almuerzo de ese domingo Sofía barrió los despojos de lo que había merendado Dimas y que la mamá no había tenido tiempo de limpiar: un par de patas tiesas y una cabeza con el pico entreabierto. Ahora sí somos la casa Usher, bromeo con su característico humor macabro.</p><p style="text-align: justify;">Un viernes en que mi cita canceló a último minuto, tal vez por nostalgia, la llamé sin esperar que ella lo hiciera y me contestó esa chica. Jamás recuerdo cómo nos referíamos a ella en ese entonces. La muchacha, jamás la doméstica, como les decían algunas matronas que tenían personal a su servició que caminaban unos pasos atrás de ellas en los supermercados con la mirada baja. La señora Rita no puede ponerse ahora, dijo una voz de ángel, está haciendo sus ejercicios espirituales. Alejé el auricular de mi oreja porque pensé que había marcado a otra residencia; la manera delicada de quien me atendía no calzaba con el aspecto duro con el que la asociaba, esta criatura que me hablaba era dulcísima. Y tras esa declaración, un coro destemplado de voces acompañado instrumentos imprecisos se vino por la línea telefónica y llegó hasta mi lado, desconcertándome. Alababan y lloriqueaban. Entre el barullo de los panderos, lo que decían era indistinguible, una mezcla de maullidos con lamentaciones. Cuando termine, dígale que me llame de vuelta, pedí con igual cortesía y luego colgué. Hay cosas sobre las que no tengo claridad y que se han ido despintando con los años, pero lo que sí evoco bien es que me tuve que sentar en el piso del departamento, que apenas tenía muebles, y que me quedé largo rato con la mano sobre el mentón, pensando en lo que acababa de escuchar.</p><p style="text-align: justify;">El teléfono no volvió a timbrar esa noche. Por supuesto, Sofía tomó a mal que la culpara. Todos los viejos se vuelven religiosos con la edad, vociferó, les da esperanza. Por supuesto contesté, pero te has puesto a pensar en que algunos les dejan las propiedades a las iglesias. No sabemos qué trabajo está haciendo esa mujer con la mamá ni a que personas están metiendo a la casa, te digo que escuche un bullicio de locos, deberías volver a vivir con ella. Claro, me confrontó, porque los cuidados de los viejos nos corresponden siempre a las mujeres solteras. Sin tan preocupado estás por nuestro patrimonio, Emilio, a ver si te haces un poco más presente y vas a visitarla, que la madre es de los dos.</p><p style="text-align: justify;">El domingo en que pasó el acontecimiento, Sofía y yo seguíamos evitándonos, así que el plan era llegar cerca de las doce y permanecer hasta las tres y luego ella llegaría a las cuatro y se quedaría hasta las ocho. Como se acercaba el cumpleaños de la mamá, llevaba como postre una torta de frutas en el asiento junto al conductor y pensaba traerme a casa lo que sobrara, a casa a manera de ajuste de cuentas, porque Sofía amaba los dulces; de haber sido otra la circunstancia hubiera conducido sereno por la ciudad semi desierta, aprovechando la falta de tráfico, pero salí de casa con fastidio, presintiendo la posibilidad de una confrontación. Cuando tomé la esquina para voltear a la derecha de la cuadra, vi el bulto blanco sobre el pavimento y lo tomé por una envoltura suelta. Ya le iba a pasar por encima cuando, atravesado por una claridad que me partió con su caja me percaté de que se trataba de Dimas. Me detuve en seco, la tarta salió disparada con su envoltura y fue a dar contra la guantera. Bajé guardando la esperanza de que se tratara de un error de mi vista, pero al parecer la fatalidad había sido certera y rápida. A Dimas no se lo veía muy estropeado. Inmediatamente pensé en la mamá, en su corazón acongojado, llamando a un gato que jamás acudiría por su comida nocturna. Determiné que ninguna circunstancia debía ver el cadáver así que, actuando rápido, lo cubrí con el parasol del coche mientras otros conductores me pasaban con dificultad por los lados y me pitaban por obstruir el tráfico. </p><p style="text-align: justify;">Corrí hasta la casa y ya iba a llamar al timbre cuando encontré a la muchacha haciendo una cosa extrañísima que con la alteración que traía encima, pasé por alto. Estaba sentada en el jardincillo de la entrada limpiando con trapo las inmensas hojas de una planta a la que llaman Costilla de Adán, se notaba a cuáles había dejado reluciente y cuáles faltaban por lustrar. ¡Ayuda!, le grité. Me quedó mirando boquiabierta como si estuviera viendo un loco. Necesito que ella no se entere, fue lo primero que dije, mataron a Dimas, quiero que me consigas una bolsa. </p><p style="text-align: justify;">Un rato que se me hizo eterno me contempló con esa mirada bobalicona que yo había notado en la primera impresión. Esa está bien, le dije señalando el plástico en el que ella venía recogiendo la basura de la jardinería. Si me ayudas trayendo esa funda negra lo agradecería mucho, pero no tienes que mirar como lo hago, si no deseas. Su rostro hinchado por el sol era inexpresivo y vago, pudo haber tenido tres décadas o sesenta. Silenciosa, me siguió, no tuvo problema en ir por Dimas. Tampoco evito la impresión de su cadáver con la mandíbula fracturada. Era corpulento y de lana áspera, una fierecilla a la que se le había acabado la suerte. Lo puse en el fondo de la bolsa y lo cubrí con las hojas secas. Voy a buscar un vertedero donde dejarlo, ya vuelvo a casa. No, me dijo ella con su voz de flores, acá dentro hay un lugar. Y entró a la casa cargando la bolsa rumbo al jardín profundo. La perdí de vista un rato mientras con una botella de agua yo terminaba de lavar la sangre de la calzada. Sabía que el canicular haría el resto y allí no habría pasado nada.</p><p style="text-align: justify;">El hueco que ya tenía cavado no era muy profundo, iba a ser para un rosal. La mamá había adquirido crotos multicolores y un arbusto de peregrinas que aún permanecían en sus respectivas fundas. Me pareció que mientras lo cubría con tierra usando una pala de jardinería, a veces sus manos, la chica cantaba bajito, algo vago, inentendible, el sonido del arrullo de quien conducía a un niño hacia el sueño. Ponía yerbas, ponía puñados de hojas, se acababa el canto y volvía empezar. Tampoco recuerdo bien esa parte y tampoco logro explicarme porque me pareció tan natural que ella cavara y yo me quedara en la sombra sobrecogido, a punto de llorar, cediéndole todo el terreno, si ese había sido mi jardín toda la vida aunque ahora no reconociera toda su frondosidad. Incomprensible, porque apenas unos meses antes el suelo estaba rajado de lo seco. Entonces no sé si fue el sol, a veces, demasiado sol confunde las cosas; la chica recogió su falda para tener mejor equilibrio con las sandalias y pude ver sus tobillos blanquísimos cubiertos de un vello oscuro, como un lanugo. Ella alzó la vista y me miró como si supiera todo lo que venía pensando sobre su estupidez. Y pude ver en esos ojos, que ahora recuerdo imprecisos, una combinación de desprecio y de piedad.</p><p style="text-align: justify;">La mamá nos descubrió antes de que ella y yo tuviéramos que empezar un diálogo incomodísimo. Estamos trasplantando, le expliqué, qué hermosas tienes ahora a las plantas. Después añadí nervioso, te traje un postre y lo recordé desparramado en el auto, pero se me quedó en casa. Entra ya, me dijo la mamá, sin paciencia, siempre fuiste un bobo. Por suerte la muchacha ya había acabado su ceremonia y se limpió las manos en el delantal. No recuerdo qué almorzamos, pero lo acompañamos con ensalada de aguacates. La chica se volvió una sombra que comió en la cocina y no volvió a aparecer el resto de mi visita. Parloteé, mi diálogo fue una cagadera verbal en la que hablé de todas las mujeres con las que había salido en los últimos meses, de mis enfermedades imaginarias, de mis miedos económicos y la hice reír. La noté saludable entre cucharada y cucharada y solo de imaginarla llorando en la noche por Dimas me provocaba darme de bofetones yo mismo, pero negarlo, negarlo a veces era lo mejor para el corazón.</p><p style="text-align: justify;">Esperé la llamada de la noche en la ventana con el primer cigarrillo que encendía en semanas. Si me estiraba lo suficiente y pasaba por alto los cables telefónicos que se enredaban sobre los techos, podía alcanzar a mirar un pedazo del río alumbrado por la luna que justificaba el precio de la pieza fea, pero cerca de la naturaleza. No sé porque puedo traer al presente esas cosas y no otras, si dicen que recordamos solo lo que nos emociona. Fumé, pensé y fumé. Coloqué en dimensión las situaciones de esa tarde, mintiéndome, diciéndome para mi tranquilidad que era falsa esa sensación de que la muerte de Dimas provocaría en la mamá algo irreversible. Cuando el teléfono sonó cerca de las doce, lo tomé tan rápido que la base casi se estrella contra la cerámica. Era Sofía. ¿Sigues molesta conmigo? Me preguntó ¿Cómo está la mamá? La interrumpí. ¿Cómo lo lleva? ¿Está bien? Está perfecta, la acabo de dejar. Se quejó porque olvidaste la tarta de frutas que le habías prometido para celebrar su cumpleaños. Cuando me fui, la dejé junto con la muchacha dándole de comer al gato ese que se zampa medio pájaro y deja las cabezas como regalo. Me dijo que ambas estaban determinadas a revivir el jardín y luego acondicionarían la casa para recibir visitas porque ahora atendía en el patio a las amigas del culto, me invitaron. Está gordita. Hasta más joven la vi. No sé Emilio, a este paso la mamá nos va a enterrar, habrá que ir pensando quién va a cuidarnos cuando estemos viejos. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQ-cgkxrVlh8XhMwtp8gkddXY2JjSS3xZzuvg4JrJ_re64UogLxZrmG8M74uIYPIrHzsPUjxyHv0qJBlEU9zIIy5KGo3w_pRRj63S6K0Hd9ZamcTuxopQChF-Iz1arzbi6QL_Rop9-LaKzC_FoTDC6RSF1qlF866hphczfqlxDZPDGtx8wc1pCdz5g/s3000/Solange%20Rodr%C3%ADguez%20Pappe.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="2000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQ-cgkxrVlh8XhMwtp8gkddXY2JjSS3xZzuvg4JrJ_re64UogLxZrmG8M74uIYPIrHzsPUjxyHv0qJBlEU9zIIy5KGo3w_pRRj63S6K0Hd9ZamcTuxopQChF-Iz1arzbi6QL_Rop9-LaKzC_FoTDC6RSF1qlF866hphczfqlxDZPDGtx8wc1pCdz5g/s320/Solange%20Rodr%C3%ADguez%20Pappe.jpeg" width="213" /></a></div><b><div style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: x-small;">Solange Rodríguez Pappe. Guayaquil, (1976). Es una escritora interesada en todas las formas narrativas del relato tanto clásico como contemporáneo y en las historias de corte fantástico y prospectivo. Publicó siete libros de relato en Ecuador antes de llegar a España por medio de la editorial Candaya con " La primera vez que vi un fantasma" (2018) y con "De un mundo raro" ( 2021) , por la también editoral española In limbo. En la actualidad es docente de la Universidad de las Artes de Guayaquil y dirige las jornadas Es país para cuentistas donde explora y difunde este género que tanto le entusiasma.</span></b></div></b><p style="text-align: justify;"><br /></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-20586639692998500052023-04-02T02:32:00.001-07:002023-04-26T01:56:06.551-07:00Capítulo #71 - Bordado de un corazón de pájaro, de Nelly Geraldine García-Rosas<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_105615100_6_1.html?c1=e51f3d" width="100%"></iframe>
<p> </p><h1 style="text-align: left;">Bordado de un corazón de pájaro</h1><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
<h3 style="text-align: left;">Por Nelly Geraldine García-Rosas</h3><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">La abuela murió el año pasado, pero viene a verme todos los
sábados y almuerza conmigo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Cuando todavía estaba viva, le encantaba decirle a todo el
mundo que éramos compañeras de piso. Le contaba a su grupo de amigas de bordado
que su compi de piso había conseguido un trabajo muy chulo en la ciudad porque
no quería confesarles que me había mudado para cuidar de ella, que nuestra
familia había llegado a la decisión de que no debería (no podía) seguir
viviendo sola. Estaba delicada y transparente. Su piel era papel vitela. Su
corazón era como el de uno de esos pájaros que le encantaba bordar: rojo y
pequeño y apenas vivo.<span></span></p><a name='more'></a> <o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal">La abuela cantaba para sí cuando sus manos estaban inquietas
con la aguja y el hilo. Su voz, un murmullo nostálgico, hablaba en susurros de
la pena, el mar y las despedidas. Siempre era la misma canción, un antiguo
bolero sobre una luna sollozante. Sus dedos después trasladaban las palabras a
la tela, unos pájaros coloridos hechos de hilo y sonido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Cuando llegue el momento, quiero que te asegures de que me
entierran con toda mi labor de costura —me dijo un día, de la nada. Estaba
comiéndose una mandarina de postre. Sus manos callosas la pelaban con un tacto
delicado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Abue, no digas eso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Qué no diga qué, hijita? ¿Qué voy a morir? Va a ocurrir
más pronto que tarde y tengo que estar preparada. Sabes qué, nunca guardé mis
trenzas. Pero tengo una idea de lo que quiero hacer para resolver eso, y quiero
que me ayudes. —Me miró con una mirada seria, pero con una sonrisa traviesa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La madre de la abuela, su propia abuela, y todas las mujeres
antes de ellas habían guardado cuidadosamente sus trenzas cortadas para que
pudieran hacer un cojín para el ataúd cuando les llegara la muerte. Su cabello
había sido una parte importante de sí mismas y lo necesitaban para su viaje
hacia el inframundo. La abuela había vivido toda su vida en la ciudad así que,
al contrario que sus ancestras, se había cortado el pelo con frecuencia, y
nunca se había atrevido a pedirle a ninguna peluquera que le devolviera sus
mechones. No lo habrían entendido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Cogió mis manos entre las suyas y dijo:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Cuando muera, voy a engañar a los dioses para que crean que
todos esos hilos de algodón son pelos de mi cabeza.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El olor de las mandarinas flotaba a nuestro alrededor y
permaneció en el ambiente durante días.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Recuerdo vívidamente la tarde lluviosa en la que sus
murmullos cantarines se detuvieron. Supe que había ocurrido cuando el agua que
caía del cielo pareció petrificarse súbitamente frente a mí. El aire se quedó
inmóvil. Un frío peculiar comenzó a extenderse por mi cuerpo. No quería moverme
por miedo a interrumpir el instante en el que el corazón de mi abuela calló. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La llamé, aunque estaba segura de que no recibiría
respuesta.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La puerta de la habitación de la abuela estaba entreabierta
y dejaba pasar un resplandor tenue hasta el pasillo. Caminé lentamente hacia
esa luz. Cada paso fue más difícil que el anterior. Cuando abrí la puerta, la
lluvia descendió de golpe. La violencia del agua cayendo trajo todos los otros
sonidos al interior de la habitación como una explosión. Una madeja de hilo
rojo yacía en el suelo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Enterraron a la abuela una mañana de sábado soleada. Había
llovido sin parar toda la noche, pero el cielo diurno se había abierto para
permitir que se uniera a la tierra con facilidad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—No hay ningún sábado sin luz del sol —habría dicho ella.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La tierra, como mi cara, estaba empapada y revuelta. Mis
manos doloridas temblaron cuando sostuve su cabeza para dejarla descansar sobre
el cojín del ataúd que había bordado durante la noche. Era un trabajo
chapucero. Al contrario que la abuela, yo no podía ordenarle a las agujas y el
hilo que fueran una extensión de mi ser. Pero lo había hecho lo mejor que había
podido para meter todos sus bordados en el interior. Todos excepto uno: una
obra sin terminar que, si hubiera sido completada, hubiera mostrado dos pájaros
con las alas extendidas y mirándose mutuamente, rodeados por un jardín de
plantas intrincadas y formas de ensueño. Solo uno de los pájaros había sido
bordado, con un hilo carmesí, mientras el resto de los elementos permanecían
como trazos vagos sobre la tela. Lo conservé oculto en un bolsillo, cerca de mi
corazón.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">#<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Habían pasado varios meses desde que había perdido a mi
abuela cuando me llegó un mensaje desde su número de teléfono:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Hijita, ¿podrías recogerme en la estación de metro de
Barranca del Muerto? —seguido de una avalancha de emojis aleatorios.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Lo ignoré. No podía ser ella; estaba muerta y yo había
empezado a aceptar el hecho de que se había marchado para siempre. Seguro que
era una estafa, una persona malvada tratando de sacarme el dinero haciéndose
pasar por ella.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Hijita. —decía otro mensaje— Sé que podría ir caminando
fácilmente hasta nuestro apartamento, pero he traído un saco de veinte quilos
de habas porque parecían muy frescas, ¡y estaban muy baratas! Trae tu bicicleta
para que no tengamos que cargarlas, por favor. —seguido de un emoji de un saco,
un emoji de una bicicleta, un emoji de un taco, y un emoji de una cara lanzando
un beso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Estaba a punto de bloquear el número cuando recibí una
videollamada. La cara de papel vitela de la abuela llenó toda la pantalla. Su
pelo gris estaba peinado en un moño trenzado, sus ojos estaban serios, pero su
sonrisa, como siempre, resplandecía con un aire travieso. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Hijita, ¿por qué me haces esperar a la salida del metro?
—dijo tan pronto como cogí la llamada—. No iba a traer nada esta vez, pero es
que estas habas… ¡míralas! —Dirigió la cámara al saco, las vainas de un verde
brillante. Continuó—: Vamos a comer habas con tacos de nopal para el almuerzo.
Así que date prisa y trae la bici. No puedo esperar para siempre. —Y después
colgó antes de que pudiera decir nada.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Bajé corriendo las escaleras de la estación. Las ruedas de
mi bici se enganchaban con cada escalón, haciéndome sentir pesada y torpe.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La abuela esperaba en los torniquetes. Se estaba riendo con
una risita de la imitación de mujer que era yo en ese momento: sudorosa, el
pelo hecho un desastre, confundida pero esperanzada, y con calcetines
desparejados. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Empecé a llorar tan pronto como la tuve delante de mí.
Sollocé incontrolablemente sobre su pecho. La gente que pasaba por nuestro lado
parecía confusa, pero la abuela los despachaba con una sonrisa y un gesto de
sus manos callosas. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—No ha pasado tanto tiempo, hijita. Ahora, límpiate esas
lágrimas y ayúdame a atar este saco a la bicicleta. —dijo, mientras frotaba con
delicadeza su pañuelo bordado por mi cara. Estaba hecho de una tela muy suave y
olía a mandarinas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Subir las escaleras fue todavía más duro con todo el peso
extra. Cargué con la bicicleta lentamente y con dificultad. A la abuela, sin
embargo, no pareció importarle mi lentitud; estaba mirando fijamente al techo
abovedado de la estación.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Estos dibujos no estaban cuando morí, ¿verdad? —se
preguntó, pero parecía que estaba hablando para sí.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Justo entonces me di cuenta de que habían pintado el techo
recientemente con siluetas azules que imitaban a un bordado Tenango: animales,
insectos, plantas y flores dispuestas simétricamente, como en las obras de mi
abuela. Las luces tenues de la estación hacían que la pintura pareciera etérea,
un jardín de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>armonía celestial.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Sabes, hijita? Cuando la gente se marcha de Tenango, se
llevan un fragmento de bordado con ellos como si fuera un trozo de su patria,
un trozo de ellos mismos. Mi madre me lo enseñó. Y yo retorcí ese conocimiento
solo un poquito para engañar a los dioses y hacerles creer que esos hilos eran
mi pelo, una parte de mí misma. Pero algunos de ellos se quedaron aquí,
¿verdad?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Me quedé helada. Pues claro que sabía que me había quedado
su proyecto sin acabar con el hilo rojo. El trozo de tela pareció hacerse más
pesado en el bolsillo de mi pecho: lo sentí cálido y con latido, vivo; otro
corazón fuera de mi corazón. Traté de murmurar una disculpa, pero la abuela me
detuvo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Está bien, hijita. De todas formas, quería regresar para
comprar algunas madejas y recoger mis antiguas tijeras. Ahora, vamos. Tenemos
que abrir unas cuantas vainas de habas antes del almuerzo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Todos los sábados, la abuela viajaba apenas media hora y
atravesaba once estaciones de metro para almorzar conmigo y trabajar en su
labor sin acabar. Decía que se alegraba de que nuestro apartamento estuviera
cerca de la línea 7 de metro porque no tenía que hacer trasbordos desde
Camarones, la estación que conectaba este mundo con la tierra de los muertos.
El metro había sido su escape hacia otras partes de la ciudad durante años;
ahora era su forma de regresar después de haber muerto. Regresaba a mí.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Su presencia semanal era como un rayo de luz. Mi corazón
palpitante no necesitaba un trozo de tela bordada para sentirse completa; solo
necesitaba los murmullos cantarines de la abuela. Siempre la misma melodía, el
viejo bolero sobre la luna que llora.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Abue, ¿cómo fue? —le pregunté en su segunda visita,
interrumpiendo su murmullo. Yo estaba amasando masa de maíz para hacer tamales
mientras ella le infundía vida meticulosamente a una flor de manuelitos con un
hilo suave.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Cómo fue el qué?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—El… viaje. —No sabía cómo preguntarlo sin sentir que estaba
abriendo una herida muy reciente; una cicatriz apenas curada en el corazón de
mi pájaro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Sin incidentes. Algunos niños vendían caramelos en el
vagón, puedes comértelos, está en mi bolso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—No me refiero a eso —dije, agarrando la masa con fuerza—. Sabes
a lo que me refiero.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Pues no tengas miedo a decirlo con todas las letras. —Su
hilo seguía atravesando la tela perfectamente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Me llevó una eternidad preguntar al fin:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Cómo fue? Morir. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Ves? No ha sido tan difícil decirlo. Tampoco fue tan
difícil morir. —Detuvo su trabajo durante un momento y se observó las manos—.
Sentí como si me hubiera pinchado con una aguja muy puntiaguda. El hilillo de
sangre que salió de mi dedo era el hilo que conectaba mi alma a mi cuerpo, y
antes de que llegara a mi mano, ya se había cortado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Continuó trabajando en su bordado. Guardé silencio durante
un instante. Los murmullos de la abuela sonaban como si llegaran de muy lejos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">#<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¡La estación está tan profundo que solo hay un piso hasta
el infierno! —había dicho una vez, tan pronto como la recogí en los piquetes.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Abue, ¿estás en el infierno? —pregunté, sorprendida y un
poco preocupada. ¿Cómo diantres se le permitía visitarme si se encontraba en un
sitio tan horrible?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Se rio. Su risa era un arroyo de agua clara tocada por el
sol del mediodía.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—No, niña tonta. Es una forma de hablar. No hay cielo ni
infierno en la tierra de los muertos. Los muertos simplemente son. Vivimos otra
vida allí hasta que estamos listos para lo que viene después.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Subimos los infinitos escalones de la estación. Rodeadas de
las siluetas Tenango azules, emergimos al mundo de los vivos. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—No es como este, eso sí —dijo la abuela, señalando la
instalación artística a la salida del metro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El mural-escultura lo había encargado la ciudad hace muchos
años. Algún señor (porque siempre es un señor) había pensado que sería muy
inteligente esculpir y pintar su propia versión de las historias que la gente
de estas tierras había contado una vez. Su «visión» estaba llena de miedo,
oscuridad y malentendidos. En el centro, había representado un gavilán
mitológico y monstruoso que bebía sangre de una vasija cósmica. En un lateral,
un viajero alado sostenía una cúpula celestial oscura mientras unas criaturas
deformes, unos cráneos incorpóreos y unos huesos seguían a la serpiente de
fuego hacia el interior de la estación de metro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—La tierra de los muertos no se parece en nada a esto. En
absoluto.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Cómo es entonces, abue?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Es como una ciudad normal, hijita, pero como si todo
estuviera cubierto por una niebla densa o humo o no sé qué.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Así que parecido a esto. —dije y abrí los brazos
ampliamente para señalar a la ciudad entera, y levanté la mirada al cielo
contaminado que nunca nos dejaba ver las estrellas. <span lang="AR-SA" style="mso-ansi-language: AR-SA;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal">Su risa era un océano. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Podrías decirlo así.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Me alegraba saber que estaba viviendo en un lugar que era lo
más familiar posible, así que me reí también con la despreocupación que
acompaña al alborozo. Pero una no puede ser despreocupada en esta ciudad sin
estrellas. «Mantén un ojo en el gato y el otro en la lata de atún», habría dicho
la abuela cuando estaba viva. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Ocurrió muy rápido. Sentí una quemazón en un costado. El
dolor punzante fue como un humo abrasador que oscureció la risa acuosa de la
abuela. Y en esa oscuridad hubo empujones y agarrones y tirones y confusión.
Cuando conseguí sacudirme esta sensación extraña de encima, me di cuenta de que
el tipo que nos había robado ya estaba corriendo por el otro lado de la calle.
La abuela estaba en el suelo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Te encuentras bien, abuela? —La ayudé a levantarse.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Claro que estoy bien, hijita. ¡Estoy muerta! —Se rio de
nuevo como si nada malo hubiera ocurrido—. Pero mírate, tú estás pálida como la
organza. Venga, límpiate la cara, te está sangrando la nariz —dijo,
ofreciéndome su pañuelo. El tacto era como de terciopelo y olía a romero.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La gente se reunió a nuestro alrededor. Una mujer nos
ofreció algo de pan para el susto. Otros dijeron que lo habían visto todo, que
podían ofrecerse como testigos y dar la descripción del tipo si íbamos a
rellenar un informe policial.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Para qué? —preguntó la abuela—. No quiero pasarme todo el
día discutiendo con la policía sobre una bolsa de la compra que se ha llevado
un señor cualquiera. Espero que la comida le sirva bien. Nosotras ya tenemos
mucha.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">De regreso en nuestro apartamento, la abuela me hizo una
tila para tranquilizarme. Mis manos temblaban de miedo a perderla otra vez. No
quería que ese pájaro cálido se escapara de entre mis manos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">#<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La semana siguiente, me recibió la sonrisa de mi abuela en
los tornos del metro. No estaba sola: sobresaliendo de su bolsa de malla nueva
se veía la cara de un corgi. El perro jadeaba feliz, con la lengua colgando.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¡Es igualito a Tamal! —dije, extendiendo la mano para
acariciarle las suaves orejas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Es el de verdad, hijita. ¿Qué otro perro pesaría tanto como
un saco de papas tonto?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Pero está muerto —dije en voz baja.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Me sentía culpable por su muerte. Cuando la abuela trajo a
Tamal, su corazón todavía latía con fuerza. Lo malcriaba con comida especial y
juguetes hechos a mano. Me encantaba visitarla porque podía jugar con Tamal.
Sus patitas cortas eran torpes y hacían que le diera miedo bajar las escaleras.
Así que me pasé muchas tardes después del colegio enseñándole a dar saltitos de
lado para bajar cada escalón. «Para que supere su miedo», pensaba entonces. Tamal
disfrutó subiendo y bajando las escaleras del edificio de apartamentos como el
rayo hasta el día en que su valentía recién descubierta lo llevó hasta la acera
y de ahí a la carretera.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La abuela jamás tuvo otra mascota.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Pues claro que está muerto, y no es culpa tuya, hijita
—dijo la abuela, como si hubiera escuchado mis pensamientos—. Los perros son
así: curiosos de forma tontorrona. Aprendió a hacer algo, pero ese conocimiento
no lo mató. Lo que lo mató fue la crueldad de la persona que conducía el coche.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Caminamos a casa en silencio.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Cuando Tamal estaba ahí, los murmullos de la abuela se
convertían en palabras enteras y redondas. Su voz cantarina se volvía más clara
y más alta, más cercana.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Yo estaba cortando algo de romero para las patatas asadas
mientras la abuela trabajaba incansable con su aguja. El aroma de la hierba me
recordó al incienso copal: el olor de los altares del Día de Muertos, el olor
del recuerdo de los muertos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Te puedes creer que este trozo de pelo fuera mi guía hacia
el inframundo? —dijo la abuela, acariciando la cabeza de Tamal.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Era tu perro, abue. Dicen que así funciona.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Lo sé, pero esperaba que me asignaran un xoloitzcuintle o
un grácil lobo mexicano. —Su risa inundó nuestro apartamento—. Tamal también es
tu perro, en cierto modo. Te encontrarás siguiendo su culo esponjoso cuando
llegue el momento, hijita. Mientras tanto, recuérdame que compre más hilo; lo
que tengo no es suficiente para completar el segundo pájaro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">#<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Me desperté antes de lo normal para ir a la mercería. Quería
sorprender a la abuela con unas madejas del hilo de algodón perlado que le
gustaban. Me subí a mi bicicleta y pedaleé a través de la niebla matinal.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Me perdí.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Mi app de mapas falló o la cobertura era inestable, como
ocurre a veces en esta parte de la ciudad. Me dio mucha vergüenza dar vueltas
en círculos intentando encontrar una tienda en la que había estado muchas veces
antes. ¿Cómo podía ser tan torpe? Tal vez habían cerrado. Nunca había sido un
lugar con mucha clientela. Y desde que el club de bordado de la abuela se había
disuelto, los propietarios habían perdido algunas de sus mejores clientas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">No le dije ni una palabra sobre haberme perdido en la bruma
mañanera, de mi fracaso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Afortunadamente, la abuela había encontrado algo de «el
cacharro francés», como llamaba a su hilo de bordar favorito, en el mundo de
los muertos. Parecía contenta y estaba parlanchina ese sábado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Te acuerdas de Conchita, la del club? —preguntó de camino
a casa. Tamal trataba de correr a pesar de la correa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿La señora con pelo morado?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¡No era morado, era burdeos! —dijo con su sonrisa habitual
y después continuó con voz seria—: Murió la semana pasada. Su familia la había
abandonado desde los dioses saben cuándo, así que murió sola. —Después de una
pausa, sus palabras volvieron a ser rayos de luz—. ¡Deberías haberla visto!
Estaba encantada de vernos cuando yo y La Nena fuimos a recibirla a la estación
de Camarones. Fue estupendo tener al viejo grupo juntas de nuevo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Pero la vi en tu funeral. Parecía bien, y sana.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Hay muchas cosas que las mujeres mayores decidimos
ocultarles a los demás. Puede que por vergüenza. O tal vez porque no queremos
molestar a nadie.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Podrías haberme dicho que le echara un vistazo —la
interrumpí.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Los muertos no debemos cambiar nada que los vivos no estén
dispuestos a hacer. No era una carga que te correspondiera llevar, hijita.
—Guardó silencio un instante—. Me alegro de que Conchita esté en un lugar mejor
ahora. No estará sola ni pasará hambre nunca más. Ella y La Nena están
aprendiendo a hacer crochet mientras hablamos. Dicen que somos más que el
bordado. ¡Imagínate!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Almorzamos tacos de chicharrón.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Mientras calentábamos las tortillas en el comal, la abuela
cantaba ese bolero antiguo. Su voz era clara como un río. Las tortillas se
inflaban como nubes amarillentas que parecían estar a punto de salir flotando y
perderse en el cielo gris, como mis pensamientos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Mis manos temblaban mientras fregaba los platos. El tarro de
salsa de cerámica estaba descascarillado y gastado; me recordaba al mal trabajo
que había hecho con el cojín del ataúd de la abuela. Me sentía avergonzada y me
pregunté qué me llevaría al mundo de los muertos. No tenía pelo trenzado, ni
hilos bordados para mostrarles a los dioses que llevaba conmigo todas las
partes importantes de mí misma. Solo me tenía a mí y a mi corazón. Y ahora, a
la abuela.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Crees que los dioses pensarán que estoy incompleta si
llegara con las manos vacías al otro lado? —pregunté, aunque en realidad estaba
hablando más conmigo misma.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La abuela me cogió de las manos mojadas y las envolvió con
un trapo de cocina como si fuera un sudario.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Y entonces empezó a cantar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Gradualmente, sus murmullos apenas audibles subieron de
volumen, claros como la lluvia en verano. La hermosa canción que salió de su
boca me abrazó con luz. Mis manos, dos pájaros atrapados, latían dentro del
paño.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Crees que tienes las manos vacías porque no te das cuenta
de que tu corazón es tan grande que no cabe entre tus manos ahuecadas —dijo,
cuando la canción terminó—. Deja que tu corazón vuele, hijita. Estás completa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Desenvolvió mis manos. Sentí cómo el aire, que todavía
contenía los últimos rastros de la voz de mi abuela, las acariciaba.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Cuando terminamos de fregar los platos, la abuela me mostró
su labor terminada. Enmarcados por el aro de madera, los pájaros parecían
hechos de sangre: rojos y perlados, dos corazones latiendo al unísono.
Rodeándolos, la vegetación intrincada hecha de hilo parecía un abrazo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Con el máximo cuidado, la abuela colocó sus agujas, hilo y
tijeras dentro de su hermoso cofre de costura. Se recolocó el moño y le puso el
arnés a Tamal.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Deja la bici sin atar. Tenemos todo lo que necesitamos.
Vámonos —dijo al fin.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">#<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Estás lista? —La abuela me entrega un billete de metro
mientras estamos de pie en la entrada de la estación. Un dibujo de dos pájaros
en mitad del vuelo está impreso en el trozo de cartón rectangular.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Para qué? —pregunto, aunque ya conozco la respuesta.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Ya sabes para qué, hijita. Lo sabes desde hace días,
¿verdad? Lo has sabido desde que el hilo rojo que conectaba tu alma a tu cuerpo
se cortara antes de alcanzar tu nariz. Ahora, dilo con todas las letras: ya no
perteneces a este sitio, igual que yo tampoco pertenezco. Es hora de irse. —Me
mira con amor, y sé que entiende por lo que estoy pasando.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Lo sé abue. Es que… no sé… tengo miedo a lo que hay ahí
abajo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Se parece mucho a esto. —La abuela abre los brazos
ampliamente para señalar a la ciudad entera. Levanta la mirada hacia el cielo
contaminado que no nos ha dejado ver las estrellas desde no sé cuándo. Sus ojos
serios brillan, la luz que será mi faro hacia el otro lado. Su sonrisa traviesa
aletea como las alas de un pájaro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—¿Lo oyes, hijita? ¿La canción, los murmullos?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">—Apenas, pero sí que te siento<u> a ti.</u> —digo mientras
la tomo de la mano callosa: un pájaro cálido y palpitante.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Descendemos las escaleras. Los animales y las plantas
Tenango en el techo abovedado resplandecen con un azul brillante, como
estrellas de verdad, y nos dan la bienvenida al metro. Tamal mueve el culo
feliz delante de nosotras.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El tren nos espera.<b style="font-size: small;"> </b></p><p class="MsoNormal"><br /></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: x-small;"><b></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisT9heHCwN0B0Ix_c-krMpe5MECBfRYWjV4nBPYXtMWIZpke01irl-fMYVO2qTVJcGNVLNmDUcVKDy6jIrQhOgbzcvb337uVRqmMRoEEGjpQ3hrWA_hXc66QDwpnNKUkrZ8_zSH3zh0h4EfU0S0Rr5oYa8ZuT9l9cAErrxoL43drNTrWqACgcmRn1D/s640/NellyGGR.png" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="480" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisT9heHCwN0B0Ix_c-krMpe5MECBfRYWjV4nBPYXtMWIZpke01irl-fMYVO2qTVJcGNVLNmDUcVKDy6jIrQhOgbzcvb337uVRqmMRoEEGjpQ3hrWA_hXc66QDwpnNKUkrZ8_zSH3zh0h4EfU0S0Rr5oYa8ZuT9l9cAErrxoL43drNTrWqACgcmRn1D/s320/NellyGGR.png" width="240" /></a></b></span></div><span style="font-size: x-small;"><b>Nelly Geraldine García-Rosas es una escritora mexicana inmigrante en los Estados Unidos. En 2019 se graduó del taller para escritores Clarion West. Sus textos de ficción has aparecido en revistas como Lightspeed, Nightmare y Strange Horizons. Puedes encontrarla en</b></span><b style="font-size: small;"><a href="http://nellygeraldine.com">nellygeraldine.com</a> </b><b style="font-size: small;">y en Twitter como @kitsune_ng.</b><p></p><div><br /></div><div style="mso-element: comment-list;"><div style="mso-element: comment;"><div class="msocomtxt" id="_com_1" language="JavaScript">
<!--[if !supportAnnotations]--></div>
<!--[endif]--></div>
</div>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-63589110980277274622023-03-17T03:43:00.002-07:002023-03-17T03:44:00.660-07:00Capítulo #70 - El Mono de Piedra, de Bibiana Camacho<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_104751635_6_1.html?c1=b5521c" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">El mono de piedra</h1><h3 style="text-align: left;">de Bibiana Camacho</h3><p><span style="font-size: x-small;">Aviso de contenido: Abuso sexual infantil</span></p><p><br /></p><p>Sigo las instrucciones de mamá al pie de la letra. Tacho una a una las tareas encomendadas escritas con su hermosa caligrafía en color sepia acumuladas en cinco cuartillas. Tiro alimentos perecederos a la basura, acomodo los no perecederos en cajas y los dono a la escuela-internado a dos calles. Empaco en cajas rotuladas objetos que podrían ser aprovechados por los de la basura o algún vecino curioso: adornos, trastes, vasos, cubiertos, ropa de cama, toallas, artículos de baño. Dono la ropa y zapatos que mamá no se llevó a un albergue para indigentes cercano. Remato los muebles de acuerdo a sus indicaciones. Aunque me asegura que puedo llevarme lo que quiera, sólo me llevo el reloj de pared ovalado que parecía enmarañado en un vuelo de golondrinas de latón, el frigo-bar casi nuevo, un gatito tuerto de porcelana blanca y un vaso alto con la inscripción en letras plateadas y garigoleadas: “Recuerdo del feliz divorcio de Magda”. Para terminar, deposito el dinero de la venta en su cuenta bancaria. Dejo para el final lo más difícil. Le envío la foto del espantoso mono de piedra que ha perseguido a la familia durante generaciones. Espero que me diga lo que debo hacer con él. Podría simplemente botarlo en la basura, pero no me atrevo. La respuesta evasiva de mamá: “Era de tu abuela”.</p><p><br /></p><p>Recuerdo a ese mono sobre el buró de la recámara de la abuela, que relataba cada que tenía oportunidad cómo había llegado a sus manos. El abuelo lo trajo de un viaje cuyo destino nadie conocía, ni siquiera la abuela que rememoraba un lugar exótico que, sospechábamos, no existía. El abuelo ya no estaba para preguntarle. Los tíos más grandes decían que había pertenecido a la madre del abuelo, otros que lo había mandado a hacer a un cantero de su pueblo y otros que lo más probable es que lo hubiera comprado a algún vendedor ambulante de cantinas y que se lo hubiera regalado a la abuela a modo de disculpa, como ocurría con frecuencia. </p><p>Mamá odiaba al mono, decía que era desagradable. Era de piedra maciza. Su cuerpo estaba sentado en postura de buda, tenía la cabeza demasiado grande, los ojos saltones vacíos eran siniestros y la boca trompuda se torcía en una mueca de desprecio. <span></span></p><a name='more'></a><p></p><p>El único regalo que me hizo la abuela en toda su vida fue precisamente ese mono de piedra, el día que cumplí nueve años. Rompimos una piñata, me cantaron las mañanitas, apagué las velas, un tío me hundió la cara en el pastel hasta hacerme daño y al final abrí los regalos. Ya le había echado ojo a esa caja rectangular como de treinta centímetros forrada con un papel imitación terciopelo anaranjado y un gran moño transparente. Ropa, patines, plumas de colores, un libro de cocina para niños y, al final… Imaginé muchas cosas: una lámpara de noche, las botas vaqueras que tanto me habían gustado la última vez que fuimos al pueblo en el norte, una pecera, el libro pop-up de casas embrujadas, ¿qué podría ser? Cuando papá me pasó la caja que evidentemente pesaba mucho, dijo: “de la abuela”. Todos la miramos sorprendidos, la abuela no solía dar regalos envueltos cuidadosamente; odiaba las fiestas de cumpleaños. En cuanto terminaba la ceremonia del pastel solía retirarse a la cocina, donde encendía su pequeña televisión y escuchaba telenovelas mientras lavaba trastes. Me quedé un momento sin saber qué hacer y balbucí un gracias apenado a la abuela que me miraba con sus ojitos miopes y una sonrisa ladina. Todos cantaron a coro: “que lo abra, que lo abra…” Primero quité el moño con cuidado, luego busqué el diurex para desprenderlo cuidadosamente. La familia gritaba cada vez con más ahínco y yo, sudorosa y ansiosa, terminé por rasgar el papel. Me encontré con una caja de cartón cubierta de varias capas de cinta transparente para embalar. Alguien me acercó unas tijeras pero mis movimientos eran torpes. El mismo tío que hundió mi cara en el pastel me las arrebató y en una especie de acceso de furia destazó la caja y el papel burbuja que envolvía el misterioso contenido: el mono de piedra. Luego de un breve silencio, todos soltaron una carcajada y aplaudieron. ¿Acaso era un chiste? La abuela me regalaba ese horrible mono para deshacerse de él, para burlarse de mí, para divertirse un poco. Nunca lo supe. </p><p>En el camino de regreso a casa, mientras papá manejaba y mi hermano dormía sobre mis piernas, mamá dijo muy seria: puedes tirar ese horrible mono en cuanto lleguemos a casa. Papá me echó un vistazo por el retrovisor. Seguramente a él también le pareció muy extraño que mamá, que le hablaba de usted a la abuela y que era incapaz de llevarle la contraria por muy equivocada que estuviera, me diera permiso para deshacerme del esperpento. En cuanto llegamos a casa, a pesar de que era tarde y hacía frío, tomé al mono con mucha dificultad y lo dejé en la calle, en la esquina donde todos los vecinos depositaban la basura que se llevaría el camión a primera hora de la mañana. </p><p>Esa noche soñé con las cuencas vacías del mono fijas en mi rostro paralizado por el terror. La garra me aferraba con fuerza, sus dedos serpenteaban por mis costillas, en mi estómago, luego bajaban, bajaban más, cada vez más y yo gritaba y me retorcía. Entonces mi tío me empujó y le dijo a mamá: tu hija es una consentida y una chillona. Mamá me miró con ojos de pistola y afirmó que soy una pesada, que mi tío sólo estaba jugando. Desperté sobresaltada, me levanté de un salto, me asomé a la ventana pero desde ahí no distinguí a la horrenda figura entre bolsas y desperdicios. Todavía era muy temprano, el cielo refulgía de un azul opaco aterciopelado. </p><p><br /></p><p>Los días pasan sin obtener instrucciones o comentarios acerca del mono en el clóset. La casa que era de mis padres se ocupará dentro de un mes. Decido hacerme la olvidadiza para que los nuevos inquilinos hagan con él lo que mejor les parezca. </p><p>Al otro día recibo mensajes: “Tu abuela también me lo regaló a mí… Cuando me casé… Fue mi regalo de bodas”. ¿Y entonces por qué la abuela lo tenía en su buró desde que yo recordaba?, ¿por qué jamás lo vi en la casa de mis papás?, ¿por qué lo presumía como el mejor recuerdo del abuelo?, ¿será que ya lo había regalado varias veces a otras personas de la familia? Y, sobre todo, ¿por qué estaba el mono en casa de mis padres si yo lo había tirado en cuanto lo recibí? No le pregunto nada; la abuela ha muerto recientemente y mamá está destrozada. De hecho, es la única que parece lamentarlo sinceramente; los tíos, primos y demás familiares mostraron indiferencia y hasta fastidio al asistir al velorio. </p><p>“¿Qué quieres que haga con él?”, pregunto intrigada con ganas de saber muchas cosas que no me dirá, porque mamá así es, se guarda cosas; cosas que según ella es mejor ni mencionar como si el simple hecho de callarlas las borrara, pero ese truco jamás resulta. En la familia, los secretos se expanden como la pólvora y todos saben lo que supuestamente no se debe saber y todos guardan un silencio reverencial. </p><p><br /></p><p>Una semana después de que el mono desapareció soñé que me despertaba un jadeo insistente, entreabrí los ojos y percibí un asqueroso olor a sudor, cigarro y loción de naranjas rancias. El mono de piedra me daba la espalda encorvada y voluminosa; de la enorme cabeza sobresalían las orejas que parecen asas de una olla. De pronto giró y se paró frente a mí. Aunque no me tocó, empecé a llorar, primero bajito y luego más fuerte. ¿Qué le haces a la niña?, preguntó el abuelo al entrar en la habitación. ¡Nada, carajo, ni siquiera la estoy tocando, vine a buscar algo!, gritó el tío que de inmediato salió dando un bufido y acomodándose la camisa dentro del pantalón. Sentía miedo, asco y muchas ganas de llorar. No pasa nada, dijo el abuelo. Seguro tuviste una pesadilla, insistió. Pero yo lloré todavía más y escuché la voz furiosa de mi tío: ¡A ver qué le das a esa niña, es una malcriada! El abuelo salió. Los ojos vacíos del mono me persiguieron mientras me levantaba y salía de la habitación. </p><p>Desperté sobresaltada y enojada, no estaba segura de qué parte del sueño fue un sueño y qué parte un recuerdo escondido. El camión de la basura recogió todo menos el mono, que permaneció firme e impasible en la esquina durante varios días hasta que desapareció. Me preocupaba desconocer su destino y cuando le comenté a mamá, dijo: no te preocupes, seguro regresa. Quise señalar que se había equivocado y dije: Seguro no regresa, ¿verdad? Alzó los hombros y resopló como si no valiera la pena contestarme. No insistí porque estaba concentrada en la ardua labor de quitar manchas donde no las había. Yo tenía permiso para salir y deseaba alejarme lo más pronto posible, antes de que me pidiera que le ayudara a quitar una mugre que sólo ella veía.</p><p> </p><p>Mamá se mudó a la casita de interés social donde creció, en el barrio de Azcapotzalco, nada parecida a esas espectaculares casonas del porfiriato que todavía resisten en pie, medio en ruinas, pero majestuosas a su modo. La casa de la abuela —que forma parte de un fraccionamiento humilde y ruinoso— es pequeñita y sin chiste, como caja de zapatos, con mala orientación, jamás entra el sol directo y es muy fría. Por si fuera poco, la distribución es pésima, de modo que todo parece más pequeño: mini sala-comedor, la cocina es un pasillo estrecho y cochambroso, las dos habitaciones de arriba, separadas por un baño siempre húmedo, jamás se ventilan aunque las ventanas permanezcan abiertas. No entiendo por qué mamá dejó su casa y se mudó a la casa de la abuela. Espero que sepa que no pienso visitarla. Poco después de cumplidos los nueve me negué a esas horribles visitas dominicales. Desde entonces no he vuelto a la casa de la abuela. No la volví a ver, ni a ella ni a mis tíos. </p><p><br /></p><p>Recibo un mensaje de mamá en la madrugada: “No te preocupes, seguro regresa”. Me levanto al baño, camino por el pasillo de mi departamento y abro una puerta, pero en lugar de llegar al baño, me encuentro en un pasillo largo con varias puertas a los costados. Con los ojos medio cerrados tanteo el muro y doy unos cuantos pasos. Estoy soñando, pienso divertida, y decido abrir una de esas misteriosas puertas. La primera no cede, la segunda tampoco, la tercera sí. Tengo que cerrar los ojos por completo porque la habitación está inundada de luz, cuando logro acostumbrarme veo una cama con cabecera de latón junto a un ventanal. Ahí yacen la abuela y mamá, cubiertas por una pesada cobija de lana, abrazadas con los rostros desfigurados en muecas de furia, como si hubieran saltado a un abismo juntas porque no quedaba de otra, pero odiándose profundamente. Empiezo a caminar hacia atrás muy lentamente, tratando de no hacer ruido. Sudo y siento las manos temblorosas y un hervidero en el estómago. Recuerdo que estoy en un sueño y quiero despertar, pero no puedo. Antes de llegar a la puerta que me llevará al pasillo, veo el horrible mono de piedra en el buró. Entonces, las mujeres se alzan, siguen abrazadas y con los ojos cerrados, pero ahora están sentadas. Debajo de la cobija pesada sus piernas se mueven. En mi intento de huida, tropiezo con el tío que me carga, mientras se carcajea y me sopla un aliento tibio y pegajoso a loción barata de naranja. Grito, primero sin voz y luego en un aullido prolongado y lastimero. Por fin despierto. De inmediato reviso los mensajes, mamá no ha escrito nada en la madrugada. </p><p><br /></p><p>¡Cómo que no quieres ir a visitar a la abuela!, después del fantástico regalo que te dio en tu cumpleaños, ¿sabes lo que significa para ella?, mamá estaba enfurecida porque le dije que no volvería jamás a esa casa. No entendí por qué le daba tanta importancia a un regalo que ella misma recomendó tirar. Me obstiné, clausuré los oídos e ignoré por completo amenazas e insultos. Jamás regresé a esa casa. </p><p><br /></p><p>Mensaje de mamá: “¿Qué hiciste con el mono?” No sé qué contestar y no lo hago. Minutos después: “No lo habrás tirado.” Entonces pienso que no sólo debo tirarlo, sino destruirlo. </p><p><br /></p><p>Meses después de que el mono desapareciera de la esquina, mamá dijo al regresar de una visita a la abuela: Qué crees, el mono de piedra está otra vez con la abuela. Tu tío Ismael lo encontró en el tianguis de chácharas que se pone ahí por las vías del tren. ¿Te acuerdas de que te gustaba ir a buscar piezas para tus muñecas rotas?, hasta que regresaste llorando y ya no quisiste ir con tu tío a ningún lado. ¡Qué berrinchuda eras! </p><p>La escuché con fingida calma y no dije nada. De pronto vino a mi memoria ese recuerdo enterrado. El tío apretándome la mano demasiado fuerte, el tío empujando su dedo gordo en la palma de mi mano, el tío diciéndole a sus amigos del tianguis que soy su noviecita, el tío dándome besos salivosos por toda la cara. Y sí, hice un berrinche monumental, grité y pataleé, hasta que al tío se le acabó el buen humor y me arrastró a casa con las miradas de todos los que nos topábamos en nosotros. </p><p><br /></p><p>“Por favor guarda el mono de piedra”, mensaje de mamá. “La casa ya está ocupada, me hubieras dicho antes”, contesto. “Diles que por favor te dejen recoger algo que se te olvidó”, insiste. Yo no tengo ganas de importunar a los nuevos propietarios. Además, ya hace una semana que se instalaron. Me da vergüenza presentarme en la casa. Decido no ir, aunque le aseguro a mamá que lo haré. Mañana o pasado paso a tu casa a recogerlo, dice, muy segura de que voy a recuperarlo. Pero yo no voy, decido que no quiero ir y que ya está bueno eso de andar con ese adefesio por la vida como si se tratara de una reliquia familiar. No entiendo la obsesión de mamá.</p><p>“Voy en camino, creo que llego como en una hora, ¿estarás ahí?” Contesto que sí. Supongo que será más fácil explicarle en persona que no pienso importunar a los nuevos propietarios por el mono; que resulta absurdo y enfermizo andar cargando con ese objeto horrible que además a mí me trae tan malos recuerdos. Preparo varias veces mi discurso, mido las palabras, formo las frases, entono con pena y decisión pero en el fondo estoy segura de que mamá armará un escándalo y no me quedará más remedio que tratar de recuperarlo. Al menos lo intentaré, pienso.</p><p>De regreso del trabajo, cuando doy vuelta a la esquina, me estremezco al ver la caja a lo lejos, parece alguien hecho ovillo frente al portón del edificio. Los vecinos que suelen jugar futbol a esas horas no están en la calle. Se filtra luz de las ventanas, pero extrañamente no hay nadie chismorreando en el quicio de los zaguanes, en la esquina o caminando por la calle con la bolsa del pan, como ocurre a esa hora. Sé lo que contiene la caja y sé que es para mí. Me agacho para ver si tiene una nota o algo, pero no encuentro nada. Está perfectamente embalada, eso sí. Aliviada, me doy cuenta de que ya no necesito el discurso tan cuidadosamente preparado y ensayado. Subo la caja al departamento, me quito los zapatos y preparo tortas de jamón con queso; quizá mamá quiera cenar algo. A los pocos minutos suena el timbre: mamá ha llegado. La observo con atención mientras camina de un lado a otro inspeccionando el lugar y pasando su dedo por las superficies con gesto reprobatorio. No quiere cenar nada. Se ve cansada y triste. Le señalo la caja. </p><p>—Ahí está.</p><p>No contesta ni la mira, sigue caminando de un lado a otro sin hablar y sumida en una reflexión dolorosa. Entonces me preocupo.</p><p>—Mamá, ¿estás bien?</p><p>Hace un gesto con la mano para minimizar mi preocupación, pero sólo logra aumentarla. Mamá siempre habla, no para, de la familia, de conocidos, de la abuela, de los vecinos.</p><p>—Mamá, ¿quieres un té?</p><p>Asiente con la cabeza y yo voy a la cocina, aliviada de no tener que verla en ese estado al menos por un momento.</p><p>—Ese mono es una maldición, pero supongo que tú ya lo sabes, ¿verdad? —Permanezco callada con las tazas en una charola. Mamá mira la caja con atención—. ¿Por qué está tan forrado?, ni que fuera delicado —Hace una pausa y mueve la cabeza a los costados examinando con detalle la caja—. Trae tijeras o un cuchillo.</p><p>Dejo las tazas en la mesita del comedor y le llevo un cuchillo. Mamá quita la cinta para embalar con cuidado, capa por capa. ¿Y si no es el mono de piedra?, pienso. ¿Y si es una cabeza de alguien o partes de un cuerpo desmembrado? Y me paralizo de miedo. Por un lado, quiero detener a mamá, pero por el otro ansío saber lo que hay dentro. </p><p>—Este mono ha estado con la familia demasiado tiempo. Y siempre ha regresado, por generaciones —Mamá parece en trance, habla como para sí misma, en voz apenas audible—. Si no te hubieras negado a visitar a la familia cada domingo las cosas habrían sido distintas. Y esto hubiera continuado y continuado.</p><p>Me está acusando, pienso. Y como no sé de qué, guardo silencio. Quiero que abra esa caja de una vez por todas, deseo con todas mis fuerzas que encuentre al mono, que se lo llevé y se marche a seguir con su duelo infinito y me deje en paz.</p><p>—Nunca has sido comprensiva con la familia, pero no te culpo –Quita una última tira de la cinta y se dispone a abrir la caja.</p><p>Pongo mis manos entre los muslos y aprieto con fuerza, procuro mirar hacia otro lado mientras termina de desenvolverlo. </p><p>—Listo, aquí estamos de nuevo —Tiene al mono sobre sus piernas y sujeta los costados de la cabeza como si fuera un niño pequeño. Respiro aliviada, aterrorizada, cansada, fastidiada, pero sobre todo aliviada de que no haya otra cosa dentro de la caja.</p><p><br /></p><p>Acabo de iniciar ciclo en una nueva escuela. Estoy en el salón de matemáticas. La noche anterior apenas dormí. Tengo mucho sueño y no logró mantener los ojos abiertos. Los párpados pesan y la mano es incapaz de sostener el lápiz. Doy un cabezazo y lo veo por unos segundos sobre el pupitre: ahí está el mono de piedra mirándome con las cuencas de los ojos vacíos y sonrisa sátira. Me aparto de un salto, como si el mono pudiera extender una de sus manos grotescas para tocarme y casi me caigo. Escucho carcajadas y el maestro me saca del salón. Las pesadillas con el mono de piedra se repitieron durante varios años desde que la abuela me lo regaló, luego cada vez con menos frecuencia, sin desaparecer del todo. </p><p><br /></p><p>—He soñado con este mono tantas veces desde que soy niña, ¿tú no? —Nunca quiso escuchar mis pesadillas, siempre me apartó con fastidio. ¿Por qué me pregunta ahora? Supongo que algo quiere decirme y espero un momento, luego pregunto:</p><p>—¿Qué sueñas exactamente? </p><p>Sus ojos se ausentan como si estuviera en otro sitio. Una mueca entre el dolor y el asco le deforma el rostro. Los labios le tiemblan y entonces dice:</p><p>—Ya no importa —Y luego de una pausa, agrega—. ¿Tienes martillo?</p><p>Voy a buscarlo a la caja de herramientas y hago como que lo busco, pero ya lo tengo en la mano. No sé si dárselo o no. Tengo miedo. Mamá está muy rara. De pronto caigo en la cuenta de que es una desconocida. Jamás hemos hablado como amigas, nunca nos hemos contado nuestras tristezas, pesares o alegrías. Somos mamá e hija porque así lo dispuso el azar, pero en realidad no sabemos quiénes somos. ¿Qué le pasa a esta mujer que está en mi sala?, ¿por qué esa obsesión por el mono?, ¿qué secreto familiar lo ha mantenido durante tanto tiempo alrededor nuestro?</p><p><br /></p><p>—Apúrate con ese martillo —Se lo doy. Mete al mono en la caja, la deposita en el suelo. Levanta la herramienta con ambas manos y da un golpe fuerte, luego otro y otro. Voy por el otro martillo, regreso y entre las dos nos turnamos para golpear el mono dentro de la caja. Nos sincronizamos de manera natural: cuando ella golpea, yo tengo el arma en el aire y viceversa. Una peste a naranjas podridas inunda el ambiente, pero no nos detenemos. No sé cuánto tiempo pasamos dándole. Terminamos sudorosas y sonrientes. </p><p>—¡Listo! —mamá jadea y deja caer el martillo—. Trae una bolsa para basura.</p><p>Llevo cuatro bolsas negras, escoba y recogedor. No sé por qué me siento eufórica, me duelen las muñecas y tengo sed. Mamá suda, pero su semblante húmedo está tranquilo. Recogemos los pedazos y los metemos en las bolsas. Mamá, como siempre ha sido su costumbre, barre meticulosamente debajo de todas las superficies hasta que está satisfecha. Acepta una torta y bebemos té sin hablar. Estamos agotadas y hambrientas. </p><p>—Escúchame bien, vamos a tirar las bolsas en diferentes lugares. No podemos arriesgarnos.</p><p>—¿A que el mono regrese? ¡Ay, mamá! —Su mirada temerosa y dura me silencia. </p><p>Salimos de casa a los pocos minutos cada una con dos bolsas de basura. Tengo el presentimiento de que hemos matado y descuartizado a alguien. Dejamos la primera en el terreno baldío dos calles adelante; otra en la entrada del camión de la basura del mercado; otra al lado de una virgen en una esquina cuya imagen no evita que la gente acumule deshechos y la última se la lleva mamá para tirarla por sus rumbos. </p><p><br /></p><p>Cuando se marcha me meto en la cama y me duermo de inmediato. La virgen en su altar rodeada de focos de led abre los ojos y aparta su manto de estrellas: ahí está el mono de piedra, se le ve un poco maltrecho, pienso que de tanto golpe que le dimos mamá y yo. Veo todo desde otra dimensión, mi cuerpo no está ahí, pero de todos modos empiezo a temblar, tengo miedo y abro la boca para gritar, pero la tengo seca y la lengua hinchada. Entonces la virgen deja caer el manto y sonríe. Me doy cuenta de que tiene el rostro de la abuela, está arrugada y sus diminutos ojos miopes llenos de lagañas me miran. Despierto e intento levantarme por agua, pero siento el cuerpo dolorido y las muñecas hinchadas. </p><p><br /></p><p>Casi un año después, mamá me visita. Está un poco demacrada, pero tiene el semblante tranquilo. En los últimos tiempos hemos hablado mucho por teléfono. Siento que hemos logrado cierta intimidad y quiero decirle que hace meses no sueño con la mirada libidinosa del mono, que el olor a naranjas podridas se ha esfumado. Pero, ¿cómo contarle algo que necesita una larga introducción de pesadillas y horrores nocturnos? Le aseguro que podemos hablar del mono de piedra con confianza. Pero mamá me para en seco.</p><p>—Es mejor no hablar de cosas del pasado. Casi todo lo que uno dice que pasó, no pasó. ¿Entiendes? El mono de piedra no existió, eran cosas que contaba tu abuela.</p><p>La observo con atención, no estoy sorprendida. Sé que sus recuerdos son peores que los míos y que nunca vamos a hablar de ellos. </p><p><br /></p><p>Hoy encontré un pedazo de piedra en un rincón de la sala. Lo recojo y sonrío. Se te fue mamá, pienso; el mono sí existió. Coloco el objeto en la mesa, al lado de florero.</p><p> </p><p><span style="font-size: x-small;"><b></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqWfouo5yo_MtaRK8I4nGpZI6KHB6Oia_zCkCdoPYBWpQ4MIcq1PjBPRYLIdHoldSonuJXnz5xlG1r7ai2REtXVPtTFCvTuzfQUQ_kPZK0D4jxEt1xO-aseq_gCE5-W2ujqPV7JptDnvPhse1CSNRsEM4-k1l3lfWaCm1GnSD8ygZTTnJfsrhiPB5-/s2133/Bibiana%20Camacho.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2133" data-original-width="1642" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqWfouo5yo_MtaRK8I4nGpZI6KHB6Oia_zCkCdoPYBWpQ4MIcq1PjBPRYLIdHoldSonuJXnz5xlG1r7ai2REtXVPtTFCvTuzfQUQ_kPZK0D4jxEt1xO-aseq_gCE5-W2ujqPV7JptDnvPhse1CSNRsEM4-k1l3lfWaCm1GnSD8ygZTTnJfsrhiPB5-/s320/Bibiana%20Camacho.jpg" width="246" /></a></b></span></div><span style="font-size: x-small;"><b>Bibiana Camacho es escritora, editora, bailarina y encuadernadora. Sus libros son los volúmenes de cuentos Tu ropa en mi armario (Jus, 2010), La sonámbula (Almadía, 2013) y Jaulas vacías (Almadía, 2019); las novelas Tras las huellas de mi olvido (Almadía, 2010) y Lobo (Almadía, 2017). Fue co guionista durante diez años del programa literario dirigido por Rafael Pérez Gay La otra aventura y es co autora del libro homónimo publicado en 2020 por editorial Cal y arena. Es compiladora del libro El origen de todos los males. Madres y padres autoritarios (Cal y arena, 2022).</b></span><p></p><p><span style="font-size: x-small;"><b>Es autora junto con Javier Elizondo del libro juvenil Más allá del árbol guardián, Planeta, 2020. Es editora y encuadernadora del Taller Editorial Cáspita. </b></span></p><div><br /></div><p><br /></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-79187323350837874972023-03-03T00:17:00.001-08:002023-03-17T03:45:02.203-07:00Capítulo #69 - El aborto feliz, o la canción sobre la hazaña de Rue, de Katy Bond
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_103994956_6_1.html?c1=7bd197" width="100%"></iframe><h1 style="text-align: left;"><br /></h1><h1 style="text-align: left;">El aborto feliz, o la canción sobre la hazaña de Rue</h1><h3 style="text-align: left;">por Katy Bond</h3><p>Cola de Zorra se llamaba así no por la planta, sino porque podía introducirse con una facilidad asombrosa en la piel de una zorra. Iba bailando por delante de su amiga, ágil hasta con dos piernas, cuando se tapó la cabeza con el manto de pieles, aceleró sobre cuatro patas pequeñas y se deslizó por la hierba pálida como la espuma del mar a la luz del sol, por lo que Rue dejó de verla y se vio obligada a llamarla. Se apuró para alcanzarla, y para ello se alzó la falda con unos refunfuños llenos de fastidio.</p><p>—¡Frena! ¡Frena! ¡No podría correr como tú ni antes de lesionarme!</p><p>Al recordarlo, Zorra regresó dando saltos, porque no era cruel. Lanzó mordiscos a las libélulas, agitó su gran cola como un tragafuegos con bastón, brincó hacia delante y se fue alejando poco a poco del lado de Rue, para luego regresar con cierta culpabilidad cuando se percataba de su error. «Se va a cansar como siga así», pensó Rue, pero no dijo nada, solo estiró la mano para rascar la cabeza de su amiga. El cálido pelaje la reconfortó.</p><p>—Me alegro de que te parezca emocionante esta aventura. Ojalá hubiera tenido este problema hace un año, antes de que arrancaran toda la vuelarraíz del reino. Me habría podido quedar en casa, tomarme el remedio con un buen té caliente…</p><p>—Tendrás tu té —ladró Zorra.</p><p>—Eso espero —replicó Rue—. Eso espero.</p><p>—No hace falta que vayas a buscarla. Puedes pedir una excepción.</p><p>—Estás de broma.</p><p>—Pues claro —dijo Zorra con una sonrisa dentuda.</p><p>Si fuera posible pedir una excepción, no se arriesgarían a viajar hasta Greenwood. El uso de la cura milagrosa de la vuelarraíz (llamada así no porque te hiciera volar, sino por la sensación de ligereza que dejaba tras tomarla) era ilegal, excepto para aquellas personas que podían demostrar que eran tan virtuosas que la merecían. Hasta donde Rue sabía, nadie había llegado al final del proceso de petición, el cual exigía que la persona afectada compareciera ante la corte del rey…<span></span></p><a name='more'></a><p></p><p>En un carro con cuatro ruedas cuadradas,</p><p>Tirado por un caballo sin ninguna pata</p><p>¡y perseguido por un perro de caza!</p><p>A base de humo y rocío el perro se alimentará</p><p>¡sin haber probado hueso, sangre y pellejo jamás!</p><p>Y llevará campanas cual pájaros en su canto,</p><p>¡que carecerán de cualquier badajo!</p><p>Zorra, poco interesada en la diferencia entre pensar una cosa y expresarla, se había acordado de la canción y la estaba cantando en ese momento mientras se mareaba dando vueltas en el borrón del manto reluciente que llevaba alrededor de los hombros. Giraba y giraba y ahora era una zorra, luego una chica, zorra, chica, zorra, chica… y con una facilidad pasmosa sus pasos de baile se tornaban bípedos en un momento y cuadrúpedos al siguiente. Rue se rio cuando su amiga la tomó de las manos y la hizo rodar, árboles y cielo y montañas distantes se desdibujaron en la neblina de esa alegría espontánea, pero al cabo de un momento le susurró:</p><p>—Ya está bien. Nos van a ver. Solo existe un motivo por el que una joven se adentraría en el bosque con una raposa.</p><p>Cuando la última de las grandes carcajadas profundas llegó a su fin, Zorra se colocó el pelaje bajo un brazo y echó a andar erguida junto a Rue.</p><p>—¡Hay más de un motivo! Somos buenas en más cosas aparte de olfatear hierbas. Quizá la joven y la raposa son amigas del alma, igual que nosotras.</p><p>—Claro —replicó Rue—. Pero nadie al servicio de la corona lo verá de esa forma.</p><p>Avanzaron en un silencio casi total; el único sonido era el susurro de sus pies contra el suelo, como un recordatorio conspirativo de la tierra: sh, sh, sh. En su mente, Rue respondía. «Gracias por el regalo de la vuelarraíz», pensó. Se imaginaba que la tierra podía oír sus palabras a través de los pies. En la linde del bosque, dudó y dedicó un momento a observar cómo el día maduraba en un atardecer color ciruela. Se había imaginado una catástrofe en ese punto del viaje, como un guardabosques que patrullase la frontera entre el campo abierto y el cobijo de los árboles. Pero no ocurrió nada semejante y las dos pasaron entre los troncos negros.</p><p>—¿Quién te ha lesionado, Rue? —preguntó Zorra cuando se hallaban casi en la sombra. Sus ojos brillaban lúgubres en la luz del escaso cielo que asomaba por las copas. Se habían detenido a descansar y encender los faroles; Zorra apoyaba todo su peso contra una haya mientras Rue jugueteaba con el encendedor. Aunque estaban a solas, Zorra siguió usando la palabra en clave para el estado de Rue, una que habían elegido para protegerla de familiares y vecinos entrometidos. Era una palabra más cómoda para Rue, una que le parecía cierta—. ¿Me lo dirás aquí, con todas estas hojas protegiéndonos? Al menos dime si fue por diversión o a la fuerza…</p><p> —Eso da igual. Quiero que se cure y desaparezca. ¿No basta así?</p><p>Golpe, golpe, golpe de acero contra pedernal y acero entre sus dedos pacientes hasta que al fin las dos velas de aceite ardieron en sus pequeñas jaulas. Por eso se llama prender fuego, pensó con satisfacción.</p><p>—Sí, con eso basta —respondió Zorra—. Seré tu guía, pase lo que pase. De todas formas, me gustaría saber si alguien te ha molestado.</p><p>Hubo un movimiento bajo un embrollo de enredadera, la pata o el latido de un roedor, y, aunque se hallaba en su forma de mujer, Zorra giró la cabeza para escuchar con la precisión de un alfiler.</p><p>Rue se pasó la lengua por el dorso de los dientes y pensó en el mordisco afilado de su compañera.</p><p>—Es una gran amiga, Zorra. No, fue en un acto divertido y sincero. Un revolcón en la hierba. Te avisaré si necesito vengarme.</p><p>Así que siguieron andando hasta que el bosque se oscureció a su alrededor y luego un poco más. Se detuvieron en una zona un tanto seca e intacta, encendieron una hoguera exigua a partir de hojas secas. Rue posó sobre ella la pequeña cazuela que sacó de la mochila. Vertió gachas de cebada de un tarro y empezó a cortar manzanas con el cuchillo que llevaba en el bolsillo. Al principio observó la mezcla en silencio, pero enseguida le entraron náuseas por el olor y dejó que Zorra se encargara de la comida mientras ella vomitaba. A su regreso, intentó comer, pero no pudo tragar. Los granos y el puré de manzana le subían de nuevo por la garganta como insectos, así que, derrotada, le dio su parte a Zorra. Su amiga la miró preocupada, pero no rechazó la comida y hasta limpió la cazuela a lametazos al terminar. Rue la observó con aire ausente, demasiado mareada para entablar una buena conversación. Aún faltaban muchos días hasta Greenwood, la parte más densa del bosque en la frontera del reino, donde las patrullas escaseaban debido a la distancia y el apetito de las bestias, donde los secretos se enredaban en las raíces. Cuanto más lejos buscase una persona, menos controlaba el rey lo que hubiera pasado en su bosque, y más lo ansiaba él. Aunque no pudiera detener el crecimiento de la vuelarraíz allá fuera, el monarca lo compensaba con sanciones más graves y largos edictos cuyas graves consecuencias, si prestabas atención, estaban constituidas por tan solo una vaga emoción llena de aspavientos frente a la osadía de la tierra. Aunque había enviado a sus agentes a intimidar al bosque con tal de que se comportase, estos no solían regresar. El bosque no pensaba renunciar a algunas cosas. Zorra había estado allí antes, generosa y temeraria; seguramente una parte de su alma siempre vivía allí. Rue no dudaba sobre su conocimiento del camino. Aun así, la idea de esa gran caminata le agravó las náuseas.</p><p>Se turnaron para vigilar el fuego y dormir sobre el pelaje extendido de Zorra. Cuando Rue la había visto estirarlo, le había preguntado si no se ensuciaría. Zorra había sonreído y dijo que entre el cuerpo y la tierra era justo donde debía ir el pelaje.</p><p>Al día siguiente, siguieron los senderos sutiles, ya que no confiaban en los más transitados, y se escondieron detrás de árboles cuando oían sonidos humanos. Rue no comió nada, desanimada por la idea de la manzana, de la cebada, de las ciruelas pasas, de cualquier cosa que sacase de su mochila. Se dijo que podría seguir así, sin comer, hasta que consiguiera la cura, momento en el que su apetito regresaría seguro a su estado habitual. Zorra no estaba tan convencida. Mientras tramaban sus planes, calentándose alrededor del fuego la segunda noche, le dijo a Rue que había otro camino, a un día de distancia, que las acercaría a un pueblo llamado Birdbinde. Allí a lo mejor podrían encontrar algo que el estómago de Rue retuviese.</p><p>Su amiga dudó. Le recordó a Zorra que había traído poco dinero y posesiones. Algo de comida, el encendedor de fuego, la cazuela para cocinar y la ropa que llevaba encima: vestido, combinación, calcetines de lana.</p><p>—Cierto —reconoció Zorra—. Pero conozco gente en Birdbinde. Haremos un trato con alguien. O, en todo caso, siempre podemos suplicar.</p><p>—¿Y si nos pillan? ¿Y si saben a dónde vamos?</p><p>—Confía en tu guía. Y vete a dormir.</p><p>**</p><p>En el centro de Birdbinde había una caja torácica enorme que sobresalía de la tierra en arcos nacarados, tan grande que una persona podía atravesarla caminando. Eso es lo que se hacía en ese pueblo, dijo Zorra, si tenías un deseo. Caminabas entre las costillas de la ballena.</p><p>—Ni siquiera puedo imaginarme una ballena —dijo Rue, balanceándose de pie. Casi seguro que estaba alucinando por el hambre—. No hay ningún mar en kilómetros y kilómetros de distancia. Más kilómetros de los que caminaré en mi vida. ¿Cómo ha llegado hasta aquí?</p><p>Zorra se encogió de hombros.</p><p>—Supongo que por eso la gente le cuenta sus deseos. Debe de haber algo de magia en ella. —Luego se quedó inmóvil un rato y contempló los grandes arcos mientras aferraba su pelaje contra el pecho—. A lo mejor no me crees —dijo al fin—, pero he visto el océano, encontré a una mujer que llevaba la piel de una ballena. Era la mujer más sabia que he conocido nunca y aprendí más de ella que de nadie. Algún día quiero contarte ciertas cosas que me dijo.</p><p>—Pues claro que te creo. Aunque no sé si soy digna de su sabiduría. El mar no me es de ninguna utilidad.</p><p>—Todo el mundo puede encontrar algo útil en el mar. Eso fue lo más fácil que me enseñó.</p><p>En vez de responder, Rue pasó por debajo de los macabros arcos y pensó un deseo. Se agachó al alcanzar el extremo estrecho del ancho pecho de la criatura y encorvó los hombros para no tocar la suavidad desgastada de sus bordes internos. Al salir, se giró para sonreírle a Zorra, y esta le devolvió el gesto. Aquello ya era más propio de ella. Durante un momento, se había puesto demasiado seria y había desconcertado a Rue. Zorra no parecía ella sin una sonrisa.</p><p>Había una posada en Birdbinde y unas cuantas personas dentro. Rue casi lloró al oler la comida caliente, en parte por el hambre y en parte por el asco. Se sentó en un rincón, contuvo la respiración y se agarró la barriga, hasta que, poco a poco, un olor empezó a destacar por encima de los demás, algo caliente y salado, decadente, prometedor. Era carne, y supo de repente que carne era lo único que saciaría su antojo, lo único que aceptaría la exigente masa que crecía en su interior. Zorra hizo una seña a la animada patrona y preguntó cuánto costaba una empanada de carne, o al menos un trozo, lo que quisiera ofrecer. El precio superaba lo que Rue había traído y la patrona no quiso saber nada de intercambios. Roja de vergüenza, Rue temblaba mientras Zorra discutía. A la patrona le llovieron maldiciones, pero con ello solo consiguió que las amenazaran con echarlas.</p><p>Prefirieron marcharse antes que someterse a esa humillación. Zorra farfullaba que otra persona las ayudaría, que encontrarían a alguien, que no se preocupase… Había sido la guía de un hombre de la zona, quizá algunos vecinos aún lo conocieran por su nombre femenino de nacimiento, y si podían encontrarlo, seguro que… u otra persona, quien fuera, no te preocupes, repetía sin parar, quizás tanto para sí misma como para Rue. Pasaron varios minutos de refunfuños antes de que las dos mujeres vieran que una desconocida las había seguido fuera de la posada.</p><p>Era vieja y tenía un rostro redondo y serio. Sacó la mano de debajo de un chal de lana del mismo color que el agua de un estanque para tirar de la manga de Rue e indicar que doblaran la esquina, donde nadie las pudiera ver.</p><p>—Conozco tus antojos, muchacha —dijo—. Tuve los mismos con el mayor. Es una lástima que alguna gente no ceda por una pobre madre tan joven. No les culpo, con el precio al que está la caza del rey, pero aun así… —Sacudió la cabeza. Rue asintió, con ganas de interrumpir a la mujer y corregirla, de decirle que no sería madre, pero se contuvo. Nunca se sabe cómo reaccionará una persona y Zorra no dio señales de haber visto a esa mujer antes—. Tengo un poco de venado salado. Si te va a sentar bien, haremos un intercambio.</p><p>Le ofrecieron los zapatos, los calcetines, las ciruelas pasas. Le ofrecieron un día de trabajo en su casa, la promesa de lana cuando Rue regresara a su hogar, y rechazó todas esas cosas. Lo que la mujer necesitaba, o eso dijo, era un diente. A su avanzada edad había perdido los suyos y estaba elaborando una dentadura postiza para reemplazarlos. Necesitaba un buen colmillo afilado. Y tú, pelirroja, tienes unos muy buenos. ¿Podrías prescindir de uno, para una anciana necesitada? Sacó del chal unos finos alicates de hierro y les dio la vuelta como para enseñar a las jóvenes que no daban nada de miedo.</p><p>Zorra consideró la propuesta mientras echaba vistazos a un lado y al otro de la carretera. No había nadie para presenciar la transacción, de tan ocultas que estaban. Asintió, primero para sí misma y luego para la mujer, y abrió la boca.</p><p>—Ay, Zorra —soltó Rue entonces, con lágrimas de verdad en los ojos—. Sé que me desmayaré cuando vea la sangre. Pero, antes de que des tu diente, ¿podrías correr dentro y pedirle agua a la tabernera? Seguro que te dará un poco. ¿Lo harías por mí?</p><p>Zorra lo hizo. En su ausencia, Rue susurró a la anciana su propia oferta y, antes de que la guía regresara, la vieja le arrancó su diente más afilado de las encías con un tirón rápido y un sonoro crujido. Rue se enjuagó la sangre con agua, alivió el dolor en la carne seca que le dio la mujer en un papel encerado. Zorra protestó al verla, pero no había nadie más ante quien protestar. Ya estaba hecho y la anciana se había marchado.</p><p>Esa noche, de vuelta en el bosque, Zorra le dio las gracias a Rue con una canción por ocupar su lugar. Dijo que era la que había aprendido de la ballena, y no sonaba bien en el idioma humano, ni siquiera en el zorruno, pero decía algo como:</p><p>El tiempo vino a por mi padre,</p><p>Frío, frío y paciente.</p><p>El tiempo vino a por mi madre,</p><p>Frío, frío y paciente.</p><p>El tiempo vendrá a por mí</p><p>Y seré nieve.</p><p>**</p><p>Rue mordisqueaba el venado salado de vez en cuando; llevaba un trozo en la mano mientras caminaba y lo sostenía también por las noches cuando se sentaba o se levantaba a mear o a vomitar en un matojo. Se lo racionó con cuidado, permitiéndose la cantidad exacta cada día hasta su destino, según los cálculos de Zorra. Pero los cálculos de Zorra eran eso, cálculos, y su nariz la llevó más lejos de lo previsto, en un bucle por senderos viejos bajo árboles torcidos, hasta acabar en puntos muertos donde habían arrancado zonas enteras de la hierba. Y Rue estaba tan agradecida y contenta por la carne que quizá la masticó más rápido de lo que pretendía. En cualquier caso, se había terminado y no habían encontrado nada aún. Estaban en las profundidades del bosque, tan solas que no podían hacer otro trato. Rue lloró. Lloró por el diente y por el tiempo perdido y por la vergüenza de necesitar una y otra vez.</p><p>A Zorra no le parecía que hubiera nada vergonzoso en necesitar. Quizá había perdido la vergüenza en sus viajes, expulsada de su pelaje por el viento mientras corría a cuatro patas por campos y por valles. Ella también tenía hambre y le aseguró a Rue que saciaría los apetitos de las dos. Rue le dijo que no hiciera lo que estaba pensando. Pero llegó la noche y encendieron de nuevo el fuego y Rue estaba tan cansada y débil que se quedó dormida mientras vigilaba el cabello largo de Zorra, que relucía en el mismo tono ambarino, rubí y granate que su pelaje. Cuando despertó, la recibió el olor a sangre de conejo en el aire y los jadeos de Zorra, cuyos ojos brillaban de triunfo por ese subidón dorado de cazar y conservar. El conejo, sacado de las profundidades del bosque, muy cerca del inflexible y preciado Greenwood del rey, no era nada como las asustadizas criaturas marrones que perturbaban los huertos de la familia de Rue, pero colgaba listo de las fauces de Zorra con seis potentes patas para saltar, el pelaje con hebras de oropel plateado y los ojos muertos abiertos e inteligentes.</p><p>—No deberías haberlo hecho —dijo Rue, pero ya estaba comiendo y notaba cómo la vitalidad regresaba con cada mordisco que daba al extraño y dulce animal—. Ya has oído las historias sobre el rey y la caza en Greenwood. De que percibe los latidos de cada uno de sus corazones y, cuando alguien caza a un animal, sabe quién lo ha matado y envía a sus hombres a perseguirlo el resto de sus días.</p><p>—No todas las historias son ciertas. Si no quisiera que cazaran en su territorio, podría haberte dejado tomar la cura en casa. No puede culparnos por lo que nos obliga a hacer.</p><p>Eso era bastante cierto y, a pesar de todo, cuando se hubo llenado de conejo, Rue miró el pelaje y le pareció tan bonito que decidió conservarlo, así que lo guardó en su mochila con el resto de sus cosas. Se sentía con fuerzas suficientes para continuar vigilando. Observó a su amiga mientras esta se enroscaba en su forma de zorro con la cola bajo la nariz. ¿Acaso Zorra se habría desvivido tanto por cualquiera?, se preguntó. El rodeo por Birdbinde, arriesgarse a cazar en el bosque del rey… A lo mejor sí, si esa persona lo necesitaba. Pero quizá ese viaje también era especial para ella, porque era el viaje de Rue. Pasó una mano por el lomo de la zorra y los músculos se tensaron.</p><p>—No sabía que estabas despierta —susurró. Zorra se giró y admitió que estaba demasiado activa por la cacería como para dormir. Pasaron el resto de la noche imaginando las canciones que cantarían sobre ellas, si alguna vez hacían una hazaña tan famosa que mereciese una canción.</p><p>Al atardecer del día siguiente, encontraron una zona con vuelarraíz. Rue no había visto una delimitación clara entre Greenwood y lo que no era Greenwood, solo un oscurecimiento gradual, más profundo, hasta que se halló en un claro que la envolvía con la suavidad del dosel de una cama, con la promesa de socorro. El respiro que ofreció pareció aumentar los susurros que habían oído de la tierra cuando se marcharon. Zorra, en su forma cuadrúpeda, recorrió trotando dos veces la mancha de verde azulado oscuro que cubría el suelo y luego se fue a vigilar el claro para darle tiempo a Rue de tomarse a solas la cura.</p><p>—Deja un poco de sangre, si puedes —aconsejó antes de marcharse, y cuando Rue preguntó el motivo, si eso era parte de algún pacto mágico que debía hacer, Zorra respondió que no, que no era nada de eso, solo que la vuelarraíz prosperaba con hierro y eso ayudaría a reponer la planta para la siguiente persona que la necesitara.</p><p>En esa privacidad sagrada, Rue encendió la hoguera más importante de su viaje para poder hervir un poco de agua en la cazuela y prepararse el té. Primero le calentó el pecho y la barriga, luego la tranquilidad y el entumecimiento invadieron su cuerpo. Se quitó las capas superiores de ropa para poder levantarse la combinación y tembló durante la expulsión de una pequeña masa de tejido, seguida de otra masa; la placenta, dedujo. El dolor fue mínimo, atenuado por el té, y cuando terminó se quedó a unos centímetros del suelo durante varios segundos hasta que al fin se tumbó y durmió durante una cantidad indeterminada de tiempo.</p><p>En esa ocasión, al despertar, la recibió un gruñido. No de Zorra, cuyos gruñidos conocía como un segundo idioma; su amiga no solía gruñir para avisar, ya que sus mordiscos letales eran rápidos y afilados. Aquel era un sonido más grave y procedía de arriba. Poco a poco, Rue abrió los ojos y vio que una figura se cernía sobre ella, casi con forma de hombre pero retorcida de tal modo que indicaba que era un producto de Greenwood. Tenía la piel verde y morada como la hiedra, con venas foliáceas en la cara. Llevaba harapos de lo que en el pasado fue ropa elegante, robada quizá de uno de los hombres desaparecidos del rey. Unas ramas le crecían de las extremidades y el torso, atravesando la tela; una le salía de la frente en un ángulo que parecía doloroso y otra le brotaba del pecho, de donde colgaba una metalla de honor real. Zorra se retorcía en el agarre de su codo, su pelaje rojo destacaba contra el cuerpo de la criatura como una mancha de sangre.</p><p>—Qué es esto —dijo el ser, con una voz como el crujir de las agujas de pino bajo el pie, y Zorra le decía a Rue que corriera, que se olvidara de ella, aunque Rue no sabía si su captor la entendería con el pelaje puesto. De cualquier modo, no echó a correr, sino que se levantó para poder mirar al ser a los ojos. Desde esa perspectiva, había algo familiar en sus rasgos, por muy ocultos que estuvieran, y la criatura también reconoció a Rue, porque le sostuvo la mirada durante varias respiraciones. Al fin, ella vio que era el capitán Anstey, un guardabosques que a veces se quedaba en su pueblo y a cuya amante Zorra había guiado hacía muchos meses para buscar vuelarraíz. Poco después, a él lo enviaron a patrullar Greenwood; se rumoreaba que aquella era una señal de que habían descubierto a la amante, de que era un castigo de la corona.</p><p>—¿Qué es esto? —repitió—. ¿Ladronzuelas, como en las canciones?</p><p>Y se burló de ellas con una canción. Aunque su voz humana había sido desagradable, en esa nueva forma cobraba el timbre inquietante del viento entre las ramas:</p><p>Y poco a poco se despertó</p><p>Y al zorro pidió que la escondiese.</p><p>Pues del veneno había bebido</p><p>Y muerto había dejado a su hijo.</p><p>¡Oh! Tralalá, chichayá, la mujer sabe matar.</p><p>Chichayá, tralalá, la chica saber matar.</p><p>Rue retrocedió un paso por miedo. Se preguntó cuánto tiempo llevarían fuera, cómo era que su viaje se había convertido tan rápido en una canción, cómo Anstey la habría oído desde tan lejos. Pero recordó las palabras de Zorra de la noche anterior y lo entendió. No todas las historias son ciertas y algunas son ciertas una y otra vez. Aquella no era una canción nueva, sino vieja, más vieja que cualquiera de ellos tres. Quizá la letra había cambiado para encajar con la época, pero, si cortara la canción para contar sus anillos, se pasaría años contando.</p><p>—¿Sabes cómo acaba esa historia? —preguntó el capitán Anstey—. Cuelgan a la chica por su crimen y despellejan al zorro.</p><p>—Por favor —dijo Rue—. No vamos a hacerle daño a nadie.</p><p>—Violáis la ley del rey, eso ya es daño suficiente.</p><p>—Pero seguro que la ley del rey ha hecho su propio daño… —tartamudeó, enrojeciendo por la osadía de sus propias palabras. Con la cabeza, Zorra le decía que no con fuerza, pero Rue no vio otra opción—. Te envió aquí fuera y le dio igual si vivías o morías. Y mírate ahora. Nunca regresarás al pueblo así. Capitán Anstey, ¡mira lo que te ha hecho! </p><p>Hubo un destello de dolor en su semblante. Ocupó el mismo espacio escaso de tiempo que una uña, pero, en ese espacio, Rue pudo imaginarse el viaje del hombre a ese lugar, la soledad de los meses que había pasado allí. ¿Había ido también a Birdbinde y atravesado las costillas de la ballena como Rue? La mujer lo miró a los ojos y casi lo conoció. Pero entonces el ansia asesina, las ganas de despellejar, regresaron a su semblante. A Zorra, a quien conocería por su amante, era fácil despellejarla. Con un grito de rabia, la agarró por el pelaje de la cabeza y le sacó la capa con un único movimiento, hasta que la sujetó en su forma de chica contra el pecho. Con la otra mano tiró el pelaje al bosque, de tal manera que Rue no vio el lugar donde aterrizó. Satisfecho, el hombre aflojó la mano un poco.</p><p>Pero fue una estupidez por su parte, lo de creer que es menos probable que una chica le desgarre el pescuezo que un zorro. Las largas piernas de Zorra se propulsaron en el suelo y echó la cabeza hacia atrás, llevándose un bocado de piel y barba. El hombre retrocedió y Rue, que seguía mareada por la vuelarraíz, se abalanzó contra su pecho y lo tiró al suelo, donde su cabeza chocó con fuerza contra el pie retorcido de un viejo árbol. Las dos amigas huyeron juntas por donde habían venido y luego zigzaguearon en direcciones impredecibles. Dejaron al capitán Anstey con su sangre para las criaturas y las flores del bosque. Corrieron y corrieron, hasta que Zorra dijo que no sabía si podría encontrar el camino sin su pelaje. De la mochila, Rue sacó el pellejo del conejo de Greenwood y se lo pasó, pero, al probárselo, Zorra se echó a llorar. No era su propia piel, no se ajustaba bien, la encogía en un espacio demasiado pequeño. Sin poder soportarla más, la tiró.</p><p>Desesperada y mirando en todas direcciones por si aparecía el capitán Anstey u otro vigilante del bosque, Rue se puso la piel por la cabeza. Nunca había sido otro animal aparte del humano, pero si existía un lugar donde el cambio era posible, era ese. Zorra la había guiado todo el camino… ¿no era ahora su turno? Abrió los ojos y se encontró con la mente nítida y temblorosa de un conejo, se descubrió los sentidos más agudizados, la nariz dispuesta y los ojos más dispuestos aún. A pesar de ser pequeña, la piel no la apretaba y, de alguna manera, abarcaba todo su ser. Rue olió los depredadores de su alrededor, cerca y lejos, por doquier, a lo largo de kilómetros y kilómetros, y supo que regresaría a ese lugar, porque con ese cuerpo podría encontrar de nuevo el pelaje de Zorra.</p><p>Antes de eso, sin embargo, guiaría a Zorra y a sí misma de vuelta a casa. Estiró los suaves pies fuertes de sus seis patas y emprendió el camino.</p><div><br /></div><p style="text-align: left;"><b><span style="font-size: x-small;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7KotnCMDCNFKI1ZGMVCJcRHdezR-dMVV0rh8ufQjrJfom7lCanOB9cd8kwtBoynEDsqPvtPHm10KzNpcB2x0ecgfmvsdMcRJHyW6-9c05EEWjsUlQtgKGHvLcg7IiT2KvzizpJf0fQni91dM1LsSXNpxNUafV7tVVvljnLEudb_Td2EtItcHsSTZd/s5184/Katy%20Bond.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="228" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7KotnCMDCNFKI1ZGMVCJcRHdezR-dMVV0rh8ufQjrJfom7lCanOB9cd8kwtBoynEDsqPvtPHm10KzNpcB2x0ecgfmvsdMcRJHyW6-9c05EEWjsUlQtgKGHvLcg7IiT2KvzizpJf0fQni91dM1LsSXNpxNUafV7tVVvljnLEudb_Td2EtItcHsSTZd/w343-h228/Katy%20Bond.jpg" width="343" /></a></span></b></div><b><span style="font-size: x-small;">Katy Bond es poeta y escritora de ficción originaria de Missouri. Su trabajo le debe mucho al folclore, a su novia, y les empleades de la tetería a les que no les importa todo el tiempo que pasa allí escribiendo.</span></b><p></p><div><br /></div>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-72780441890834672882023-02-12T04:16:00.002-08:002023-03-17T03:45:33.378-07:00Capítulo #68 - Deseo, de T.P. Mira-Echeverría<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_102943749_6_1.html?c1=93d1d2" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">Deseo</h1><h4 style="text-align: left;">de T. P. Mira-Echeverría</h4><p><br /></p><p>La mira con ojos tristes porque son los únicos que tiene, los únicos que jamás ha tenido.</p><p>Ser un hombre-cangrejo, un soldado acorazado, no es lo que hubiera deseado… de haber sabido alguna vez lo que era elegir.</p><p>Ella está tirada sobre la vitrificada arena negra. Tiene los ojos cerrados y el agua se escapa de sus agallas amarillentas, bajo el mentón bien marcado.</p><p>Él sabe que ella va a morir si no hace la transición agallas/pulmones y, sin embargo, la sigue mirando absorto. Jamás ha visto algo más hermoso en toda su vida. Treinta y ocho años de guerra —desde el útero de plástico donde lo gestaron, hasta hoy—, y recién se da cuenta de lo que es la belleza.</p><p>La muchacha es sublime. Sus curvas le recuerdan las olas girando sobre sí mismas, cuando se halla sumergido y la tormenta arrecia en la superficie.</p><p>La chica cabecea. Él hace un intento de agacharse: la coraza de combate cibernética, que lo cubre de pies a cuello, no cede fácilmente. Pero hace sólo un intento. Está tan hipnotizado con el rostro de esa muchacha-pez que no logra reaccionar ni siquiera para salvarle la vida.</p><p>Es triste verla así, con las agallas virando lentamente hacia el violáceo a medida que la asfixia aumenta. Pero él no ha conocido muchas cosas además de la tristeza, por lo cual no le es extraño sentir eso: una dulce, dulcísima y suave sensación de melancólica angustia, de desolación sin fin, mientras la criatura más hermosa que jamás haya visto en toda su vida agoniza a escasos centímetros de sus pies.<span></span></p><a name='more'></a><p></p><p>Ella comienza a boquear. Y su boca es perfecta. Exuberante, rotunda, rosada, carnosa. Si él supiera besar, ya lo estaría haciendo. Besarla incluso aunque ese beso le quitase el último aliento. Porque su mente no puede procesar más que la imagen de unos labios que llaman desesperadamente a los suyos.</p><p>Él también tiene los labios rotundos, e incluso aún más pulcramente delineados, pero están casi azules a causa del frío; y el mohín que inclina sus comisuras hacia abajo, sólo aumenta la acuosidad infinita de su mirada horriblemente triste y azul.</p><p>Si le colocara el tubo de su casco —el que sostiene con la mano que no empuña el rifle—, ella podría volver a respirar.</p><p>Intenta agacharse, una, dos veces. Ese cuerpo sinuoso que está haciéndole bullir la sangre en las venas —el tenso traje de goma escamada color ámbar y bronce que encierra a la exploradora—, lo retiene más quieto que el miedo antes de la batalla o las agujas de calmantes después de ésta.</p><p>No obstante, lo más probable es que no reaccione porque, sencillamente, no encuentra un motivo para hacerlo. Lejos de la batalla hay muy pocos motivos para hacer algo.</p><p>Y la muerte —incluso la del ser más bello del mundo—, es lo más natural para él.</p><p>De pronto tiembla al verla. Ni la onda expansiva de la metralla subacuática podría causarle tal temblor. Adivina la antigua epidermis que ya fue asimilada por esa goma, salvo en la cabeza y las manos. Él aún posee la calidez de una piel humana debajo del traje. Pero hace muchos años que no se lo quita. No hace falta. Los miles de tubos capilares y conexiones seudonerviosas ya han tejido una red entre él y su armadura-procesadora. El traje es su madre y su médico y su amante cuando lo necesita. Y es su compañero de batalla, el que lo sostiene con vida: una coraza rojo brillante y gris cromo que sigue sus contornos con más holgura y libertad que ese traje de goma viva, ámbar y bronce, que ya está dejando de retorcerse allí abajo, en la arena negra.</p><p>Piensa en su propia piel bajo las dendritas del traje. Debe estar blanca y mustia como los dedos que se exponen al agua por horas… Sin embargo, su rostro —el que puede ver reflejado en el visor espejado del casco—, es diferente. La nariz, milagrosamente recta, muestra los golpes bien curados de cientos de batallas. El cabello es tan corto que no puede detectar su color, apenas una pelusa oscura sobre su cráneo, salvo el sitio donde la cicatriz lo recorre —allí sólo hay una sinuosa y profunda línea nacarada—. El color de sus ojos es como el de un océano de oxígeno líquido. Y su piel, bronceada por el rigor de los soles, está enrojecida aquí y allá, por la quemazón del frío. Hay un rictus en sus cejas, que se inclinan sobre el puente de su nariz, un rictus que tironea de la piel de su frente, un rictus de preocupación o seriedad. Intenta deshacerlo, pero no sabe cómo.</p><p>Tristeza, eso es lo único que a veces afloja la tensión sobre sus ojos.</p><p>Finalmente, cuando las primeras convulsiones hacen que la nuca de la muchacha se doble de modo casi catastrófico, un impulso ciego, primitivo y carente de pensamiento, lo arroja al suelo y lo insta a introducir el tubo de su casco en la tráquea de la chica. Oxígeno y otros gases corren directamente a su sistema respiratorio primario. ¡Ya está! ¡Eso es lo que debería haber hecho hace varios preciosos minutos atrás!</p><p>Tal vez sea tarde porque ella no abre los ojos. Pero no importa, la belleza sigue allí.</p><p>Ahora que está agachado, pasa su mano enguantada cinco centímetros por encima del cuerpo de la mujer-pez. Cinco centímetros exactos que puede controlar con la misma precisión con la que controla su puntería. Cinco centímetros de aire que separan su mano de ella.</p><p>Puede olerla perfectamente: el pútrido aroma que adquieren las criaturas del mar al cocerse bajo la luz de los soles, incluso con este frío, incluso bajo el manto de nubes que ha dejado la tormenta de guerra que no termina de alejarse por completo. Ella está oxidándose en el aire.</p><p>Se concentra en su rostro. Estira su mano —la que ya ha dejado el casco en el suelo para que funcione como soporte de vida de la chica—, y levanta el primer párpado del ojo derecho. Luego, sin pensarlo, deja el fusil a un lado —su mano entumecida se siente extraña sin el enorme suplemento armado— y utiliza el dedo del gatillo para abrir el segundo párpado del mismo ojo. Un choque de color negro da de lleno en su imaginación, ¿de qué otro color creía que sería? De pronto, la pupila se retrae mágicamente y se encoge hasta hacerse muy pequeñita. Algo golpea dentro de su pecho cuando repara en el complejo iris repleto de verdes, marrones y castaños danzando unos sobre otros en ese ojo que aún no tiene mirada.</p><p>Delicadamente deja que el tegumento primario vele el globo ocular con su gasa opaca y translúcida, y que luego lo haga la porción de carne bordada de escasas pestañas rojizas y artificiales.</p><p>Algo interno tironea de él y lo obliga a doblarse más y más sobre la mujer-pez, casi hasta rozar con su nariz helada el orificio auricular sin oreja de la chica.</p><p>Lentamente reclina su cabeza sobre el pelo de ella, tanteando con algo de reluctancia: las mujeres-pez siempre tienen ese olor a algas pútridas y, además, el simple hecho de tomar aire sin su casco, lo hiere en este clima. Pero él está acostumbrado al olor de la descomposición y la muerte. Él está habituado al dolor. Es otra cosa lo que lo reprime. Un terror casi sagrado.</p><p>No obstante, aspira el aroma nauseabundo de las fibras artificiales, brillantes como oro al rojo vivo, que componen la cabellera de la muchacha. Los soles parecen encenderla sobre la arena negra. Pronto se encuentra restregando sus mejillas en esa suavidad. ¡Su tristeza es tan profunda y deliciosa en este momento! Las drogas jamás le dieron una sensación como ésta.</p><p>Hunde su boca y sus ojos en la áurea furia candente, saciándose en la seda que lo acaricia. No puede dejar de frotar su cara contra aquel cabello mientras ella yace en el suelo, absolutamente lejos de cualquier consciencia de lo que él está haciendo.</p><p>Sabe que no es honorable, pero no puede evitar seguir acariciando con su frente y sus ojos y su nariz y su mentón, esa masa horrible y maravillosa de cabellos biometálicos, como si éstos pudiesen limpiarlo de algún tipo de suciedad que ignoraba que tenía.</p><p>El frenesí crece y crece. Comienza a tararear una tonada en la estática que lo baña como un sentimiento iónico, como un deseo eléctrico. Es una vieja canción de combate con la que solía ir a la lucha cuando tenía doce años.</p><p>Entonces calla de pronto, gira de lado a la chica-pez, y apoya su oreja sobre la espalda.</p><p>Inhala… exhala… inhala… exhala… Su ritmo es perfecto porque lo marca el sistema de supervivencia del casco. Pero aquí y allá hay breves demoras, fracciones de segundo evaporadas o adicionadas, variaciones que él está acostumbrado a advertir al calcular un tiro de precisión por entre los sutiles cambios de flujo de una corriente marina particularmente turbulenta.</p><p>Está viva. Eso, al menos.</p><p>Las mujeres-pez utilizan sus cabellos hipersensibles para sentir presiones, temperaturas, cambios mínimos en la viscosidad del fluido marino; pero para él ahora son un fulgor dorado contra el que hunde y mueve su rostro, tal como lo haría un animal que intentase dejar su olor sobre lo que considera suyo.</p><p>Luego se tiende en el suelo detrás de ella, siguiendo con su traje el contorno del cuerpo gomoso. Percibiendo cada arista de la negra arena vitrificada punzando y machacando su mejilla izquierda.</p><p>Jamás ha dormido lejos del rebaño. Nunca sin su casco. Pero los soles caen y el océano se retira, y el sonido de la respiración de la chica se vuelve un arrullo.</p><p>Le pesan los párpados sobre sus tristes ojos azules. Nunca ha soñado y tiene miedo. Dicen los ancianos —los hombres-cangrejo que tienen el arma cosida a su mano—, que si duermes sin tu casco, sueñas. Y que los sueños raptan tu espíritu y se lo llevan a otro mundo, a un mundo que tanto puede hacerte feliz como destruirte.</p><p>Se queda pensando en esa palabra: “feliz”. Jamás se atrevió a preguntarles qué cosa significaba. </p><p>Sabía lo que era “frenesí”, gracias al combate, y lo que era “excitación”, gracias al traje cuando lo masturbaba; pero no llegaba a entender aquello. ¡Tal vez no fuese muy diferente de la tristeza! Esa idea lo reconfortó. No le temía a ser destruido, pero sí a ese tal “ser feliz”.</p><p>Mientras sus párpados se balancean sobre sus ojos, comprende que lo último que verá antes de dormir será esa radiante y nauseabunda masa de cabellos; y lo que sea que extrae de aquella idea, lo complace.</p><p>Entonces, en el exacto momento en que se queda dormido, el sueño vence esos cinco perfectos centímetros que lo separan de la mujer-pez, y su mano enguantada se apoya finalmente sobre la sinuosa curva del muslo.</p><p><br /></p><p>Ojos castaño-verdosos, claros y brillantes como una gota de resina, lo están mirando…</p><p>A él le duele mucho la mejilla izquierda y tiene toda la cara entumecida por el frío…</p><p>Reacciona. Se levanta rápidamente gracias a la autosustentación del traje.</p><p>La chica retrocede en cuclillas, como un animal asustado. Sus ojos enormes, demasiado grandes para su cara y para la luz de los soles, están entornados como dos semillas de cagghrio, alargadas y suaves. De su boca aún pende el tubo blanco que la une al casco que yace en la arena. Ella no se aleja mucho del radio que dibuja el tubo de oxígeno.</p><p>Cuando él se acerca, puede ver en el reflejo del casco los puntos de sangre coagulada que tapizan toda la mitad izquierda de su propio rostro. Sin darle importancia, eleva la vista y vuelve a encontrarse con la sinuosa figura de esa chica: ambarina en su cuerpo, dorado en su cabello y pálida en su rostro.</p><p>Y ahí están de nuevo esos labios que le provocan tanta tristeza como anhelo. Aún llenos de costras por la falta de agua y lastimados por el tubo, son tan hermosos e incitantes como los pétalos de una anémona.</p><p>—Yo soy Pastor.</p><p>Su voz suena ronca, alquitranada, áspera. Ella se asusta al oírlo, reacciona tan rápido —tal como lo haría en su propio cardumen de mujeres-pez—, que casi se libera del tubo. Pero corrige su movimiento y se acerca al casco nuevamente, aunque eso implique acercarse al hombre-cangrejo, al guerrero semidesarmado. Pastor confirma entonces su sospecha: ella es una exploradora, ella no teme ser autónoma.</p><p>Ella es su enemigo natural.</p><p>—Yo soy Pastor —repite—. Mi rebaño es Cien-hombres-cangrejos. ¿Y tú?</p><p>Ella gesticula varias veces y prueba a hablar. Por fin se quita el tubo y espera. Tose, se agita, cae al suelo convulsionándose. Él la mira como la primera vez, como si estuviese viendo una hermosísima danza sobre la arena de vidrio negro. Lo ha visto una y otra vez: la muerte.</p><p>Pero ella no muere. Sus agallas se retraen, rojas, bajo su mentón. Y sus pulmones respiran por ella.</p><p>Se levanta y trastabilla. Se agacha de nuevo, las manos en el piso. Entonces responde con una voz aún menos acostumbrada a hablar que la de él:</p><p>—Yo soy Lágrima. Rastreadora del cardumen Diez-mil-mujeres-pez.</p><p>Las lágrimas son gotas que se desprenden de la masa acuosa. Pastor entiende. Ella es una solitaria. Sabe el movimiento del cardumen porque ha nacido en él, pero ya no existe en su seno.</p><p>Él conoce una soledad diferente, aunque similar; la de guiar a un grupo sin terminar jamás de pertenecer a él, pero sin poder separarse del todo del mismo. Por eso él no tiene pinza armada, por eso él no camina de lado. Igual que ella, él sabe corregir movimientos azarosos o instintivos, basándose en un pensamiento consciente, propio, individual.</p><p>—Sígueme —le dice.</p><p>Él es pastor, y guía. No conoce otra forma de existir. Él es Pastor.</p><p>Ella lo mira reticente. Una exploradora va siempre por sitios nuevos, lejos de los caminos. Él comprende que no lo seguirá dócilmente tal como lo hace su regimiento, pero lo hará porque piensa por sí misma y no necesita del cardumen.</p><p>—Ven —insiste. Y se larga a caminar. El casco bajo un brazo y el arma colgando del hombro por primera vez en muchos, muchos años.</p><p>Ella lo sigue; de a ratos agachada, de a ratos en cuatro patas. No es anfibia por naturaleza, le cuesta la playa, le cuesta el aire, le cuesta no ser sostenida en los brazos de la Madre océano. Pero se mueve con mucha agilidad, siguiendo un camino paralelo y zigzagueante respecto de Pastor.</p><p>La está guiando a una laguna. Allí ella podrá recuperarse de las heridas que la tormenta de guerra le ha infringido, y él podrá mirarla nadar en aguas poco profundas. Tenerla a mano. Restringida, pero con cierta libertad. Tal como una mascota migghala.</p><p>Él le señala un enclave entre rocas de ónix, rectas y filosas. Un espejo de aguas claras que reflejan los soles. Aguas limpias que se renuevan con la lentísima pleamar de cada semana.</p><p>Ella se adelanta, tentada por el líquido cristalino. Luego gira la cabeza y lo mira por encima del hombro, con reticencia. Ella también sabe cómo se domestica a un migghala.</p><p>Duda, pero la necesidad es más fuerte y se zambulle.</p><p>Pastor corre a sentarse sobre un negro promontorio. La figura sinuosa de la mujer-pez se vuelve aún más sinuosa en sus movimientos. Cuando nada, ella es hermosa toda entera. Tan hermosa como su boca.</p><p>El cabello es un cardumen de cintas de seda perfectamente sincronizadas, y el ámbar del traje-piel va transluciéndose —igual que su armadura al energizarse bajo los soles—. Entonces él reconoce las trazas de los músculos de la espalda por debajo de una delgadísima piel humana. Piel tatuada con las largas listas de códigos de crianza con las que se graban a los humanos mientras están en el útero de plástico.</p><p>Él también las posee. Aunque son diferentes.</p><p>La chica se aposenta sobre su vientre en un nicho rocoso con apenas unos pocos centímetros de agua. Gira la cabeza y lo mira desde el interior del líquido. Ahí están todos esos códigos, pequeños símbolos apretados y negros descendiéndole por la espalda, más y más y más.</p><p>Ella lo observa de forma extraña. Ha recogido el cabello dorado y lo ha escondido bajo el torso. </p><p>Continúa mirándolo por encima del hombro.</p><p>Pastor tiembla.</p><p>Su entrecejo se pliega aún más, está serio, está desarmado.</p><p>Comprende.</p><p>Da la orden mental y el traje comienza a colectar energía solar. Entonces su coraza también se vuelve translúcida. Pero todo lo que se puede apreciar de Pastor es un cuerpo apenas observable bajo una miríada de gusanillos blancos que se hunden en cada poro de su piel, conectándolo con la armadura ahora invisible. Una nube de filamentos blanquecinos que envuelve por completo su cuerpo.</p><p>Él no puede moverse cuando está en esta modalidad. Pero, por alguna razón, se ha expuesto así ante Lágrima, ante su enemigo natural. Tal vez sea por la dulce tristeza que siente en su compañía.</p><p>Ella gira. Expone su torso. Sus piernas abiertas no guardan secretos… Pero no hay ningún secreto que resguardar. Ni ella ni él son reproductores, y no queda ningún rastro de que su especie lo haya sido alguna vez. Él es varón por ser XY, ella es mujer por ser XX, pero no existen genitales de ningún tipo. Podrían ser del mismo sexo, podrían no serlo de ninguno.</p><p>Aun así, Pastor jamás ha visto tanta belleza.</p><p>Un trueno en la lejanía anuncia la llegada de una nueva tormenta: la miríada de naves de guerra tan abigarradas que forman nubes y alteran la atmósfera. Los soles apenas si asoman dos veces al comienzo de cada temporada-tregua: la fría y la helada. </p><p>Pastor sale de su estado de carga. El traje se vuelve brillante, todo rojo y cromo.</p><p>Lágrima emerge por completo del agua y cada poro de su piel almacena líquido. Las agallas se retraen. Ahora apenas si carraspea al utilizar sus pulmones. De pronto sus sinuosidades, inútiles como hembra pero perfectas como pez, se recubren de un ámbar furioso, cada escama rematada por un borde de bronce.</p><p>Ambos miran las grandes aguas bordadas de encajes amarillentos y sutiles: el océano tempestuoso y gris por las tropas que se arrastran o nadan por debajo. Millones de combatientes.</p><p>Ninguno de los dos se encamina hacia allí. El océano es Madre, pero Pastor hace rato que no es un niño; e intuye, por su oficio, que Lágrima ha aprendido a valerse por sí misma como una verdadera anciana del mar, a pesar de su corta vida revelada en el color de las escamas.</p><p>—Sígueme —dice él.</p><p> Y ella avanza. De a ratos agachada. De a ratos en sus dos piernas, quizás por primera vez. Pero ahora va a su lado, imitando el lamento del migghala.</p><p>Él no comprende que ella está domesticándolo, tanto como él cree domesticarla. Y menos aún entiende esa extraña expresión en el rostro de la muchacha, eso que expande su boca hasta hacerla todavía más hermosa de lo que jamás hubiera podido imaginar.</p><p><br /></p><p>Duermen entrelazados sin saber por qué, pero hace meses que lo hacen.</p><p>Ella sigue sonriendo, y él viéndola con una tristeza reconfortante. ¿Felicidad? Lentamente el rictus de su cara se suaviza: de algo violento hasta algo melancólico. Ella dice que él es como un migghala adulto, y ésa su forma final. Que le gusta.</p><p>Él responde que desde que acepta los charcos que él le busca, ella ha dejado de ser una mujer-pez. No sabe aún si es una migghala, pero seguro que no una mujer-pez. Y Lágrima asiente pensativa y vuelve a expandir hermosamente su boca, sólo para él.</p><p>Sus vidas son ahora un caminar constante. Peregrinando por el planeta, siguiendo la bajamar y huyéndole a la lentísima pleamar; lo que les permite habitar siempre en terreno seco y lejos de las nubes de guerra. Terrenos pedregosos, volcánicos e incluso vitrificados, pero tan lejanos del rebaño como del cardumen.</p><p><br /></p><p><br /></p><p style="text-align: right;"><b>Publicada en la antología Ficción Científica. Relatos más allá del tiempo y el espacio, 2016</b></p><p style="text-align: right;"><b><br /></b></p><p><b><span style="font-size: x-small;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRyayzIfZ8kOUCGFPh6cdFfsO8MkiQRbLn197YKTPj5er8YQYadOxyrwJ5b1p384hlKctUP-jp7yvOFVCjoKbJmToX6tvgFHs8KK5CnhSZVZjb-p6lyuXvNy5DkiGjQJPY7vBhLnqS4u4LcfBCAmc7fNj3itoNJJEQU0gjCOws6n830oTcoVoYRxo6/s678/WhatsApp%20Image%202023-02-12%20at%2013.07.34.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="677" data-original-width="678" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRyayzIfZ8kOUCGFPh6cdFfsO8MkiQRbLn197YKTPj5er8YQYadOxyrwJ5b1p384hlKctUP-jp7yvOFVCjoKbJmToX6tvgFHs8KK5CnhSZVZjb-p6lyuXvNy5DkiGjQJPY7vBhLnqS4u4LcfBCAmc7fNj3itoNJJEQU0gjCOws6n830oTcoVoYRxo6/s320/WhatsApp%20Image%202023-02-12%20at%2013.07.34.jpeg" width="320" /></a></span></b></div><b><span style="font-size: x-small;">T. P. Mira-Echeverría. (they/them - elle/le) </span></b><p></p><p><span style="font-size: x-small;"><b>Escritore de Ciencia Ficción, New Weird, Urban Fantasy, Steampunk y Biopunk. Doctore en Filosofía. </b><b>Investiga y dicta talleres sobre la relación entre ciencia ficción, géneros fantásticos, filosofía y mitología. </b><b>Sus obras han aparecido en diversas publicaciones de Estados Unidos, España, Francia, Italia, Bulgaria, Gran Bretaña, Argentina, Brasil, Colombia y Cuba. </b><b>Entre sus publicaciones figuran Alvorada em Almagesto (traducida por Toni Moraes, editorial Monomito, Brasil, 2021), El terror Verde (editorial Vestigio, Colombia, 2020), Madrugada (editorial Cerbero, España, 2019), Antumbra, Umbra y Penumbra (editorial Cerbero, España, 2018), la colección de cuentos Diez variaciones sobre el amor (editorial Cerbero, España, 2017, Ayarmanot, Argentina, 2015), El Señor de la lluvia (co-escrito con Facundo Córdoba, Café con Leche, España, 2017), El Tren (Café con Leche, España, 2016), Lusus Naturae (Ficción Científica, España, 2016), Memory (traducida por Lawrence Schimel, Upper Rubber Boot Books, USA, 2015). </b><b>Sus cuentos son publicados por revistas internacionales tales como Strange Horizons, The Dark Magazine, Constelación, Super Sonic, Axxón, Ficción Científica, Libros Prohibidos, Próxima, NM, miNatura, etc. </b><b>También publica artículos y ensayos en medios especializados como Cuasar, NM, Origen Cuántico, Signos Universitarios, El hilo de Ariadna, etc. </b><b>Ganadore del premio Ignotus 2019 (otorgado por la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror) en la categoría mejor artículo por “New Weird: otra realidad es posible”. Finalista del Premio Domingo Santos 2019 (AEFCFT) a mejor cuento. Ganadora de la convocatoria Alucinadas 2014. Finalista del Premio Ignotus 2013 en la categoría mejor cuento, entre otros premios. </b><b>Sus cuentos y ensayos integran más de treinta antologías internacionales. Puedes encontrarle en s</b><b>u blog (<a href="http://teresamira.blogspot.com.ar/">teresamira.blogspot.com</a>) en T</b><b>witter <a href="https://twitter.com/TeresaPME">@TeresaPME</a>, en I</b><b>nstagram <a href="https://www.instagram.com/tpme.writer/?hl=es-la">@tpme.writer</a> y en </b><b>Facebook como Rockwell Hopper (en colaboración con su esposo, el escritor Guillermo Echeverría).</b></span></p><div><br /></div><p style="text-align: left;"><b><br /></b></p><div><br /></div>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-58227955205871512432023-02-03T01:48:00.001-08:002023-03-17T03:46:13.860-07:00Capítulo #67 - L’hiver est assis sur un banc, de Margaret Dunlap<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_102508152_6_1.html?c1=a8bfc7" width="100%"></iframe>
<p><br /></p><h1 style="text-align: left;">L’hiver est assis sur un banc</h1><h3 style="text-align: left;">por Margaret Dunlap</h3><p><b>(avec mes remerciements à Jacques Prévert)</b></p><p><br /></p><p>Invierno está sentada en un banco. No la perciben las personas que pasan frente a ella, los niños que juegan, los pájaros que vuelan de un árbol a otro. La ignoran, como si no fuera más destacable que un hombre con gafas, vestido con un traje gris. </p><p>Hierve de rabia, pero no puede moverse. </p><p>Cada día el sol se alza un poco más alto, un poco más caliente, y engulle partes de su carne helada. Está tan fija en su lugar como lo está el sol en su trayectoria, pero que la danza eterna de los cielos sea inevitable no significa que ella lo acepte con elegancia. </p><p>Invierno cada año llega más tarde. Primavera llega antes. Su tiempo mengua mientras el de su hermano Verano medra, pero todavía queda algo de frío en el mundo, y mientras su corazón gélido permanezca helado en su pecho, perseverará. </p><p>La ira puede que arda blanca; el odio es frío e insidioso.</p><p>No lo suficientemente frío, sin embargo.<span></span></p><a name='more'></a><p></p><p>Gracias al extemporáneo cambio de estación, su envoltorio vital casi ha desaparecido. Parece una muñeca de nieve que alguien construyó sobre este banco como un proyecto artístico efímero, o puede que como un comentario sobre la infrecuencia del servicio de autobuses en esta ruta en las afueras. </p><p>Hace una semana, su pelo era una cascada de ébano que fluía más allá de sus hombros. Ahora, es hierba muerta aplastada contra un cuero cabelludo glacial. Su pecho derecho, el que mira al sureste, ha desaparecido; el tórax que hay debajo apenas es cóncavo. Su pelvis permanece incrustada entre los listones de madera, pero entre ella y los restos de sus muslos su mirada avanza hasta el suelo embarrado bajo el banco.</p><p>Sus brazos han menguado hasta formar témpanos que cuelgan de cada hombro. El derecho apenas llega a la parte inferior de sus costillas, pero al izquierdo, a la sombra del resto del cuerpo, le va un poco mejor. El muñón de una muñeca está tentadoramente cerca de la parte superior de su pierna.</p><p>Si lograra alcanzar la pierna, podría sacrificar el extremo de su brazo para reconectar su pierna al torso. Una vez esté bajo su control, podrá utilizarla para incorporarse y balancearse lo suficiente como para asentarse sobre la otra también.</p><p>No será bonito de ver, pero la belleza no es necesaria. </p><p>Lo único que necesita es estar de pie para cuando llegue el autobús. Si está de pie, podrá subirse a él.</p><p>Se subirá a la parte de atrás, oculta por la salida de las criadas, las cocineras y las niñeras que descienden aquí para caminar el último kilómetro hasta las casas donde se pasan los días creando los hogares de otros. </p><p>Una vez a bordo, su pelo seco y lacio y sus proporciones acortadas significarán que nadie se negará a cederle un asiento junto a la puerta trasera, reservada para los ancianos y los enfermos, donde el frío del exterior la protegerá del calor asfixiante que se expande desde el motor.</p><p>Nadie mirará su figura encorvada y deforme más de un instante. Parece que los humanos creen que la enfermedad y la muerte son algo que puede contagiarse con la mirada, aunque lo cierto es que se contagiarán miren o no. </p><p>A los humanos se les da bien ver lo que esperan ver. Los que viajan al trabajo no percibirán su verdadera naturaleza mientras esté allí sentada con ellos. Tampoco lo harán los padres que riñen a sus herederos, envueltos en abrigos de camino a la guardería.</p><p>Los niños…</p><p>Los niños tienen menos expectativas. Captan las cosas que los adultos no perciben. Pero eso tiene sus propias ventajas. Los niños verán su verdadera necesidad, incluso aunque esté alojada en el cadáver en descomposición de su helada figura .</p><p>Los niños pueden ser muy útiles.</p><p>Podrá seguirles cuando desciendan del autobús hasta el patio de la guardería. Allí todavía habrá nieve, bajo las ramas extendidas de un roble.</p><p><span style="white-space: pre;"> </span>Siempre hay un roble, resguardando el invierno entre sus raíces mientras las ramas esperan la primavera.</p><p>El maldito calor precoz significa que los profesores dejarán que los niños salgan fuera a jugar. Cuando sean liberados durante el recreo, los niños podrán ayudarla a recoger nueva carne nevada para sus huesos helados; la ayudarán a construir un cuerpo lo suficientemente fuerte como para mantener el espejismo de resistencia y juventud, no decrepitud vergonzosa.</p><p>Todavía queda algo de invierno en el mundo. Aún podrían quedarle unas cuantas semanas más.</p><p>Tan poco tiempo.</p><p>No el suficiente. </p><p>Puede que uno de los niños serviciales no regrese al interior cuando el profesor les llame. </p><p>¿Se dará alguien cuenta?</p><p>No. Los niños humanos no son un bien escaso. E incluso en estos tiempos sus padres saben, en algún lugar en lo profundo, que los antiguos dioses deben ser alimentados. </p><p>Solo se llevará uno.</p><p>Uno será suficiente para aguantar los meses de calor.</p><p>Los meses que cada vez son más largos y más calurosos. </p><p>Dos sería mejor.</p><p>¿Tal vez?</p><p>Definitivamente.</p><p>Dos. </p><p>El bus se acerca.</p><p>La gente pasa. Los niños juegan. Los pájaros saltan de un árbol a otro. </p><p>El bus llega, se detiene, se marcha.</p><p>Otro vendrá.</p><p>Invierno está sentada en un banco.</p><p>Lo único que necesita es alcanzar su pierna. </p><p><br /></p><p><br /></p><p><b><span style="font-size: x-small;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvzmYSoNZYUBvoGMi4Dh7WE4r23hu0KaeRvTOAbNcZaPTeshaP0n1D6aBZP2PTFsRh4_Z2_EF5zo0hss_FJcwxY6BDubpht1_GxsJKM3nnL6E_YLSdzChtjTbfDkDwnZitlJiR1mDKitcEFNEJb7C6hPqUUGpK3bGEGqWTbtrpBV5XWepHx0q6slOF/s2317/Margaret%20Dunlap%202021%20square.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2317" data-original-width="2317" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvzmYSoNZYUBvoGMi4Dh7WE4r23hu0KaeRvTOAbNcZaPTeshaP0n1D6aBZP2PTFsRh4_Z2_EF5zo0hss_FJcwxY6BDubpht1_GxsJKM3nnL6E_YLSdzChtjTbfDkDwnZitlJiR1mDKitcEFNEJb7C6hPqUUGpK3bGEGqWTbtrpBV5XWepHx0q6slOF/s320/Margaret%20Dunlap%202021%20square.jpg" width="320" /></a></span></b></div><b><span style="font-size: x-small;">Margaret Dunlap es la autora de más de una docena de relatos cortos y novelettes que se han publicado en Uncanny, Apex, The Sunday Morning Transport y como parte del equipo nominado a los Locus responsable de Bookburners. También escribe para la television, donde sus créditos incluyen la serie de culto The Middleman, Blade Runner: Black Lotus y la ganadora del Emmy Dark Crystal: Age of Resistance. Vive en Los Angeles, en <a href="http://www.margaretdunlap.com">www.margaretdunlap.com</a>, y en Twitte como <a href="https://twitter.com/spyscribe">@spyscribe</a>.</span></b><p></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-74551927641565963972023-01-15T01:15:00.001-08:002023-03-17T03:46:34.663-07:00Capítulo #66 - Quien no se mueve no siente las cadenas, de Eliana Soza Martínez<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_101482307_6_1.html?c1=475d90" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">Quien no se mueve no siente las cadenas</h1><h3 style="text-align: left;">por Eliana Soza Martínez</h3><p style="text-align: right;"><b>“Odio a los hombres que temen a la fuerza de las mujeres” </b></p><p style="text-align: right;"><b>Anaïs Nin</b></p><p><br /></p><p><br /></p><p>Después de caminar un tiempo sin tiempo a través de un puente hecho de pelos, Nina llegó desnuda a un sitio que parecía ser el Hanan Pacha. La rugosidad de las hebras acariciaba o rasguñaba las plantas de sus pies, según cómo los apoyaba. Se sentía liviana, podría flotar si lo deseaba, pero era necesario ir despacio. Alrededor, contempló las estrellas como grandes bolas de fuego desplazándose con vida propia y una lentitud mágica. Los colores brillantes del entorno iluminaban el camino que recorría. Vio algunos seres adelante, humanos, animales y otros, mezcla de ambos, decidió seguirlos, tal vez sabrían dónde debía ir. Recordó las historias de su abuela sobre el mundo de arriba, le había dicho que solo las personas justas llegaban a ese lugar, no entendía por qué ella estaba ahí.</p><p>El angosto puente dejaba distinguir una bruma alrededor del Kay Pacha y los picos de los Apus de las montañas, donde de niña soñó subir y no lo logró. A pesar de no llevar ropa, el ambiente fresco no le molestaba, más bien una libertad nunca antes experimentada se apoderaba de su piel, como si por primera vez sus poros respiraran aire cristalino.</p><p>Continuó caminando hasta alcanzar a esos otros, que también buscaban respuestas. No se miraban, pero ella escuchaba sus pensamientos, recordaban su existencia abajo y querían saber qué hacían en aquel lugar. Una de las bolas de fuego se acercó y supo que debía seguirla, se separaron de los demás hacia una zona alejada del puente, algo más oscura, que se fue transformando en los alrededores de la casa de su abuela, donde vivió casi toda su vida. Ahí estaba, erguida entre adobes y paja, con una puerta vieja y el camino empedrado que daba la bienvenida.</p><p>La bola de fuego entró e iluminó el lugar, las camas tapadas con phullus, la cocina de barro, las leñas ardiendo, los utensilios de la abuela estaban allí intactos, como si no hubieran transcurrido los años. Una sombra al fondo se hizo visible, era su awicha. Pena y alegría se entremezclaron en su corazón. Quiso abrazarla y contarle lo que había pasado, pero no pudo porque una voz retumbó en su mente:</p><p>—¡Nina, has sido elegida!</p><p>—¿Elegida para qué?</p><p>—Para convertirte en una Diosa.</p><p>—Pero si soy una simple mujer que murió en desgracia.</p><p>—Por eso, y por el fuego en tu ajayu, te hemos elegido. El sufrimiento limpia, como lo hizo tu sangre esparcida sobre la tierra.</p><p>—Mi sangre fue derramada desde que me dijeron que era apta para tener descendencia y quisieron entregarme a un hombre a quien no conocía ni amaba.</p><span><a name='more'></a></span><p><br /></p><p>Nina corre por los sembradíos de papa y oca, va detrás de una alpaca que nació unos meses atrás, le gusta mirarse en esos ojos enormes y llenos de una esperanza que linda con la ignorancia de la muerte. En ellos se mira extraña, no quiere ser dócil como este animal; imagina convertirse en algo diferente a las carnes, pelos e iris oscuros, iguales a los de ella. </p><p>Desea ser como la sangre que vio salir de su cuerpo y creyó morir; su madre le explicó que se estaba convirtiendo en una mujer. Ese líquido espeso y extraño parecido al jaguar, que pinta lo que toca y se come a las alpacas. Si fuera esa fiera no aceptaría el cuidado de las personas, perdiendo su libertad.</p><p><br /></p><p>—Nina, sabemos que eres especial. Admiramos tu rebeldía. Por eso, decidimos entregarte poderes que no imaginaste que existían.</p><p>—No deseo ser una Diosa. Abajo solo quería vivir según me dictaba el corazón y, ahora, no sé qué haría con los poderes.</p><p><br /></p><p>En la casa de su abuela, Nina sostiene la mano de su madre que se está muriendo, no sabe qué hacer, tan solo mojar con su llanto esos dedos que acariciaban sus cabellos mientras le peinaban por las mañanas, besar las palmas que cocinaban a diario, oler la piel que alguna vez le había golpeado en la cara. El calor de su mamá se escapa y ni ella ni la anciana a su lado tienen el poder de cambiar ese final.</p><p><br /></p><p>—¿Dónde crees que te encuentras?</p><p>—En el Hanan Pacha.</p><p>—Estás lejos todavía. Estamos en un lugar intermedio. Los dioses no juzgamos a los muertos, son ellos los que toman la decisión de a dónde quieren ir por el resto de su tiempo.</p><p>—¿Entonces, puedo decidir?</p><p>—No, Nina, ya lo hiciste en el Kay Pacha.</p><p>—Los hombres también lo hicieron.</p><p>—¿Querías ser un hombre?</p><p>—Al principio sí, pero luego me di cuenta que al serlo perdería.</p><p>—¿Perder qué?</p><p><br /></p><p>Nina trabaja cosechando papa, el sol cae indolente en su espalda, su piel quemada parece brillar. Las trenzas que recogen su cabello llegan a su pequeña cintura. Los tubérculos arrancados son grandes y se resisten a desprenderse de la tierra negra que los cobija, aunque sus brazos fuertes y manos de dedos largos los dominan. La abuela le lleva agua y un poco de chuño, le dice que Manku, hijo del Chunca-camayoc ha pedido llevársela. La muchacha de catorce años toma un sorbo, se limpia el sudor y mira triste los ojos de su awicha. A ninguna le gusta la idea, pero la anciana sabe que no hay otra forma para asegurar el futuro de su nieta. Nina no pronuncia palabra y sigue trabajando. El anuncio le ha confirmado que ya no podrá quedarse, su camino debe bifurcarse lejos de esos prados amados, la casa de adobe y la tumba de su madre.</p><p><br /></p><p>—Perdería mi esencia, mi espíritu.</p><p>—¿Acaso los hombres no los tienen?</p><p>—No como el de las mujeres. Por eso nos complementamos como el Hanan y el Uku, pero en el Kay Pacha, algunos hombres se creen superiores y quieren dictar la vida de las mujeres.</p><p>—No dejaste que rigieran la tuya.</p><p>—No, por eso dejé a mi abuela y fue un sacrificio demasiado pesado. Abandoné mis raíces por mi libertad.</p><p><br /></p><p>Nina cargada de lana de alpaca, chuño y charque sigue a los comerciantes de su ayllu, se dirigen a la gran ciudad, residencia de los incas, el Inticancha o Templo del Sol. Allí no tendrá que seguir las reglas que quieren imponerle en su hogar, extrañará sus montañas, sus ríos,… la libertad vale la pena. Alguien le pregunta por qué viaja sola, responde que va a vender la lana para casarse y como solo vive con su awicha, ella misma debe hacer el encargo. Los hombres y mujeres le creen. Primero llegan a Matagua, donde descansan. La muchacha come poco, queda mucho por recorrer. </p><p>La noche fría no calienta con la manta de alpaca, pero le sirve para recordar las historias que le contaba su abuela sobre una mujer guerrera, Mama Huaco, ella durante una de las tantas batallas para posesionarse de la tierra prometida por Wiracocha, hiere a un hombre, luego le abre el pecho y sopla sus bofes, haciendo que la gente de Acamama huya temerosa. Le gusta esa leyenda porque le da esperanza, mientras piensa lo que hará en la ciudad. Tiene un nombre, Allin Sunqu, una amiga de su madre, que según dicen es una tejedora reconocida. La buscará y le llevará la lana, tal vez aceptará darle cobijo por unos días.</p><p><br /></p><p>—Aprendiste sobre ti misma en tu viaje. Te vimos llorar algunas noches y renacer radiante con el amanecer. A pesar de tu corta edad no demostrabas tus temores y ayudabas a quien lo necesitara.</p><p>—Solo hacía lo que mi madre y mi awicha me enseñaron.</p><p>—Vimos muchos más hombres y mujeres que cambiaron al cruzar la puerta de la casa materna. La ambición y pensar solo en uno mismo son la naturaleza de la mayoría de los que viven en el Kay Pacha.</p><p>—Conocí personas que me ayudaron y me enseñaron, también maldad en las manos y caras de otros, pero recuerdo más la bondad.</p><p><br /></p><p>Al amanecer parten hacia Colcabamba, la tierra seca, el sol pesado y algunas hierbas descoloridas guían el camino. Los pies de Nina están cansados y con heridas, pero no puede retroceder. El estómago vacío y la lengua seca no la ayudan a sentirse mejor y sumado a un destino incierto hacen que su corazón se arrugue, como el chuño. Una mujer nota su malestar y le alcanza un ungüento de grasa de llama que le alivia. Pasan varios días y noches parecidas hasta llegar a Guaynapata. Le dicen que desde allí solo faltan unas lunas para pisar la capital. Está emocionada y exhausta, cambia algo de lana por comida y agua, las comparte con una vieja que le recuerda a su awicha.</p><p><br /></p><p>—¿Crees que ofrecemos a cualquiera convertirse en una Diosa?</p><p>—Claro que no, hasta ahora no entiendo por qué me lo ofrecen, nunca fui nadie importante, mi maestra Allin Sunqu sí, era sabia y buena.</p><p>—Ella no murió y llora tu partida, te formó bien, aunque no pudo domar tu ajayu; en el fondo siempre hiciste lo que quisiste.</p><p><br /></p><p>Llegando al Inticancha, Nina pregunta por Allin Sunqu, su fama es conocida y le indican donde vive. Las construcciones gigantescas le asombran, en especial las Kallankas, llenas de maíz y trigo. El Ushno, en medio de una plaza central, aquellas enormes piedras formando algo parecido a una pirámide y, en lo alto, un asiento forrado con reluciente oro le quita la respiración, por lo ostentoso. Más adelante, se enterará del objetivo del lugar. </p><p>En el Acllahuasi más importante encuentra a Allin Sunqu, le muestra la lana y le explica el motivo de su visita. La mujer la mira con ternura, no puede ofrecerle mucho, solo un lugar donde quedarse y algo de comida, a cambio de trabajo duro en la textilera. Nina acepta encantada.</p><p><br /></p><p>—Ella fue muy buena conmigo, casi como una madre. Aunque en todo el tiempo que estuve a su lado no pude olvidar a mi awicha, ¿podré hablar con ella? Debe estar en el Hanan Pacha?</p><p>—Nosotros lo podemos todo. Es lo que te ofrecemos.</p><p><br /></p><p>Nina se acostumbra a la vida de la ciudad, el oficio de preparar la lana, hilarla, y tejerla no es ajeno, lo hacía en casa de su abuela. Aunque termina exhausta por la noche, todavía aprende con Allin Sunqu, ella le enseña a tejer con hebras de oro para la ropa de los Orejones y algunos miembros de las Panacas más importantes que viven en la capital; hay bastante trabajo, para quien se hace conocer por la calidad de sus tejidos. La buscan militares, sacerdotes y curacas de otras ciudades; su sueño es hilar un ropaje para el Inca.</p><p>Su maestra le cuenta para qué sirve el Ushno; algunas veces se hacen ofrendas de chicha en ceremonias como el Capac Hucha, pero también es donde se realizan sacrificios de vírgenes, las Acllas. Las jóvenes son elegidas por los sacerdotes entre las familias más humildes, incluso traídas de otros lugares. La muchacha se sorprende por aquella descripción y, en el futuro, será testigo en persona.</p><p><br /></p><p>—Entendemos tu sacrificio, sabemos del dolor de tu corazón, pero también conocemos su fuerza y su fuego. </p><p>—Era necesario para seguir viviendo, no había otro camino. Recordaba las palabras de mi awicha: que me cure cada noche con los rayos de la Mama Quilla, para amanecer radiante con el siguiente sol. Al finalizar del día lo intentaba, algunos lo lograba, otros no.</p><p><br /></p><p>El fuego en el corazón de Nina desborda no solo en la habilidad para tejer, sino en la intensidad de sus emociones. Después de varios años en la ciudad, se descubre hermosa y no pasa desapercibida frente a la mirada de los hombres, que la admiran cuando camina en el mercado o entregando un trabajo de su maestra.</p><p>Los festejos en la capital son continuos, se bebe chicha, se baila, se canta y ella es buena en todo. En su primer encuentro carnal, también aprende que está hecha para el amor y ese placer que rompe su cuerpo en dos, la deja feliz y brillando.</p><p><br /></p><p>—Haciendo un repaso de mi vida en el Kay Pacha, fui ingenua, creí que el amor me salvaría. Escapé de un destino con un hombre desconocido y los que conocí en la ciudad tampoco fueron tan diferentes. Tal vez alguno me amó con el corazón, pero su sentimiento no alcanzó para aceptarme.</p><p>—El amor entre hombres y mujeres es todavía un enigma para nosotros, por eso ni nuestro poder debe intervenir allí.</p><p><br /></p><p>A ese primer encuentro continúan otros, haciendo de su cuerpo el templo del placer que había soñado, cada piel deja en ella un dulce disfrute, los besos la llenan de dulzura y hambre de más, las palabras no significan nada, ni siquiera las promesas; no las desea. La mayoría de sus amantes no lo entienden; la quieren poseer fuera del acto también. Aborrecen su libertad. Nina no se deja, ha crecido como tejedora y mujer, ya no es solo la aprendiza recién llegada de Allin Sunqu, sino su mano derecha y tiene claro lo que quiere; ya se hace cargo del ropaje de muchas personas importantes. </p><p>Incluso Quri, un militar, ha caído en su cama. Es el más apasionado, pero también el más exigente, demanda que lo espere con el cuerpo perfumado después de sus viajes. Las noches a su lado son largas y cálidas, sus regalos son ostentosos, la última vez le entregó dos brazaletes de oro con la insignia de un jaguar. A cambio, de estos obsequios y atenciones, desea que se olvide de su trabajo y viva por él.</p><p><br /></p><p>—Cada hombre me pedía algo a cambio. No entendían que yo no buscaba una vida juntos, por eso Quri decidió castigarme.</p><p>—También nos pareció injusto, pero tu destino estaba marcado. Te necesitábamos como parte de nosotros.</p><p>—Me di cuenta que nuestras vidas están en sus manos. Me cuesta entenderlo y aceptarlo todavía, aunque ahora estoy aquí frente a ustedes.</p><p>—Es algo que comprenderás, cuando seas una Diosa.</p><p><br /></p><p>Es el día que el Vilcanota anunció semanas atrás. Se realizará una ceremonia en honor al Dios Inti. Estará presente el Sapa Inca, la Coya y la demás realeza. Nina, que nunca asistió a uno, ahora decide hacerlo. Después de cantos y ritos con hierbas, chicha y coca, llega la hora, el sumo sacerdote derrama la sangre de la primera Aclla; al verlo Nina cae desmayada. Intenta salvar a las siguientes gritando, pero nadie le hace caso; los que están cerca la miran con ira y le increpan, no puede ir en contra de los dioses. No para de llorar y se va sin observar el resto de la ofrenda. Desde lejos escucha el festejo que se organiza después y odia a todos los que se alegran por la muerte de inocentes.</p><p>Quri la busca, ha llegado desde el sur del Imperio y desea descansar en la piel tibia de Nina, pero ella está destrozada y no quiere explicar por qué. Lo rechaza y él se va enfurecido. La noche será larga para ambos.</p><p>El siguiente amanecer, un mensajero informa a Nina que Quri desea verla, responde que irá después; esta decisión marcará su destino. Más tarde, dos militares la buscan y la llevan a fuerza ya no a la casa, sino al cuartel donde manda el militar. Allí, como cualquier delincuente, es encerrada en un calabozo. Tras varias horas, su amante la visita, le exige explicaciones, ella no quiere dárselas, la golpea y la deja ir. En la cabeza del hombre, Nina lo aborrece, lo ha cambiado por otro y ha denigrado su nombre.</p><p>Enfurecida, vuelve a su casa. Allin Sunqu le pregunta qué le ha pasado, mientras cura sus heridas. Nina lo cuenta todo y su maestra le advierte que es muy peligroso portarse así con un militar, no se puede confiar en un hombre herido, le repite. Está dolida y triste, pero quiere desquitarse buscando otro amante y sabe dónde encontrarlo. Cuando sale esa noche, unos extraños la emboscan y la asesinan. La mentora encuentra su cuerpo frío a la mañana, nadie está al tanto de lo que le pasó.</p><p><br /></p><p>—No estoy segura que pueda ser una buena Diosa.</p><p>—Lo serás, estaba escrito.</p><p>—No sé si lo deseo.</p><p>—Esto no es un deseo cumplido. No te estamos preguntando si lo quieres hacer, es una decisión tomada. Serás una de nosotros y no solo tendrás poderes, sino grandes responsabilidades. Desde hoy te llamarás Coco Mama, la Diosa de la hoja sagrada, la coca.</p><p><br /></p><p>Cientos de estrellas se acercan al cuerpo desnudo de Nina y la poseen, ella siente como si el fuego la consumiera, pero sin dolor. La luz que la enceguece por unos instantes la llena de paz, felicidad y placer infinito al mismo tiempo. Su organismo se fortalece y su mente se expande, al igual que sus sentidos. Escucha voces, ahora sabe que son los pensamientos de los seres que están a su alrededor. El conocimiento de siglos reverbera en su cerebro, está al tanto de todo sobre el Hanan Pacha, el Kay Pacha y el Uku Pacha. </p><p>Trata de acostumbrarse al inmenso poder, respira hondo y piensa en su awicha y su madre. Las ve frente a ella, las abraza, tiene mucho que decirles y preguntarles, pero no es necesario, con solo mirarlas se han dicho todo. Su abuela, al despedirse, le recuerda hacer lo que le dicte su corazón y no dejar que otros le marquen el camino.</p><p>Coco Mama busca a las otras diosas: Pachamama, Mama Quilla y Mama Cocha. Primero la miran reticentes, nunca se hubieran imaginado que una mortal pudiera convertirse en Diosa, aunque también se alegran de tener otra más entre ellas. La recién llegada les cuenta sus ideas, quisiera cambiar el Hanan Pacha. Al oírla dudan, piensan en Wiracocha y las consecuencias, pero tiene razón, unidas pueden llegar a conformar una fuerza que nadie podrá negar. </p><p>En el Kay Pacha, Coco Mama hace que se riegue la leyenda del origen de la Diosa de la hoja sagrada. Una simple mortal, asesinada por celos en manos de uno de sus amantes, que la descuartizó y enterró en diferentes lugares su torso, extremidades y cabeza. Pero en el sitio donde sepultó su corazón, nació el primer arbusto de coca. Desde entonces, la Deidad enseñó a las personas el uso de esta planta, para tener fuerza, los dolores del cuerpo, del alma y también para varios ritos.</p><p>A partir de esa historia, los jatun runas admiran a la Diosa y le rinden ofrendas. Coco Mama se parece en sueños a las mujeres más fuertes, a las que son respetadas, cumple milagros de felicidad y salud; así sus seguidoras se multiplican. Las madres, antes de plantar y al cosechar la coca, cuentan a sus hijas su leyenda. </p><p>Las diosas unidas van convenciendo al pueblo, apareciéndose en ritos a los Vilcanotas y otros sumos sacerdotes, que no es necesario derramar sangre humana y enseñan nuevas ofrendas, como los camélidos y ovejas blancas, para garantizar la pureza de lo ofrendado y el uso, incluso, de los fetos de estos animales. A partir de estas enseñanzas y milagros concedidos, disminuyen los sacrificios de mujeres y niños. A pesar de la oposición de viejos chamanes, y hombres que se resisten a cambiar, la población está dividida en dos bandos, pero cada día aumentan los que ya no desean perder a sus hijas.</p><p>Wiracocha, al enterarse de estos cambios, quiere maldecir y desterrar a Coco Mama, está seguro de que la revolución de las Diosas fue idea suya. Decide encararla, pero el resto de las deidades la apoyan. Entonces, por un momento, se pone a cavilar, recuerda lo que habló con aquella recién llegada en un tiempo sin tiempo. Está escrito que la que un día fue una simple mortal se ha transformado en la Diosa que cambiará el destino del Imperio Incaico. Sin mucha emoción, el Dios Supremo las apoya y en la tierra los sacrificios humanos se extinguen por completo.</p><p>Coco Mama mira desde el Hanan Pacha un ritual donde varias jovencitas bailan en su honor, se ve reflejada en ellas, sonríe porque podrán elegir sobre sus propios destinos. No sabe, todavía, que unas carabelas se acercan a través del océano.</p><p><br /></p><p><b><u>GLOSARIO</u></b></p><p><br /></p><p>Hanan Pacha: El mundo de arriba donde se encontraban todos los dioses, el mundo celestial donde estaban Wiracocha, Inti, Mama Killa, Pachacámac, Mama Cocha e Illapa.</p><p>Kay Pacha: El mundo terrenal en donde los seres humanos habitaban y se desenvolvían en sus vidas.</p><p>Uku Pacha: El mundo de abajo, que era el mundo de los muertos, de los no natos y de todo aquello que se encontraba bajo la superficie terrestre o acuática</p><p>Apus: Son montañas tenidas por vivientes desde épocas preincaicas en varios pueblos de los Andes, a los cuales se les atribuye influencia directa sobre los ciclos vitales de la región que dominan.</p><p>Phullus: Cobija, cobertor tejido con lana de llama.</p><p>Awicha: Abuela, anciana.</p><p>Ajayu: La fuerza que contiene a los sentimientos y la razón, también es entendido como el centro de un ser que siente y piensa; es la energía cósmica que genera y otorga el movimiento de la vida</p><p>Chunca-camayoc: Jefe de 10 familias.</p><p>Ayllu: Organización social inca basada en lazos de parentesco, origen común y propiedades comunes, como estar vinculadas a un territorio.</p><p>Inticancha: El templo del Sol o Inti Cancha era el de mayor de su clase en importancia, no sólo en el Cuzco sino también en todo el Imperio.</p><p>Chuño: papa deshidratada</p><p>Charque: carne deshidratada</p><p>Kallankas: Se trata de un gran galpón de planta rectangular muy alargada con techos de dos aguas sostenido por series de pilares hincados a lo largo del eje longitudinal.</p><p>Ushno: Es una construcción en forma de pirámide que usaba el Inca para presidir las ceremonias más importantes del Tahuantinsuyo</p><p>Acllahuasi: Red de edificios residenciales de las acllas, que eran los grupos de mujeres especializadas en actividades productivas, particularmente en la textilería y preparación de chicha, y que estaban obligadas a prestar servicios laborales al estado inca.</p><p>Orejones: Este grupo de señores regionales, a los que se agregaban los mayores funcionarios del imperio, los sacerdotes y algunos mercaderes, conformaban la élite del Tahuantinsuyo.</p><p>Panacas: El término panaca se usó para designar un grupo social o ayllu de parientes de un inca, en el sentido de descendientes.</p><p>Capac Hucha: Era uno de los rituales más importantes del calendario Inca. Se realizaba entre abril y julio desde, al menos, el siglo XIII y hasta comienzos del siglo XVI</p><p>Acllas: Jóvenes vírgenes al servicio del imperio. No guardar la obligada castidad y, sobre todo, ser sorprendida con un hombre significaba, para la vestal en ejercicio, su inapelable condena a muerte, a una muerte cruelmente ejemplar.</p><div><br /></div><div><br /></div><div style="text-align: left;"><p><span style="font-size: x-small;"><b></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQF0fQfzjIub5H-GTyLr0K1baYG3_wKUwdGyz27rde4cGSrhjK2IBoVkGdrgprPLVfoS5pYYbfKwKM5fUUG26lppUTAgVfPJRWwuOHzIYiviQR-IEotc36fhCSPJwhwxUtCC8NbXuU4BPEVxqqjthXQGQTkmuuyAvko4WG_CYabPL_vBacB1byOPJ2/s1600/Eliana%20Soza%20Mart%C3%ADnez%20Bolivia%20(2).jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1208" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQF0fQfzjIub5H-GTyLr0K1baYG3_wKUwdGyz27rde4cGSrhjK2IBoVkGdrgprPLVfoS5pYYbfKwKM5fUUG26lppUTAgVfPJRWwuOHzIYiviQR-IEotc36fhCSPJwhwxUtCC8NbXuU4BPEVxqqjthXQGQTkmuuyAvko4WG_CYabPL_vBacB1byOPJ2/s320/Eliana%20Soza%20Mart%C3%ADnez%20Bolivia%20(2).jpeg" width="242" /></a></b></span></div><span style="font-size: x-small;"><b>ELIANA SOZA MARTÍNEZ (Potosí – Bolivia) Comunicadora, escritora y gestora cultural. Publicaciones: Seres sin Sombra (2018). 2da. Edición (2020), Editorial Electrodependiente, Bolivia. Encuentros/Desencuentros (2019), Bolivia. Monstruos del Abismo (Microficción) (2020). Editorial Velatacú, Bolivia. Pérdidas (Cuento) (2021), Editora BGR, España. Luz y Tinta (Microficción), Argentina: Editorial EOS Villa, 2022.<br />Sus cuentos fueron publicados en revistas literarias y antologías de Bolivia, Argentina, Chile, Perú, Venezuela, Colombia, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, México y España. Participó en los Encuentros Internacionales de Microficción de la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz (2018 y 2019) y La Paz (2018). Los años 2020, 2021 y 2022 fue Coorganizadora, de los Encuentros Internacionales de Microficción para la Feria del libro de Santa Cruz - Bolivia. En 2020 fue elegida como editora y coordinadora del concurso abierto de minificción Sucre en Micro: Memorias de la tormenta, organizado por el Gobierno Autónomo Municipal de Sucre - Bolivia. Es parte de REM Red de Escritoras de Microficción y el Colectivo de Escritoras SOMOS MAR.</b></span><p></p></div><div style="text-align: left;"><br /></div>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-27868554593745950832023-01-06T00:38:00.001-08:002023-03-17T03:46:59.007-07:00Capítulo #65 - Salvaje, de Priya Sharma<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_101048446_6_1.html?c1=41751f" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">Salvaje </h1><h3 style="text-align: left;">por Priya Sharma</h3><p><br /></p><p>Kush me condujo al baño nuestra noche de bodas. Los azulejos blancos y los espejos me pusieron nerviosa.</p><p>Entonces ví que ya había dispuesto una bandeja de acero sobre el lavabo con jeringuillas, agujas, ampollas y paquetes de vendas. El bisturí parecía pequeño e inocuo. Mi labio se curvó, y mostró mis dientes.</p><p><br /></p><p>Tras el funeral de Kush, regresamos a la casa que él y yo compartíamos. Este ejemplar de modernidad que él mismo había diseñado, era su sueño y estaba construido en el límite de un bosque, en contra del sentido común porque yo echaba de menos los árboles.</p><p>Lisa y yo colocamos la comida en la cocina, lista para llevarse hasta los dolientes. La cocina eran los dominios de Kush. Le encantaba cocinar.</p><p>—¿Qué te parece? —había preguntado Kush cuando la primera encimera estaba en su sitio.</p><p>Las encimeras estaban hechas de cemento muy pulido. Descansé la mejilla contra la superficie sedosa y fría. Kush me imitó, mirándome a la cara, sus ojos estaban llenos de pensamientos.</p><p>—¿Qué bandeja para las gambas? —Lisa me habla como si fuera un animal herido.</p><p>—La azul. —Me molesta que interrumpa mi tren de pensamiento.</p><p>Una hora antes del funeral Lisa me cepilló el pelo y lo ató en una coleta. Quería que mi sufrimiento superara el de ella, quería restregárselo por la cara. Cuando me recordó que me pusiera los zapatos, porque yo había intentado ir hasta el coche con los pies enfundados en las medias, me di cuenta de que lo que estaba sintiendo era real, no una afectación justificada. </p><p>—¿Dónde están los colines? —preguntó Lisa.</p><p>—En la despensa.</p><p>Kush había insistido en que hubiera una despensa. Me gusta. Un depósito para las estaciones difíciles. </p><p>—No los veo.</p><p>Me uno a ella. Rebuscamos entre las cajas y los paquetes sin mirarnos. Lo que hay entre nosotras está hecho de plomo. Me congelo cuando escucho voces en la cocina. María y Naomi.</p><p>—Pobre Ava. —Esa es Naomi—. Está destrozada.</p><p>—No estoy segura de que yo pudiera tener tanto autocontrol como el que ha mostrado hoy. —María es una de las pocas mujeres que conozco que quiere de verdad a su marido.</p><p>—Está en shock. —Naomi hace una pausa—. ¿Recuerdas la pelota de netball?</p><p>Suena afectuosa, no burlona. Yo también he aprendido a reírme de aquello. Lisa me había llevado al club. Estaban intentado enseñarme a jugar. Pocas mujeres trabajan, así que tienen que ocupar su tiempo. Yo estaba tan emocionada por la persecución que salté sobre la pelota e intenté morderla.</p><p>—Kush era tan buen hombre… —Suspira María—. ¿Qué va a hacer ella ahora?</p><span><a name='more'></a></span><p><br /></p><p>El doctor Garston me había hablado de la menstruación, pero yo no estaba preparada, en realidad no. Para empezar, no había mencionado el dolor.</p><p>Me desperté con un calambre en la parte más baja de mi estómago, como si hubiera comido algo podrido. Había esperado que llegara la diarrea, pero no llegó nada. Me sentía incómoda. Húmeda entre las piernas. Olí el hierro, no el bueno y fresco sino viejo y descompuesto. La cantidad de sangre me sorprendió. Metí papel de váter a presión en las bragas y fui al supermercado. Saqué toda mi asignación, no estaba segura de cuanto costaba tener la regla. </p><p>Me quedé de pie frente a un muro de productos de higiene íntima. Tampones. Compresas. Salvaslips. Con alas, sin alas. Para flujo ligero, medio, abundante. Cogí un paquete con la foto de una chica montada en una bicicleta. Quería hacerlo pedazos para no tener que ver su sonrisa estúpida.</p><p>La verdad era que todo el supermercado me enfurecía. Jabón. Pan. Agua en botellas, ¡venga ya! Una docena de opciones para cada cosa y aun así sin alternativas sobre cómo vivir.</p><p>«Las mujeres son sacrosantas», había dicho el doctor Garston. «Escasas. Estáis protegidas a cualquier precio. A cambio debéis llevar a cabo vuestro deber».</p><p>Quería salir corriendo pero mi cuerpo, remodelado recientemente, no era tan rápido como lo había sido una vez.</p><p>Una pareja de mujeres que portaban cestas de la compra apareció por el pasillo y caminaron más lento según se acercaban a mí. Apestaban a flores falsas. Una de ellas ahogó una risita. Me giré bruscamente, dándole la espalda a las estanterías, justo a tiempo para ver cómo una de ellas arrugaba la nariz con asco.</p><p>Me puse roja de la vergüenza. Llevaban uniformes; vaqueros estrechos y jerséis largos, con cinturones atados en la cintura. En comparación, yo era bajita y regordeta. No tenía su pelo sedoso ni su cara pintada.</p><p>Afuera en los bosques, mis hermanas y yo las habríamos arrastrado por el suelo. Habría colocado los dientes contra sus cuellos, no para romperles la piel, sino para ponerlas a raya. </p><p>—¿Necesitas ayuda? —Una tercera mujer se aproximó. Olía a azúcar y vestía como las otras, pero las obligó a seguir su camino con una mirada llena de dentelladas y gruñidos.</p><p>—Eres Ava, ¿no?</p><p>Yo era tristemente famosa. Ava-la-chica-perro. Criada por lobos que se habían escapado de zoos, o chuchos salvajes. Era inconfundible. Ojos grandes bajo un pico de viuda marcado. Manos y pies grandes.</p><p>Lo intentó de nuevo, haciendo un gesto hacia el paquete de compresas en la mano.</p><p>—Puede ser abrumador.</p><p>Se sacó una bufanda del bolso:</p><p>—Toma, átate esto alrededor de la cintura. Tienes sangre en la falda.</p><p>Yo hice un gesto de dolor, pero ella habló con delicadeza mientras me rodeaba con los brazos y aseguraba la bufanda con un nudo habilidoso a la altura de mis caderas. </p><p>—¿Es tu primera regla, no?</p><p>Asentí.</p><p>—Vamos a conseguirte unas cuantas cosas. —Lanzó paquetes a la cesta con la confianza de una mujer versada en la menstruación.</p><p>Así fue como conocí a Lisa.</p><p><br /></p><p>—Me quedo aquí esta noche.</p><p>Todos los dolientes se habían marchado, incluido el marido de Lisa, Paul. No me lo podía imaginar tocándola. La guardaría en una estantería como un trofeo si pudiera. No le gusto.</p><p>—No. Pero gracias por la oferta.</p><p>Mi formalidad la confunde. Es lo suficiente para hacerle daño pero no lo suficiente como para que se ofenda. La viudedad es una espada y un escudo.</p><p>—Te ayudaré a limpiar. —Lisa comienza a raspar un plato como para demostrarlo. Siempre me he negado a tener servicio. No quiero que haya desconocidos en mi territorio.</p><p>—Déjalo. —Le quito el plato y el tenedor de las manos y los dejo sobre la mesa—. Necesito mantenerme ocupada. Toma, llévate esto. No me quedan jarrones.</p><p>Le entrego a Lisa las flores rosas grandes. Peonías de uno de los solteros, entregadas como si ya fuera un pretendiente. Odio las flores cultivadas. Dame campanillas de invierno o anémonas de bosque. Dame matas de prímulas. O mejor todavía, un montón de campanillas en flor. Mis hermanas y yo nos revolcábamos en ellas y su fragancia se prendía a nosotras durante días.</p><p>Lisa coge el ramo pero se le resbala de las manos y aterriza en el suelo. Es la primera vez que la miro a la cara hoy. Sus hombros suben y bajan con sus sollozos agitados. No sé por quién llora.</p><p>Sé que debería hacer contacto físico con ella. Es lo que la gente hace en estas circunstancias.</p><p>—Lo siento. —Rebusca en sus bolsillos y saca un pañuelo arrugado con el que secarse los ojos.</p><p>—Ha sido un día difícil para ambas. Vete a casa. Descansa. Tu marido te está esperando.</p><p>La pulla encuentra su sitio. Lo sé por cómo trata de recomponerse. Está a punto de decir algo pero no quiero hacer esto con ella. Ahora no. Todavía no. La apremio con un:</p><p>—Te llamaré mañana.</p><p>—De acuerdo, Ava. Si eso es lo que quieres.</p><p>—Lo es.</p><p>La casa cae en un arrullo cuando cierro la puerta principal tras ella. Escucho sus murmullos suaves. Solían hacerme mirar por encima del hombro para ver quién estaba allí. </p><p>Kush está presente en cada detalle. La gente siempre comenta de su ojo para los detalles. Cada habitación es una selección cuidadosa de belleza. Líneas de porcelana en estanterías metidas en recovecos con iluminación inferior. Antiguas plumas de tinta en bandejas de malaquita. Libros dispuestos con cuidado en lugar de apilados en las estanterías.</p><p>Lleno el lavavajillas y limpio las superficies. Empujo la aspiradora por el salón. Algo demasiado grande para el apetito del aparato se atasca en su interior. La máquina emite un quejido que se convierte en un aullido agudo. Caigo de rodillas y respondo a su aullido con el mío.</p><p><br /></p><p>Desde la muerte de Kush me resulta más fácil dormir con las persianas subidas porque así puedo ver la silueta de los árboles. El bosque es mi amigo. Me imagino que en sus profundidades oscuras se esconden conejos, zorros y búhos. El mundo natural se repone sin la plaga del ser humano, ahora que la población decrecida se agrupa en las ciudades.</p><p>No es que duerma bien. Permanezco tumbada despierta, dejando pasar el tiempo, y después me adormezco de forma intermitente para luego despertar de nuevo una hora más tarde.</p><p>Me lleva varios latidos de corazón darme cuenta de que Kush no está a mi lado y nunca lo volverá a estar. Ahora que se ha ido y que tengo lo que vine a buscar, debería irme.</p><p>Las luces de seguridad se encienden bruscamente. A veces algún animal en busca de alimento provoca eso. Espero a que las luces se apaguen pero no lo hacen. Me acerco a la ventana.</p><p>El mundo es de un blanco brillante bajo los focos. Desde mi perspectiva privilegiada veo un movimiento rápido en el camino bajo mis pies. Sea lo que sea, es rápido. Los focos se apagan de golpe y las luces del otro lado de la casa se encienden, su resplandor cae en diagonal por la hierba.</p><p>Estoy aquí sola en mi caja de cristal al borde del bosque.</p><p>Bajo las escaleras corriendo, mis pies golpean los escalones. Las luces siguen a quien quiera que sea mientras dan vueltas alrededor de la casa. Un zorro no haría esto.</p><p>Llego al comedor justo antes de que las luces se apaguen por completo y percibo algo que desaparece rápidamente entre los árboles.</p><p>Abro las puertas plegables de un tirón y salgo corriendo. Los focos se encienden de nuevo, esta vez por mi culpa. Con las piernas desnudas y el viento que tira del dobladillo de la camiseta vieja que llevo puesta, estoy expuesta. Están ahí fuera, observándome.</p><p>—¡Venga! —grito— ¡Venid a por mí!</p><p>Pero no hay nada, excepto la oscuridad y la amenaza de lluvia.</p><p><br /></p><p>El hábito nos arrastra cuando el corazón se rinde.</p><p>Me levanto y me ducho. Kush y yo teníamos baños separados. Él decía que no le importaba compartir, pero a mí sí.</p><p>«Me paso una eternidad ahí dentro». Traté de bromear con ello.</p><p>«Eso es porque eres una mujer».</p><p>Abro el armario que contiene mi ritual diario. Las cosas que no quería que Kush viera. A pesar de los viales de hormonas, las jeringuillas y las cajas de pastillas que hay ahí, sigo necesitando las cremas depilatorias, las cuchillas y el aceite depilatorio. Las pinzas curvas y las de punta para el pelo más rebelde.</p><p>En la naturaleza no hay espejos. La vergüenza es una cualidad humana. Mi reflejo es el de una mujer rozando la treintena, su cintura comienza a engordar y sus nalgas pesan un poco más. Sus pechos, aunque livianos, caen.</p><p>Mi cuerpo está contraatacando desde la muerte de Kush, mi naturaleza trata de reafirmarse. Una cantidad alarmante de pelo nuevo cubre mi pecho y tripa a pesar del cóctel de químicos que tomo para mantenerlo a raya.</p><p>Recojo todo lo que hay en los estantes y lo tiro a la basura.</p><p><br /></p><p>El teléfono lleva sonando toda la mañana, pero puedo elegir con quién hablar. Salve el identificador de llamadas.</p><p>Es Jaime.</p><p>—¿Es esta una llamada profesional? —El auricular de aluminio cepillado se siente frío contra mi oreja.</p><p>—Claro que no. Dejé de ser tu terapeuta hace mucho tiempo. Apenas tuve tiempo de hablar contigo ayer. Quería ver qué tal lo llevabas.</p><p>—Estoy todo lo bien que puedo estar. </p><p>—Pienso mucho en ti. Mucho. Quiero que sepas cuánto admiraba a Kush. Lo que le ocurrió fue terrible. No deberías haberlo visto.</p><p>La memoria es cruel. Después de todos nuestros años juntos, el primer recuerdo de Kush que se me viene a la cabeza es el de la sangre fresca que salía de su boca en oleadas cada vez que vomitaba. Los paramédicos le pusieron un suero de goteo para sustituir la sangre perdida por la úlcera de estómago, pero finalmente comenzó a vomitar aquello también porque no le quedaba sangre propia.</p><p>Grité llamando a mis hermanas, en algún lugar de la profundidad de mi mente.</p><p>—Ava, ¿sigues ahí?</p><p>Jamie me enseñó a hablar. Puedo imaginarme su expresión ahora, la misma que entonces, cuando trataba de atraer mi atención. </p><p>—Sí.</p><p>Parece reticente a colgar. </p><p>—¿Te puedes creer la desfachatez de algunos de esos hombres? —Se refiere a los del funeral, con sus flores y sus insinuaciones.</p><p>—Uno de los colegas de Kush ya me ha dejado un mensaje para ir a cenar.</p><p>—No te conocen, ni saben nada de ti. ¿Cómo se atreven? —Jamie suena enfadado.</p><p>Estos hombres solteros están lo suficientemente desesperados como para ir a funerales para coquetear con parejas potenciales. El periodo de gracia de una viuda es corto. «Tienes que elegir o elegirán por ti».</p><p>—¿Te puedo ayudar en algo?</p><p>—Ahora mismo no.</p><p>—Vale. Hablamos pronto. —El dolor en su voz me sorprende—. Pero llámame si necesitas algo.</p><p>El comienzo de un dolor de cabeza cubre mi ojo derecho. Subo las escaleras de nuevo y me hago un ovillo. Me doy cuenta de que mi cabeza no es lo único que me duele. Es gracioso cómo no te das cuenta de cuánto necesitas a alguien hasta que ya no está.</p><p><br /></p><p>El doctor Garston siempre me miraba con el ceño fruncido. No creo que se diera cuenta de que lo hacía.</p><p>—Soy especialista en la salud de las mujeres. ¿Me recuerdas? Vine a verte con el doctor Phipps cuando llegaste.</p><p>—Entonces llevabas puesta la misma pajarita roja.</p><p>Eso le sorprendió. Cuando me vio por primera vez yo estaba haciendo pis en un montón de paja porque el baño de porcelana me daba miedo.</p><p>—Aprendes rápido.</p><p>—Eso no suena a un cumplido.</p><p>Jamie Phipps soltó una risita. El doctor Garston no le veía la gracia.</p><p>—Su capacidad para el lenguaje es sobrenatural.</p><p>Le sonreí a Jamie, aunque no sabía qué significaba «sobrenatural».</p><p>La boca del doctor Garston se crispó. </p><p>—Entonces estuvo más tiempo con gente de lo que recuerda.</p><p>—Puede que sí. Puede que no. </p><p>Ambos me miraron como para resolver la discusión.</p><p>—Ya os lo he dicho, no lo recuerdo.</p><p>—No importa. —El doctor Garston se levantó y salió de detrás de su escritorio—. ¿Puede salir, doctor Phipps?</p><p>La palabra «doctor» estaba cargada de desprecio. Jamie solo era médico de palabras. Me apretó el hombro antes de salir.</p><p>—Quítate la ropa. La enfermera te ayudará.</p><p>—No necesito ayuda.</p><p>—Soy Carol. Ven por aquí. —La enfermera, de pelo blanco y delgada, me cogió del codo.</p><p>Me desvestí en el cubículo. No reaccionó ante mis anormalidades. Mis pechos eran planos y el clítoris estaba agrandado con unas proporciones masculinas. El pelo oscuro me cubría en cantidades variables. Mientras me ataba los cordones de la fina bata azul, se inclinó hacia mi oído. </p><p>—No le dejes ver que le tienes miedo.</p><p>—Me mira como si fuera un animal.</p><p>—Mira a todas las mujeres de la misma forma.</p><p>La infertilidad general de las mujeres. Todas eran un problema para él.</p><p>Después de que el doctor Garston me inspeccionara, me mantuvo de pie mientras me hablaba del régimen que había planificado para hacerme «más normal».</p><p>—Sangrarás por la vagina cada mes. Eso se llama menstruación. Es algo bueno.</p><p>Mis hermanas del bosque y yo ya conocíamos aquello, pero no era algo que ocurriera mensualmente. Manchas de sangre que goteaban por nuestros muslos mientras caminábamos. Las afectadas se retiraban hasta que las otras la encontraban y lamían la herida imaginaria hasta limpiarla.</p><p>—Para el caso, te podría chipar ahora.</p><p>—¿Chipar?</p><p>—Un dispositivo de seguimiento. Para que siempre sepamos dónde estás. Todas las mujeres lo tienen. —Se regodeó en mi incomodidad ante aquel comentario—. Es por tu bien.</p><p>—¿Por qué?</p><p>—Los hombres son civilizados. Tratan a las mujeres como joyas. Un hombre que ataca a una mujer se arriesga a ser ejecutado. —No dijo «Las mujeres son solo para los ricos»—. Hay lugares en los que los hombres viven sin mujeres. Si te secuestraran, te mantendrían encadenada como un perro y te violarían regularmente.</p><p>La única vez que vi cómo el doctor Garston me sonreía fue cuando dijo las palabras «como un perro».</p><p><br /></p><p>El gorgojeo del teléfono me despierta.</p><p>—Dijiste que llamarías. —Es Lisa.</p><p>—¿Qué hora es? —Limpio la corteza de sueño de mis ojos.</p><p>—Las cinco.</p><p>—Me he quedado dormida.</p><p>—Prometiste que me llamarías.</p><p>—Pareces enfadada.</p><p>—Preocupada, no enfadada.</p><p>—Tu preocupación no me ayudará, así que deja de preocuparte.</p><p>—No seas ridícula. Eres mi amiga.</p><p>Deja una fracción de un latido antes de decir la palabra «amiga». No respondo.</p><p>—Somos amigas, ¿no?</p><p>—Sí. —Utilizo mi tono de voz más ambiguo.</p><p>—No lo parece, ya no. Es más que el shock por lo de Kush. ¿Por qué…?</p><p>—No puedo hacer esto ahora.</p><p>Eso la detiene en seco. Su respiración es irregular.</p><p>—Vale.</p><p><br /></p><p>Quiero llorar después de hablar con Lisa pero no puedo, así que arranco el teléfono de su enchufe y lo estrello contra la pared. No se rompe, solo destroza el papel de la pared, lo que me frustra todavía más.</p><p>Ojalá Kush estuviera aquí. Le haría lo mismo a él. En vez de eso, ha dejado que sea Lisa la que tenga que aguantar el embate de todo.</p><p>Me siento y abrazo mi entumecimiento hasta que es de noche.</p><p>No me asusto cuando la luz de seguridad se enciende en esta ocasión. Lo que me hace saltar es el golpe mojado que se oye cuando algo golpea el cristal de la ventana. Suena una vez y después otra. Plaf. Plaf. Plaf.</p><p>Todas las ventanas y las puertas de la planta baja están cerradas. Las luces de seguridad lo empeoran. Crean halos alrededor de los parches oscuros en el cristal. Me envuelvo en la colcha de tal forma que estoy cubierta por completo, como si aquello pudiera bloquearlo todo.</p><p>«Marchaos, marchaos, marchaos».</p><p>Mi bravuconería de anoche ha desaparecido. Si mirara afuera podría ver quién es con una gloria resplandeciente, lo que me asusta todavía más que la oscuridad. Todavía no estoy lista para eso. Todavía no.</p><p>El problema es que puedo saber por los golpes que hay más de ellas ahí abajo lanzando bolas de barro. Hay una manada entera.</p><p><br /></p><p>Se detienen cuando la luz del sol entra, y duermo durante una hora o así. Las ventanas de la habitación están completamente embarradas, secándose en parches de marrón claro.</p><p>Han estado ocupadas ahí fuera. Todas las ventanas de la planta baja también han sido bombardeadas. Han destrozado el revestimiento de madera que Kush había elegido porque envejecía con un color gris plateado. Es una fachada para hacer que la casa se sintiera más en casa con los alrededores.</p><p>El estanque que corría por debajo del camino elevado ha sido contaminado con heces. La mayoría de los peces han sido sacados a manotazos hasta el camino, sus colores brillantes se han apagado.</p><p>Rechino los dientes y saco la manguera a presión y retiro tanto fango como puedo, dejando el cristal veteado pero más limpio.</p><p>Un motor lejano se va acercando. Ruge mientras se aproxima. Es Jaime, subido en su moto.</p><p>—¿Qué cojones ha pasado aquí?</p><p>Me sigue hacia el interior de la casa con el casco en la mano.</p><p>—No lo sé. —Estoy a punto de preguntarle por qué ha venido pero me interrumpe.</p><p>—No deberías estar sola. No aquí fuera. Es peligroso. —Se quita la chaqueta y la deja estirada sobre el brazo del sofá.</p><p>—Para mí no. Y me estoy acostumbrando a estar sola.</p><p>—Sí, aprendes rápido. Las palabras caen de tu boca como flores.</p><p>—Tienes memoria selectiva. Durante las primeras semanas, me meaba en las esquinas y comía la comida tirándola del cuenco al suelo.</p><p>Mordía a quien se acercara demasiado y finalmente me tranquilizaron con un dardo. Me desperté para descubrir que me habían afeitado el pelaje, me habían cortado las uñas y me habían envuelto en ropa. Cómo aullé.</p><p>—No llores.</p><p>—¿Estoy llorando? —Mis propias lágrimas me confunden. Estoy más cansada de lo que soy consciente. </p><p>—Shh, estoy aquí, está bien.</p><p>Jaime me rodea con los brazos. Presiona su frente contra la mía y su voz es tranquilizadora. Huele a sándalo y a cuero. La suavidad de su nariz empuja la mía, la presión cierra la distancia entre nuestras bocas.</p><p>Me escabullo retrocediendo. Él me sigue.</p><p>—Déjate sentir esto. Déjate llevar. —Presiona su cuerpo contra el mío.</p><p>Tal vez piensa que está creando tensión sexual. Le golpeo el pecho con la parte baja de la mano como una advertencia. Es un gesto impotente.</p><p>—Nunca te haría daño, Ava.</p><p>Su boca busca la mía de nuevo. Sacudo la cabeza fuera de su alcance.</p><p>—No importa cuánto dinero te haya dejado Kush. Si no eliges un marido, lo elegirán por ti. Es la ley. Eres lo suficientemente rica como para elegir por ti misma. ¿Por qué no yo?</p><p>La mano de Jamie está apoyada en mi nuca. Está decidido.</p><p>—No puedes decir que no. No para siempre.</p><p>—Estoy diciendo no ahora.</p><p>—¿Quién te conoce mejor que yo? Yo no puedo permitirme tenerte pero tú te puedes permitir tenerme.</p><p>La excitación sale de él en olas.</p><p>—Te quiero, Ava.</p><p>Introduce su mano en mi pelo y lo agarra por las raíces. Presiona su cara contra mi cuello, la otra mano tira de los botones de mi camisa. Se está arriesgando muchísimo, teniendo en cuenta el castigo que recibe la violación fuera del matrimonio. Puede que piense que nadie va a creer a Ava-la-mujer-perro, o que esto es una seducción a la fuerza más que una agresión. Jaime no va a detenerse. </p><p>Y pensar que cuando me encontraron al principio estaba preparada para someterme a semejantes invasiones violentas por el bien de mis hermanas.</p><p>Ya no.</p><p>La incredulidad provoca parálisis, impidiendo una respuesta de lucha o huida. Tienes una serie de instantes en los que actuar, después de los cuales estás perdida.</p><p>—Espera.</p><p>Se detiene y extiendo las manos para cogerle la cabeza, inclinándola. Él separa los labios con anticipación. Entonces hago un giro, una sacudida fuerte hacia la derecha y cae como si todos los huesos de su cuerpo lo hubieran abandonado.</p><p>Hace años que no mato nada.</p><p><br /></p><p>Dejé los cubiertos. Quería lamer mi plato para llegar hasta los últimos jugos del filete y los cristales de sal, así que me distraje mirando por la ventana hacia los árboles. La sal. Qué maravilla. </p><p>—¿Lo echas de menos? —preguntó Kush.</p><p>El dolor de aquella pregunta hizo que me girara hacia él. Nunca antes me lo había preguntado, ni siquiera en nuestro momentos más íntimos y expuestos.</p><p>—Construiste una casa en este hermoso lugar para ambos. Puedo salir cuando quiera.</p><p>—Pero no es igual que vivir ahí fuera, ¿no? Cuéntame cómo era.</p><p>No había forma de describirle cómo era vivir allí. Los cerdos que se escapaban crecían hasta alcanzar el tamaño de jabalíes, armados con colmillos. Los caballos que avanzaban tronando por los lechos de los ríos secos, demasiado salvajes como para ser cabalgados jamás. No son solo los mamíferos. Hay retoños de olmos en la profundidad del bosque. Hay ciudades abandonadas en el gran bosque. Los cimientos han sido destruidos por las raíces. Las carreteras rotas no conducen a ningún lado.</p><p>Así crece de nuevo el mundo real.</p><p>—Déjame enseñártelo.</p><p>Abrí las puertas deslizándolas. El aire fresco me energizó después del aire acondicionado del interior. Corrí. Kush me seguía.</p><p>—¡Vamos!</p><p>Corrí entre los robles y los troncos de las hayas, siguiendo una línea irregular de abedules plateados jóvenes. Me quité los zapatos y los arrojé. Me detuve para desabotonarme la falda y dejar que cayera. Me quité la camiseta y la tiré. El aire frío heló mi piel. Me reí.</p><p>—¡Ten cuidado! —me gritó Kush a mis espaldas.</p><p>Reí con júbilo mientras corría imprudentemente, como si fuera a morir si me detenía. Sentía el musgo húmedo y los helechos bajo mis pies, interrumpidos por el crujido de las ramitas muertas. Podía oler el moho de las hojas. Trepé por troncos caídos y sentí el barro entre los dedos de los pies. El olor fecundo de mi hogar.</p><p>Seguí corriendo pero no tan rápido como había podido hacerlo antes. Mi corazón latía con fuerza. La luz que atravesaba las hojas encontraba mi piel con patrones veteados.</p><p>—¡Ava, detente!</p><p>Me giré para ver a Kush tratando de seguirme el ritmo. Se agarraba al flato en su flanco, mostrando una mueca de dolor.</p><p>—No te muevas.</p><p>Estaba tan eufórica que no había visto el peligro frente a mí. Había corrido a ciegas. Los árboles se detenían en un precipicio. El bosque no continuaba. La caída era implacable.</p><p>En el pasado habría sabido que estaba allí a medio quilómetro de distancia de los troncos que comenzaban a escasear, la inclinación del terreno, el cambio en la luz natural y por consiguiente el crecimiento del liquen en la corteza. Lo habría sentido en la brisa contra mi cara. Cómo me había olvidado a mí misma.</p><p>Kush redujo la distancia entre ambos caminando, jadeando y sudoroso.</p><p>—Creía que ibas a caer.</p><p>—Sabía que estaba ahí.</p><p>Kush siempre sabía cuándo estaba mintiendo.</p><p>—Te has hecho daño.</p><p>Ambos pies me sangraban. Me hizo sentarme y me sacó las espinas. Había olvidado que las plantas de mis pies ya no eran gruesas y callosas. Mis brazos y mis piernas estaban llenas de arañazos.</p><p>Kush me lanzó una mirada como si viera algo en mí por primera vez, algo que interpretó como un tipo de locura. Me hizo sentirme triste, porque los hombres también habían sido libres y salvajes, una vez. </p><p><br /></p><p>Llevar a Jaime hasta el borde del acantilado es trabajo duro. No soy capaz de mirarlo. Cae como una muñeca rota.</p><p>Su moto es pesada y engorrosa y me pregunto si vale la pena. Finalmente la dejo tirada en la maleza y la cubro lo mejor que puedo.</p><p>Hay una furgoneta frente a la casa cuando regreso. El repartidor sale cuando me ve y empuja el portapapeles hacia mí para que firme. Está enfadado porque le he hecho esperar. No pido disculpas.</p><p>—No quería dejar esto en el escalón.</p><p>Suena a reproche. Le devuelvo el boli sin pronunciar palabra.</p><p>El paquete es del crematorio. Me devuelven a Kush en una urna de plástico. Habría odiado aquello. Era un hombre grande pero no esperaba que sus cenizas pesaran tanto.</p><p>Pongo la mayor parte de sus restos en su querido jarrón de jengibre. Lo trajo a casa un día con los ojos redondos por la fascinación.</p><p>—Esto tiene cientos de años. Se fabricó en el otro lado del mundo. Este color se llama celadón. </p><p>—Celadón. —Hago rodar la palabra en mi boca con la lengua. Era un verde pálido precioso, que contenía gris y azul. Recorrí con el dedo la vena de oro que surcaba la porcelana como un rayo serrado—. Lo han roto.</p><p>—En Japón, los objetos rotos en ocasiones son reparados con oro. Se llama Kintsugi. El defecto lo hace más valioso.</p><p>—¿Coleccionas cosas defectuosas?</p><p>El jarrón es el lugar de descanso más apropiado para Kush, pero quiero que una parte de él también esté fuera, que sea libre. Que alimente la tierra y los árboles para que pueda saborearlo en la lluvia que cae de las ramas y olerlo en las castañas dulces.</p><p>Pongo unas cuantas cenizas en un viejo tarro de mermelada y salgo.</p><p>Nuestros invitados de fin de semana solían admirar el bosque desde las ventanas panorámicas, como si los árboles fueran animales peligrosos. La raza humana está muriendo gradualmente en enclaves de cemento, solo que no lo saben.</p><p>Para mí los árboles son compañía. Cada tipo tiene su propio discurso. Sus hojas hablan de forma diferente. Cuando Kush trabajaba yo venía hasta aquí y me tumbaba entre las raíces de los robles gigantes. Me imaginaba a mi manada rodeándome, nuestros torsos elevándose y cayendo al unísono. Todas soñábamos los mismos sueños de la carne del conejo y la oscura pata trasera del ciervo. De las raicillas abriéndose paso por la tierra y los helechos desenroscándose. Nudos de amor hechos por las víboras y la hiedra, enredadera y escaladora. Moras gordas y bruñidas y castañas de indias marrones.</p><p>Me siento en un tronco caído cuando alcanzo mi claro favorito. Ha sido colonizado por escarabajos de la madera y políporos. Un ciempiés sale arrastrándose de entre la corteza podrida y después sobre mi mano. Cómo sobrevive la vida.</p><p>Es la hora. Las cenizas de Kush son suaves en mi puño. Dejo que el viento se lo lleve.</p><p>Camino de regreso lentamente y me quedo de pie en el límite del bosque mirando a la casa. Un escalofrío me recorre.</p><p>Las ventanas gigantescas reflejan las nubes en movimiento. La casa en sí misma es una obra de arte. Tanto en su interior, que es como una galería de arte, como la casa en sí misma. No me puedo imaginar un futuro allí sin Kush.</p><p>Entonces me doy cuenta de que la puerta principal está abierta de par en par.</p><p><br /></p><p>Me quedo de pie en el umbral de la puerta, escuchando. Silencio.</p><p>Han estado ocupadas. Los lienzos en la entrada han sido rasgados con líneas paralelas. De ellos cuelgan tiras de tela. Hay ropa desparramada por las escaleras, reducidas a andrajos.</p><p>El olor que viene del salón es tan intenso que mis ojos escuecen. Los asientos del sofá están desgarrados y el relleno está desperdigado. Los esqueletos de los sofás apestan a orina y otras firmas almizcleñas. Las revistas y los tomos ilustrados son confeti. Hay moco embadurnando los espejos y las ventanas, como si alguien hubiera presionado su cara contra ellos.</p><p>Han tirado la colección de porcelana de Kush de las estanterías con una falta de respeto total por su origen.</p><p>A excepción de la urna de Kush. Descansa en el centro de la mesa baja, ha sido depositada con cuidado entre los escombros. La rodeo con los brazos. </p><p>«Lo siento, lo siento, lo siento. Siento haberme enfadado contigo. No importa que estuvieras enamorado de Lisa. Todo fue culpa mía. Odiaba quererte. Cada mañana pensaba: hoy es el día que me marcho. Me iré a casa. Pero después veía tu cara y lo único que podía hacer era quedarme, un día más».</p><p><br /></p><p>Cuando Kush me propuso casarnos, le expliqué que el doctor Garston me había hablado de mis «anormalidades». Mis óvulos eran escasos y mi útero era deforme. Contenía una bolsa que no podía retirar, y esta interferiría con la inseminación artificial.</p><p>Kush mantuvo la cabeza baja mientras yo hablaba; solo levantó la mirada para mirarme cuando terminé de hablar.</p><p>—Eso a mí no me importa.</p><p>Creía que le tenía tomada la medida entonces. Hasta las mujeres sin útero eran deseadas para obtener placer.</p><p>—Pero, ¿estás segura de que no te importa a ti? —Indicó con un gesto a mi estantería, llena de libros sobre anatomía reproductiva, fisiología y teorías sobre nuestra lamentable infertilidad.</p><p>Esperé desnuda en el borde de nuestra cama de matrimonio. Mi ropa estaba extendida en el respaldo de una silla. Kush estaba de pie en el umbral de la puerta, congelado. Nos miramos. Su mirada se mantuvo en mi cara. Me costó toda mi fuerza de voluntad no dejarme caer en cuclillas y enseñar los dientes, aunque hubiera accedido a este arreglo.</p><p>«Unas pocas veces, hermana, eso es todo lo que necesitamos. Quédate tumbada y sométete. Luego podrás regresar a casa».</p><p>Fui consciente de todo lo que era Kush mientras él atravesaba la habitación. El movimiento de su nuez. Las pestañas que enmarcaban aquellos ojos oscuros. Los olores confusos de excitación y contención. Nunca había sido tan consciente de la ropa que le cubría. La seguridad de esas segundas pieles ya no me parecía tan falsa.</p><p>Extendió la mano hacia la silla y cogió mis braguitas. Se arrodilló frente a mí y me las metió por un pie primero y luego por el otro.</p><p>—Ponte de pie.</p><p>Las subió como si yo fuera una niña que necesitara ayuda. Deslizó los tirantes de mi sujetador por mis brazos y extendió las manos para cerrar el broche a mi espalda.</p><p>Después vino el vestido. Levanté mis brazos y la tela flexible se deslizó sobre mí como una caricia. Temblé. </p><p>—Soy tuya para que me tomes cuando quieras.</p><p>—Te deseo. —Nunca le había visto tan feroz—. Pero quiero que tú también me desees.</p><p>No podía moverme. No podía hablar.</p><p>—Ava, hay algo que tengo que hacer.</p><p>Kush me condujo hasta el baño. Los azulejos blancos y los espejos me ponían nerviosa.</p><p>Entonces vi que ya había preparado una bandeja de acero sobre el lavabo de mármol que contenía las jeringas, agujas, ampollas y paquetes de vendas. El escalpelo parecía pequeño e inocuo. Mi labio se curvó, enseñando mis dientes.</p><p>—Por favor, Ava. Es importante para mí.</p><p>No comprendía qué era lo que quería. Colocó una mano sombre mi hombro; la nueva alianza brilló bajo la luz brillante y fría. Colocó la otra mano en mi nuca y me hizo bajar la cabeza. </p><p>—Intentaré no hacerte daño, prometido.</p><p><br /></p><p>Se escucha el crujido de alguien caminando sobre porcelana de cáscara de huevo a mis espaldas. Debería estar de pie, preparada para luchar, pero lo único que puedo hacer es abrazar el jarrón de jengibre más fuerte.</p><p>—¿Qué ha pasado aquí? ¿Estás bien?</p><p>—Sí. Llegué y lo me encontré así.</p><p>—Haz una maleta. Te vienes conmigo.</p><p>Esta es la Lisa que yo conozco. Maternal, tranquila, al mando. Sería fácil dejar que me recoja y me saque de aquí.</p><p>—No. Olvídalo. No es importante. Hay algo de lo que tenemos que hablar. —Tengo que decirlo ahora, mientras tengo la oportunidad—. Sé lo que tenías con Kush. Os perdono a ambos.</p><p>Su boca formó un círculo de sorpresa.</p><p>—Siempre hubo una parte de mí que se contuvo frente a Kush. No le culpo por acudir a ti. Y sé cómo son las cosas entre tú y Paul.</p><p>—Kush te quería por completo. Siempre fuiste la única.</p><p>—Lo sé, Lisa. Os volvisteis torpes cuando estabais juntos, como si no supierais cómo comportaros el uno con el otro.</p><p>La risa ronca y grave de Lisa está obstruida por las lágrimas.</p><p>—No es que tuviéramos una aventura. Es porque se dio cuenta de que yo estaba enamorada de ti.</p><p>Enamorada. ¿Cuánto amor he recibido durante esta vida? Amor que deseaba. Algo que creía que era amor pero no lo era. Y esto, amor sin identificar.</p><p>—Di algo. Por favor.</p><p>Lisa. Amiga. Hermana. Me inclino hacia delante, ignoro su inhalación brusca cuando toco sus labios con los míos. Un beso indefinido. Sabe a desamor.</p><p>—No puedo quedarme aquí más tiempo.</p><p>El color aparece en sus mejillas.</p><p>—Puedo ir contigo.</p><p>—No sobrevivirás ahí fuera.</p><p>—Te encontrarán.</p><p>Me quito el largo collar que siempre llevo puesto. El vial que cuelga de él contiene el chip que el dotor Garston me colocó bajo la piel.</p><p>—¿Kush? —pregunta Lisa.</p><p>—Sí. —¿Qué mejor regalo de boda podría haberme dado que la libertad?</p><p>Levanto la tapa del jarrón de jengibre y dejo caer el colgante dentro. Que descanse ahí, al menos durante un tiempo.</p><p>—Estarás sola ahí fuera. </p><p>—No estaré sola —No soy una niña abandonada. Nací en el bosque.</p><p>—¿Qué eres?</p><p>Lisa duda. Quiere saber pero le da miedo preguntar. Es una pregunta que a nadie se le ocurrió hacer antes.</p><p>—Soy una mujer.</p><p>—Pero no como yo. No como ninguna otra mujer que conozca.</p><p>—No, tienes razón. Soy diferente.</p><p>—¿Cómo?</p><p>—Te lo enseñaré. Ven fuera.</p><p>Me sigue. La tierra no es la única cosa que crece cuando se la deja en barbecho. Fuera, en el bosque, las mujeres han florecido también. Hemos encontrado otra respuesta a nuestra fertilidad fallida.</p><p>Me quito la ropa y me quedo de pie como cuando mi madre me expulsó, chillando y lanzando zarpazos en la tierra oscura. Me yergo tanto como puedo y espero.</p><p>Mis hermanas me oyeron llorar cuando Kush murió. Vinieron de lejos. Nuestro extraño don nos permite cazar como una y someter a nuestros enemigos. Las palabras son superfluas. No sé si es algo primitivo en nuestros genes o no.</p><p>Salen de entre los árboles, algunas sobre sus patas traseras, algunas a cuatro patas. Todas son bajas y rechonchas, como yo. Sonríen y hacen gestos a modo de sonrisa. Nuestros pensamientos zumban. Oh, vosotros, hombres y mujeres, con vuestro lenguaje limitado que es tan torpe y velado.</p><p>Nuestra comunicación es instantánea. Está llena de visiones y tonalidades. Tiro de los hilos de sus pensamientos.</p><p>«Te has vuelto gorda y vieja, hermana».</p><p>«Te hemos echado de menos».</p><p>«Estás muy desnuda».</p><p>En verdad lo estoy, a pesar de todo el pelo recién crecido. No les da vergüenza la desnudez y esa es una habilidad que debo reaprender. Levanto la cabeza, a pesar de la falta de pelaje.</p><p>«Hemos estado esperándote. Años. ¿Por qué has tardado tanto?».</p><p>«Tenemos que ir al Norte antes del invierno».</p><p>Sus pelajes están espesándose, preparándose para la nieve. Antes de que el frío se instale, encontraremos las grietas en la tierra y exploraremos las fisuras y los recovecos. Nos arrastraremos sobre nuestros vientres para atravesar los pasajes estrechos que llevan a grandes cavernas que el agua clara atraviesa manando a raudales. Dormiremos en los brazos seguros de la oscuridad.</p><p>«¿Qué es eso?». Todas están mirando a Lisa, que está detrás de mí.</p><p>Lisa nos está observando a todas, incapaz de escuchar el diálogo silencioso.</p><p>«Hermana», digo.</p><p>«¿Podemos confiar en ella?».</p><p>«Sí». Un atisbo de duda en mi olor y le rasgarán la garganta.</p><p>«Hmm». Les desconcierta su palidez, su altura, su olor. «¿Puede correr?».</p><p>«No como nosotras».</p><p>«¿Puedes tú correr?».</p><p>Una de ellas baja la cabeza mientras se acerca, olisqueándome. Su cara se parece a la mía, con su pico de viuda, su mentón puntiagudo y sus cejas espesas.</p><p>«Me meé por todo tu cubil».</p><p>Le doy un coscorrón y ambas sonreímos.</p><p>«¿Estás llena de semilla para nosotras?»</p><p>«Sí».</p><p>Si tienes una reserva limitada de óvulos, es un malgasto derrochar uno al mes con la esperanza de que sea fertilizado. Es más eficiente salvarlos para cuando las condiciones sean óptimas.</p><p>Ese es el motivo por el que vine aquí. De vez en cuando habíamos encontrado a algún hombre viviendo en una casa tan ruinosa como su mente, en algún lugar en la profundidad de los bosques. Fuimos amables con él, incluso si no podía concebir hijos. Cuando nos quedamos sin ellos, tuvimos que llevarnos hombres de los márgenes, lo que era peligroso. Ninguna de nosotras quería que la atraparan y la obligaran a vivir en la ciudad, incluso si eso significaba que hubiera muchas parejas.</p><p>Todas queríamos ser libres para correr.</p><p>Yo había sido elegida por mi fuerza, mi velocidad y mi capacidad de supervivencia. Mi saco vestigial, motivo de queja para el doctor Garston, se da la vuelta para convertirse en un espiráculo.</p><p>La cautividad me ha convertido en una teórica de la reproducción. Aunque hace calor en mi útero, los diminutos nadadores pueden sobrevivir durante varios meses, mediante lo que me imagino son mecanismos químicos.</p><p>Compartiré las reservas de Kush con mis hermanas. Había esperado encontrar un recipiente de esperma, no encontrar el amor. No había esperado a un hombre que fuera lo suficientemente hombre como para dejarme ser libre, elegir por mí misma. </p><p>Lisa quiere saber lo que somos. Evolución asombrosa. Somos el futuro, no el pasado. El mundo será nuestro cuando todos vosotros hayáis desaparecido.</p><p>Echaré de menos a Kush. Echaré de menos a Lisa. Echaré de menos vuestras palabras hermosas y arcanas. Pero cuando echo a correr, no miro atrás.</p><p><br /></p><p><b><span style="font-size: x-small;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6ZMhRQe0N8afBpNOf4JtCtuGZLbpk7sU-dfDATl72r7N9FIB1vswv6fREHvLTtXDqmQVrLBA1KCtFZ-Z2r4qw8BkNFcowkepOQyAvNDPvay9X2VP6eNWADfNw4C7S8-WGc37w1FWhHN9-8BUCrIANxYrZeu5GbmlDEp-6wFhCeh88USHxBgwdUwef/s1920/Priya%20Sharma.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1920" data-original-width="1920" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6ZMhRQe0N8afBpNOf4JtCtuGZLbpk7sU-dfDATl72r7N9FIB1vswv6fREHvLTtXDqmQVrLBA1KCtFZ-Z2r4qw8BkNFcowkepOQyAvNDPvay9X2VP6eNWADfNw4C7S8-WGc37w1FWhHN9-8BUCrIANxYrZeu5GbmlDEp-6wFhCeh88USHxBgwdUwef/s320/Priya%20Sharma.jpg" width="320" /></a></span></b></div><div style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: x-small;"><b><span style="font-size: x-small;">La ficción de Priya Sharma se ha publicado en revistas como Interzone, Black Static, Nightmare, The Dark y Tor.com. “Bestias fabulosas” fue finalista del premio Shirley Jackson Award y ganó el British Fantasy Award en la categoría de Relato. Priya ha ganado los premios Shirley Jackson y British Fantasy Award y fue finalista al premio Locus por Todas Las Bestias Fabulosas, una colección de parte de su obra disponible en Undertow Publications. “Ormeshadow”, su primera novella (a la venta en Tor), ganó un premio Shirley Jackson y un British Fantasy Award. En 2022 fue finalista del Grand Prix de L’Imaginaire. Sus historias se han traducido al español, al francés, al italiano, al checo y al polaco.</span></b></span></b></div><p></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-83863673761423452922022-12-23T02:37:00.000-08:002022-12-23T02:37:12.482-08:00Capítulo #64 - Les Lups (Guión para un corto), de Jacinta Escudos<iframe src="https://www.ivoox.com/player_ej_100337181_6_1.html?c1=5b2424" width="100%" height="200" frameborder="0" allowfullscreen="" scrolling="no" loading="lazy"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">LES LOUPS (Guión para un corto)</h1><h3 style="text-align: left;">por Jacinta Escudos</h3><p style="text-align: left;"><br /></p><p style="text-align: left;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><b>Cuadro 1</b></p><p style="text-align: justify;">Vemos un invernadero. Una casa pequeña, con paredes de vidrio, puerta de madera, café oscuro, techo de tejas oscuras.</p><p style="text-align: justify;">El invernadero está ubicado en medio de un jardín descuidado, con plantas crecidas. Al fondo, detrás del invernadero, un bosque. Al lado izquierdo, una casa grande, de dos pisos, pero de la cual solo vemos una pared blanca, sucia.</p><p style="text-align: justify;">Verdes oscuros, ningún color estridente ni llamativo.</p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><b>Cuadro 2</b></p><p style="text-align: justify;">Una muchacha va hacia el invernadero. Entra desde el lado izquierdo del cuadro, pero no vemos su rostro. La vemos dirigirse hasta el fondo, hasta el invernadero, de espaldas.</p><p style="text-align: justify;">La muchacha viste un suéter color anaranjado fuerte y una falda plisada a cuadros oscuros, con algunas delgadas líneas anaranjadas que hacen juego con el suéter. Tiene dos trenzas largas, que le llegan casi hasta la cintura. El pelo es de color rubio oscuro y por la nuca de la muchacha, podemos ver que su piel es blanca.</p><p style="text-align: justify;">La muchacha abre la puerta del invernadero y entra, cierra la puerta.</p><span><a name='more'></a></span><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><b>Cuadro 3</b></p><p style="text-align: justify;">La muchacha hace algo en el invernadero, pero seguimos viéndola solamente de espaldas. Adentro parece haber también el mismo desorden que afuera, plantas descuidadas.</p><p style="text-align: justify;">Vemos un hombre que entra al cuadro desde la esquina izquierda, no sabemos bien de dónde, pero toma el mismo camino para dirigirse al invernadero. </p><p style="text-align: justify;">No vemos en ningún momento el rostro del hombre. Solamente se mira su espalda. Está vestido con un abrigo negro, pantalón y zapatos negros, y un sombrero. También lleva una bufanda de color oscuro, lo que impide verle el cuello, pero su cabello es también negro.</p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><b>Cuadro 4 </b></p><p style="text-align: justify;">(Acercamiento. Salen del cuadro la vista de la pared de la casa, el bosque, el jardín).</p><p style="text-align: justify;">El hombre se acerca al ventanal del invernadero. La muchacha está trabajando con las plantas que están en la mesa de trabajo junto al ventanal. La mesa de trabajo es blanca.</p><p style="text-align: justify;">Ella está de frente a nosotros, pero por la presencia del hombre, no es posible verle el rostro. Sin embargo, logra verse un movimiento de sorpresa de su cabeza al ver al hombre.</p><p style="text-align: justify;">El hombre, con su puño derecho, rompe el vidrio.</p><p style="text-align: justify;">La muchacha da la vuelta pues quiere huir, correr hacia alguna parte.</p><p style="text-align: justify;">El hombre logra tomarla por las trenzas y con una fuerza impresionante, con una sola mano, la derecha, logra jalarla hacia la mesa donde estuvo trabajando ella antes.</p><p style="text-align: justify;">La muchacha termina siendo acostada sobre la mesa de trabajo, sobre su costado izquierdo, con su espalda vuelta a nosotros. </p><p style="text-align: justify;">El hombre la jala pues quiere comprimirla contra los vidrios que están rotos en puntas muy agudas.</p><p style="text-align: justify;">La muchacha forcejea, agita los brazos y las piernas, intenta defenderse. Se miran sus piernas blancas, sus zapatos café de amarrar y sus calcetines blancos.</p><p style="text-align: justify;">El hombre, que permanece de espaldas, y de quien nunca vemos el rostro, mete el otro brazo para sujetarla. En algún momento da la impresión que intentará quitarle la ropa, violarla.</p><p style="text-align: justify;">La muchacha forcejea en silencio. No hay sonido, gritos, nada.</p><p style="text-align: justify;">El hombre jala más a la muchacha hacia los vidrios rotos y en algún momento, vemos cómo en la mano derecha queda la cabellera arrancada de la muchacha, la cabellera sanguinolenta con las dos trenzas.</p><p style="text-align: justify;">El hombre arroja la cabellera al fondo del interior del invernadero. No le interesa guardar ese objeto.</p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><b>Cuadro 5</b></p><p style="text-align: justify;">La muchacha forcejea menos.</p><p style="text-align: justify;">Tenemos un atisbo, 3 segundos quizás, del cráneo sanguinolento de la muchacha.</p><p style="text-align: justify;">El hombre toma, luego de lanzar con violencia la cabellera, uno de los grandes trozos de vidrio de la ventana rota y lo hunde contra el costado derecho de la muchacha, visible para nosotros. Ella deja casi de inmediato de patalear.</p><p style="text-align: justify;">Sabemos que ahora ella está muerta.</p><p style="text-align: justify;">El hombre sin embargo, no solo hunde el vidrio en el cuerpo de la muchacha, sino que hunde la mano completa y parece hurgar en el interior de sus vísceras.</p><p style="text-align: justify;">Intenta sacar algo. Puede ser el estómago, el hígado, no sabemos. Solo vemos que está hurgando para sacar algo.</p><p style="text-align: justify;">Del costado con suéter anaranjado de la muchacha, comienza a salir la mano del hombre que jala hacia fuera del interior de la muchacha, algo oscuro, negro, viscoso.</p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><b>Cuadro 6</b></p><p style="text-align: justify;">El hombre jala con mucho cuidado la pieza viscosa, negruzca, hasta sacarla del interior de la muchacha. Primero parece el estómago, pero es demasiado negro para serlo.</p><p style="text-align: justify;">Poco a poco, a medida que el objeto es sacado al exterior, puede reconocerse lo que es: una cabeza de lobo.</p><p style="text-align: justify;">La cabeza del lobo es negra y está húmeda por haber estado en el interior de la muchacha. </p><p style="text-align: justify;">La parte correspondiente al rostro del lobo nos queda de frente. El rostro del lobo es gris, y tiene los ojos cerrados. Todos los demás pelos del animal, de las orejas para atrás, son negros.</p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><b>Cuadro 7</b></p><p style="text-align: justify;">Al sacar la cabeza del lobo, se aproxima otro hombre, vestido de idéntica manera al primero. </p><p style="text-align: justify;">Este segundo hombre entra al cuadro por el lado derecho. Camina apurado y ayuda al primero a cargar la parte del cuello de la cabeza del lobo. Tampoco vemos su rostro.</p><p style="text-align: justify;">Se acomodan para cargar la cabeza.</p><p style="text-align: justify;">Se diría que hacen esta acción con sumo cuidado, casi con reverencia.</p><p style="text-align: justify;">Da la impresión también, de que la cabeza es pesada e incómoda de cargar, por la viscosidad con que está envuelta y porque no hay cómo sujetarla adecuadamente.</p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><b>Cuadro 8</b></p><p style="text-align: justify;">(Plano general, mismo ángulo del primer cuadro).</p><p style="text-align: justify;">Caminan de frente. Cargan la cabeza entre los dos.</p><p style="text-align: justify;">La cabeza continua con su parte frontal vuelta hacia nosotros.</p><p style="text-align: justify;">Al fin se ven los rostros de los hombres. </p><p style="text-align: justify;">Son lobos. Cargan la cabeza rescatada de su compañero muerto. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: x-small;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZy__9W62uvh1EUlnhr0LGQIraQIn3EwysWTVteaq2Jk7RGL6YT_UIGN71vuZbgp1CcwrxjmPBF5RQfalP6LvhRrS1Xgl0FQlcqtbt9gLsALpu-gwLXZPDnjnm3lYFO7LrMnJR1PLTtsZP1q_NZGByQSlRkUbY9lNLFNpayDGCHCLuGHtshKu9831z/s534/Jacinta%20Escudos.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="534" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZy__9W62uvh1EUlnhr0LGQIraQIn3EwysWTVteaq2Jk7RGL6YT_UIGN71vuZbgp1CcwrxjmPBF5RQfalP6LvhRrS1Xgl0FQlcqtbt9gLsALpu-gwLXZPDnjnm3lYFO7LrMnJR1PLTtsZP1q_NZGByQSlRkUbY9lNLFNpayDGCHCLuGHtshKu9831z/s320/Jacinta%20Escudos.jpeg" width="320" /></a></span></b></div><b><span style="font-size: x-small;">Nacida en El Salvador. Ha cultivado los géneros de novela, cuento, crónica, ensayo y columna periodística. Tiene experiencia como editora, traductora y guía de talleres literarios. </span></b><p></p><p style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: x-small;">Fue escritora residente en la Heinrich Böll Haus de Alemania y de La Maison des Écrivains Étrangers et des Traducteurs de Saint-Nazaire, Francia, ambas en el año 2000. </span></b></p><p style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: x-small;">Ganadora del I Premio Centroamericano de Novela “Mario Monteforte Toledo” (2003), con su novela A-B-Sudario, publicada por Alfaguara Guatemala. Esta misma novela fue reeditada en el 2019 bajo su título original Memorias del año de la Cayetana, tanto en Guatemala (por editorial Catafixia) como en El Salvador (por editorial Los sin pisto).</span></b></p><p style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: x-small;">Tiene diez libros publicados entre novela, cuento y crónica, destacando El asesino melancólico (2015), Crónicas para sentimentales (2010), El desencanto (2001) y Cuentos sucios (1997). </span></b></p><p style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: x-small;">Durante doce años escribió la popular columna “Gabinete Caligari” en la revista dominical Séptimo Sentido de La Prensa Gráfica.</span></b></p><p style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: x-small;">Ha vivido en Alemania, Nicaragua y Costa Rica. Actualmente vive en El Salvador donde imparte talleres de narrativa de ficción, realiza labores de difusión cultural y escribe una nueva columna de opinión en La Prensa Gráfica.</span></b></p><div style="text-align: justify;"><br /></div><p style="height: 0px; text-align: left;"><br /></p><p style="height: 0px; text-align: left;"><br /></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-41703277273303503082022-12-17T04:22:00.001-08:002022-12-23T02:16:04.134-08:00Capítulo #63 - Para la retirada de huéspedes indeseados, de A.C. Wise<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_100013669_6_1.html?c1=b38b47" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">Para la retirada de huéspedes indeseados</h1><h3 style="text-align: left;">Por A.C. Wise</h3><p><br /></p><p>La bruja llegó exactamente a las 11:59 p. m., justo cuando septiembre avanzaba lentamente hacia octubre, el día que Michael Remmington se mudó a la casa de la calle Washington. Llamó a la puerta exactamente a medianoche. </p><p>La casa era todo cajas, y Michael era todo dolor por haberlas movido. Había estado sentado en un colchón inflable (la cama no llegaría hasta dentro de una semana) y mirando un crucigrama que tenía al menos cinco años. Lo había encontrado en el fondo del armario, amarillo como el hueso, y lo había despegado del suelo: un regalo involuntario del inquilino anterior.</p><p>Michael abrió la puerta y se preguntó si era algo razonable solamente después de haberlo hecho. Era medianoche en un barrio desconocido, llevaba puesta una bata y unas pantuflas y se había dejado el teléfono en el piso de arriba, así que si resultaba ser un asesino con un hacha el que esperaba en la entrada, ni siquiera podría llamar al 911.</p><p>—Hola —dijo la bruja—. Me mudo a esta casa.</p><p>Una maleta descansaba a su izquierda y un gato negro a su derecha. La cola del gato rodeaba sus pies bien colocados. Parpadeó mientas miraba a Michael, su mirada era tan impasible como la de la bruja.</p><p>Michael no sabría decir cómo supo que era una bruja, pero lo supo, hasta los huesos. La verdad del hecho yacía en el centro de su alma, tan inevitable como la aparición de la luna en el cielo nocturno o los espaguetis para cenar los martes.</p><p>—Vale —dijo, aunque no era en absoluto lo que quería decir.</p><p>Pero ya había dado un paso atrás y la bruja ya había recogido su equipaje y atravesado el umbral.</p><p>—Quiero decir… ¿qué?<span></span></p><a name='more'></a><p></p><p>El gato restregó una cola sedosa por las espinillas de Michael, siguiendo a la bruja. Lo sintió como un sello de aprobación. Un viento helado siguió al gato, formando remolinos con las hojas caídas; Michael cerró la puerta. La bruja dejó la maleta en el suelo y giró lentamente en círculo sobre el mismo sitio.</p><p>—Esta casa debería tener una bruja. —Entonces se detuvo, mirándole de frente.</p><p>Sus ojos eran verdes, como las ramas de los pinos en invierno o las sombras entre ellas.</p><p>—Una bruja debe vivir aquí —dijo olfateando el aire—. ¿No lo sientes?</p><p>Michael olfateó el aire, pero solo podía oler a la bruja. Olía a canela y cedro recién cortado. No tenía el aspecto de una bruja, pero sí lo tenía. No es que Michael supiera qué aspecto tenían las brujas. El de las personas, suponía. Sobre todo. </p><p>Vestía de negro, un jersey holgado por encima de una larga falda que parecía tener capas. Le recordaba a los pétalos, los de las flores, colgados boca abajo. Sus zapatos taconeaban cuando andaba.</p><p>Michael no habría sabido decir la edad de la bruja. Cuando cerraba el ojo izquierdo, le parecía que tenía alrededor de cuarenta, pero cuando cambiaba y cerraba el ojo derecho, le parecía que tenía cincuenta. De cualquier forma, su piel estaba lisa, exceptuando unas patas de gallo alrededor de los ojos y unas pocas líneas en las comisuras de la boca. El pelo le caía hasta la mitad de la espalda, era de un marrón oscuro como el de la melaza espesa, enhebrado con hilos de miel, más que gris, y llevaba muchas joyas: la mayoría gruesas, la mayoría de plata. </p><p>—Vale —dijo de nuevo, y luego—: ¿Por qué? —después de haberlo pensado.</p><p>—Las ventanas están del revés —señaló la bruja.</p><p>Michael no podía ver nada raro, pero consideró que no sabría diferenciar una ventana que estuviera del derecho de una que estuviera del revés.</p><p>—La tabla de ese escalón —la bruja señaló a uno que estaba a mitad de la escalera— viene de un barco pirata que naufragó frente a la costa de Cape Cod, cerca de Wellfleet.</p><p>Dio tres pasos hacia delante. Las tablas del suelo retumbaron huecas bajo sus zapatos.</p><p>—Hay un gato negro enterrado en la esquina izquierda más alejada del sótano. Lo siento. —Dirigió eso ultimo al gato a sus pies, no a Michael.</p><p>—Así que, aquí debería vivir una bruja. Me pido el ático.</p><p>—Pero es mi casa —dijo Michael—. Tengo los papeles y todo. No puedes…</p><p>La bruja levantó su maleta: una cosa pequeña, gastada en los bordes y cerrada con dos broches de latón. Se recogió la falta, y Michael se encontró a sí mismo siguiéndola mientras ella subía las escaleras.</p><p>—Ni siquiera he sacado mis cosas de las cajas —dijo Michael.</p><p>—Te ayudaré por la mañana. Me levanto a las siete. Té con miel. —Se dio la vuelta tan bruscamente que Michael casi se tropezó con sus propios tobillos. </p><p>Habían llegado al segundo tramo de escaleras, las que llevaban al ático. De cerca, los ojos de la bruja estaban moteados con oro, como fragmentos de mica en la piedra. Michael dio un paso atrás, pero le enfadó haberlo hecho. Podía seguirla por las escaleras si quería, ¿no?</p><p>—Hoop —dijo ella.</p><p>—¿Qué?</p><p>—Es la respuesta al 47 horizontal. —le echó un vistazo al crucigrama y Michael se dio cuenta de que todavía sostenía el papel amarilleado en la mano.</p><p>—Todo redondo, el amigo de Robin al revés. Cuatro letras. Es Pooh deletreado al revés. Como en Winnie the. La dieciséis vertical es Marilyn Monroe. Eso debería ser suficiente para que empieces.</p><p>—Oh. —Michael no sabía que más decir.</p><p>—Encontrarás las tazas en la tercera caja desde la izquierda en la cocina. Para el té. Te veré por la mañana. —A mitad de su ascenso se detuvo y se giró de nuevo. Sus ojos brillaban en la oscuridad—. Deberías cerrar las ventanas. Va a llover.</p><p>Michael miró fijamente hasta que la puerta en el extremo superior de las escaleras se cerró. Escuchó cómo los pies de la bruja pisaban la madera del suelo con fuerza y se preguntó dónde dormiría. No había nada en el ático a excepción de polvo y arañas muertas. Puede que se colgara del techo como un murciélago. Puede que las brujas no durmieran en absoluto.</p><p>—Vale. Buenas noches. Supongo —le dijo al silencio.</p><p>Michael regresó a su habitación. Cerró la puerta y después de pensarlo un momento, cerró la ventana también. El gato de la bruja se había instalado en el centro de su almohada. Abrió un ojo, desafiando a Michael a moverle. Este se sentó con cuidado y cuando el gato no se marchó, se arriesgó a acariciarle. El gato le recompensó con un ronroneo suave.</p><p>En el momento justo, la lluvia tamborileó contra el cristal con dedos ligeros. La casa crujió, asentando sus huesos mientras los rodeaba. No, no a ellos, a la bruja. Unos instantes más tarde, el aguacero arreció con fuerza. </p><p><br /></p><p>La bruja bajó las escaleras a las siete en punto, con el gato siguiéndole los talones. Parecía llevar la misma ropa que la noche anterior, pero en la luz cargada de polvo que atravesaba las ventanas de la cocina parecían ser de un verde oscuro, o azul, más que negras. Michael se preguntó si anoche simplemente no se había dado cuenta de las sutilezas de los matices. Le entregó a la bruja una taza de té.</p><p>Ella inspiró el vapor, las manos llenas de anillos rodearon la taza que él había encontrado exactamente donde ella le dijo que estaría. Había encontrado el té y el hervidor de agua ahí también, junto a otras cosas de cocina que permanecían en la caja, en su mayoría intactas. Michael dio sorbitos a una taza que se había descascarillado durante la mudanza; estaba enfadado porque había dejado la taza buena para la bruja.</p><p>—No puedes quedarte aquí —dijo Michael. </p><p>Había ensayado las palabras en la luz anterior al alba, tumbado en la cama antes de bajar las escaleras para hacerle el té a la bruja. En su cabeza, la bruja las había aceptado y todo había sido perfectamente razonable. Normal. Bajo la brillante luz del sol, con la bruja mirándole por encima de la taza, dudó. </p><p>—Mira, ni siquiera sabes nada sobre mí. ¡Podría ser un asesino con un hacha!</p><p>—¿Lo eres?</p><p>—Bueno, no, pero…</p><p>El gato de la bruja saltó hasta la repisa, una corriente de tinta negra desafiando a la gravedad. Sacudió la cola con superioridad. Michael quería preguntar cuánto tiempo tenía pensado quedarse la bruja y cómo se llamaba. ¿Aceptaría dividir el pago de la hipoteca? ¿Tenía trabajo? ¿Esperaba que él ayudara con los cambios de la arena del gato? Pero la mirada de la bruja rechazó todas las preguntas antes de que él pudiera formularlas. Tal vez una bruja debería vivir aquí.</p><p>Si la noche anterior servía de ejemplo, la bruja era retraída. La verdad es que había dormido mucho mejor, esto es, había dormido, desde que ella había llegado. Era como si la casa hubiera estado manteniendo la respiración, esperándola, y cuando al fin se había relajado, él también había podido hacerlo.</p><p>—¿Hay algún problema, Michael Remmington? —preguntó la bruja.</p><p>La pregunta llegó tan de repente que Michael se atragantó con el té. Estaba seguro de que nunca le había dicho su nombre. Esta mañana, los ojos de ella eran ambarinos. Ya no olía a canela, si no a sal; le hacía pensar en tormentas y en naufragios. </p><p>—No. Sí. Quiero decir… Mira, no quiero una compañera de piso. Ni un gato. Quiero vivir una vida normal, tranquila, feliz. En mi casa. —Dejó fuera la palabra solo.</p><p>La bruja entrecerró los ojos, como si hubiera escuchado la parte que él no había pronunciado. El gato presionó su cabeza contra la mano de Michael. En lugar de ahuyentarle, le rascó detrás de las orejas. En esa ocasión, no había duda de que había un ronroneo. </p><p>Una hoja suelta, atrapada por el viento, se estampó contra la ventana, sobresaltando a Michael. No tenía motivos para sentirse culpable. Su nombre estaba en todos los documentos legales de la casa. La bruja se había estrellado contra su vida, se había autoinvitado. No le debía nada.</p><p>—Mira… —dijo Michael.</p><p>—Gracias por el té. —La bruja dejó la taza. </p><p>Sus ojos cambiaron de color de nuevo, tomando la tonalidad de la madera quemada. Michael casi podía oler el humo en el aire.</p><p>—Dame tu mano. —La bruja extendió la suya, con la palma hacia arriba. Sus brazaletes repiquetearon.</p><p>Esta mañana parecía joven, no más de treinta y cinco años, pero Michael estaba cansado de adivinar.</p><p>—¿Qué? ¿Por qué?</p><p>—Para asegurarme de que no eres un asesino con un hacha —dijo la bruja. Su sonrisa sugería que podía estar riéndose de él. </p><p>Le dio la mano a la bruja. Ella siguió las líneas y sus ojos se volvieron violeta pálido, haciendo que Michael pensara, inexplicablemente, en dragones. La bruja frunció los labios. Dijo: «Hmmm». No sabía si eso era algo bueno o algo malo.</p><p>Una línea de concentración apareció como a un tercio del labio de la bruja, como una cicatriz antigua. Igual que el destello de un relámpago en la oscuridad, Michael supo cosas sobre ella, todas ciertas hasta la médula.</p><p>La bruja se había ahogado en 1717 y había ardido hasta la muerte en 1691. En el siglo XIX, había muerto con una soga rodeándole el cuello. En 1957, había sido asesinada: con un cuchillo de cocina atravesándole la tripa y un golpe con objeto contundente en la cabeza combinados. </p><p>Michael tomó aire bruscamente.</p><p>—Es todo cierto —dijo la bruja sin levantar la vista.</p><p>¿Podía sentirle dentro de su cabeza? ¿O era como una emisión y él solo se había sintonizado con su frecuencia?</p><p>—Lo siento.</p><p>—No me importa —dijo ella y después—: Me quedaré hasta Halloween por lo menos.</p><p>—¿Qué pasa en Halloween?</p><p>Ella soltó la mano de Michael y los ojos parpadeantes cambiaron al color de las calabazas. Había cierta decepción en su mirada, como si no pudiera comprender por qué él era incapaz de mantenerse al tanto de forma sistemática. La conexión se rompió, llevándose las muertes de la bruja, rebobinándose con ella. Menos mal, porque Michael sabía de alguna manera que se dirigían hacia un cuchillo hecho de piedra y a un altar cubierto de sangre, y sospechaba que había cosas en esa muerte en particular que no quería ver. </p><p>—Eso depende de ti. —La decepción en la mirada de la bruja se transformó en otra cosa, algo más profundo y más triste que hizo que la piel de Michael se erizara. </p><p>Una disculpa se formó, pero la reprimió. Nada tenía sentido con la bruja. Mantuvo los labios apretados. No estaba seguro, pero creyó oírla suspirar. Le recordó a las hojas que el viento de octubre se lleva de las ramas, a los días que se acortan, a la nieve amontonándose detrás de las nubes.</p><p>—¿Qué es lo que quieres?</p><p>Michael no se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta hasta que la bruja sonrió, breve como el ala de una polilla. Pero la tristeza no había abandonado sus ojos. Levantó una mano y fue quitando puntos.</p><p>—Quiero vivir en esta casa. Quiero té todas las mañanas a las siete, con una tostada los miércoles. Quiero no morir hasta que esté lista y preparada. —Bajó la mano—. El resto todavía estoy intentando averiguarlo.</p><p>La tinta se ovilló en el oro de sus ojos; Michael luchó contra las ganas de temblar.</p><p>Deseó que la bruja dejara de mirarle. Pero cuando ella apartó la mirada, hacia la ventana, se sintió perdido y a la deriva.</p><p>Los ojos de la bruja eran verdes de nuevo. Le recordaron al sapo que había atrapado por accidente en tercero. Se lo había dado a su profesora, que le había explicado pacientemente que los sapos eran mucho más felices viviendo afuera que en una clase y le había pedido que por favor lo volviera a soltar.</p><p>—Deberías desembalar tus cosas ahora —dijo la bruja.</p><p>Su voz sonó muy bajita, pero aun así hizo que Michael se encogiera de dolor. La observó durante un instante antes de darse cuenta de que sus palabras eran una forma de echarle. Como no se le ocurrió ninguna réplica buena, obedeció.</p><p><br /></p><p><br /></p><p>Michael no sabía a dónde iba la bruja durante el día y no preguntó. Podía imaginársela volando por el vecindario sentada en una escoba o transformándose en una bandada de pájaros. Podía imaginársela igualmente arrebujada en el ático leyendo libros de teoría económica.</p><p>Todavía no sabía su nombre. De hecho, no sabía nada sobre ella, y a veces se entretenía inventándose pequeñas historias sobre lo que estaría haciendo en el mismo instante en el que a él se le ocurría preguntárselo: montar a caballo, jugar a los bolos, bailando el vals con el Rey Zombi de Austria sobre un suelo hecho de dientes de cristal. Le irritaba descubrirse a sí mismo haciendo aquello. Tenía que recordarse constantemente que la bruja era una intrusa indeseada en su casa. No podía dejarse a sí mismo acostumbrarse a su presencia. No podía permitir que se asentara y simplemente tomara el control de su vida. Las cosas no funcionaban así en el mundo real.</p><p><span style="white-space: pre;"> </span>En la Universidad había tratado de imaginarse cómo sería su vida después de graduarse. Hacía tiempo que había abandonado las fantasías del Instituto de convertirse en una estrella del rock o en un astronauta. No tenía oído y había aprobado introducción a cálculo por los pelos. No sabía exactamente qué quería hacer con su vida, pero sus planes vitales no habían incluido en ninguna parte lo de vivir con una bruja. La magia era para los cuentos de hadas. La vida real eran las facturas y las fechas de entrega, no los encantamientos y las pociones. </p><p>Y, aun así, la bruja se quedó y la vida continuó como si ella siempre hubiera estado allí, un hecho tan inevitable como las facturas y las fechas de entrega. Bautizó al gato de la bruja como Spencer, uno de varias docenas de nombres secretos que pensaba que el gato había acumulado a lo largo de sus varias vidas, algo típico de los gatos. Michael solo veía a la bruja a las siete de la mañana, y de nuevo después del atardecer, como si dejara de existir entre medias, algo que sabía que era tan probable o improbable como cualquier otro escenario que se hubiera imaginado para ella.</p><p>Un jueves por la tarde, Michael se descubrió a sí mismo a los pies de la escalera del ático, escuchando con atención. No sabía que era lo que esperaba escuchar, pero nunca llegó, así que subió las escaleras. La puerta de la bruja estaba abierta. Eran las tres pasadas.</p><p>La luz del atardecer, que ya ardía hacia un dorado profundo, atravesaba una ventana inclinada siguiendo la pendiente del techo. Lo que la luz iluminaba era algo que de seguro no había estado antes en el ático. O bien la bruja había metido los objetos a hurtadillas sin hacer ruido o los había conjurado a partir de pelusas y arañas muertas.</p><p>Una mecedora descansaba encajada bajo el ángulo del techo, junto a una cómoda pintada de blanco que sostenía un único narciso, incongruente con la estación del año, dentro de un jarrón esbelto. Una alfombra trenzada estaba extendida sobre el suelo entre la cómoda y la cama, y la cama estaba cubierta con un nórdico limpio y blanco. Había un maniquí de sastre en una esquina, un caballito de carrusel en otra, una jaula para pájaros vacía colgando del techo, un violoncello apoyado contra una pared, y siete pares de zapatos idénticos alineados bajo la segunda ventana. Había un cofre a los pies de la cama, y Spencer estaba sentado sobre él, su cola se sacudía impaciente en respuesta al asombro de Michael.</p><p>Desde el punto de vista del gato, se imaginaba Michael, todo era muy obvio. Un candelabro colgaba, sin encender, cerca de la jaula. Los cristales atrapaban la luz del atardecer y lanzaban arcoíris, y tintineaban suavemente. El único objeto que Michael no veía en la habitación era la maleta de la bruja. </p><p>Si regresaba mañana, sabía con certeza hasta la médula que la habitación sería diferente: habría un caballete de pintura, una pecera, una caja de música, un acordeón y una plétora de estanterías con libros. Spencer saltó ligero del arcón y se enredó alrededor de los tobillos de Michael. En el lugar en el que el gato había estado sentado había un libro forrado de cuero, ligeramente hinchado, como si las páginas se hubieran mojado y secado formando arrugas en forma de ola.</p><p>El gato pasó al lado de Michael y lo dejó solo en una habitación que súbitamente parecía contener menos aire que un instante antes. No debía, sabía que no debía, y aun así se vio a sí mismo extender la mano, dejarla flotar justo por encima de la portada de cuero. Sus dedos aterrizaron. Había esperado un shock eléctrico, pero no pasó nada. La cubierta era suave, como terciopelo gastado; el libro no era más que un libro.</p><p>Dejó salir el aliento. Todavía consciente de que no debería, movió la portada a un lado con un movimiento rápido. El libro se abrió cerca de la mitad, como si el lomo se hubiera doblado allí una y otra vez. Las páginas estaban escritas a mano, la letra era delgada como patas de araña, la tinta era marrón.</p><p>Para la Retirada de Huéspedes Indeseados:</p><p>Escarcha de medianoche, una taza, derretida.</p><p>Trametes Versicolor, un puñado.</p><p>Uno de cada: pluma de la cola de un cuervo grande, uno pequeño y un búho.</p><p>Seis manzanas caídas.</p><p>Tierra procedente del lecho de una calabaza madura.</p><p>Candy corn, el tipo correcto.</p><p><span style="white-space: pre;"> </span>Michael se quedó sin aliento. Podría haberse pensado que la bruja había dejado el hechizo, la receta, lo que fuera que era aquello, allí para que él lo encontrara. Era un engaño, una trampa, tenía que serlo. Miró a su alrededor esperando encontrarse a la bruja en el umbral de la puerta, con los ojos del color del acero. Pero estaba solo. Y de alguna forma aquello lo hacía peor. </p><p>Con el pulso acelerado, Michael deslizó el teléfono fuera del bolsillo y le sacó una foto a la página. Después cerro el libro de golpe, se giró y bajó las escaleras corriendo.</p><p><br /></p><p><br /></p><p>El domingo fue a recoger manzanas. El lugar que eligió también tenía calabazas para elegir, lo que hacía dos de los artículos de la lista del libro de la bruja fáciles de conseguir. De camino a casa tenía pensado parar en la tienda y comprar candy corn. Eso suponía la mitad de los artículos ahí mismo. Y eso le asustaba. </p><p><span style="white-space: pre;"> </span>Mientras conducía de camino a casa, asustadizo e inquieto, Michael no podía apartar la mirada del espejo retrovisor. Esperaba que la bruja se abalanzara sobre él en cualquier momento, todo sangre y fuego y venganza. Se la imaginó dentro de una nube tormentosa, con rayos en el pelo, sus ojos del color de la lluvia. Casi se salió de la carretera en dos ocasiones y cuando al fin aparcó frente a la casa y apagó el motor, las manos le temblaban tanto que apenas pudo sacar las llaves de la ranura de encendido.</p><p><span style="white-space: pre;"> </span>¿Qué estaba haciendo? La bruja no le estaba molestando; apenas la veía. ¿Por qué querría deshacerse de ella? ¿Y qué le hacía pensar que un hechizo de un libro empapado podría desterrarla? Vence al fuego con fuego, a la magia con magia.</p><p><span style="white-space: pre;"> </span>Incluso si podía reunir todos los artículos, ¿qué se supone que debía hacer con ellos? ¿Infusionarlos con el té de la bruja, como una poción, y engañarla para que lo bebiera? Y si lo hacía, después ¿qué? ¿Qué pasaba si la echaba y ella moría de nuevo? Ya la habían ahogado y hecho arder y la habían ahorcado. Todo lo que ella quería era beber té, vivir en su casa tranquilamente y no morir más. ¿Qué había de malo en aquello?</p><p><span style="white-space: pre;"> </span>Se llevó los objetos de la lista al piso de arriba y los ocultó bajo la cama. Su corazón no parada de latir rápido y no conseguía controlar la respiración.</p><p><span style="white-space: pre;"> </span>Cuando volvió a bajar las escaleras se encontró a la bruja organizando los utensilios de los cajones de la cocina. Bajo una luz cálida como la mantequilla, su ropa negra parecía ser de un rojo increíblemente profundo y oscuro. Las hebras color miel de su pelo destacaban. No podía ni imaginarse de qué color serían sus ojos. Spencer se frotó contra la pierna de Michael y este casi chilló.</p><p><span style="white-space: pre;"> </span>Después de un instante, cogió al gato en brazos. Spencer ronroneó, frotando su cabeza contra el cuello de Michael.</p><p><span style="white-space: pre;"> </span>—Tienes suerte —dijo la bruja sin girarse—. No deja que nadie la coja.</p><p><span style="white-space: pre;"> </span>Así que Spencer era “ella”.</p><p>—Fue ella la que encontró este sitio, ¿sabes? —El tono de la bruja era conversacional, pero había un deje de melancolía por debajo, nostalgia—. Yo podía olerlo, pero no podía señalarlo con el dedo. Fue ella quien me condujo directamente hasta aquí. Tiene mejor olfato.</p><p>—¿Dónde… estabas antes?</p><p>La bruja hizo una pausa, los cuchillos, los tenedores y las cucharas todavía en las manos. Michael no estaba seguro de querer la respuesta.</p><p>—Muy lejos de aquí. —Los hombros de la bruja se pusieron rígidos.</p><p>Sus palabras olían a hogueras. Tenían la textura de la tierra y le llenaban la boca. Sabían a Halloween. </p><p>Su mente se sintonizó con la frecuencia de ella de nuevo y Michael vio a la bruja caminando descalza por la cuneta de una carretera, las luces de los faros deslizándose por su figura a través de una fuerte lluvia. Los cristales rotos de un accidente de coche le cortaban las plantas de los pies, pero a ella no parecía importarle. O bien caminaba hacia, o desde, su muerte más reciente, y esta se aferraba a ella como una sombra. Fuera la muerte que hubiera sido o que fuera a ser, no era agradable. No es que existiera una muerte agradable, suponía Michael, a excepción de morir tranquilamente mientras duermes, tal vez. </p><p>—Las brujas no mueren así —dijo la bruja, tan bajo que apenas pudo oírla. Él hizo una mueca de dolor y Spencer se escabulló de sus brazos.</p><p>Debería subir en aquel instante y tirar las manzanas, la tierra, el candy corn, hacer como que nunca había visto la lista o estado en la habitación de la bruja. Pero si hacía eso, entonces estaría admitiendo que podía quedarse. Incluso si nunca lo decía en voz alta, estaría invitándola a quedarse en su vida y nada sería normal de nuevo. La magia sería real y las brujas también. Una mujer podría ahogarse y ser estrangulada y arder y seguir estando en su cocina organizándole las cucharas.</p><p>Los cubiertos repiquetearon suavemente en las manos de la bruja. Michael miró fijamente su espalda. Si se girara, los ojos de la bruja serían del color del humo, el fantasma de un millar de muertes violentas flotaría en el negro del centro. ¿Podría él vivir con toda esa muerte acumulada detrás de los ojos de ella? ¿Podía vivir con toda su imposibilidad? Michael se alegró de que ella se quedara dándole la espalda. Mientras la bruja contaba cucharas, se giró silenciosamente y se escabulló de la estancia.</p><p><br /></p><p>El día antes de Halloween nevó. La última vez que Michael recordaba que eso hubiera ocurrido tenía unos nueve años. Sus padres le habían enviado a un viaje con los boy scouts, en las montañas. Nevó el 30 de octubre y los líderes scout acortaron el viaje después de una noche porque hacía demasiado frío. Regresaron todos en el autobús mientras los copos seguían cayendo y el blanco espolvoreaba el suelo. La madre de Michael lo hizo ir a pedir caramelos vestido con un mono de nieve voluminoso, así que nadie podía saber qué se suponía que ese año iba de Spiderman.</p><p>Michael se quedó de pie frente a la puerta delantera, con un café en la mano, Spencer estaba a sus pies, observando como los copos caían. Las calabazas talladas a lo largo de la calle llevaban puestas gorras de encaje blanco. Todo estaba en paz, era incluso hermoso, pero Michael no podía quitarse de encima la sensación de profunda inquietud.</p><p>Se había pasado el día anterior en una reserva natural, donde había encontrado las setas y las plumas de la lista de la bruja. Al menos media hora de la excursión había consistido en Michael sentado en el coche con el calefactor puesto a todo trapo, comparando las setas y las plumas con las búsquedas en Google imágenes en su teléfono.</p><p>Todavía no había decidido lo que iba a hacer. Se dijo a sí mismo que pensara en aquello como un seguro. Solo porque hubiera reunido los ingredientes no significaba que tuviera que usarlos. </p><p> —Estás dejando que se escape el calor. —La voz de la bruja hizo que la columna de Michael se enderezara de golpe y se giró con culpa, pisando sin querer la cola de Spencer.</p><p>La gata aulló y salió disparada; la bruja lo miró con ira. Sus ojos le recordaron a las rocas mojadas por el mar, golpeadas por olas infinitas. </p><p>—Es mi factura de la luz. —Las palabras salieron más bruscas de lo que había pretendido.</p><p>La bruja presionó los labios hasta formar una línea todavía más fina, mientras respiraba a través de la nariz. También le había hablado de malas maneras la noche anterior, cuando él había sugerido que pidieran tacos para cenar. Spencer había bufado indiscriminadamente, estudiando las posturas erizadas de ambos sin tomar partido, y se marchó ofendida por la puerta cuando Michael la abrió para coger el correo.</p><p> ¿Sabía ella que había encontrado el libro? Y si lo sabía, ¿por qué no lo sacaba a la luz y decía algo o le lanzaba un maleficio? O lo que fuera que hicieran las brujas cuando se enfadaban. Podía convertirlo en un sapo y la casa sería toda suya. Ni siquiera tendría que compartirla. Puede que para las brujas fuera como los vampiros y ella necesitara que la invitaran a entrar o no hubiera podido quedarse. No tenía ni idea de cuáles eran las reglas, si es que las había.</p><p>La bruja se revolvió sin moverse. La tensión se veía en su mandíbula apretada. Ahora, más que rocas mojadas por el mar, sus ojos le recordaban a los relámpagos atrapados bajo una piel de nubes negras.</p><p>Solo quedaba un día para Halloween. La bruja había dicho que se quedaría hasta Halloween al menos y que el resto dependía de él. ¿Significaba aquello que se suponía que él tenía que cocinar la poción? ¿Que estaba destinado a traicionarla?</p><p>—¿Por qué yo? —preguntó Michael.</p><p>No tenía intención de hablar en absoluto. Los ojos de la bruja se volvieron del color de ciertas serpientes que Michael había visto en un documental: el tipo que se oculta en la arena y se desenrosca al instante para atacar.</p><p>—Porque esta casa necesita una bruja. —La bruja devolvió las palabras como una bofetada—. Y yo pensé que tú también necesitabas una. Pero es posible que me equivocara.</p><p>Aunque ella no se había movido, de alguna forma había plegado el espacio entre ambos. Estaban frente a frente, la bruja se inclinaba hacia él, la nariz de ella apuntándole como si lo acusara.</p><p>—Lo único que quiero es vivir una vida normal. ¿Estoy pidiendo demasiado? —Michael dio un paso atrás. El café se derramó por los bordes de la taza, apenas esquivando los dedos de los pies de la bruja.</p><p>—Sí. —La puerta se cerró de un portazo detrás de Michael, puntuando la palabra. Sobresaltado, Michael dejó caer la taza: los trozos de cerámica salieron disparados por el suelo.</p><p>La bruja hizo un gesto de impaciencia con la mano y las esquirlas de cerámica volaron atravesando el pasillo hasta la cocina bombardeando el fregadero como granizo.</p><p>—La vida no es justa. Nadie decide si va a tener una vida normal y feliz o no. Si pudieran, ¿crees que alguien se pondría enfermo o dejaría que le rompieran el corazón? ¿Moriría alguien? No funciona así.</p><p>Las muertes de la bruja volvían a verse en sus ojos. Y los mismos ojos pasaron rápidamente de la luz de la luna a setas venenosas y de ahí a tsunamis y a llamas. Su calor, su frío, su conmoción le hicieron dar otro paso atrás. Michael abrió la boca, pero la bruja giró sobre los talones y subió las escaleras dando pisotones.</p><p>Las tablas del suelo temblaron cuando cerró la puerta de un portazo y el polvo del yeso cayó del techo. Michael parpadeó, la arenilla entró en sus ojos.</p><p>Algo en su interior se tensó y retorció. La vida de ella no era justa, pero tampoco lo era su ira. Lo único que él había hecho había sido mudarse a una casa con ventanas del revés y unas escaleras hechas de naufragios. Y no es que se le pudiera culpar por aquello.</p><p>—Mierda.</p><p>Las pantuflas de Michael golpearon sus pies desnudos mientras subía las escaleras. Dentro de su batín, el sudor se acumuló en las lumbares. Llamó a la puerta de la bruja y esta se abrió.</p><p>—Lo siento —le dijo a la habitación vacía.</p><p>Michael se quedó con la boca abierta. La cama, la cómoda, el candelabro… todo había desaparecido. Y la bruja también. Una telaraña de aspecto cansado colgaba del lugar donde había estado la jaula, revolviéndose con una corriente de aire. Las ventanas, sin cortinas, dejaban pasar una luz gris, mostrando los cuerpos disecados de arácnidos en los rincones. El polvo se hinchó, arenoso bajo sus pies. </p><p>El completo vacío de la habitación lo atravesó como un disparo, una corriente ascendió como una lanza desde las plantas de los pies y por toda su espina dorsal. Era el peor tipo de ausencia y lo lanzó a correr por las escaleras con terror irracional. La bruja se había ido tan concienzudamente que era como si nunca hubiera estado allí.</p><p><br /></p><p>La casa se doblegaba bajo el peso insustancial de la nieve. No, estaba de luto. Hasta la médula, la casa sentía melancolía por la pérdida de la bruja. Como la presencia de fantasmas, se escuchaban sonidos y se olían aromas al límite de la percepción. Al girar una esquina, captaba un deje a mar. No se atrevía a tocar las paredes, porque sabía que llorarían con una humedad salada contra su piel. Una nota no tocada en un clavecín se habría con un suspiro y un temblor desde el tejado hasta el sótano, donde un gato negro yacía enterrado en la esquina izquierda más alejada.</p><p>Tenía que conseguir que la bruja regresara.</p><p>Michael salió una hora antes de la media noche con una taza de medir, las manos metidas en los bolsillos. Halloween esperaba al otro lado del tictac del reloj, reunido con las hojas caídas, las alas de murciélago y las nubes pasando frente a la luna. La nieve había parado, pero el frío había aumentado. Todo el año esperaba a girar sobre este punto; el mundo adelgazaba. No era solo la casa; aquella noche también necesitaba una bruja.</p><p>Un gato negro pasó como un rayo frente a él. Podría haber sido Spencer o un gato callejero cualquiera, no sabría decirlo. El gato no se detuvo. Michael miró furtivamente a ambos lados. Cuando estuvo seguro de que se encontraba a solas, utilizó la cuchilla de afeitar que se había metido en la chaqueta para rasurar la escarcha de la calabaza del vecino.</p><p>Se sentía idiota. Era la noche del Demonio. Los polis estarían en alerta. ¿Qué pensarían de un hombre con una cuchilla (aunque fuera una Bic desechable) que acechaba frente a las casas de sus vecinos, prestando demasiada atención a sus calabazas?</p><p>Pero no tenía alternativa. Tendría que hacer la poción y beberla el mismo. Él era el huésped indeseado al que había que echar. Entonces la bruja regresaría a casa y todo iría como se suponía que debía ir. No era algo racional, nada en relación con la bruja lo era. Lo sabía en la médula de sus huesos, conocía la verdad. Tenía que hacerla volver, porque si no lo hacía… Porque si no lo hacía, no habría una bruja allí.</p><p>La lógica fallaba tanto como la lógica de las brujas en general. Así que parecía lógico que su plan fuera a funcionar. Tenía que funcionar. </p><p>Se trasladó a la siguiente casa, la siguiente calabaza. Cuando llegó al final de la manzana, la taza estaba un cuarto llena. Para cuando había rodeado otra manzana, la taza de medir estaba medio llena. </p><p>Su vida había sido normal y aburrida hasta que la bruja había aparecido. Entonces fue y tuvo que oler a humo, al mar, a canela, y hacerle ver que la vida era terrible e injusta. Y hermosa, también.</p><p>Porque la casa se acomodó alrededor de la bruja y sus pisadas fuertes sobre las tablas de madera del suelo lo reconfortaban. Dormía mejor con ella en la casa y Spencer, hecha un ovillo sobre su pecho, mantenía alejadas a las pesadillas. Y porque la bruja regresaba siempre, sin importar lo horribles que fueran sus muertes. La fuerza de la misma vida o el deseo de ella de intentarlo de nuevo, de vivir en sus propios términos, no la dejaba abandonar. Era innegable e inexorable. Como la aparición de la luna en el cielo nocturno y cenar espaguetis los martes. Como las brujas y los gatos negros. Y eso era algo. Eso era magia.</p><p>La taza estaba llena. Michael la sostuvo en alto y observó cómo la escarcha se derretía bajo la luz de la luna. Tal vez, solo una vez, la vida podría seguirle la corriente y pretender ser justa después de todo. Si las brujas eran reales, ¿no era posible cualquier cosa? </p><p>En Halloween, Michael infusionó los ingredientes de la lista de la bruja como si fueran té. Los vertió en un tarro de mermelada y dejó que se enfriaran. El líquido resultante era de un dorado rojizo, el color del ámbar en los museos.</p><p>Michael sostuvo el tarro entre las manos. Había esperado que bullera con poder, pero solo chapoteó cuando lo movió de un lado a otro. El contenido dejó lágrimas en el cristal, como el alcohol del bueno. Quería decir que lo sentía. Quería que regresara y le dijera su nombre. Quería que pudiera explicarse y quería tener la oportunidad de hacerlo él también. Y echaba de menos a Spencer.</p><p>Michael olfateó la poción. Después de todas las cosas a las que la bruja olía, el humo y el océano, la cuerda mojada y los coches estrellados, el líquido en el tarro de mermelada olía a nada. Ni al candy corn ni a las manzanas blandas, medio podridas. Enroscó la tapa y se metió el tarro en el bolsillo.</p><p>Aunque apenas habían pasado las doce de la mañana, Michael Remmington decidió que ya iba siendo hora de que se emborrachara hasta las trancas.</p><p>En algún momento después de la puesta del sol, comenzó a llover.</p><p>¿Habría niños pidiendo caramelos bajo aquel diluvio? En vez de Spiderman, irían todos disfrazados de niño-en-chubasquero. Soltó una risita, pero en realidad era muy deprimente. Sacó el tarro de mermelada, observó cómo la luz se deslizaba a través del líquido mientras lo hacía girar y girar. Tenía que encontrar a la bruja. Tenía que verle beberse la poción. Tenía que saber que lo sentía.</p><p>Apartó la silla de la mesa. La puerta de entrada estaba a kilómetros de distancia, pero consiguió alcanzarla de alguna forma, y dando un paso se adentró en la lluvia torrencial.</p><p>Un Jack-o-lantern tallado de una calabaza que no recordaba haber comprado descansaba al final de los escalones del porche. La tapa se había movido y la lluvia había ahogado la vela. A lo largo de la calle, otras casas sufrían del mismo modo.</p><p>—Feliz Halloween de mierda —le dijo a la nada.</p><p>Ni siquiera podía gritar el nombre de la bruja. El líquido chapoteaba incómodo en su estómago y en su bolsillo: el alcohol y el preparado de la bruja. Unos pocos padres valientes con paraguas conducían con rapidez a los chavales de una casa a otra. Nadie parecía feliz.</p><p>Michael se abrió paso hasta la calle principal y el zumbido de los coches. Podía imaginarse a la bruja pasando por delante de la biblioteca y la tienda de alimentación; habría llegado al final de la acera, pero siguió andando. No estaría descalza, pero tendría la maleta agarrada con una mano y no llevaría paraguas. Spencer, empapada y deprimida, la seguiría pegada a sus talones.</p><p>La localizó un poco más adelante.</p><p>Michael se detuvo, parpadeando para quitarse el agua de los ojos. La bruja tenía exactamente el mismo aspecto que se había imaginado, lo que le hizo sospechar que era una ilusión. O que el alcohol lo había vencido. Rompió a correr.</p><p>Una súbita corriente de aire arrancó hojas de los árboles y las depositó suavemente sobre la acera. El agua cayó de lado. Michael resbaló y casi se torció el tobillo.</p><p>—¡Eh! —El diluvio le robó la voz.</p><p>La bruja no se giró. Incluso a través de la lluvia podía oír el taconeo regular de sus pasos. Agarraba la maleta con ambas manos y su falda negra se le pegaba a las piernas, la tinta sangraba contra su piel, sangraba sobre la acera, sangraba hacia la oscuridad. </p><p>Si alcanzaba el final de la acera, se perdería para siempre. Michael sentía que aquello era cierto en la médula de sus huesos. Cualesquiera que fueran las reglas que gobernaban a las brujas lo marcaban así; ahora esas reglas también lo gobernaban a él.</p><p>Siguió caminando, medio corriendo medio cojeando. Extendió la mano hacia su hombro. La bruja se giró hacia él y gritó algo, pero el viento lo arrastró.</p><p>Unos rizos empapados se le pegaban a la bruja a las mejillas. Giró la maleta como un arma, y Michael se agachó. Se resbaló de nuevo, raspándose la palma de la mano.</p><p>La bruja bajó la acera dando un paso.</p><p>El corazón de Michael se sacudió.</p><p>Una sombra negra pasó a toda velocidad por su lado. Spencer.</p><p>Unos faros barrieron la curva de la carretera, cerniéndose sobre la bruja. Michael salió disparado, cegado por la lluvia, borracho.</p><p>Es posible que gritara mientras bajaba de la acera, siguiendo a la bruja, persiguiendo a la gata. La bruja se giró, con la boca abierta, pero no podía oírla. Los faros la destiñeron y volvieron sus ojos del mismo color que la tormenta.</p><p>Colisionaron en pleno vuelo.</p><p>Ella le apartó de un empujón o él la apartó. O se apartaron mutuamente. Unos frenos rechinaron y por encima del ruido, un sonido como de alas y todo octubre levantando el vuelo llenó el aire. Contra todo sentido común, escuchó cómo el tarro de mermelada se deslizaba fuera de su bolsillo y se convertía en astillas diminutas de cristal y cómo la poción mágica desaparecía limpiada por la lluvia. </p><p>Un montón de agua le golpeó en la cara. Michael subió un brazo para protegerse los ojos y el parachoques de un viejo Oldsmobile del 67 se detuvo a milímetros de su pierna.</p><p>—Virgen santa, ¿estás bien? —La mujer, empapada al instante de bajar del coche, dejó el coche atravesado en el centro de la carretera, la puerta abierta.</p><p>Algo le dio un empujoncito a Michael en la pierna. Spencer se enredó alrededor de sus tobillos, arrastrando su cola calada por encima de la pierna de su pantalón. No había rastro de la bruja.</p><p>—Mi gato —dijo Michael.</p><p>Se dobló y cogió a Spencer en brazos. El bulto de pelos mojado ronroneó más alto de lo que la había oído ronronear jamás.</p><p>—¿Qué?</p><p>—Está bien —dijo él.</p><p>La mujer lo miró fijamente. Después de un instante asintió, parecía más asustada que preocupada. Volvió a subirse al coche y cerró la puerta. Michael sostuvo a la gata mientras escuchaba su ronroneo, mientras escuchaba el ronroneo del motor de la mujer. La lluvia aflojó, todavía cayendo en diagonal frente a los faros que cortaban la noche. Se dio cuenta de que estaba de pie en medio de la carretera y cojeó hasta la acera. La mujer, desdibujada tras las ventanas del coche, sacudió la cabeza, confusa, mientras se alejaba.</p><p>Una sombra yacía al otro extremo de la carretera, algo que podría ser la maleta de la bruja. No estaba seguro. Pero no veía a la bruja. El coche no la había golpeado, ni a él, ni a Spencer. Achuchó a la gata más fuerte hasta que ella se retorció protestando; hundió la cara en su pelo.</p><p>—Venga, vámonos a casa.</p><p>La bruja estaría esperándoles con una taza de té. O no. Pero era posible. Y no había muerto. En aquella ocasión, al menos, la vida había decidido ser justa. La bruja podría seguir viviendo en sus propios términos. Todo era posible en Halloween.</p><p>—Gracias —le dijo Michael a la noche y al año que cambiaba. </p><p>Detrás de la lluvia y de las nubes densas, podía sentir la tajada fina de una luna creciente, luchando por liberarse. Parecía una sonrisa. </p><p><br /></p><p><span style="font-size: x-small;"><b></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgd74ssFAWwbdxVWAnhlHR-IiRAKWrGtOc5y0FPbuQkleyxkiMAJ7My0zU8YdHhHIjE532oVSOMHx_l8tVHFQdliUptyjZ8I7jmrSyZdjWJi-HP7SYOwGebRhqXkVW5uXYvlYd3QVawtyXA2NwKW7Aw-ORF1CsHPyJdIPQWaAh6XcK_2HgLXsDXlR_A/s7360/ACW2.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="7360" data-original-width="4912" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgd74ssFAWwbdxVWAnhlHR-IiRAKWrGtOc5y0FPbuQkleyxkiMAJ7My0zU8YdHhHIjE532oVSOMHx_l8tVHFQdliUptyjZ8I7jmrSyZdjWJi-HP7SYOwGebRhqXkVW5uXYvlYd3QVawtyXA2NwKW7Aw-ORF1CsHPyJdIPQWaAh6XcK_2HgLXsDXlR_A/s320/ACW2.JPG" width="214" /></a></b></span></div><span style="font-size: x-small;"><b>Los relatos de A.C. Wise han aparecido en publicaciones como Uncanny, Tor.com, and Clarkesworld, entre otras. Ha publicado dos colecciones con Lethe Press, y una novella con Eye Books. Su primera novela, Wendy, Darling, se publicó en Titan Books en junio de 2021, y una nueva colección, The Ghost Sequences (Las Secuencias Fantasma), se publicó en Undertow Books en octubre de 2021. Su trabajo ha ganado el premio Sunburst a la excelencia en la literature fantástica canadiense y ha sido finalista para los premios Nebula, Sunburst, Aurora y Lambda. Además de su obra de ficción, contribuye con columnas de crítica literaria en la revista Apex y en The Book Smugglers. Puedes encontrarla en www.acwise.net.</b></span><p></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-32024084869813971602022-11-26T09:32:00.003-08:002023-03-17T03:47:36.267-07:00Capítulo #62 - Nunca Más, de Claudia Andrade<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_96711020_6_1.html?c1=ad90a9" width="100%"></iframe>
<h1 style="text-align: left;">Nunca más</h1><h4 style="text-align: left;">po Claudia Andrade Ecchio </h4><p><br /></p><div style="text-align: justify;">Quieres saber tres cosas sobre mí. ¿Solo tres? Sí, con eso basta. Dale. Tres entonces. Una, digo levantando el índice derecho. La morcilla es repugnante. Su mueca me lo dice todo. No era lo que quería escuchar. Tres cosas importantes, recalca. ¿Solo tres? Sí, solo tres. Veamos. No me gustan los zorzales. ¿Te dan susto? Sí, o sea, no. Simplemente me dan asco. Es que me recuerdan algo que prefiero olvidar. Me mira, interrogante. No sé cómo explicarte. Es una asociación rara. De esas que se hacen de manera inconsciente, ¿cachai? Sí. Estaba anocheciendo. Venía de regreso a la casa después de hacer un encargo. Un día como cualquiera. O eso creí hasta que los vi. Eran dos. De esos comunes y corrientes. ¿Normales? Súper. Tenían hambre, eso sí. Se les notaba. Y el alimento estaba ahí, a la vista. Se turnaron hasta sacearse. ¿Y tú? Yo qué. ¿Qué hacías? Me quedé tiesa, mirándolos. Me dieron arcadas, no sé por qué. Si solo estaban atareados en lo suyo, indiferentes. Siempre actúan así. <span><a name='more'></a></span>¿Así cómo? Indiferentes. Cierto. ¿Recuerdas algo más? El aleteo de sus alas. Las plumas opacas. El canto. ¿Nada más? El recuerdo empuja por salir, pero lo detengo en seco. Nada más. Ya te dije. No me gustan los zorzales. Punto. A mí tampoco, me confiesa. Entonces somos dos. Sonreímos. Me distrae un ruido. Como de alguien removiendo la tierra. Te faltan dos, me dice, volteándome la cara. Sus ojos en los míos, brillantes. De veras. Eran tres cosas, ¿verdad? Sí, solo tres. Dale. Me gusta caminar entre los juncos. Rozarlos con las puntas de mis dedos. Como tanteando. Así los escojo. ¿Para qué? Para las cestas. Mi abuela me enseñó el arte. Sus manos están curtidas como las mías. Mira. Las observa sin mucha curiosidad. ¿Y te siguen gustando? ¿Qué cosa? Los juncos. No sé. Creo que ya no tanto. Ese día se sintieron diferentes. ¿Qué día? Ese, el del viento raro. Venía del sur. Un mal agüero. Muy malo. Mi abuela siempre me decía que había que tener cuidado, porque ese viento oculta la luna y atrae la maldad. Las abuelas siempre tienen la razón. Siempre. Ahora que lo pienso, es el mismo día. ¿De cuando viste a los zorzales? Ajá. ¿Estaban entre los juncos? Sí. No. No sé. Ya te dije. Quizás estoy mezclando las cosas y haciendo asociaciones raras. De esas que no tienen explicación. ¿A ti no te pasa? A veces. Pero ahora no se trata de mí sino de ti. Verdad. Y tú crees que es el mismo día. Podría ser. Los zorzales se movían contra el viento. Entre los juncos. Hacia mí. ¿Recuerdas algo más? Sus patas rápidas. Sus picos amarillos. El canto. El recuerdo está ahí, a la vuelta de la esquina, pero lo detengo. No quiero, le digo. Yo tampoco. Respiramos. Me distrae otra vez un ruido. Como de alguien siendo arrastrado. Sus tres dedos me nublan la vista. Eres insistente. Hay que serlo. El tiempo se nos va. Oka. Quieres saber tres cosas sobre mí. Asiente. ¿Solo tres? Solo tres. Me falta una entonces. Una. Dale. Me carga la oscuridad. En las historias de mi abuela las cosas malas siempre pasan de noche. Por eso trataba de no atrasarme. Nunca. Pero ese día te atrasaste. ¿Cuál día? El del viento raro. Sí, me atrasé. Me quedé conversando con la señora más de la cuenta. Me preguntaba por mi abuela. Si estábamos bien. Ya sabes, por las amenazas. Me mira, esperando. Querían que nos fuéramos y les dejáramos todo. Que firmáramos, pero no quisimos. Y se te hizo tarde. Mucho. Pensé que me quedaba tiempo, porque todavía había algo de luz. Por eso pudiste verlos. ¿A quiénes? A los zorzales. Sí, los vi venir. Agazapados, entre los juncos. Sus cuerpos robustos. Sus pupilas en las mías. El canto. El recuerdo se apura. Está casi casi. No lo detengo esta vez. ¿Gritaste? No. Si ya te dije, me quedé tiesa. Te dieron asco. Demasiado. Les vomité encima, por eso se enojaron. Querían sacearse sin mancharse. Quedarse limpios, ¿cachai? Sí. Creían que podrían salirse con la suya. Creían, pero no fue así. Me distrae un ruido. Como de piedras grandes apilándose. La garganta se me aprieta. El recuerdo llega, apremiante. El grito de los zorzales. El primer golpe. Uno cayendo. El otro aturdido, mirando de un lado a otro, sin entender. Y justo ahí, la veo a ella, palo en mano, decidida. El segundo cae sobre mí. Me lo quita. Me abraza fuerte. Lloramos. No hay que preocuparse, me dice. Nadie sabrá. Guardaremos el secreto. Lo guardaremos, repito. Porque ellos son los culpables. Solo ellos. Nos hicieron temer a la noche. A los caminos solitarios. A los zorzales entre los juncos. Ya no más. Nos miramos, asintiendo. Las tierras son nuestras, repetimos. Nuestras. No nos las quitarán. Me deja mirar el suelo por primera vez. Y ahí los veo. Casi tapados por completo. Sus cabezas rotas. Sus picos quebrados. El canto apagado al fin. Solo el viento norte entre los juncos. Y nosotras. Colocando las piedras, una sobre otra. Como tejiendo. Quiero saber una cosa sobre ti, le digo. ¿Solo una? Sí, con eso basta. Una entonces, dice levantando el índice izquierdo. La noche ya no me asusta. A mí tampoco. Nunca más.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: x-small;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUQP6O7n_bRJco-rC3QtuBX2oLtRln5AdQx1tahihRIBUf7sz9TPSiphFgn_uLqCcS0KoZJp72E7yQTtMW4JlDJtrOk4bSC21aVJNVDWZ03a15Z5lPx_mXOrb3wce_NPPdNOIvbwJboekcwHwi3SwjEnMHaQ8QWXeM3x3lhltR19QCMAiyOxkXu29x/s2146/Claudia%20Andrade.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2146" data-original-width="1854" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUQP6O7n_bRJco-rC3QtuBX2oLtRln5AdQx1tahihRIBUf7sz9TPSiphFgn_uLqCcS0KoZJp72E7yQTtMW4JlDJtrOk4bSC21aVJNVDWZ03a15Z5lPx_mXOrb3wce_NPPdNOIvbwJboekcwHwi3SwjEnMHaQ8QWXeM3x3lhltR19QCMAiyOxkXu29x/s320/Claudia%20Andrade.jpg" width="276" /></a></div>Claudia Andrade Ecchio es doctora en Literatura Chilena e Hispanoamericana. Ha escrito tres novelas juveniles: "La espera" (junto a Camila Valenzuela), "Maleficio, el brujo y su sombra" (publicada en España por La Máquina que hace Ping) y "Todavía" (novela por la que obtuvo la Medalla Colibrí 2021 y el Premio Fundación Cuatrogatos 2022). Ha publicado tres cuentos: "Nunca más" (en Imaginarias. Antología de mujeres en mundos peligrosos), "La otra" (en Revista Griffo n°40) y "Quintral" (en Revista Cósmica Calavera n°4).</span></b></div><div><br /></div>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-39402551314108840942022-10-02T02:30:00.007-07:002022-10-07T01:03:04.807-07:00Capítulo #61 - Cirque Mecánique, de Kel Coleman<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_93224978_6_1.html?c1=805233" width="100%"></iframe>
<p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><br /></span></p><h1 style="line-height: 1.295; margin-bottom: 0pt; margin-top: 2pt; text-align: left;"><span style="font-weight: normal;">Cirque Mécanique</span></h1><h3 dir="ltr" style="line-height: 1.295; margin-bottom: 0pt; margin-top: 2pt;"><span style="font-weight: normal;">por Kel Coleman</span></h3><p style="text-align: justify;">Un escarabajo negro se escabulle por la Fila H, asiento 12, sin preocuparse por los gemidos metálicos ahí abajo. Se detiene cuando un foco distante corta la oscuridad y revela una figura de pie sobre un podio chato en el centro de la pista. El escarabajo debería saltar al pasillo de nuevo. encontrar el agujero en la carpa por el que entró arrastrándose, y dirigirse a casa. Pero en lugar de eso, espera a ver qué ocurre después.</p><p style="text-align: justify;">La maestra de ceremonias, como todes les artistas del Cirque Mécanique, es una maravilla de la ingeniería de principios del siglo XXII. Su piel se desprendió hace años, pero así es mejor porque permite asombrarse a sus huesos brillantes de un gris carbón, la musculatura minimalista de polímero, y el despampanante despliegue de motores, cilindros, pistones y circuitos de estaño.<span></span></p><a name='more'></a><p></p><p style="text-align: justify;">Vestida con un lujoso chaleco de azules pavo real y verdes, la maestra de ceremonias gira en un círculo cerrado, y sus brazos se despliegan ampliamente para recibir a su público. Su mirada se desplaza por las gradas, los ojos bulbosos y lechosos sobresalen en el cráneo desnudo de metal.</p><p style="text-align: justify;">El escarabajo duda en el borde del asiento: la maestra de ceremonias tiene la capacidad de hacer que cada espectador se sienta especial y visto.</p><p style="text-align: justify;">Los altavoces regresan a la vida con un restallido mientras el momento de los aplausos pasa.</p><p style="text-align: justify;">—¡Hola, hola, hola! ¡Bienvenidos! —La voz de la maestra de ceremonias gotea con la dulzura pegajosa de las manzanas bañadas en caramelo—. ¡Gracias por elegir al Cirque Mécanique, el primer circo mecánico del mundo!</p><p style="text-align: justify;">Una banda de viento alegre mana de los altavoces y todas las luces se encienden.</p><p style="text-align: justify;">Tres acróbatas, distribuidos en un semicírculo alrededor de la maestra de ceremonias le dan vueltas a unas tuberías gruesas de cobre como si fueran bastones de malabares. De sus esqueletos cuelgan hechos harapos unos trajes chillones de lentejuelas. Tras ellos, dos elefantes descomunales dan pisotones con sus patas de metal; sus flancos y las trompas oscilantes se aferran a los restos de una piel gris marronácea llena de arrugas.</p><p style="text-align: justify;">Pasan diez segundos de silencio relativo, cortado únicamente por unas alegres trompetas, tubas y trombones, mientras la maestra de ceremonias deja tiempo para más aplausos. Entonces, mientras sigue girando lentamente, dice:</p><p style="text-align: justify;">—Sea éste su primer o quincuagésimo espectáculo con nosotros, les esperan muchas sorpresas. No hay dos espectáculos iguales. Y dado que nuestros artistas son todos robots de última generación, incluida yo misma, y que funcionamos casi exclusivamente con energía solar, nuestro circo es cien por cien compasivo y está poniendo de su parte por rescatar al medio ambiente. Así que, agarren un paquete de palomitas o una bolsa de caramelos del vendedor más cercano, recuéstense y sumérjanse en la magia de nuestro… ¡Cirque Mécanique!</p><p style="text-align: justify;">Con esa frase, la maestra de ceremonias comienza a caminar de espaldas y atraviesa el suelo de arena falsa, en una media reverencia, y desaparece detrás de la cortina del escenario. Fuera de la pista, los pistones de los acróbatas trabajan extra para propulsarlos a lo largo de trucos complicados y sobre las espaldas de los elefantes con el sonido de metal contra metal. Detrás de la cortina, la maestra de ceremonias espera que nada salga mal.</p><p style="text-align: justify;">De todos los artistas que quedan, ella es la única consciente de lo que este lugar es y de lo que podría ser de nuevo si la dueña, Edith, el personal humano y las multitudes regresaran. Sabe que no debería malgastar el lubricante y lo que queda de sus trajes y su cuerpos, pero monta un espectáculo una vez al año con la energía solar almacenada. Es lo único que mantiene en movimiento sus huesos rechinantes.</p><p style="text-align: justify;">Durante el decimocuarto espectáculo después de los humanos, la cuerda floja (suelta por falta de mantenimiento) dejó caer a dos artistas al suelo, rompiendo la cadera de plástico de uno de ellos y rompiendo un total de nueve filamentos de aluminio en el brazo del otro. La maestra de ceremonias prácticamente renunció en ese momento, casi decidida a no recargarse a sí misma. Había querido unirse al resto de su equipo en su olvido oscuro. Pero la presencia de Edith había atravesado los años como un eco, conservada en su disco duro.</p><p style="text-align: justify;">Estímulo: Noche lenta, con fallos en los departamentos de sonido y luces. Tres clientes se marchan.</p><p style="text-align: justify;">Efecto: Preocupación.</p><p style="text-align: justify;">Respuesta: Fruncir el ceño, pasarse los dedos por el pelo.</p><p style="text-align: justify;">Estímulo: Edith coloca su mano sobre tu hombro. Dice: “El espectáculo debe continuar, querida. Con tanto amor y consideración como cuando empezó”.</p><p style="text-align: justify;">Efecto: Consuelo, afecto.</p><p style="text-align: justify;">Respuesta: Dejar de fruncir el ceño, hacer contacto visual con Edith, sonreír.</p><p style="text-align: justify;">La noche del accidente de la cuerda floja, la maestra de ceremonias apagó a los artistas hechos añicos y los dejó en el almacén. Era lo mejor que podía hacer por ellos. Se mantuvo a flote gracias a la responsabilidad que sentía hacia el circo y a una esperanza tenue pero mantenida, ajustó el programa para excluir algunos de sus actos más impresionantes como las habilidades aéreas y los trucos sin red, entró dando un paso en su estación de carga y se programó para despertar en 364 días.</p><p style="text-align: justify;">Décadas más tarde, se pregunta: ¿qué sentido tiene realizar ensayos generales que les preparan para nada? Lo único que consiguen es degradar aún más a su tropa y al equipamiento. Sin audiencia, sin Edith y finalmente, sin pasión, la maestra de ceremonias está segura.</p><p style="text-align: justify;">Esta noche es el último broche de oro.</p><p style="text-align: justify;">#</p><p style="text-align: justify;">Cinco payasos se alinean junto a la maestra de ceremonias detrás del escenario. Dos de ellos están montados en monociclos; uno de ellos tiene sujetada a la espalda una cesta de mimbre. Ninguno de ellos habla con ella como solía hacerlo el personal humano. La maestra de ceremonias siente una punzada pero se envuelve en un personaje encantador, no muy diferente al elegante chaleco que lleva puesto, y atraviesa la cortina.</p><p style="text-align: justify;">Los acróbatas están terminando una serie de volteretas aéreas para pasar de la espalda de un elefante a la del otro, etc.; los ruidos metálicos quedan cubiertos por el crescendo de la música de tensión. Entonces cada uno de ellos salta por encima de la bestia esquelética correspondiente formando un arco imposiblemente alto.</p><p style="text-align: justify;">El andar de la maestra de ceremonias flaquea; se queda congelada a pasos de su marca. Tomando prestado la expresión de Edith para los momentos tensos y horribles, susurra:</p><p style="text-align: justify;">—Ay, Dios.</p><p style="text-align: justify;">Cada acróbata clava su triple salto mortal y…</p><p style="text-align: justify;">—Ay, Dios.</p><p style="text-align: justify;">…aterriza al otro lado con un chirrido de rodillas dobladas.</p><p style="text-align: justify;">El aplauso atronador de la maestra de ceremonia rebota en las paredes de la carpa mientras se desliza hacia su podio. Le sonríe de oreja a oreja a los acróbatas, que la miran, pero no la ven. Hacen una reverencia y conducen a los elefantes hacia detrás del escenario, cruzándose con los payasos que entran en aluvión a la pista.</p><p style="text-align: justify;">Los disfraces de los payasos están intactos, aunque un poco polvorientos, rescatados del almacén para este espectáculo final. La pintura de sus caras, círculos y remolinos de color blanco, rosa y negro, está untada directamente sobre sus calaveras. Con una palpitación de placer al ver su obra bajo las luces del escenario, la maestra de ceremonias se permite ser arrastrada a su vórtice de caos. Realiza una buena actuación como si la sacaran a rastras mientras ellos le dan golpecitos, coscorrones y le dan vueltas en círculos, les sacude el dedo y hace aterrizar un buen puntapié en el trasero de uno de los payasos.</p><p style="text-align: justify;">Mientras tanto, el escarabajo cae torpemente del Asiento 12 y se encamina al pasillo, atraído por el derroche de luces. Se pierde la risotada mayor (cuando el muro invisible del mimo provoca que el panadero se caiga del uniciclo. También se pierde al panadero vengándose del mimo aporreándole con unos pasteles de “nata montada” que saca de la cesta de mimbre. El escarabajo se arrastra por el borde de la pista y desciende hasta el suelo de arena falsa en el mismo instante en el que los payasos salen del escenario corriendo.</p><p style="text-align: justify;">Las luces se apretujan formando un círculo ajustado alrededor de la maestra de ceremonias una vez más. Deja que la exasperación cambie su tono y se aparta un pelo ausente de la cara con un soplido exagerado.</p><p style="text-align: justify;">—¡Veremos cómo de divertidos os parecen cuando los mande a vivir a vuestras casas!</p><p style="text-align: justify;">Hace una pausa para las risas. Solo hay silencio.</p><p style="text-align: justify;">—Bien —dice—, nuestro siguiente número no es para los de corazón débil. —La música cambia a cuerdas clásicas, un rasgar tenso de promesas oscuras—. Papás y mamás, recomiendo que protejan a los niños menores de cinco años y les recuerden que no se encuentran en peligro.</p><p style="text-align: justify;">El escarabajo atraviesa la arena a toda prisa, manteniéndose cerca de la barrera alta de la pista.</p><p style="text-align: justify;">La maestra de ceremonias cierra los ojos un momento para saborear la expectativa, y después se gira para enfrentarse a la cortina.</p><p style="text-align: justify;">Los tres acróbatas, desnudos excepto por unos chalecos negros de vinilo, conducen a unos tigres a la pista con unos collares de cadenas. Despellejados hasta los huesos de acero con unos andrajos naranjas a rayas, los gigantescos felinos se dispersan para rodear el podio de la maestra de ceremonias como una amenaza líquida. Tiran de las cadenas y clavan sus garras en la arena, desesperados por conseguir la presa, sus bocas descarnadas emiten unos gruñidos graves. Es la parte favorita de la maestra de ceremonias. Finge sentir terror y escucha.</p><p style="text-align: justify;">El sonido del metal chocando apenas se escucha por encima de las amenazas guturales y los violines lúgubres. Extiende la mano sin mirar, en el mismo instante en que uno de los tigres se lanza hacia ella, y su mano se cierra alrededor de una barra. Esta tira de ella hasta la parte superior de la carpa, y los tigres le rugen a su presa fugada hasta que su atención se dirige a un par de payasos, que entran a la pista con unos aros de gran tamaño. Desde una pasarela estrecha elevada, la maestra de ceremonias observa a los tigres atravesar saltando los aros en llamas con los acróbatas al otro lado haciendo de cebo. Los artistas humanoides siempre realizan un mortal o una pirueta lateral para escaparse, justo a tiempo. Mientras la tensión crece y los escapes ocurren cada vez más y más cerca, la maestra de ceremonias no puede evitar pensar en los perros…</p><p style="text-align: justify;">La tropa de Bichón frisés blancos y peludos podían realizar trucos que ningún perro real podía acometer: apilarse de a ocho y después saltar hasta unos pedestales minúsculos uno a uno, dibujar con sus patitas los retratos de los payasos en la arena, y cabalgar a los tigres por la pista como jinetes feroces. Deberían estar aquí para cerrar el espectáculo, pero fueron los primeros artistas que se vendieron cuando el circo entró en su último mes de funcionamiento.</p><p style="text-align: justify;">Estímulo: Edith carga al último robot peludo en una caja, se seca las lágrimas.</p><p style="text-align: justify;">Efecto: Preocupación.</p><p style="text-align: justify;">Respuesta: Colocar una mano sobre su hombro, decirle “El espectáculo debe continuar”.</p><p style="text-align: justify;">La maestra de ceremonias gira la cabeza para estirar los filamentos del cuello, baja la mirada para la señal que le indique que descienda, y detecta…</p><p style="text-align: justify;">Al principio piensa que solo es una mota de desperdicio, puede que otra pieza que se ha desprendido de uno de sus artistas. Entonces, se mueve. Lentamente, pero definitivamente se mueve siguiendo el borde de la pista, un punto negro contra un fondo beige. Se dirige hacia la cortina y las grietas oscuras de la parte de detrás del escenario.</p><p style="text-align: justify;">La maestra de ceremonias no ha visto una criatura viviente, viva de verdad, en muchísimo tiempo.</p><p style="text-align: justify;">La barra no descenderá hasta la pista hasta dentro de ochenta y seis segundos, y llevaría el mismo tiempo bajar las escaleras hasta el piso principal. Atraviesa corriendo la pasarela hasta que se encuentra por encima de la cortina: el punto negro casi la ha alcanzado.</p><p style="text-align: justify;">Llena de desesperación y la avalancha de algo que pensaba que había perdido, la maestra de ceremonias apuntala una mano en el pasamanos de la pasarela y salta hacia la cortina.</p><p style="text-align: justify;">Sus dedos atrapan</p><p style="text-align: justify;">el aire</p><p style="text-align: justify;">y cae.</p><p style="text-align: justify;">La tela áspera le roza la pierna y hace pinza con los tobillos para atrapar un pliegue de la cortina, lo que le hace balancearse en un arco hasta que acaba patas arriba. El impulso la acerca al suelo y se agarra con fuerza a unos pocos centímetros de tela con sus pies. Desde su perspectiva privilegiada observa a la criatura desaparecer bajo la cortina.</p><p style="text-align: justify;">Podría soltarse, con la esperanza de aterrizar como uno de sus acróbatas, con las rodillas dobladas para absorber el impacto. Pero ¿qué pasa si eso no ocurre?</p><p style="text-align: justify;">Su equipo terminaría el espectáculo, se dirigirían automáticamente a sus estaciones de carga cuando sus baterías estuvieran bajas, y la dejarían rota sobre la pista. Aunque está lista para apagarse, no quiere que Edith la encuentre así si (cuándo) regrese.</p><p style="text-align: justify;">La maestra de ceremonias se balancea para agarrarse con las manos y desciende hasta la pista. Su barra está ascendiendo de nuevo al extremo superior de la carpa, y, abrigada por la alegría de vivir que le ha traído la aparición de la criatura, corre hasta su lugar para acabar el espectáculo.</p><p style="text-align: justify;">La música ha regresado a los vientos alegres y la maestra se une a sus artistas es un frenesí de baile, sonrisas amplias y giros de chaleco.</p><p style="text-align: justify;">Al otro lado de la cortina, el escarabajo viaja por pasillos y escaleras. Pronto se siente cansado y desorientado. Se arrastra por una grieta bajo una puerta, escala algo duro en la oscuridad y encuentra un montón blando sobre el que descansar.</p><p style="text-align: justify;">En la pista, el broche de oro se acaba. Los elefantes han regresado y balancean las trompas, los tigres encuentran el equilibrio sobre las patas posteriores y golpean el aire con las patas; y los artistas humanoides se quedan de pie rodeando el podio. Al unísono, la maestra de ceremonias y su equipo levantan sus miradas obnubiladas y sus calaveras pintadas hacia las gradas y realizan una reverencia.</p><p style="text-align: justify;">Una función maravillosa. La mejor en años. La maestra de ceremonia aprieta las manos que sostiene y superpone a las gradas vacías un recuerdo.</p><p style="text-align: justify;">Estímulo: La multitud está de pie, aplaudiendo con estridencia.</p><p style="text-align: justify;">Efecto: Euforia, orgullo.</p><p style="text-align: justify;">Respuesta: Incorporarse de la tercera inclinación, dar un paso para alejarse de los otros artistas, saludar y lanzar besos a los espectadores.</p><p style="text-align: justify;">Estímulo: Una niña pequeña se sienta en la pared de la pista, te mira.</p><p style="text-align: justify;">Efecto: Genialidad</p><p style="text-align: justify;">Respuesta: Acercarse a ella, sonreír.</p><p style="text-align: justify;">Estímulo: La niña pequeña sonríe, se endereza. El dibujo en su camiseta destaca: la tela de entrada a una carpa a rayas se mantiene abierta gracias una mujer de piel dorada brillante que lleva un chaleco esmeralda.</p><p style="text-align: justify;">Efecto: Deleite, afecto.</p><p style="text-align: justify;">Respuesta: Decirle a la niña pequeña: “Me encanta tu camiseta”.</p><p style="text-align: justify;"> #</p><p style="text-align: justify;">Horas más tarde, la maestra de ceremonias ha limpiado la pintura de las calaveras de los payasos, le ha quitado la piel (o los huesos) a todo el mundo y, por la costumbre, los ha mandado a recargarse al almacén. No les ha programado para despertarse automáticamente dentro de 364 días.</p><p style="text-align: justify;">Ella, también desnuda, se sienta en un baúl lleno de disfraces destrozados, con la columna de metal recta, las manos flojas a los lados. Se queda allí sentada tanto tiempo que su batería emite un sonido de alerta. Hubo un tiempo en el que no habría sido capaz de ignorarlo. Por necesidad, se ha convertido en algo más que su programación. El precio ha sido que también se ha convertido en algo menos.</p><p style="text-align: justify;">Un rato más tarde, otra ristra de bip-bip, bip-bip.</p><p style="text-align: justify;">Y todavía más tarde, bip-bip, bip-bip.</p><p style="text-align: justify;">Cuando algo se mueve en los límites de su visión, la maestra de ceremonias gira la cabeza lentamente. Una diminuta criatura se libera a sí misma del montón de spandex hecho trizas y la mira.</p><p style="text-align: justify;">La maestra de ceremonias habla lentamente, muy lentamente:</p><p style="text-align: justify;">—¿Te… gustó… nuestro… espectáculo? Te… perdiste… el… broche… de… oro.</p><p style="text-align: justify;">Le supone un gran esfuerzo girar la muñeca, pero recibe su recompensa cuando la criatura se acerca y escala hasta la palma de la mano.</p><p style="text-align: justify;">El escarabajo se asusta por una serie de vibraciones frenéticas y trata de escaparse bajando por la tapa del baúl. Se ve levantado en el aire y trata de mantener el agarre en el pulgar de la maestra de ceremonias mientras esta se lo acerca a la cara, bajando la mirada con una sonrisa sin labios.</p><p style="text-align: justify;">—Un… momento… —le dice. Devuelve al escarabajo a la palma con una sacudida y la cierra formando un puño firme pero delicado.</p><p style="text-align: justify;">El mundo del escarabajo se vuelve oscuro y lleno de baches, y se escucha un crujido largo y repetitivo. Pasan varios minutos y piensa en morder la mano que lo sostiene, y después siente un gigantesco empujón y está volcado, con las patas sacudiendo el aire. Después de un chasquido y un repiqueteo, vuelve a estar recto y hay luz.</p><p style="text-align: justify;">—Lamento… eso… —dice la maestra de ceremonias, acomodándose en la estación de carga, con un gran broche rodeando su cintura, unas pinzas introducidas en sus flancos. A su izquierda, los payasos están apagados y cargándose; a la derecha, los acróbatas.</p><p style="text-align: justify;">La maestra de ceremonias sostiene a la criatura a la altura de los ojos. Esta se tambalea de aquí para allá por su mano.</p><p style="text-align: justify;">—Así que… los humanos… están de camino. ¿Sí?</p><p style="text-align: justify;">No espera una respuesta, y si hay una en proceso, no espera entenderla. Es agradable tener a alguien con quien hablar, nada más.</p><p style="text-align: justify;">—Tendría sentido. Si una sola criatura viviente ha encontrado el camino hasta nuestro espectáculo una vez más… la seguirán más. Espero que Edith no esté muy decepcionada. Lo he hecho lo mejor que he podido.</p><p style="text-align: justify;">El escarabajo deja de corretear, le han calmado las vibraciones vocales y la temperatura corporal en aumento de la maestra de ceremonias. El cascarón liso se parece muchísimo al suyo.</p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-size: 12pt; white-space: pre;"> </span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><br /></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span id="docs-internal-guid-68964a3c-7fff-2c41-165e-314ced058d13"><b><span style="font-size: x-small;"><span style="background-color: transparent; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"></span></span></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdTrZzQ36JWsM0J5xogDzqiC09b45PSJIGuojUnM6IJqgKX-qvzrYJKJHtW4bgvrCfwt3idubGlxsUEqvpZbmYgJDSa7lCuClwaAmz94ED-pbfSRAUCBPg9dqblXjlC5BHHdXFuyDECR03aZ0cb4XWEEgyjUovRemoIGpNtlDIYs2FawWi_I9IjjVV/s1000/kel_coleman%20author_photo.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdTrZzQ36JWsM0J5xogDzqiC09b45PSJIGuojUnM6IJqgKX-qvzrYJKJHtW4bgvrCfwt3idubGlxsUEqvpZbmYgJDSa7lCuClwaAmz94ED-pbfSRAUCBPg9dqblXjlC5BHHdXFuyDECR03aZ0cb4XWEEgyjUovRemoIGpNtlDIYs2FawWi_I9IjjVV/s320/kel_coleman%20author_photo.jpg" width="320" /></a></span></b></div><p style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana;"><b>Kel Coleman</b> es autore, editore, madre y ame de casa. Su ficción ha aparecido en <span style="background-color: transparent; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">FIYAH, Anathema: Spec from the Margins, Apparition Lit,</span><span style="background-color: transparent; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> entre otras. Aunque Kel es marilandese de corazón, en la actualidad reside en el área de Filadelfia con su marido, un humano diminuto y un dragón de peluche llamado Pen. Puedes encontrarle en <a href="http://kelcoleman.com">kelcoleman.com</a> y en Twitter como <a href="https://twitter.com/kcolemanwrites">@kcolemanwrites</a>.</span></span></p><p></p><p><span id="docs-internal-guid-6b1b18f4-7fff-3de7-85a8-80928f58620b"></span></p><p dir="ltr" style="background-color: white; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"> </p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-1297766470962820382022-09-18T00:34:00.006-07:002023-03-15T02:32:49.388-07:00Capítulo #60 - La Matina, de Marilinda Guerrero Valenzuela<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_92540534_6_1.html?c1=ecc1da" width="100%"></iframe>
<p> </p><h1 style="line-height: 1.295; margin-bottom: 0pt; margin-top: 2pt;"><span style="font-weight: normal;">La Matina</span></h1><h3 style="line-height: 1.295; margin-bottom: 0pt; margin-top: 2pt; text-align: left;"><span style="font-weight: normal;">por Marilinda Guerrero</span></h3><span id="docs-internal-guid-54b5948a-7fff-884c-c1ed-817eea8dce12"><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: right;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Gracias Gatito</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mi abuelo era un ser híbrido. A veces lo recuerdo alto, otras bajo, ni alegre ni amargado. Su mirada estaba marcada por unos ojos delgados, pequeños y oscuros que me hacían tartamudear. Sus manos largas con venas marcadas simulaban ser garras. Intimidaban mucho cuando las empuñaba. Su rostro y orejas alargadas, arrugas en la frente, pocos dientes al reír. Me recordaba a un coyote enfermo, de andar lento. La joroba (no la vida) lo había hecho agachar la mirada. No tengo recuerdos de salidas con el abuelo. Los que tengo son recuerdos ajenos que me contaron.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Recuerdo la pequeña casa de esquina de mi abuela, sus muros rajados y pintura cubierta de smog por los buses que pasan por el sector. Tenía su encanto a pesar de sus puertas a medio terminar, montones de periódicos en el suelo, olor a café, grasa de carro, la oscuridad que me envolvía cada vez que entraba de la calle. Una pequ</span><span style="font-family: verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">eña luz que iluminaba la entrada al patio central marcaba el camino al patio donde mi abuela improvisó un pequeño cuarto hecho a base de pedazos de madera y, ahí dentro, llegaba a dormir a veces el abuelo. Cuando sabía mi abuela que él llegaría, desde la mañana se iba al mercado y se dedicaba a preparar con tiempo su comida habitual: frijoles, arroz y plátanos fritos. Todo giraba en torno a su llegada, el silencio, el orden. Cuando él entraba, me veía, se acercaba con una sonrisa forzada y me daba unos pequeños pero dolorosos toques con sus dedos pulgar y anular ¡No se queje patojo, esto no es duro, aprenda a aguantar el dolor, sea hombre! Luego se echaba a reír.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mi abuela era la tercera mujer de mi abuelo. Pasaba la noche en casa de ella porque quedaba de camino la casa de la señora Constanza, la otra mujer de mi abuelo. A mi tía Matilde no le molestaba la situación de convivencia de mis abuelos, parecía no importarle muchas cosas. A mi mamá y a mí nos encabronaba ver a mi abuela correr para atender a un señor que nunca estaba, sobre todo porque no intentaba interactuar, solo entraba, comía y se encerraba en ese cuarto improvisado de madera. Muchas veces, sin que nadie lo notara, me acercaba al cuarto para espiarlo desde unas estrechas rendijas que se formaban entre los trozos de madera. A veces se echaba solo a dormir. Pero la mayoría del tiempo lo veía sacar un baúl oculto bajo su cama que, al abrirlo, parecía sacar zapatos, ropa, un machete, muñecos pequeños. Algunas veces los olía o leía un pequeño cuaderno. Luego guardaba todo de nuevo, lo cerraba y metía debajo de su cama, se ponía su traje de policía, su casco y se veía frente al espejo con una sonrisa de coyote viejo orgulloso.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mi tía Matilde usaba una pierna falsa y cada vez que llegaba de visita, en el comedor, se la quitaba para recostarla sobre la refrigeradora mientras ventilaba lo que le había quedado de muslo. Le había puesto . Mi tía creía que la Matina tenía sentido del humor. Yo, la veía contarle chistes y reírse frente al aparato ortopédico. Al morir la enterraron sin ella y mi abuela guardó a la Matina</span><span style="font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">sobre el ropero de cedro que alguna vez fue propiedad de mi bisabuela, cosa que a mi abuelo le disgustó. Con gritos notificó que no le gustaba que anduviera en la casa la pierna de una muerta que podía molestarlo por las noches. Mi abuela por primera vez le alzó la voz. Respondió que ahora ya sabía lo que ella sentía con la presencia de ese baúl que guardaba bajo su cama. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esa misma noche, en el sueño, creí escuchar una risa. Al abrir los ojos me percaté que parecía la risa de mi tía. Tomé la linterna que estaba sobre mi mesita de noche (seguido cortaban la luz en el sector) y bajé de la cama. Vi a la Matina en el patio, frente a la puerta del cuarto de mi abuelo. Ella, volteó a verme y</span><span style="font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">comenzó a dar pequeños brincos hacía mí. Me tiré al suelo protegiéndome con las manos. Sentía a la Matina respirar, reír, sus dedos rozaron mi piel. Me oriné sobre el pantalón de dormir. Entonces mi abuela gritó y me sacudió “mijo qué pasa, te orinaste”. Abrí los ojos y vi que no era la Matina la que me tocaba sino mi abuela asustada. De nuevo en el cuarto, me dije que la Matina no era más que una pierna de muñeca que le había pertenecido a una mujer que era mi tía, que no me podía asustar porque que yo recordara no le había hecho nada malo, a excepción de un par de veces que no la saludé. Pero si había sido real lo que había visto, algo había en el cuarto del abuelo que la había hecho querer entrar. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Al día siguiente mi mamá descubrió el cuerpo de mi abuelo muerto. Hizo los arreglos necesarios para que se lo llevaran lo más pronto posible. No quiero a este señor más en la casa, dijo. En la funeraria se sintió un ambiente de alivio, llegaron las mujeres de mi abuelo. Lucían relajadas, como si les hubieran quitado un gran peso de encima. Mi abuela estuvo un par de horas y se marchó a casa a vaciar el cuarto improvisado de madera. Guardó el baúl debajo de su cama, dijo que no sabía dónde poner esa cosa, que por ella lo tiraba pero no podía hacerlo. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Las conversaciones en casa trataron de no girar alrededor de la muerte, el único que no lo entendía era mi tío que se empeñaba en incluirlo cada vez que hablaba de sus épocas de gloria de policía. Mi abuela le decía “vos porque no sabes qué era vivir con tu papá es que lo vives recordando”. Mi tío no hacía caso y continuaba hablando de lo elegante que se veía cada vez que usaba su uniforme de policía, que “antes sí se respetaba la ley, no como ahora que todo está contaminado, los policías son unos huevos tibios, ya no se hacen las cosas como antes”.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Después del incidente con la Matina me subí con un banco al ropero, la bajé, saludé y creí ver cómo los pliegues en las rodillas esbozaron una sonrisa de agradecimiento por bajarla de ese sitio lleno de polvo y bolsas con ropa vieja. Mi abuela al verme dijo que ya estaba igual que mi tía Matilde y río. Una tarde que mi mamá y abuela me dejaron en la casa y se fueron al mercado como costumbre, bajé a la Matina del ropero y la llevé al comedor mientras comía una manzana. Me dijo que era el momento de abrir el baúl de mi abuelo. Pude ver en ella unos ojos muy serios, mientras lo decía. Ambos sabíamos que había tiempo para intentar abrir ese candado. La Matina señaló con su dedo pulgar mientras los pliegues de su rodilla decían “Jalá ese alicate”. Mi papá me había enseñado muy bien el oficio de la herrería, sabía cómo abrirlo. Lo tomé, doblé una de las armellas para poder sacar el candado y así pude abrir el baúl. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Nos encontramos frente a un montón de papeles, recortes de periódico, unas cuantas fotografías, en una de ellas, estaba mi abuelo con un traje azul, su pistola anclada a su cintura, muy recto, en posición de firmes. En otra foto estaba con el fusil y un casco que se ponía cada vez que lo veía verse frente al espejo. Mi abuelo había participado en la guerra del 44. Encontré machetes quebrados, zapatos, un libro de corte militar que albergaba varios muñequitos con dos banderas, pistolas, papeles y entre ellos una carta de la tía Matilde. La Matina se arrastró a mi lado, me pidió que la leyera, se apoyó en mi hombro y escuchó con mucha atención. Al terminar se movió hacia el lado izquierdo del baúl y me dijo que revisara un cuaderno viejo, deteriorado. Lo tomé, abrí y me encontré con muchos nombres de hombres y mujeres. A la par de cada nombre un procedimiento y fecha. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: verdana; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">25 de febrero 1300 aplicamos tonel durante treinta minutos, se le dejó un rato. Procedimos a aplicarle el martillo. Tres uñas extraídas. 1900 aplicamos capucha. 2000 receso. 0300 fin del interrogatorio. Procedimiento normal de cierre. No dijo nada útil. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Era un cuaderno lleno de nombres, horas, torturas realizadas. Entendí porque las mujeres de mi abuelo lo aguantaban, le tenían miedo. Entendí porque sus manos me atemorizaron tanto así como su mirada. Creí escuchar aullar a un coyote. En algunas descripciones se veía cómo algunos no habían aguantado el procedimiento. Recordé que a mi abuelo le gustaba oler la ropa que estaba ahí, los zapatos que eran de distintas tallas. Sentí escalofríos, unas punzadas que me recordaron a los dedos de mi abuelo fueron presionando mi cuello, lo rodearon, apretaron, su fuerza me alzó al aire, no podía respirar ni defenderme, por un momento, cedió la presión, mi cabeza comenzó a latir muy fuerte, sentí la respiración de alguien en mi oído, algo que parecía olfatear para asegurarse si estaba vivo. Cuando quise abrir los ojos, la presión volvió a instalarse en mi cuello, abrí la boca para respirar, mis ojos se abrieron, una neblina cubrió mi vista, una oscuridad me tenía alzado en el aire, cuando empecé a perder el conocimiento, La Matina se tiró hacia el baúl cerrándolo de un golpe y caí al suelo desmayado. Cuando regresaron mi abuela y mi mamá se horrorizaron al verme tirado, con los ojos abiertos viendo hacia el baúl de mi abuelo y unas marcas de quemadura en el cuello. Cuando decidieron quemarlo, yo tenía a la Matina entre mis brazos. La abracé con fuerza, pedí que no la tocaran nunca, que era mi amiga. </span></p><span style="font-family: verdana;"><br /><br /></span><span id="docs-internal-guid-eccfc8e4-7fff-c78d-4066-95813028d02e"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg07lW_eWtQ_86BOLKp2tDGGfKCgSr5fENHmJh6i-sBn_HuF7pMr5EsxmkbutpEbdav3c1EsJtOTqcyCrCFW2ajCV1JDSIlMyCzS_j8ObtQeEpwSN5iC2vsWiTos8HUa7yb50HicSNixWg_7Nq4GMCxxcvU9f8CnvXYQpfadc-oU-tnS1uUf-5YJD21/s1280/%2360%20-%20Marilinda%20Guerrero.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="1280" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg07lW_eWtQ_86BOLKp2tDGGfKCgSr5fENHmJh6i-sBn_HuF7pMr5EsxmkbutpEbdav3c1EsJtOTqcyCrCFW2ajCV1JDSIlMyCzS_j8ObtQeEpwSN5iC2vsWiTos8HUa7yb50HicSNixWg_7Nq4GMCxxcvU9f8CnvXYQpfadc-oU-tnS1uUf-5YJD21/w357-h268/%2360%20-%20Marilinda%20Guerrero.jpeg" width="357" /></a></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: verdana;"><span style="white-space: pre-wrap;"><b>Marilinda Guerrero Valenzuela (Guatemala ciudad, 1980)</b></span></span> </div><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; white-space: pre-wrap;"><b>Escritora, titiritera, narradora oral.</b></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En narrativa publicó </span><span style="font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Relatos de sábanas</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> (Letra negra, 2011), </span><span style="font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Escenarios de un mundo paralelo</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> (Letra negra, 2012) </span><span style="font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Voyager</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> (subversiva 2015) </span><span style="font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cuando las flores aprendieron a bailar polca</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> (Zopilotes 2020 ) </span><span style="font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Trampas para bosques </span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">(Saqarik, 2021) </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En literatura infantil y juvenil publicó la novela corta </span><span style="font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Odisea de tres mundos</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> (Santillana, 2016) </span><span style="font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Sector 23</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> (Editorial Cultura, 2019) Obtuvo mención honorífica en la rama de literatura juvenil por su cuento </span><span style="font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Sector 23 </span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">en el primer concurso de literatura infantil y juvenil Marilena López (2017)</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Es fundadora de la revista de ciencia ficción </span><span style="font-style: italic; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Exocerebros</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, actualmente tiene una columna, “El huevo rojo” en el periódico digital gazeta, donde habla sobre la ciencia ficción publicada en Guatemala que ha ido encontrando. Ha sido publicada en antologías latinoamericanas y España.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: verdana;">Forma parte del círculo de narradores orales latinoamericanos (CIRNAOLA), participó en el primer encuentro de narradoras orales Las Lobas en Tegucigalpa, Honduras (2018), participó en el 33 encuentro de contadores de historias en Buga, Colombia (2019), participó en el XVI festival internacional independiente Titiritlan Guatemala (2022)</span></span></p></span></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br />Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-60933291923691052502022-08-26T00:05:00.005-07:002022-10-07T01:13:10.191-07:00Capítulo #59 - Las Matemáticas del País de las Hadas, de Phoebe Barton<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_91586559_6_1.html?c1=7dc589" width="100%"></iframe>
<p><span style="font-family: Verdana; font-size: 11pt; text-align: justify; white-space: pre-wrap;"></span></p><h1 style="line-height: 1.295; margin-bottom: 0pt; margin-top: 2pt; text-align: left;"><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span style="font-weight: normal;">Las matemáticas del país de las hadas</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></h1><span id="docs-internal-guid-6b1042e1-7fff-5285-2ef8-ff2ce71b6343"><h3 style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-weight: normal;">por Phoebe Barton</span></h3><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Si tuvieras un motor de curvatura, sería fácil. Las matemáticas son raras de la misma forma que las líneas ley son raras: invisibles pero adivinables. Has logrado escalar montañas más adustas, dedo a dedo. Ya has realizado las compensaciones para el movimiento estelar, la curvatura espaciotemporal y la congruencias hiperespaciales. Has tachado cientos de ecuaciones escritas con tinta de un azul frío como el de los jacintos y las has amontonado en un calcetín de punto bajo la cama, un lugar donde solo a Berenice se le ocurriría mirar. Las ecuaciones que te dirían exactamente dónde tienes que cortar para crear un agujero entre mundos, si tuvieras el cuchillo correcto. Podrías traer a Berenice de vuelta a casa.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">No tienes un motor de curvatura. Sería más fácil conseguir una bomba nuclear, y lo has comprobado: siempre hay demanda de los modelos de menos de un kilotón entre los mineros de asteroides. Los motores de curvatura están encerrados detrás de más llaves que las princesas de las torres y por un buen motivo. Los motores de curvatura son monstruos encadenados dentro de prisiones de niobio, con garras que rompen y desgarran el espacio-tiempo. Nunca antes te habían dado miedo, pero siempre te habían infundido respeto. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pero eso era antes. Antes de que dejaras de pensar en lo que debió ser que aquel monstruo se girara, gruñera y arrastrara a tu Berenice hacia un agujero que desapareció en la oscuridad. Si tuvieras un motor de curvatura podrías seguir, llevando al menos una luz menguante. Al fin y al cabo, sois la princesa de la otra.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hay una alternativa además de los motores de curvatura y las bombas nucleares. Los cuentos antiguos dejan muy claro lo que las hadas cobran por ayudar, pero solo el coste de vivir es insoportable. Así que te arrodillas en los jardines de la estación y le hablas en susurros de tu desesperación a los botones de oro, al mismo tiempo esperanzada y aterrorizada por si tus palabras se abren camino hasta el País de las Hadas. </span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">• • • •</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Es un lugar intermedio, Puerto Psique, una estación espacial en la que los jardines florecen en el interior de un casco pulido. Bajo ella brilla el asteroide 16 Psique, una montaña voladora de hierro frío que ningún hada podría tocar y seguir viviendo. Mas allá, el hueco vacío, vasto y abovedado entre los asteroides y la tierra. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Sabes que eres la única aquí que cree que las hadas son reales, así que has enterrado tu verdad bajo expectativas. Eso, al menos, se te da bien. Tu título oficial es Especialista en Operaciones de Hardware, pero preferirías pensar en ti misma como una herrera. Tus herramientas son diferentes, </span><span style="background-color: white; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">fabricador y versa </span><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">en vez de yunque y martillo, pero el objetivo es el mismo.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La jardinera, Mariko, es una recién llegada a la estación. La ves por el rabillo del ojo cuando te agachas en el jardín y susurras los nombres de las hadas, vocales ácidas y consonantes de obsidiana. La ves ponerse de rodillas con reverencia frente a los botones de oro. Después de un tiempo empiezas a preguntarte: Puede que ella también conozca los nombres de las hadas. Puede que no pueda dejar de bailar entre las flores. Puede que crea. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por lo menos no te es difícil sacar el tema a colación. La jardinera tiene el aspecto alto, cuadrado de piel oscura de una marciana. Les marcianes ahora llaman a sus hadas gremlins, pero nunca fingieron que las hadas no les seguían. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Es lo que tiene Marte —dije la jardinera, con su voz fértil y margosa—. Hay demasiado polvo y falta aire. Pero eso no nos impide construir trampas para gremlins. Si quieres, te enseño.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hace falta ser un tipo especial de hada para vivir en Marte, sin pisadas que seguir y con una tierra que es mitad veneno, mitad hierro frío. Son las hadas que aprendieron a destrozar los motores de los aviones con los dientes, a hacer arder los cables de control con una mirada, y cuando las primeras sondas a Marte despegaron, los gremlins fueron con ellas. En la Tierra, son un fastidio; en Marte, con sus praderas dentro de burbujas sobre planicies hostiles, son cataclismos. Pues claro que les marcianes habían desarrollado sus habilidades para atraparlos.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Gracias —dices. Después de todo, siempre existe la posibilidad de que una nave llena de gremlins atraque en Puerto Psique.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Una trampa para gremlins, te cuenta, es sencilla: la forma prevalece por encima de la función. Engranajes que no están conectados a nada, circuitos que se cierran sobre sí mismos, interruptores que se apagan solos. Hazlo lo suficientemente complicado y los gremlins acudirán en manada y mientras tratan de averiguar cómo hacerlo pedazos, no se dedican a hacer pedazos el sistema de mantenimiento vital. Una vez deja de funcionar, entonces es cuando lo sacas y lo aplastas con un mazo, y a todos los gremlins atrapados con él. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Claro, es mejor cuando entiendes a los gremlins como una metáfora —dice Mariko—. Pero eso no lo hace menos cierto, ¿verdad?</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El proyecto te proporciona una distracción, al menos. Nunca hacías este tipo de actividad con Berenice y a esta distancia del sol, puedes distribuir los engranajes para que eclipsen tu dolor. Aun así, te preocupas. No eres marciana; tu comunidad nunca se preocupó por los gremlins. ¿Acaso hablan los gremlins, a los que les interesan tanto la tecnología y las máquinas, con las hadas?</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Entonces es cuando te das cuenta de que hay una alternativa. No tiene sentido susurrarle a los botones de oro: ningún hada querría encapricharse de algo tan alejado de las verdes colinas de la Tierra. La trampa para gremlins es una parte, no un todo. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Entonces te das cuenta de que también necesitas construir una radio.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">• • • •</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Es difícil hacer que las ondas de radio fragmenten el espacio-tiempo de la forma en la que lo hacen las naves. En casi doscientos años de libertad más rápida que la luz, nadie ha logrado descifrarlo. Los puntos de curvatura permiten a las naves navegar a su través intactas, pero nunca ha habido una emisión que no se haya recibido como un crujido mezclado, indistinguible del eco del comienzo de todo. Lo único que puedes hacer es esperar que nadie haya intentado esta solución en particular todavía, y por eso lo siguen llamando imposible.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Al menos sabes dónde puedes hallar un respiro de tu lucha. En tus sueños, bailas con Berenice entre las saxífragas y las bocas de dragón. Ojalá fueras una oniromance, así podrías pedirle disculpas aquí. Esta noche te sientas con ella junto a un estanque cristalino y sigues el recorrido de los capacitores y las antenas en el agua clara e inmutable.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Podrías quedarte aquí —dice Berenice, pero no es Berenice en absoluto. Es el reflejo de ella que vive en tu cabeza, el disfraz que construiste a partir de momentos dulces y de calidez, de besos que permanecen y de todas las veces en que hablasteis de mudaros a Venus para que un día durara tanto como un año—. Estaríamos juntas. ¿No es eso lo que quieres?</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Te quiero a ti —dices. Cuando la besas, sus besos son niebla y su aliento es un susurro distante—. La tú que va a ascender de la oscuridad. No a tu eco.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Estás muy segura de que existe una escalera. —Berenice hunde dos dedos en el estanque, los hace cortar el diagrama de un circuito, los presiona contra tus labios. No tienen peso, no tienen presencia—. ¿Qué pasa si no existe?</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Nunca hay un no existe —dices, aunque tienes que forzar las certezas—. Las hadas lo sabrán.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Las hadas son leyenda. Mitos. ¡Fantasía! —Berenice te mira fijamente a los ojos, y tú le devuelves la mirada a las dudas que has mantenido reprimidas durante tanto tiempo. Sus ojos son negros como el espacio, moteados con indicios de estrellas—. Estás buscando en la oscuridad. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Entonces me abriré paso escuchando. —No debería suponer mucho. El latido del corazón de Berenice debería ser suficiente. Si el sonido pudiera atravesar el espacio, estás convencida de que podrías oírlo a través del sistema solar—. Lo que haga falta para abrir el camino.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La melancolía del sueño persiste después del despertar, y afila el resplandor amargo que cubre tu lengua. Pero no importa. Aquí, en el espacio, no existe un momento en el que no estés cayendo. </span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">• • • •</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Construir la radio no lleva mucho tiempo; no has sobrevivido tanto tiempo en Puerto Psique y en lugares similares siendo una mujer sin habilidades. Es un desafío, comparado con la simplicidad compleja de la trampa para gremlins, y estás ansiosa por </span><span style="background-color: white; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">mejorarla</span><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. Forjas una caja de hierro frío para atemperar las voces tentadoras de las hadas. Alrededor de los circuitos entretejes patrones de seda de araña, para rasguear suavemente los impulsos que atraviesan la red del universo. Tallas una segunda antena con la rama de un serbal, para que guíe tus palabras de forma directa y fiel a la verdad. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Terminas el trabajo trescientos cuarenta y tres días después de que la embarcación científica Tabetha Boyajian pusiera en marcha su motor de curvatura en el espacio ordinario y desapareciera, llevándose a Berenice y a todos sus compañeros de tripulación en un viaje que jamás habían previsto. Nadie sabe a dónde va una nave que se curva en el espacio ordinario. Tal vez (esperas) fueran al País de las Hadas. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Es un diseño fantástico —dice Mariko cuando se lo enseñas. Se lo tenías que contar a alguien, y de todas las personas a bordo de Puerto Psique, estás segura de que ella es la única persona que podría comprenderlo—. Sé que este es un periodo difícil. Si necesitas hablar, estoy aquí. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Necesito hablar con el País de las Hadas —dices—. Alguien allí sabe lo que ocurrió. Alguien me escuchará.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hay muchas frecuencias que probar, pero no pasa nada. Einstein captó un vistazo del País de las Hadas cuando entendió la relatividad. Fuerzas el borde afilado de la experimentación entre tus responsabilidades y la amartillas con verdadera fuerza de herrera. Todas las noches, una vez ha terminado tu trabajo, te la llevas al jardín y escuchas. A veces escuchas voces, bajas y arenosas y débiles, los códigos de los transponedores de las naves espaciales, o las balizas de rescate gritándole al vacío. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">No captas ni un susurro del País de las Hadas. Nada más que murmullos y ecos que rugen en voz baja, como si estuvieras escuchando al mundo desde el otro extremo de un sueño.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">• • • •</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Una vez terminaste la trampa para gremlins, Mariko la depositó en el centro de un círculo de piedras pequeño en el módulo del jardín. Es allí donde te encuentra, agazapada con un martillo, esperando a que el último de los mecanismos se detenga. Todavía sientes que es un desperdicio hacerlo pedazos, pero ¿qué sabrás tú? Tú no naciste con polvo rojo en tus pulmones. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Has hecho un trabajo excelente —dice Mariko—. Definitivamente calidad marciana. Espero que te sirviera para distraerte un poco. ¿Estás bien? </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Su tono es denso y dulce como la mermelada, y te deja con una sensación pegajosa. Se comporta como si lo entendiera, pero a menos que su pareja desapareciera por un agujero negro, no puede entender nada.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Estaré bien una vez haya terminado todo esto —dices—. Hasta entonces, tengo que trabajar. Las hadas no se revelan ante cualquiera, ¿sabes?</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Hadas. —Mariko toma aire tan profundo que podría durarle el resto de la vida—. Me preocupas, ¿sabes? Creo que necesitas ayuda, de verdad. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Puede, pero no del tipo que estás pensando. —Pasaste una evaluación psicológica completa antes de unirte a Puerto Psique y tienes controles con un terapeuta virtual cada dos semanas. Ha sido suficiente para mantenerte con los pies en la tierra, aquí donde la tierra es metal giratorio—. Estoy bien. Prometido.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Tan bien como el polvo marciano en tus pulmones, puede. —Mariko se arrodilla y te ofrece su mano—. Si de verdad quieres rescatarla, necesitas rescatarte a ti misma primero. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—¡Yo no soy la que está perdida! —No puede entenderlo. Solo un puñado de personas en la galaxia, la docena o así que perdió a gente que estaba a bordo de esa nave, tal vez podrían—. Me estás pidiendo que me aleje del pozo en el que estoy sosteniendo una cuerda.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Estás al borde de caer tú también. —Mariko cierra los ojos, y te encuentras preguntándote si ella te agarraría o te dejaría caer rodando por el borde—. Todes estamos aquí para ayudarnos mutuamente. Déjame ayudarte. Por favor.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Estás dividida entre diferentes posibilidades. Un grito enfadado, una explicación calmada, un torrente de lágrimas: hay caminos para todas ellas, pero no hay caminos que lleven al País de las Hadas. El bosque aquí está demasiado asalvajado y es demasiado oscuro. Puede que ya estés perdida.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Puedo ayudarme a mí misma —dices—. Déjame en paz, por favor.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mariko guarda silencio durante un instante, después suspira y se aleja. Ahora el mundo puede contraerse en lo que necesitas que sea: el verde calmado del jardín, la trampa para gremlins frente a ti, y el martillo entre tus manos. Es sólido, presente, sustancial: todo lo que el motor de curvatura te robó. Ahora no es ni una herramienta ni un arma, sino tu resolución cristalizada y forjada, y la trampa está llena no solo de gremlins, también tiene las ansiedades y miedos que has vertido en su interior.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pruebas el peso del martillo, experimentas, entonces acabas con ello y golpeas. La trampa se hace pedazos bajo la fuerza del golpe. Muelles y bobinas e interruptores se desmenuzan y salen disparados, atravesando la suave hierba formando una constelación de escombros. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">No hay señales de trozos de gremlins por ningún lado. No importa lo fino que cribes, solo encuentras esquirlas de metal.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">• • • •</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Te lleva algo de tiempo averiguar las condiciones adecuadas, pero la respuesta siempre ha estado ahí, esperando a que la encontraras. En la Tierra, las auroras brillan tan al sur como el Mediterráneo. Una nueva tormenta oscura se ha formado en los cielos de Neptuno, y un número auspicioso de manchas solares han aguantado durante siete días ya. Estás segura de que hay un mensaje codificado en todo ello, y te zambulles </span><span style="background-color: white; font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">con un salto alado </span><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">en el trabajo.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Reduces el rango de frecuencias (¿habría hadas escuchando alrededor del bebedero?) y estableces horarios de emisión óptimos; equilibras la distribución planetaria y los momentos de suerte y todos los otros trucos que necesitas para hablar de forma segura con las hadas con más ecuaciones en tinta color jacinto. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cuando llega el momento, te pinchas el dedo con una aguja plateada y embadurnas la parte frontal de la radio con la sangre. Tu fuerza vital debería darles poder a tus palabras para atravesar el velo. Hablas con confianza, con amor asfixiante, con decisión congelada. Tejes un tapiz de tu dolor de lo más convincente con las palabras elegidas muy cuidadosamente, tanto que hasta el hada más distante y despiadada se vería obligada a sentir. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">No escuchas nada. Ni siquiera el siseo quedo que es el eco de todo lo que empieza. Permaneces encogida sobre la carcasa de hierro frío durante horas, recorres con los dedos la antena de serbal, y sigues sin oír nada. Una mujer menos fuerte se daría por vencida ahora, pero tú no eres una mujer débil. Tampoco lo es Berenice, ni nadie de los otros que fueron arrastrados cuando la nave espacial desapareció entera. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hay otra opción. 16 Psique es el corazón de hierro helado de un planeta desmembrado, un escudo contra la furia del País de las Hadas en caso de que las cosas salgan mal, y es muy fácil inventarse un motivo para visitarlo. La minería está automatizada, pero las máquinas necesitan atención igual que lo hacen los jardines. Los amarilis y los activadores, los geranios y los condensadores tienen mucho en común. Es el lugar donde puedes ofrecer algún pago.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un año y un día después de la desaparición de la UNEV Tabetha Boyajian: el día más propicio, el fin de un periodo de servicio a las hadas, desciendes a las montañas serradas, los ríos de hierro secos, y un cielo de estrellas imperturbables. La superficie de Psique es una lugar liminal entre la vida y la muerte. El sol es un alarido silencioso, una letanía de agujas. Es el mejor lugar en el que podrías estar. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Aquí, sin protección, la radiación cósmica te acribillará y se adentrará en tu interior. Aquí, puedes pagar por la atención del País de las Hadas utilizando todos esos años que jamás vivirás.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Te aferras a la antena de serbal y lo mantienes en dirección al cielo, un desafío y una súplica. La radio de tu traje espacial no es poderosa cuando se trata del mundo, pero el País de las Hadas está por todas partes y en ninguna. El rango no importa; lo que importa es la honestidad. Llamas a las hadas en todas las frecuencias silenciosas, las que los humanos han dejado de escuchar, mientras los rayos cósmicos destellean en tus ojos una y otra y otra vez, pequeños vistazos a todos los rincones del mundo que no puedes ver. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cuando tragas, saboreas el metal.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cuando miras a tu alrededor, solo ves desolación.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Psique es tu vida, cristalizada en hierro, y entiendes por qué te quedaste.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Caléndula. —Tu nombre, susurrado por encima del siseo, puntiagudo y helado, distante y aun así presente. Es el País de las Hadas. Tiene que serlo—. Caléndula qué estás haciendo.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—¡Suplico tu ayuda! —gritas. El viento solar es una tormenta de luz que te fustiga, luchas por no quedar encandilada—. ¡Mi amada, está perdida, por favor!</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Caléndula. —Más alto ahora, lo suficientemente brusca como para cortar—. Caléndula, ¿qué haces?</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—¡Hago todo lo que puedo! —Puedes ver un indicio de Berenice ahí fuera, la implicación de su vida en contraste con la tierra congelada y las estrellas indiferentes—. ¡Intento traerla de vuelta a casa!</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—¡Caléndula! —Es tan real como el aire en tus pulmones, como la radiación que está deformando tus genes, como la mano en tu hombro. Es Mariko, viva en un traje pintado con flores abiertas y vides retorcidas, una embajadora del mundo de los vivos en la Psique muerta y silenciosa—. ¡Caléndula, háblame! ¿Qué estás haciendo?</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Mariko. —El nombre de la jardinera pesa sobre tu lengua—. Es mi última oportunidad de recuperarla. Tengo que intentarlo.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—¿Sacrificando todo lo que tienes? —No puedes verle la cara, que está protegida contra la mirada iracunda del sol, pero su voz hace el trabajo—. ¿Sacrificando su recuerdo?</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—¡Está atrapada, donde sea que está, con todes les demás! —gritas—. Si yo soy la llave, ¡entonces eso es lo que tengo que ser!</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Pero ¿así? —Mariko hace un gesto en dirección a las montañas aserradas, los ríos de hierro secos, las estrellas indiferentes—. ¡No puedes ser una llave si estás muerta!</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Yo… —La palabra es suficiente para que la realidad fragmente tu traje como un martillo. La antena de serbal se resbala de tu mano y caes de rodillas—. No sé si puedo vivir sin ella.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Puede que todavía no —dice Mariko—. Sé que es difícil. Pero algún día.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Te ofrece la mano de nuevo, enfundada en un guante y abierta. No es fácil conseguir un motor de curvatura. Conseguir una segunda oportunidad es todavía más difícil. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">—Vale —dices—. Vale.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mariko te guía de vuelta al transbordador. Dejas la antena detrás de ti, plana sobre la tierra de hierro. No importa en qué dirección cayera. Siempre apuntará al País de las Hadas. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhA1xwX1LDyamBTbh7JaUO6muygUiPBPHuteFRXpkmcPVgHKOdiFDxDzibQs6Goptn-sp4QMqP-SR8h_sfLA2V82MK_OGttEY3tOtYGYnliiLQq1GxplXWsUOXRL5LJso-fmtlhCeAL9BSaiKedH8q5TMAVJn52hwvjkIIYcnrXA1ePRKDz24PyPpuv/s1536/phoebebarton_photo_2021.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1494" data-original-width="1536" height="270" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhA1xwX1LDyamBTbh7JaUO6muygUiPBPHuteFRXpkmcPVgHKOdiFDxDzibQs6Goptn-sp4QMqP-SR8h_sfLA2V82MK_OGttEY3tOtYGYnliiLQq1GxplXWsUOXRL5LJso-fmtlhCeAL9BSaiKedH8q5TMAVJn52hwvjkIIYcnrXA1ePRKDz24PyPpuv/w278-h270/phoebebarton_photo_2021.jpg" width="278" /></a></span></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: left; text-justify: inter-ideograph;"><span><span face="Verdana, sans-serif" style="background: white; color: #222222; line-height: 150%;"><b>Phoebe
Barton</b> es una escritora queer y trans de ciencia ficción. Sus relatos han
aparecido en las revistas <i>Analog, Lightspeed</i>, y <i>Kaleidotrope</i>, escribió
el videojuego de ficción interactiva
finalista del premio Nebula “The Luminous Underground” para Choice of Games, y
asistió a la Clarion West en 2019. Vive con un robot en el cielo sobre Toronto.
Para más información sobre ella haz click en </span><span face="Verdana, sans-serif" style="line-height: 150%;"><a href="http://www.phoebebartonsf.com/" target="_blank"><span style="background: white; color: #1155cc; mso-bidi-font-family: Arial;">www.phoebebartonsf.com</span></a></span><span face="Verdana, sans-serif" style="background: white; color: #222222; line-height: 150%;"><span style="text-align: start;">.</span></span></span><span face=""Verdana",sans-serif" style="line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">
</span></p><div><span style="font-family: Verdana; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div></span>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-1023419719084028332022-08-11T23:45:00.004-07:002022-10-07T01:12:50.365-07:00Capítulo #58 - La Vitesse, de Kelly Robson<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_91000865_6_1.html?c1=e2c11d" width="100%"></iframe>
<br /><h1 style="text-align: left;"><span style="background-color: white;"><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span style="font-weight: normal;">La Vitesse</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></h1><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; direction: ltr; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; user-select: text;"><h3 style="font-family: Times; text-align: left;"><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span style="font-family: verdana; font-size: 16px; font-weight: normal; white-space: pre-wrap;">por Kelly Robson</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></h3></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{fde1ab22-85c9-4e7a-8adb-3987e99a7ddf}{195}" paraid="2083297638" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">2 de marzo de 1983, a 30 kilómetros al suroeste de Hinton, Alberta.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{fde1ab22-85c9-4e7a-8adb-3987e99a7ddf}{195}" paraid="2083297638" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"><br /></span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{fde1ab22-85c9-4e7a-8adb-3987e99a7ddf}{201}" paraid="2008237488" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Rosie —dijo Bea en un susurro, pero las ruedas del antiguo autobús escolar se desplazaban con estrépito por encima de la gravilla, y su hija no la oyó. Rosie estaba despatarrada en el asiento del copiloto con los ojos cerrados. No se había movido desde que Bea la había hecho subirse a La Vitesse a las seis y cuarto de la mañana. Pero no estaba dormida. Una madre siempre notaba esas cosas.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{fde1ab22-85c9-4e7a-8adb-3987e99a7ddf}{207}" paraid="36930090" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea alzó la voz h</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">asta alcanzar un susurro </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">teatral:</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{fde1ab22-85c9-4e7a-8adb-3987e99a7ddf}{217}" paraid="507479686" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Rosie, tenemos un problema.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{fde1ab22-85c9-4e7a-8adb-3987e99a7ddf}{223}" paraid="369210254" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Siguió sin reaccionar.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{fde1ab22-85c9-4e7a-8adb-3987e99a7ddf}{229}" paraid="100992082" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Rosie. Rosie. Rosie. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{fde1ab22-85c9-4e7a-8adb-3987e99a7ddf}{235}" paraid="521286703" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea agarró uno de los guantes que había en el salpicadero y lo tiró. No se lo tiró a su hija; a su hija nunca. Rebotó </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">en la ventana y cayó sobre el regazo de Rosie.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{fde1ab22-85c9-4e7a-8adb-3987e99a7ddf}{243}" paraid="921000311" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Mamá, estoy durmiendo. —Un ceño fruncido grande y terrorífico. Bea no había visto sonreír a su hija desde que había cumplido los catorce. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{fde1ab22-85c9-4e7a-8adb-3987e99a7ddf}{249}" paraid="635206227" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Hay un dragón detrás d</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">e nosotras —dijo silenciosamente, vocalizando las palabras. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Ningun</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">o</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> de l</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">o</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">s otr</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">o</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">s ni</span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 44px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">ñ</span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">o</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">s se había dado cuenta, y</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> Bea quería que eso siguiera así.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{24}" paraid="374181717" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Rosie puso los ojos e</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">n blanco.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{32}" paraid="1822306144" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—No sé leer los l</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">abios.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{40}" paraid="1545848568" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Un dragón </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—susurró—. Nos sigue. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{48}" paraid="416287007" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Ni de coña —Rosie se irguió de un salto. Se retorció en su asiento y miró hacia atrás por el pasillo central, pasados los niños vestidos con sus monos y gorros de nieve—. No lo veo.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{54}" paraid="1062181326" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">La ventana trasera estaba marrón por el aguanieve sucia y congelada. Gracias a Dios. Si los niños vieran al dragón, se pondrían a chillar. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{60}" paraid="1878871132" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Ven y echa un vistazo.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> <span></span></span></p><p></p><a name='more'></a><p></p><p></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{66}" paraid="988134391" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Rosie se arrastró fuera d</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">e su asiento y se inclinó por encima de su madre, agarrándose con fuerza a la barra detrás de la cabeza de Bea. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Su parka negra, demasiado apretada, olía levemente</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">a </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">cigarrillos</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{84}" paraid="443075078" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea abrió su ventana d</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">e un tirón y ajustó el retrovisor para Rosie. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Detrás del autobús, un ala larga de un negro m</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">ate golpeaba el aire con un ritmo furioso. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El sol de invierno, pálido, se reflejaba en las e</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">scamas plateadas que marcaban el borde frontal del ala.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{100}" paraid="1092293404" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Guau —dijo Rosie; su v</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">oz sonó tan baja que casi pareció un gruñido.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{108}" paraid="1358836866" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea pisó el acelerador. L</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">a Vitesse </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">salió disparada hacia delante, revelando el ancho pecho del dragón, que ondeaba con los músculos que se flexionaban. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">La criatura alzó las patas delanteras, rematadas con espolones, c</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">omo si intentara atrapar el autobús, y les mostró el más leve vistazo de un cuello flexible y una cabeza triangular como la de una serpiente antes de recuperar la distancia con el autobús y desaparecer en el punto ciego del retrovisor.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{122}" paraid="1044292495" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Rosie se apa</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">r</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">tó el flequillo </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">desigual de los ojos y se inclinó para acercarse todavía más al retrovisor. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{134}" paraid="1879617616" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Nada de fuego. ¿Por qué no ha tratado </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">de tostarnos?</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{142}" paraid="1178840410" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—No lo sé. Puede q</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">ue esté respirando con demasiada dificultad —dijo Bea—. Pero cielo, tienes que ayudarme. Pon a los niños </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">todos juntos en los asientos delanteros. Apretújalos bien.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{152}" paraid="1750761406" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Pero Rosie no estaba escuchando. Miraba el espejo, paralizada, y observaba como el ala del dragón se flexionaba desde la punta con el garfio hasta el hombro grueso.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{158}" paraid="1369011972" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Rose, por favor. —Bea g</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">olpeó el volante con ambas manos</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Lleva a los niños a la parte delantera. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{172}" paraid="365818863" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Ya, vale. —Rosie se i</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">rguió y después volvió a inclinarse frente a su madre para echar un último vistazo.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{180}" paraid="697956138" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Hasta Bea tenía que admitir que su chica daba miedo, en especial últimamente, con sus camisetas de </span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">death</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> metal</span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> y su postura encorvada y enfadada. Todavía no había cumplido los dieciséis, pero </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">era tan grande y alta que parecía tener veinte. A todo eso añádele el lápiz de ojos negro que Rosie derretía con una cerilla y que se aplicaba todavía caliente, y el corte de pelo puntiagudo que se había hecho ella misma el año pasado y que mantenía corto con el único par de tijeras bueno que tenía Bea y sí, Bea comprendía porqué las otras madres le echaban la bronca por dejar que su hija mantuviera un aspecto de chica dura. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{192}" paraid="244648960" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea no podía hacer nada al respecto. Rosie siempre había causado más problemas de los que podía solucionar. Pero mientras regresara a casa con ella en el autobús, </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">el resto daba igual. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{200}" paraid="1269560963" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Aunque a Bea no le gustaba la forma en que su hija miraba al dragón. No estaba asustada, ni siquiera un poco</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Puede que hasta se alegrara de verlo</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{210}" paraid="1306823016" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{214}" paraid="1400388330" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">#</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{220}" paraid="1182334610" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{224}" paraid="146721710" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea se encargaba de l</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">a ruta de autobús más larga y remota del distrito escolar. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Comenzaba en su </span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">tráiler</span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> al sur de </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Cadomin</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">, se d</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">irigía al norte y recogía a los chavales a lo largo de </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">la carretera de </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Forestry</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Trunk</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> pasando por </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Luscar</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> y la mina de carbón del río Cardinal, para </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">después girar hacia el este en la autopista de </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Yellowhead</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">, y llevaba a los chavales a través de la ciudad para dejarlos en los tres colegios.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{5222e62c-243b-4c22-a44e-4793e2f7c73f}{246}" paraid="273249411" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El viaje de ida y vuelta duraba cinco horas, dos y media en cada dirección. La Vitesse era un bus rápido con un motor grande de </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">ocho </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">cilindros,</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> pero Bea conducía despacio. La carretera de </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Forestry</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Trunk</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> era de gravilla, profundamente corrugada con baches provocados por la escorrentía procedente de las montañas que la rodeaban. Los </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">arcenes suaves a ambos lados de la carretera de gravilla podían tirar fácilmente de un vehículo hasta una zanja o por un barranco, y los alces acechaban detrás de cada curva, en ocasiones directamente en medio de la carretera. Bea había visto lo que un alce macho podía hacerle a un autobús, y no quería verse involucrada en algo así.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{5}" paraid="1579753104" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Así pues, Bea conducía despacio. También era amable. Los conductores de los autobuses escolares tenían permitido dejar atrás a los chicos que no salían puntuales de sus casas y estaban esperando junto a la carretera, pero Bea nunca lo hacía. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Los osos eran frecuentes en otoño y en primavera, y los pumas</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> cazaban durante todo el año. Un chaval esperando al autobús era un </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">piscolabis</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> calentito y estupendo.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{19}" paraid="902144837" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Y últimamente, a Bea también le preocupaban los dragones.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{25}" paraid="717946760" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie reunió a los niños en las filas delanteras, tres y cuatro por asiento. Muy bruscamente; Rosie siempre era demasiado brusca con los otros niños, pero eso ahora no importaba. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{31}" paraid="1220135869" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Vamos a jugar a un juego —</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">canturreó Bea con su voz más alegre y sonrió al espejo retrovisor</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Vamos a ver cómo de rápido puede frenar La Vitesse. Voy a tocar el claxon diez veces. Contad todos conmigo. Con el número diez, pisaré el freno. Que todo el mundo se agarre bien fuerte. ¿Preparados?</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{43}" paraid="323155848" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">En el espejo retrovisor, las capuchas y los gorros enmarcaban veinte pares de ojos grandes y asustados. Sabían que algo iba mal. Los niños siempre lo sabían.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{49}" paraid="1790666943" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Será divertido —dijo, ampliando l</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">a sonrisa</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. ¿Listos?</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{63}" paraid="1699825534" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Los chavales contaron con ella cada bocinazo. Esperaba que el claxon ahuyentara al dragón, pero ya lo había intentado antes y no había funcionado.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{69}" paraid="2032272920" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Cuando llegaron al bocinazo número diez, se encontraban en una buena recta llana. Gravilla decente, sin socavones ni baches. Las cunetas eran poco profundas en ambos lados, y estaban limitadas con una línea de píceas delgadas y jóvenes. Si La Vitesse derrapaba y se salía de la carretera estarían bien. Pero el autobús aguantaría, Bea tenía fe.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{75}" paraid="54307452" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Cuando pisó el freno</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">, uno de los niños gritó. Varios gimotearon. El dragón golpeó la parte de atrás del autobús con un sonido hueco. La Vitesse </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">derrapó,</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> pero se quedó cuadrada en medio de la carretera. Bea metió la primera y pisó el acelerador. El motor de La Vitesse rugió y después chilló. Bea dejó que las revoluciones subieran y cambió a segunda, el pie horizontal sobre el pedal.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{87}" paraid="1674341232" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">En el retrovisor izquierdo, el dragón yacía desplomado sobre la gravilla, las alas en ángulos que recordaban a una tienda de campaña rota.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{93}" paraid="1118137359" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea contuvo el aliento, pasando la vista de la carretera al retrovisor y a la carretera. Muerto, esperaba. Que esté muerto.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{99}" paraid="1639578107" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">El dragón levantó la cabeza y bostezó. Una lengua de fuego azul lamió el espacio entre sus colmillos. Clavó los goznes de sus alas en la gravilla y se levantó tambaleándose. En la luz de la madrugada, sus ojos brillaron blancos como el hielo y con una mirada voraz y homicida.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{105}" paraid="939096599" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{109}" paraid="1223929770" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">#</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{115}" paraid="1202122090" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{119}" paraid="1690534033" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">había visto</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> su primer dragón en 1981, hacía dos años, cuando traía de regreso un autobús lleno de jugadores de fútbol después de un torneo en Jasper. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{129}" paraid="210432873" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Iba a velocidad constante bordeando el río Athabasca, en dirección a las puertas del parque nacional de Jasper. La luz del atardecer volvía las montañas de un naranja suave, y los árboles arrojaban sombras largas como jabalinas que atravesaban la carretera. El indicador de velocidad de La Vitesse </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">se encontraba a</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> dos dedos por debajo del límite de velocidad. Los neumáticos canturreaban sobre la carretera ligeramente en curva. Bea estaba pensando en hacer costillas a la barbacoa para cenar el domingo cuando vio al dragón posado sobre el borde del acantilado descomunal de Roche </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Miette</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{139}" paraid="1573816567" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Alzándose en la montaña por encima de la carretera, las escamas rojas del dragón brillaban como la sangre bajo el sol. Extendió las alas y las batió una sola vez, d</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">espués apuntó su cabeza estrecha hacia la carretera bajo sus pies. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Se dejó caer del acantilado, planeó bajo, y desapareció </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">detrás de los árboles.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{151}" paraid="1371469671" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Cuando La Vitesse rodeó la curva, el dragón rojo estaba encorvado con las alas extendidas en la cumbre de la </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">fachada rocosa acribillada por la dinamita, en el sitio en el que la montaña se encontraba con la autopista; tenía una oveja </span><span class="NormalTextRun ContextualSpellingAndGrammarErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlContextualSpellingAndGrammarErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjNweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgMyIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTUuMiAoNzgxODEpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2hhcHAuY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPmdyYW1tYXJfZG91YmxlX2xpbmU8L3RpdGxlPgogICAgPGRlc2M+Q3JlYXRlZCB3aXRoIFNrZXRjaC48L2Rlc2M+CiAgICA8ZyBpZD0iZ3JhbW1hcl9kb3VibGVfbGluZSIgc3Ryb2tlPSJub25lIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiIGZpbGw9Im5vbmUiIGZpbGwtcnVsZT0iZXZlbm9kZCIgc3Ryb2tlLWxpbmVjYXA9InJvdW5kIj4KICAgICAgICA8ZyBpZD0iR3JhbW1hci1UaWxlLUNvcHkiIHN0cm9rZT0iIzMzNTVGRiI+CiAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDAuNSBMNSwwLjUiIGlkPSJMaW5lLTItQ29weS0xMCI+PC9wYXRoPgogICAgICAgICAgICA8cGF0aCBkPSJNMCwyLjUgTDUsMi41IiBpZD0iTGluZS0yLUNvcHktMTEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICA8L2c+CiAgICA8L2c+Cjwvc3ZnPg==")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">muflón atrapada</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> en las fauces.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{159}" paraid="422227760" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Mirad —</span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">pió</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> Bea. Pero l</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">os chavales estaban haciendo demasiado ruido como para poder escucharla. Pisó a fondo el acelerador y observó al dragón alejarse por el espejo retrovisor. Si se pasó del límite de velocidad todo el camino hasta casa, nadie lo notó.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{167}" paraid="1079585598" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{171}" paraid="937215734" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">#</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{177}" paraid="734630464" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{181}" paraid="1585448155" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Veinte niños, veintiuno con Rosie. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El más joven no llegaba a los seis, y Rosie era la mayor, con casi dieciséis. Más de la mitad estaba llorando.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{189}" paraid="1458232065" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—¡Prueba del freno finalizada! —La voz de Bea sonaba aguda por la tensión. Se encorvó en el asiento y se retorció de lado a lado, estudiando el cielo a través de los retrovisores laterales—. ¡Los frenos están perfectos! La Vitesse es un buen autobús.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{195}" paraid="1100718371" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Le dio palmaditas al salpicadero como si fuera un caballo.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{201}" paraid="247212751" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Mamá</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Han oído cómo nos g</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">olpeaba </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">gruñó Rosie</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Cuéntaselo</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">,</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> joder.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{229}" paraid="88896617" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Un alce ha subido c</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">orriendo la cuneta </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">dijo Bea</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Nos ha dado un golpecito en el culo, pero estamos bien.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{245}" paraid="1714078337" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Los niños berrearon aún más</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Tony Lalonde tiró de gorro hasta cubrirse los ojos y aulló.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{20c0dc73-6a85-49e5-b20e-cddf227469e3}{255}" paraid="506420424" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El alce también está bien </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">insistió Bea</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Todo va bien.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{18}" paraid="1446915792" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Pero no iba bien. E</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">l dragón no estaba herido. Volaba a unos doce coches por detrás de ellos, con las alas batiendo con fuerza, la boca abierta. Con cada descenso de las alas, aquella llama azul lamía la carretera. ¿Estaba lo suficientemente caliente como para derretirle los neumáticos? Probablemente. No podía permitirse averiguarlo.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{26}" paraid="1813963012" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Detrás de ella, Rosie estaba de pie en el pasillo, surfeando los baches. Cuando el dragón arrancara la salida de emergencia de sus goznes y se lanzada por el pasillo, Rosie sería la primera víctima. Le arrancaría la cabeza a su hija y mataría a los niños uno a uno mientras Bea estaba sentada al volante. Tenía que pensar en algo.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{32}" paraid="1404762028" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Rosie, cariño </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">dijo, con la voz más dulce que logró sacar</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Ven y conduce el autobús.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{48}" paraid="217649528" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{52}" paraid="1243601688" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">#</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{58}" paraid="1126502884" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{62}" paraid="1018201425" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Cuando Bea alertó del dragón rojo a la policía montada de Hinton, el policía en el recibidor se limitó a sonre</span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 44px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">í</span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">r. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{72}" paraid="1686994663" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">La imaginación se desboca en las montañas </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">dijo</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. El otro día vino un minero a decir que una pantera gigantesca </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">rondaba su excavadora. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{90}" paraid="971150770" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Ya, vale, pero ¿habéis estado en Jasper recientemente? —preguntó Bea—. ¿Le suenan los muflones que hay al lado de la autopista? ¿Los que pastan debajo de Roche </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Miette</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">? Han desaparecido. Todos. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{96}" paraid="1749306653" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El policía montado sonrió c</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">on guasa.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{104}" paraid="230200286" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El verano pasado un grupo de campistas dijo que habían visto a </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Piesgrandes</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> en el lago Jarvis.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{112}" paraid="1381678482" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea se rindió. El tipo era de Toronto. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">¿Qué sabía él? Nada.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{120}" paraid="326790116" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea y su familia n</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">o eran mineros y desde luego que no eran campistas. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Las montañas no eran </span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">terra</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">incognita</span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> para ella. Había n</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">acido en las montañas, igual que sus padres, los padres de estos y así todas las generaciones. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Sus ancestros vivieron en Jasper antes de que fuer</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">a un parque, hasta que les echaron y se reasentaron en </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Cadomin</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Esas Montañas Rocosas eran su verdadero hogar, así que cuando Bea decía que había visto un dragón, lo había visto. Daba igual lo que dijera un policía montado cualquiera. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{140}" paraid="1066350827" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{144}" paraid="1499483437" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">#</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{150}" paraid="226479185" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—¿Quieres que conduzca La Vitesse? —preguntó Rosie —. ¿Estás de coña? </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{156}" paraid="2060314767" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Desde la parte trasera del autobús llegó una sonido estridente y agudo, como metal contra metal, y si Bea había dudado, ya no lo hacía. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{162}" paraid="1214229360" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—No estoy de coña. Coge el volante, por favor. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{168}" paraid="423672406" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Intercambiaron posiciones torpemente. Las caderas anchas de Bea no dejaban mucho espacio, pero Rosie se deslizó detrás de ella. Lo más importante, después de permanecer en la carretera, era mantener la presión en el acelerador. Bea se colgó de la barra pasamanos y se estiró para mantener el dedo gordo en el pedal, como una nadadora probando el agua. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{174}" paraid="1664693793" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Suéltalo, suéltalo, lo tengo. —Rosie clavó su hombro en la cadera de su madre, con fuerza. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{180}" paraid="618558814" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Vale, cielo. Mantenla por encima de cincuenta, incluso en las curvas. Pisa hasta el fondo en los tramos rectos. Y si ves venir a alguien, presiona el claxon y no lo sueltes. —Bea sacó el extintor del hueco del estribo del autobús. Cuando se incorporó, Joan Cardinal la miraba con ira por debajo de su flequillo negro y sedoso. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{186}" paraid="88696774" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Voy a chivarme —dijo Joan, muy de trece años e intensa. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{192}" paraid="1813961597" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Claro que sí, cariño. Hazlo. —Bea acunó el extintor como a un bebé. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{198}" paraid="1993812983" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Juguemos a otro juego. Hay reglas. Todo el mundo se queda en su sitio. No os levantéis. Agarraos fuerte a vuestros compis de asiento, guardad silencio y haced todo lo que os diga. Si lo hacéis, haremos una parada en la heladería el día antes de las vacaciones de Semana Santa. Yo invito. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{204}" paraid="935235521" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Todas las bocas de los niños se abrieron de par en par. El helado era el arma secreta de la conductora de autobuses. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{210}" paraid="614309294" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">— ¿Conos o tarrinas? —preguntó Sylvana </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Lachance</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">, de diez años y ya experta negociadora. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{216}" paraid="1303832931" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Eso depende de lo bien que lo hagáis. —Bea les lanzó una gran sonrisa maternal—. Ahora, quitaos los monos. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{222}" paraid="2099533887" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Rosie solo tenía el permiso para aprender a conducir, pero llevaba conduciendo desde los diez. En las montañas, todos los niños empezaban a conducir pronto. Había aprendido en la Chevrolet Blazer oxidada de Bea, una camioneta de cuatro marchas con un embrague complicado, y </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">llevaba años llevándola con confianza. Puede que la Blazer no se pareciera en nada a La Vitesse, pero Bea no tenía alternativa. No podía hacerle nada al dragón mientras estuviera atrapada en el asiento del conductor. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{230}" paraid="1985638030" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea se arrodilló en el pasillo y metió a presión su propia parka en el interior del diminuto mono de nieve rosa de Michelle </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Arsenault</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">, y después rellenó las piernas y los brazos con todos los gorros y bufandas a su alcance. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{236}" paraid="105922455" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—¿Quién tiene carne para el almuerzo hoy? ¿Alguien? —los niños se encogieron en sus asientos—. Si tenéis, la necesito. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{242}" paraid="1336163590" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Blair </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Tocher</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> le lanzó su bolsa del almuerzo. Bea la abrió rasgándola y rompió la envoltura de celofán con las uñas. Mantequilla de cacahuete, eso estaba bien. A todos los animales les gustaba, ¿no? Restregó el interior del </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">sandwich</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> por todo el mono. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{248}" paraid="1791360952" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—¿Nadie tiene mortadela para comer? ¿Salchichas? ¿Jamón de lata? —Intentó sonar normal, pero su voz salió aguda y estridente. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{7468b7e9-ce8c-4fa8-bb7e-619c072bb133}{254}" paraid="1223700301" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Dadle vuestros almuerzos —oyeron un gruñido proveniente del asiento del conductor, donde Rosie se encorvaba sobre el volante—. O nos </span><span class="NormalTextRun ContextualSpellingAndGrammarErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlContextualSpellingAndGrammarErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjNweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgMyIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTUuMiAoNzgxODEpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2hhcHAuY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPmdyYW1tYXJfZG91YmxlX2xpbmU8L3RpdGxlPgogICAgPGRlc2M+Q3JlYXRlZCB3aXRoIFNrZXRjaC48L2Rlc2M+CiAgICA8ZyBpZD0iZ3JhbW1hcl9kb3VibGVfbGluZSIgc3Ryb2tlPSJub25lIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiIGZpbGw9Im5vbmUiIGZpbGwtcnVsZT0iZXZlbm9kZCIgc3Ryb2tlLWxpbmVjYXA9InJvdW5kIj4KICAgICAgICA8ZyBpZD0iR3JhbW1hci1UaWxlLUNvcHkiIHN0cm9rZT0iIzMzNTVGRiI+CiAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDAuNSBMNSwwLjUiIGlkPSJMaW5lLTItQ29weS0xMCI+PC9wYXRoPgogICAgICAgICAgICA8cGF0aCBkPSJNMCwyLjUgTDUsMi41IiBpZD0iTGluZS0yLUNvcHktMTEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICA8L2c+CiAgICA8L2c+Cjwvc3ZnPg==")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">llevo</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> a la cuneta. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{5}" paraid="1095993279" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Las bolsas llovieron sobre la cabeza de Bea. Salchicha de cerdo sobre pan casero en rodaja </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">gruesa con</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> un toque de melaza: esos eran los nietos de Manon </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Laroche</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Mortadela y queso en pan integral: ese podía ser de cualquiera. Galletas, manzanas, apio con queso cheddar untable, todos esos fueron para dentro. Restregó la carne por fuera, triturando las sobras grasientas en los puños de lana y la capucha mullida. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{19}" paraid="1015774722" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Vale —dijo Bea. Levantó el mono de nieve con un brazo y agarró el extintor con la otra mano. Entonces La Vitesse pilló un bache y el mundo entero giró a su alrededor. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{25}" paraid="1315823994" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Trata de evitarlos girando el volante, Rose —le </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">gritó</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> Bea desde el suelo. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{35}" paraid="1752161148" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Se acerca un camión de troncos. —La voz de Rosie sonaba extrañamente profunda. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{41}" paraid="641998824" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—El claxon. ¡Haz sonar el claxon, cielo! —Bea recorrió el pasillo a cuatro patas—. Tiene una radio, pedirá ayuda. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{47}" paraid="512279661" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Sacudió los brazos mientras Rosie hacia sonar la bocina a tope. En lo alto de la cabina del camión, un hombre con una gorra de conductor y barba de varios días. Con gafas de </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">sol,</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> aunque todavía no hubiera amanecido del todo. Una mano en el volante con los dedos levantados en una ola perezosa mientras la otra mano se acercaba un vaso de café de poliestireno blanca a los labios para dar un sorbo. El camión pasó de largo como una flecha. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{57}" paraid="2145666422" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—¿Funcionó? —preguntó Rosie. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{63}" paraid="1934214422" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea corrió por la primera fila vacía y se lanzó hacia la ventana lateral. Presionó la frente contra el cristal frío y vio como el camión desaparecía detrás de una curva. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{69}" paraid="1880808369" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—No —dijo Bea—. No estaba mirando. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{75}" paraid="1365973887" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Recorrió el pasillo cojeando. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{81}" paraid="353025348" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—No he puesto las luces de emergencia. —Extendió el brazo rodeando a su hija y encendió los intermitentes. Encendió las luces de alerta también, los intermitentes grandes y naranjas en la parte frontal y trasera. Entonces se giró hacia los niños y tomo aire. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{87}" paraid="1477157704" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">A su derecha y a su izquierda, los veinte niños, con sus adorables caritas mirando hacia arriba. Manchadas por las lágrimas. Algunas contorsionadas por el miedo. La mayoría inexpresivas, en shock. Era culpa de ella. Les había fallado a todos. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{93}" paraid="1367599419" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Es un dragón —dijo—. Uno grande. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{99}" paraid="1284989372" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{105}" paraid="1720539472" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"># </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{111}" paraid="1470644507" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{117}" paraid="1825999357" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Hinton no tenía una biblioteca de verdad. Técnicamente, la biblioteca del instituto estaba abierta al público durante el horario escolar, pero la bibliotecaria tenía opiniones sobre el tipo de persona que debería tener permitido atravesar la puerta. Y a los diecisiete años, a Bea se le prohibió la entrada. Puede que aquello fuera hace dieciséis años, pero que ella supiera, seguía teniendo la entrada vetada. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{123}" paraid="2105057101" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Aun así, Bea necesitaba información y la biblioteca era el único lugar donde conseguirla. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{129}" paraid="394541183" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Después de hablar con el policía montado, había aparcado su autobús en el estadio de hockey y había atravesado caminado los campos de juego en dirección al instituto. Al otro lado de la carretera, las chimeneas de la fábrica de celulosa eructaban un vapor de huevos podridos que flotaba sobre el instituto formando una bruma amarilla. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{135}" paraid="1182280906" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Se deslizó silenciosamente dentro de la biblioteca, caminó sin hacer ruido hacia la estantería de referencia en la pared del fondo y sacó la Enciclopedia Británica, tomo D. La entrada de los dragones estaba subtitulada como “criatura mitológica”. Examinó las ilustraciones. Claramente su dragón era del tipo europeo. Su cabeza de serpiente y sus alas de murciélago coincidían con el dibujo. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{141}" paraid="190518338" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">En los mitos europeos, decía, los dragones aterrorizaban valles enteros. Después de comerse todas las ovejas, comenzaban a comerse a los niños. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{147}" paraid="1076156264" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Ovejas. Las ovejas de los dibujos eran versiones de cuento de hadas, blancas y esponjosas, nada de ovejas muflón, con su pelaje marrón brillante y sus cuernos enroscados. Pero las ovejas bajo Roche </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Miette</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> habían desaparecido. ¿Significaba eso que los niños eran los siguientes? </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{153}" paraid="1617463755" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Bea </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Oulette</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{159}" paraid="628828380" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea cerró la enciclopedia de golpe. La señora English la miraba por encima de sus gafas de lectura. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{165}" paraid="14367212" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—No puedes estar aquí —dijo—. Tienes prohibida la entrada. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{171}" paraid="1967765113" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea colocó el libro de vuelta en la estantería y caminó suavemente hacia la puerta, manteniendo la mirada baja. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{177}" paraid="669659763" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Ha pasado mucho tiempo desde el instituto —dijo suavemente mientras pasaba delante del mostrador de salida. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{183}" paraid="1587427781" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—No para mí —gruñó la bibliotecaria—. No vuelvas. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{189}" paraid="1998269480" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"># </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{195}" paraid="1752818292" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea se puso de pie sobre un asiento del autobús y empujó para abrir la escotilla de seguridad del techo. Se extendió con facilidad: Bea mantenía las bisagras bien engrasadas. Se sujetó con una mano al borde abierto de la escotilla y puso el pie en el respaldo, agarrando el mono grasiento, relleno y restregado entre los dientes. Con ambas manos, abrió la escotilla del todo con un empujón. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{201}" paraid="653359602" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Todavía incomoda, pero más estable después de sacar la cabeza y los hombros. El pelo le azotó la cara. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{207}" paraid="417337800" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">El dragón planeaba detrás del autobús. Arañó el techo con las patas traseras, arando el metal con sus talones, buscando agarre. Perdió la sujeción y se quedó atrás, se retorció en el aire, y después extendió su largo cuello y batió las alas con fuerza para alcanzarles de nuevo. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{213}" paraid="1729554807" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">A lo largo del techo, unas marcas largas y brillantes cortaban la pintura y el polvo de la carretera. Era cuestión de tiempo que clavara su garra en La Vitesse. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{219}" paraid="1963418324" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea tiró del mono relleno hasta que atravesó la escotilla. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{225}" paraid="929517244" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Oye —gritó—. ¿Quieres la cena? —Sostuvo el mono por la cintura y lo bailó, con los brazos y las piernas dando coletazos. Se lo lanzó al dragón y después agarró las manillas de la escotilla y la cerró con un golpe fuerte. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{231}" paraid="289691020" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—¡Písale a fondo, Rosie! —gritó. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{237}" paraid="93489093" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Pero La Vitesse ya estaba moviéndose rápidamente, y la intersección de la autopista se veía en el horizonte. No había opción, tenían que girar. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{243}" paraid="1634686201" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea se lanzó por el pasillo. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{249}" paraid="119262834" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—¡Frena, cielo! No podrás hacer el giro. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{33966cf1-d145-4b22-9aec-574f8b9673b3}{255}" paraid="1355518925" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—No ha funcionado. —Rosie tenía los ojos pegados al retrovisor. Ni siquiera estaba mirando la carretera. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{6}" paraid="754054564" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—¡Frena ya! </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{12}" paraid="1500080658" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea agarró el hombro de Rosie y trató de sacarla del asiento. El autobús viró bruscamente. Rosie se encorvó sobre el volante y lo agarró con ambas manos, sus nudillos se volvieron blancos, su cuerpo entero estaba en tensión. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{18}" paraid="1008146443" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Sal del asiento. —La voz de Bea aumentó de volumen, aguda y estridente—. Rosie, sal ahora mismo. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{24}" paraid="1560428602" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">El sonido de desgarre de las garras contra el metal. Un tajo de luz apareció en el techo por encima de la parte izquierda del asiento posterior. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{30}" paraid="979816430" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Eso es un problema —dijo Rosie con una voz grave y ominosa. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{36}" paraid="356758952" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Frena o nos volcaremos —suplicó Bea. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{42}" paraid="1637652861" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie bajó la velocidad un poco. Bea agarró dos grupos de niños con los brazos de los asientos detrás de Rosie y los empujó hasta los asientos del lado contrario. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{48}" paraid="1337538492" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Todo el mundo en el lado derecho. —No había tiempo para ser delicada. Agarró brazos y hombros, lo que estaba a su alcance, y después se inclinó hacia delante, presionando un asiento lleno de los niños más pequeños contra su tripa—. Agarraos fuerte. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{54}" paraid="261886885" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Un estallido. Bea se giró para mirar. Justo por encima de la ventana trasera sucia, tres garras habían perforado. La ventana misma estaba oscurecida. El dragón colgaba de la parte trasera del autobús. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{60}" paraid="1906994545" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Tarrinas —gritó Bea—. Si conseguimos hacer el giro, os compraré tarrinas a todos. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{66}" paraid="842363737" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—De caramelo —dijo Rosie, y giró el volante. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{72}" paraid="1201077086" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{78}" paraid="104209771" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"># </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{84}" paraid="1695761484" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{90}" paraid="791673553" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Cuando era una adolescente, Bea se llevó libros de la biblioteca del instituto. No con frecuencia. No todos los libros. Solo los buenos. Pero no era robar, al principio no. Cuando comenzó, devolvía los libros. Así es como la pillaron. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{96}" paraid="1588980296" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">El primer día del curso que cumplió diecisiete años, estaba devolviendo los libros que se había llevado a casa para el verano. Su plan era dejarlos silenciosamente en una estantería por la mañana, esfumarse y después colarse de nuevo por la tarde como si no hubiera estado allí. Pero la carga era demasiado pesada. Los libros rompieron el fondo de la bolsa de papel y se desperdigaron por el linóleo de la biblioteca, justo frente a la señora English. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{102}" paraid="65649537" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">En la oficina del vicedirector, Bea mantuvo la mirada caída y dirigida al suelo. Nunca te enfrentes a ellos, esa era la estrategia de supervivencia. Era lo que su abuelo hizo cuando los cazadores atravesaron la cresta montañosa donde había construido su cabaña ceremonial. Es lo que su madre hacía cuando el encargado de la tienda de alimentación la seguía por los pasillos. La mirada baja, la respiración calmada, esperar a que perdieran el interés. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{108}" paraid="952824881" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">La prohibición de entrar la mantuvo lejos de la biblioteca apenas una semana. La señora English no estaba vigilando siempre. A los estudiantes voluntarios no les importaba y, lo mejor de todo, </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">nadie parecía saber lo que Bea sabía. Para robar un libro de la biblioteca, lo único que tenías que hacer era encajarlo entre otros dos libros, por ejemplo, un archivador y el libro de texto de matemáticas, y mantener la pila horizontal mientras atravesabas la puerta de salida. Si lo mantenías plano, la tira magnética no haría saltar el detector. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{116}" paraid="1560730549" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Así que Bea tenía todos los libros que quería, aunque Hinton no tenía lugar para comprarlos a parte de los </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">bestsellers</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> aburridos del exhibidor de la </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">drogería</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Se aprovisionó. Después de recibir la bronca de la señora English y el vicedirector, no le importaba lo más mínimo. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{130}" paraid="1753178844" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{134}" paraid="2046851774" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">#</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{140}" paraid="2138165157" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun Highlight SCXW256858262 BCX0" data-contrast="none" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; outline: transparent solid 1px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" data-ccp-charstyle-defn="{"ObjectId":"00000000-0000-0000-0000-000000000000|0","ClassId":1073872969,"Properties":[469775450,"normaltextrun",201340122,"1",134233614,"true",469778129,"normaltextrun",335572020,"1",469778324,"Default Paragraph Font"]}" data-ccp-charstyle="normaltextrun" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Los neumáticos posteriores de La Vitesse chirriaron cuando derraparon lateralmente sobre el asfalto </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" data-ccp-charstyle="normaltextrun" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">cubierto</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" data-ccp-charstyle="normaltextrun" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> de gravilla en la intersección de la </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" data-ccp-charstyle="normaltextrun" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">carretera</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" data-ccp-charstyle="normaltextrun" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> de </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" data-ccp-charstyle="normaltextrun" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Forestry</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" data-ccp-charstyle="normaltextrun" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" data-ccp-charstyle="normaltextrun" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Trunk</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" data-ccp-charstyle="normaltextrun" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Una de las ruedas traseras se apartó del suelo. El chasis tembló como si fuera la misma carne de Bea.</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" data-ccp-charstyle-defn="{"ObjectId":"00000000-0000-0000-0000-000000000000|0","ClassId":1073872969,"Properties":[469775450,"eop",201340122,"1",134233614,"true",469778129,"eop",335572020,"1",469778324,"Default Paragraph Font"]}" data-ccp-charstyle="eop" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{164}" paraid="1387424182" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Se agarró a los respaldos con las uñas y envolvió su pie, metido en una deportiva, alrededor del puntal de un asiento. Bajo su tripa, presionó a los niños más pequeños contra el asiento. Cuando La Vitesse coleó, las garras del </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">dragón</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> rasgaron el techo: cuatro agujeros de bordes dentados que se extendieron en una curva en la dirección de las agujas del reloj, el dragón se balanceó como un péndulo. Un ala golpeó las ventanas posteriores izquierdas, una, dos veces. Un pie rascó el cristal, las garras repiquetearon en un </span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">staccato</span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"> rápido. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{178}" paraid="304067418" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Un calor húmedo se e</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">xtendió por el muslo de los vaqueros de Bea. Uno de los pequeños se había hecho pis encima. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El dragón colgaba del lateral del bus, la punta d</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">e sus garras estaba enganchada a las juntas de las ventanas. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Su cabeza se batía hacia delante y hacia atrás c</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">omo una bandera, golpeando las ventanas laterales de La Vitesse.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{194}" paraid="1697659933" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bajo Bea, Tony Lalonde a</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">ulló. Pero si podía llorar, podía respirar, y eso era lo único que le importaba a Bea.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{202}" paraid="108993568" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El autobús derrapó hacia l</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">a autopista, dio vueltas cruzando los dos carriles anchos en dirección este, y escupió gravilla más allá de la mediana. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Las fauces del dragón se abrieron con un grito, p</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">ero en lugar de sonido: una lengua de fuego azul, transparente, como la llama de propano del hornillo de camping de Bea. Entonces, perdió el agarre y </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">cayó. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Una garra se quedó colgando de la ventana, restregando s</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">angre cenicienta procedente de su raíz.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{220}" paraid="1432790836" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea corrió por el p</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">asillo y </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">arañó los hombros de su hija.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{230}" paraid="397573010" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Sal de mi sitio, a</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">hora mismo </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">demandó.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{f2bc4e89-8b68-4d0d-9072-515f3cd0e083}{242}" paraid="481167760" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Casi ha terminado. —Bajo el </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">lápiz de ojos empastado, los ojos entrecerrados de Rosie parecían duros como la piedra</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Cuida de los niños. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">A mí m</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">e odian.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{5}" paraid="1369923686" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Rosie. No.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{13}" paraid="637681379" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">No pasa nada. Yo también les odio. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{21}" paraid="66444530" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">N</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">o había nada que hacer. Bea nunca había podido enfrentarse a su hija. Pero Rosie no estaba equivocada. Casi había terminado. Se giró hacia los niños apiñados.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{29}" paraid="678143397" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Todo va a salir bien. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Les lanzó su mejor sonrisa maternal</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Rose nos llevará hasta la comisaría de la policía montada. Cinco minutos.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{45}" paraid="176485426" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Esas caritas manchadas por l</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">as lágrimas casi le rompieron el corazón. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Theresa </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Lalond</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> se agarraba muy fuerte a su hermano p</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">equeño. </span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 44px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Él sollozaba contra el jersey de su hermana mayor. </span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">se irguió por encima de ellos.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{63}" paraid="1931846217" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—¿Te he hecho daño, T</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">ony? Lo siento mucho.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{71}" paraid="1839143620" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Esto es culpa tuya </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">dijo Theresa. Y no estaba equivocada. Bea sabía lo de los dragones desde hacía meses y ¿qué había hecho? Nada. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{83}" paraid="1688777215" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Está bien. Alguien nos rescatará </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">dijo, pero sabía que no era cierto.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{95}" paraid="831932218" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{99}" paraid="1832337166" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">#</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{105}" paraid="2071651522" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{109}" paraid="1608161052" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">tomo</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> D de l</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">a Enciclopedia Británica fue el primer libro que Bea robaba en dieciséis años. No había perdido </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">sus habilidades. Lo único que tuvo que hacer fue esperar al descanso para fumar de la señora English. Las chicas adolescentes en el mostrador de salida no levantaron la mirada ni cuando Bea entró, ni cuando cogió el tomo de la estantería de referencia. Bea atravesó la puerta antirrobo sosteniendo el pesado libro plano al nivel de su estómago.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{123}" paraid="1888980285" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El libro encajaba perfectamente sobre el volante de La Vitesse. Bea leyó </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">todo el artículo</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> de los dragones dos veces para asegurarse de que no se le había escapado nada, pero no había mucha información. Los dragones europeos eran voraces. Mataban, consumían y asolaban la tierra hasta que finalmente un gran héroe los detenía. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{133}" paraid="542827300" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea había vivido toda s</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">u vida en las montañas, pero </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">eso sí era algo que sabía del mundo: los héroes eran más míticos que los dragones. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Simplemente, no existían.</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{147}" paraid="4784120" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{151}" paraid="194015581" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">#</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{157}" paraid="1062841591" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Frena, cielo </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">dijo Bea</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Gira en </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Switzer</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{175}" paraid="548237913" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">La Vitesse tembló. Rosie tenía el acelerador p</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">isado a fondo. Llegarían al parking de la policía montada en apenas minutos. Pero primero, tenían que tomar un giro brusco a la derecha para coger </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Switzer</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> Drive.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{183}" paraid="694927475" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—He dicho que frentes </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">repitió Bea.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{193}" paraid="1009662779" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie no frenó.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{199}" paraid="1576885435" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">¿Qué haces? </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">chilló Bea mientras pasaban a toda velocidad por la intersección.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{211}" paraid="1550587302" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">¿Quieres que nos atrape de nuevo? </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">dijo Rosie.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{223}" paraid="1705040154" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie abrió el pestillo de la ventana lateral del conductor, sacó la mano y señaló en el espejo al cielo detrás de ellos. El dragón seguía persiguiéndolos, a diez cuerpos de distancia y volando alto por encima de la autopista.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{229}" paraid="1394400749" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Tenemos mucho</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> espacio </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">suplicó Bea. Agarró el hombro de su hija y señaló al último punto de acceso a la vía de servicio, que se acercaba rápido por la derecha</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Frena y vuelve.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{245}" paraid="1139217520" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie se sacudió la mano de su madre de encima.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{b87655d6-f9e0-42d5-a088-941d1982240b}{251}" paraid="1417473002" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Demasiado tarde para eso.</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{2}" paraid="820871811" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Las lágrimas brotaron en l</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">os ojos de Bea. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{10}" paraid="285103875" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Rosie, cariño. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">No puedes hacer esto.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{20}" paraid="2072636223" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">El resto de la a</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">utopista era un tramo recto que atravesaba Edson en dirección a Edmonton. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Tres horas y media de </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">territorio salvaje. Pero Hinton tenía vías de servicio que se alineaban a</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> cada lado de la autopista, llenas de gasolineras y plazas comerciales. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">No había mucho tráfico tan temprano por la mañana, p</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">ero alguien debería haber visto el dragón ya. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Probablemente estaban corriendo hacia una cabina</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> telefónica</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">en ese momento</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{48}" paraid="1964160764" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea corrió hacia la p</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">arte posterior del autobús. El cristal estaba más limpio, la capa de suciedad había sido arrastrada por el cuerpo balanceante del dragón. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Un </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">pequeño</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> Datsun rojo circulaba por el carril derecho. Bea captó la cara asombrada del conductor, la boca a</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">bierta en una O perfecta mientras La Vitesse pasa de largo rugiendo.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{64}" paraid="1778573145" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Alto por encima de l</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">a autopista, el dragón dobló las alas. Pareció </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">planear en el aire. Después cayó en dirección al coche diminuto como un torpedo.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{74}" paraid="188700836" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{78}" paraid="406335487" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Atacó con las cuatro patas como un gato a la caza, los talones atravesaron el techo de fibra de vidrio endeble. El coche viró bruscamente, atravesó la mediana y se lanzó contra los carriles en dirección contraria. El dragón montaba el coche como un vaquero de rodeo, flexionando las piernas, batiendo las alas como si pudiera levantar el coche de la carretera directamente. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{84}" paraid="649703851" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Frena, frena </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">susurró Bea</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Tíralo… oh, no.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{100}" paraid="839503991" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">La gasolinera Husky de Hinton era la más grande del pueblo, imposible de ignorar por su gigantesca bandera de Canadá, que chaqueaba sobre ella. Grandes surtidores de </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">diésel</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> para los </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">tráileres</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> y cuatro bancos de surtidores normales para el tráfico turístico del verano. Y el Datsun estaba fuera de control. Evitó el primer surtidor, pero golpeó el segundo. La gasolinera estalló con un </span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">boom</span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{118}" paraid="481575128" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Llamas n</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">aranjas. Humo hirviendo. Y del interior de la conflagración se alzó el dragón. Sus alas avivaron el fuego con golpes largos y perezosos.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{126}" paraid="1244163614" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">¡Tira, Rosie! </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">aulló Bea. Tal vez pudieran girar la siguiente curva antes de que los viera</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. ¡Más rápido!</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{142}" paraid="2123228505" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Puede que el dragón atacara otro coche, hiciera estallar otra gasolinera. ¿Era eso lo que quería? No, eso era horrible, pero tampoco quería que el dragón les </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">volviera a comer los talones.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{150}" paraid="687215814" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Entonces la</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> bocina de La Vitesse bramó. Un aullido largo, insistente, infinito.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{158}" paraid="367559209" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">¡Rose, no! </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">gritó Bea.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{170}" paraid="129230340" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Las alas del dragón s</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">e tensaron. Dio una vuelta en el aire y se giró, </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">tan elegante como una golondrina, las escamas se desprendieron de unos retazos de humo. Sus ojos brillaban, dos puntos helados, rectos y nivelados. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{180}" paraid="1289444965" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">B</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">ea vivía en las montañas. </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Había visto muchos pumas y</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> sabía aquello: cuando los ojos de un depredador se centran en ti, dos órbitas alineadas perfectamente, eres carne, carne, nada más </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">que carne. Si vivías o morías era algo que escapaba a tu control. Tu destino vive entre las garras y los colmillos de otro.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{194}" paraid="333727955" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Cariño, ¿por qué? </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">gimió Bea. Pero no hubo respuesta, nunca había respuesta con Rosie. </span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="EN-US" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="EN-US"><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Hacía</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> lo que le </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">apetecía</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">.</span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{206}" paraid="706609563" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="EN-US" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="EN-US"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{210}" paraid="1546672792" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="EN-US" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="EN-US">#</span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{216}" paraid="2070346929" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Desde el momento en que su hija nació, el único objetivo de Bea fue mantenerla en casa tanto tiempo como fuera posible. Con una niña tan terca como Rosie, eso significaba ceder, siempre. También significaba alimentarla bien. Comida deliciosa, y en grandes cantidades. Aunque era pequeñita de bebé, Rosie siempre había sido una buena comedora. Había crecido grande y alta: casi un metro ochenta y seguía creciendo, con hombros anchos y manos y pies grandes. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{222}" paraid="955844727" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">La comida era una estrategia importante. Bea sabía por experiencia propia que, a parte de las fiestas en las montañas los fines de semana, ir a por pizza o patatas fritas con los amigos era prácticamente lo único que un adolescente en Hinton podía hacer para luchar contra el aburrimiento. Bea misma había quedado atrapada en esa trampa. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{228}" paraid="1153860081" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">A los dieciséis, en vez de subirse al autobús escolar para el largo camino de vuelta a casa, se había dirigido a Pizzas Gus. Después, esperaba a la salida del supermercado y trataba de encontrar a un vecino que la llevara a casa. Pero eso no siempre funcionaba, así que comenzó a hacer autoestop. Las dos primeras veces salieron bien. Pero la tercera vez, su profesor de ciencias sociales la recogió. Durante media hora, la sermoneó sobre los peligros de hacer autoestop, y después paró en el arcén y deslizó su mano en los vaqueros de ella. Así es como se quedó embarazada. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{234}" paraid="242467759" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea no quería que eso le pasara a su niña. Así que, si la </span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">poutine</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">del L&W estaba buena, la de Bea estaba mejor: las patatas fritas más crujientes, el queso más cremoso, la salsa de carne de un marrón oscuro y con tropezones de hamburguesa salada. Y eso era solo el principio. El ciervo asado con rebozado de nueces era la perfección y su pan sin levadura tostado con mermelada casera superaba a cualquier pastel. Así cuando Rosie llegó a esa peligrosa edad, nunca se planteó quedarse por ahí después del colegio. ¿Por qué iba a pasar el rato con chavales a los que odiaba y a comer </span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">snacks </span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">de calidad inferior cuando la comida de su madre estaba tan buena? </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{de3ccf6a-2713-49ce-8132-b52c692ce3ba}{250}" paraid="170315480" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Rosie </span><span class="NormalTextRun ContextualSpellingAndGrammarErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlContextualSpellingAndGrammarErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjNweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgMyIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTUuMiAoNzgxODEpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2hhcHAuY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPmdyYW1tYXJfZG91YmxlX2xpbmU8L3RpdGxlPgogICAgPGRlc2M+Q3JlYXRlZCB3aXRoIFNrZXRjaC48L2Rlc2M+CiAgICA8ZyBpZD0iZ3JhbW1hcl9kb3VibGVfbGluZSIgc3Ryb2tlPSJub25lIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiIGZpbGw9Im5vbmUiIGZpbGwtcnVsZT0iZXZlbm9kZCIgc3Ryb2tlLWxpbmVjYXA9InJvdW5kIj4KICAgICAgICA8ZyBpZD0iR3JhbW1hci1UaWxlLUNvcHkiIHN0cm9rZT0iIzMzNTVGRiI+CiAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDAuNSBMNSwwLjUiIGlkPSJMaW5lLTItQ29weS0xMCI+PC9wYXRoPgogICAgICAgICAgICA8cGF0aCBkPSJNMCwyLjUgTDUsMi41IiBpZD0iTGluZS0yLUNvcHktMTEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICA8L2c+CiAgICA8L2c+Cjwvc3ZnPg==")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">le</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> daba miedo a sus profesores, pero a Bea no le importaba. Si su hija se sentaba al fondo de la clase y hacía lo mínimo necesario para aprobar, a Bea le parecía bien. Y si caminaba por los pasillos con los codos para fuera, lanzando miradas asesinas a los otros niños por debajo de su flequillo irregular teñido de negro y llevaba las dos mismas camisetas de Slayer durante todo el año, eso estaba más que bien. Nadie podría aprovecharse de su Rosie. Cualquiera que lo intentaba no lo intentaba dos veces. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{1}" paraid="232383942" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{7}" paraid="2068882517" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"># </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{13}" paraid="1606243597" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{19}" paraid="2104802673" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">La Vitesse viajaba a toda velocidad hacia el este, el indicador de velocidad al máximo, el dragón seguía persiguiéndoles y no había nada frente a ellos más que la autopista abierta. Pronto comenzarían a ascender la montaña Obed. El motor no podía aguantarlo a esa velocidad. Bea tenía que hacer algo, pero tenía demasiado miedo como para pensar. Miedo de lo que el dragón haría cuando el autobús comenzara a subir a duras penas esa cuesta larga y empinada. </span><span class="NormalTextRun ContextualSpellingAndGrammarErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlContextualSpellingAndGrammarErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjNweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgMyIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTUuMiAoNzgxODEpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2hhcHAuY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPmdyYW1tYXJfZG91YmxlX2xpbmU8L3RpdGxlPgogICAgPGRlc2M+Q3JlYXRlZCB3aXRoIFNrZXRjaC48L2Rlc2M+CiAgICA8ZyBpZD0iZ3JhbW1hcl9kb3VibGVfbGluZSIgc3Ryb2tlPSJub25lIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiIGZpbGw9Im5vbmUiIGZpbGwtcnVsZT0iZXZlbm9kZCIgc3Ryb2tlLWxpbmVjYXA9InJvdW5kIj4KICAgICAgICA8ZyBpZD0iR3JhbW1hci1UaWxlLUNvcHkiIHN0cm9rZT0iIzMzNTVGRiI+CiAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDAuNSBMNSwwLjUiIGlkPSJMaW5lLTItQ29weS0xMCI+PC9wYXRoPgogICAgICAgICAgICA8cGF0aCBkPSJNMCwyLjUgTDUsMi41IiBpZD0iTGluZS0yLUNvcHktMTEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICA8L2c+CiAgICA8L2c+Cjwvc3ZnPg==")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Y</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> además, por primera vez en su vida, le tenía miedo a su hija. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{25}" paraid="43295634" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie estaba encorvada en el asiento de Bea, su boca estaba fija en una mueca permanente. Los restos de su pintalabios negro azulado manchaban su barbilla. Puede que el mayor peligro al que se enfrentaran no fuera el dragón. Puede que fuera Rosie. Puede que siempre lo hubiera sido. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{31}" paraid="458478569" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Los niños sabían que Rosie era peligrosa. Siempre lo habían sabido. Bea tenía la costumbre de apartar la mirada cuando los chavales pasaban a toda mecha por delante del asiento del copiloto de Rosie como si estuviera en llamas. Hacía caso omiso cuando Rosie le gruñía a un niño que llegaba tarde, y cuando enganchaba algo de una de sus mochilas. Bea lo trataba como un chiste. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{37}" paraid="2046118436" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea se arrodilló junto al asiento del conductor y colocó una mano delicada en el muslo grueso de su hija. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{43}" paraid="1378498117" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Cariño, sea lo que sea que he hecho, lo siento mucho. Pero págalo conmigo, no con los niños. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{49}" paraid="946922544" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie frunció el ceño aún más. El puente de su nariz se arrugó como si oliera a podrido. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{55}" paraid="1575929657" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—No digas mierdas, mamá —masculló. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{61}" paraid="744342011" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea movió la mano al </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">bíceps</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> de su hija y lo intentó de nuevo. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{71}" paraid="602374072" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Llevas mucho tiempo enfadada, ¿verdad? Y ahora estás en control. Y es cierto que tienes el control. Tú estás tomando todas las decisiones. Toma la decisión correcta, cielo. Da la vuelta. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{77}" paraid="52133607" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Joder, mamá, ¿qué crees que soy? —dijo Rosie. Tomo aire profundamente y gritó—. ¡Agarraos! </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{83}" paraid="1356864311" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Rosie pisó el embrague y los frenos con fuerza y giró el volante. El ímpetu lanzó a Bea por el estribo. Se golpeó la cabeza con la puerta, con fuerza. Para cuando se sacudió el dolor de encima y se puso de pie, La Vitesse estaba parada en la mitad de la carretera de </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Pedley</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">, un camino de grava sin </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">salida y sin</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> nada a ambos lados aparte de unas pocas casas viejas retiradas en la profundidad de la montaña. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{97}" paraid="1082190021" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Bien hecho, gracias. Ahora conduzco yo. —Bea apoyó la mano en el grueso hombro de su hija. Era tan sólido como una piedra. La mano derecha de Rosie estrangulaba el volante y sacó la izquierda rígidamente por la ventana. retorció el retrovisor lateral para escanear el cielo detrás de ellos. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{103}" paraid="745450394" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—No —dijo Rosie con voz queda—. Deja de tocarme. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{109}" paraid="750390070" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie metió la primera marcha del autobús, y después la segunda. Avanzaron por la calle. Por encima del suave crujido de los neumáticos sobre la gravilla y el zumbido sordo del motor, se oyó el </span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">fum</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">, </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">fum</span></span><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">, de unas alas amplias, más y más alto. Detrás de Bea, los niños se sorbieron los mocos y sollozaron. Puede que Bea también lo hiciera. Sabía que tenía que pelear, pero, ¿cómo? Bea jamás había golpeado a nadie. Desde luego que no a su hija. Jamás. ¿Cómo iba a saber que eso era un error? </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{119}" paraid="2018307943" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Lo siento —susurró Bea—. No sabía lo que estaba haciendo. Era demasiado joven. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{125}" paraid="982076413" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Cuando Rosie respondió, su voz sonaba monótona y sin emoción. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{131}" paraid="1077210949" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Para. Estoy intentando pensar. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{137}" paraid="1238102796" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Debería haberte obligado a jugar con los otros niños. Quería mantenerte en casa. Mantenerte a salvo. No sabía lo que eso significaría. Que estarías aislada. Que sería malo para ti. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{143}" paraid="808970765" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea apoyó su mejilla izquierda contra el brazo de Rosie mientras La Vitesse avanzaba hacia el cruce de vías de </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Pedley</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">. Las luces parpadearon rojas bajo la señal blanca y negra de cruce. Un tren se acercaba, pero Rosie estaba completamente centrada en el retrovisor lateral, con la mandíbula tensa, los ojos entrecerrados. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{149}" paraid="1813697697" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">La bocina grave del tren tronó con el patrón de cruce. Dos toques cortos, uno largo, uno corto. Bea apoyó una mano suave en el puño de su hija, donde agarraba el volante. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{155}" paraid="1549537666" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">— Tenemos que parar antes de las vías, cielo. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{161}" paraid="1394117927" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">No hubo respuesta. Bea se puso de pie. El extintor estaba en el pasillo, junto a una zapatilla deportiva diminuta que se le había resbalado a algún niño aterrorizado. Un niño que estaba bajo su cuidado. Un niño que tenía que mantener a salvo. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{167}" paraid="1877738676" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Izó el pesado extintor en sus brazos. Bea se conocía. La violencia no era parte de su naturaleza. Nunca le había levantado la mano a nadie, incluso cuando debía haberlo hecho. Incluso cuando le estaban haciendo daño. Ahora tenía que hacerle daño a su hija. Tenía que hacerlo. Levantar bien alto el extintor y dejarlo caer sobre la cabeza de Rosie. Eso era todo. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{173}" paraid="1283289354" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Pero no podía. Bajó el contenedor y se alejó. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{179}" paraid="57043973" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Las ruedas delanteras del autobús saltaron sobre las vías. El tren se acercaba veloz, una pila de metal plateado con un parabrisas de cristal curvado. Más cerca ahora, tan cerca que Bea podía ver los limpiaparabrisas encajados en un ángulo bajo a través del cristal. La bocina aulló mientras se cernía sobre ellos con todo su peso y velocidad asesinas. Rosie todavía tenía la mano fuera de la ventana, tirando del retrovisor con sus gruesos dedos. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{185}" paraid="189446160" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Detrás de La Vitesse, por la ventana posterior sucia, una sombra se extendió para envolver el autobús con sus alas. Entonces un muro de plata la obliteró. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{191}" paraid="1283715785" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{197}" paraid="2097541879" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"># </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{203}" paraid="1749477321" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{209}" paraid="53937710" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie no podía conseguir que la puerta del autobús se abriera. Ni siquiera con ambas manos y todos sus músculos y su peso. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{215}" paraid="1895089500" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Mamá, ¿cómo coño haces esto? </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{221}" paraid="2034520712" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Tiene truco. —Bea deslizó sus manos suaves sobre las de su hija y presionó el control de pulgar de caucho en la manija operada por un muelle. Abrió la puerta con la maniobra, igual que lo había hecho miles de veces antes, pero nunca con tanto alivio. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{227}" paraid="1293886148" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">El tren seguía pasando a toda velocidad, los frenos aullando y soltando chispas. Cuando terminó de pasar el cruce, Bea ayudó a los niños a bajarse del autobús. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{233}" paraid="1048944814" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Tú también —le dijo a Rosie, y siguió a su hija hasta tierra firme. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{239}" paraid="661784354" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Bea envolvió su </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">jersey</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> alrededor de la pequeña Michelle </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Arsenaut</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> y la levantó para posarla sobre su cadera. Limpió la nariz de la niña con un pañuelo arrugado de su bolsillo, y después levantó a Tony Lalonde sobre su otra cadera. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{d22d9bff-0d34-436e-9720-67d097f2c2b6}{253}" paraid="1552443292" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">En el cruce de vías, las traviesas cubiertas de alquitrán y los raíles plateados estaban pintados con sangre marrón rojiza, espesa y humeante. La cabeza del dragón yacía junto a la rueda posterior derecha de La Vitesse. Unos agujeros sangrientos marcaban la esclera lechosa de sus ojos, y un líquido azul goteaba desde sus mandíbulas con colmillos. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{4}" paraid="2012985271" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie empujó la cabeza del dragón para que se apoyara con la barbilla para abajo en la carretera. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{10}" paraid="247719127" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—¿Dónde está el resto? —susurró Michelle Lalonde desde debajo del codo de Bea. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{16}" paraid="204389181" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Aquí, en la zanja —dijo Rosie. Se deslizó por la inclinación helada y levantó un ala hecha jirones, después la arrastró hasta la carretera y la depositó junto a la cabeza del dragón. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{22}" paraid="2010239052" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Esa carne no es buena —dijo Blair </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Tocher</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">, de once años y experta cazadora—. Huele como a oso que se ha estropeado. No te puedes comer eso. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{28}" paraid="1194392628" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Creo que Rosie podría —dijo Joan Cardinal. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{34}" paraid="1028142547" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea tembló, sentía frío sin el jersey y su antebrazo estaba húmedo en el lugar en el que estaba sujetando a Tony Lalonde contra su cuerpo. Los brazos del niño agarraban su cuello y su carita llena de mocos estaba hundida contra ella. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{40}" paraid="373669584" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—¿Va a venir alguien a ayudarnos? —preguntó en un susurro. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{46}" paraid="213253956" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Pronto, creo. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{52}" paraid="1024365835" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Lejos, en las vías, el tren se detuvo al fin. El conductor ya habría avisado del incidente. Todavía no podía oír las </span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">sirenas,</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> pero no tardarían mucho. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{62}" paraid="1937279348" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie arrastró el torso del dragón desde el otro lado de las vías. Su tripa se había abierto por la mitad, revelando un nido de entrañas moteadas recubiertas de un tejido con estructura de panal. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{68}" paraid="1916677059" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">— El dragón que viste en Roche </span><span class="NormalTextRun SpellingErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlSpellingErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjRweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgNCIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTYuMiAoODE2NzIpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2guY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPnNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlPC90aXRsZT4KICAgIDxkZXNjPkNyZWF0ZWQgd2l0aCBTa2V0Y2guPC9kZXNjPgogICAgPGcgaWQ9IkZsYWdzIiBzdHJva2U9Im5vbmUiIHN0cm9rZS13aWR0aD0iMSIgZmlsbD0ibm9uZSIgZmlsbC1ydWxlPSJldmVub2RkIj4KICAgICAgICA8ZyB0cmFuc2Zvcm09InRyYW5zbGF0ZSgtMTAxMC4wMDAwMDAsIC0yOTYuMDAwMDAwKSIgaWQ9InNwZWxsaW5nX3NxdWlnZ2xlIj4KICAgICAgICAgICAgPGcgdHJhbnNmb3JtPSJ0cmFuc2xhdGUoMTAxMC4wMDAwMDAsIDI5Ni4wMDAwMDApIj4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDMgQzEuMjUsMyAxLjI1LDEgMi41LDEgQzMuNzUsMSAzLjc1LDMgNSwzIiBpZD0iUGF0aCIgc3Ryb2tlPSIjRUIwMDAwIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICAgICAgICAgIDxyZWN0IGlkPSJSZWN0YW5nbGUiIHg9IjAiIHk9IjAiIHdpZHRoPSI1IiBoZWlnaHQ9IjQiPjwvcmVjdD4KICAgICAgICAgICAgPC9nPgogICAgICAgIDwvZz4KICAgIDwvZz4KPC9zdmc+")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">Miette</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> era rojo, mamá. —Rosie se quitó los guantes empapados de sangre y los dejó caer al suelo—. Eso es lo que dijiste. </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{74}" paraid="1445053737" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Cierto —dijo Bea—. Y tú no me creíste. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{80}" paraid="1754632277" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Entonces este no es el único dragón. —Rosie se hizo sombra sobre los ojos con la mano y estudió el cielo. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{86}" paraid="1288630255" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Bea asintió. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{92}" paraid="970424988" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Hay al menos uno más. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{98}" paraid="465202150" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Tommy gimoteó. Bea le subió más alto en su cadera. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{104}" paraid="1506412066" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">—Estamos bien. Estamos a salvo —</span><span class="NormalTextRun ContextualSpellingAndGrammarErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlContextualSpellingAndGrammarErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjNweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgMyIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTUuMiAoNzgxODEpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2hhcHAuY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPmdyYW1tYXJfZG91YmxlX2xpbmU8L3RpdGxlPgogICAgPGRlc2M+Q3JlYXRlZCB3aXRoIFNrZXRjaC48L2Rlc2M+CiAgICA8ZyBpZD0iZ3JhbW1hcl9kb3VibGVfbGluZSIgc3Ryb2tlPSJub25lIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiIGZpbGw9Im5vbmUiIGZpbGwtcnVsZT0iZXZlbm9kZCIgc3Ryb2tlLWxpbmVjYXA9InJvdW5kIj4KICAgICAgICA8ZyBpZD0iR3JhbW1hci1UaWxlLUNvcHkiIHN0cm9rZT0iIzMzNTVGRiI+CiAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDAuNSBMNSwwLjUiIGlkPSJMaW5lLTItQ29weS0xMCI+PC9wYXRoPgogICAgICAgICAgICA8cGF0aCBkPSJNMCwyLjUgTDUsMi41IiBpZD0iTGluZS0yLUNvcHktMTEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICA8L2c+CiAgICA8L2c+Cjwvc3ZnPg==")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">l</span><span class="NormalTextRun ContextualSpellingAndGrammarErrorV2Themed SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-image: var(--urlContextualSpellingAndGrammarErrorV2,url("data:image/svg+xml;base64,PD94bWwgdmVyc2lvbj0iMS4wIiBlbmNvZGluZz0iVVRGLTgiPz4KPHN2ZyB3aWR0aD0iNXB4IiBoZWlnaHQ9IjNweCIgdmlld0JveD0iMCAwIDUgMyIgdmVyc2lvbj0iMS4xIiB4bWxucz0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMjAwMC9zdmciIHhtbG5zOnhsaW5rPSJodHRwOi8vd3d3LnczLm9yZy8xOTk5L3hsaW5rIj4KICAgIDwhLS0gR2VuZXJhdG9yOiBTa2V0Y2ggNTUuMiAoNzgxODEpIC0gaHR0cHM6Ly9za2V0Y2hhcHAuY29tIC0tPgogICAgPHRpdGxlPmdyYW1tYXJfZG91YmxlX2xpbmU8L3RpdGxlPgogICAgPGRlc2M+Q3JlYXRlZCB3aXRoIFNrZXRjaC48L2Rlc2M+CiAgICA8ZyBpZD0iZ3JhbW1hcl9kb3VibGVfbGluZSIgc3Ryb2tlPSJub25lIiBzdHJva2Utd2lkdGg9IjEiIGZpbGw9Im5vbmUiIGZpbGwtcnVsZT0iZXZlbm9kZCIgc3Ryb2tlLWxpbmVjYXA9InJvdW5kIj4KICAgICAgICA8ZyBpZD0iR3JhbW1hci1UaWxlLUNvcHkiIHN0cm9rZT0iIzMzNTVGRiI+CiAgICAgICAgICAgIDxwYXRoIGQ9Ik0wLDAuNSBMNSwwLjUiIGlkPSJMaW5lLTItQ29weS0xMCI+PC9wYXRoPgogICAgICAgICAgICA8cGF0aCBkPSJNMCwyLjUgTDUsMi41IiBpZD0iTGluZS0yLUNvcHktMTEiPjwvcGF0aD4KICAgICAgICA8L2c+CiAgICA8L2c+Cjwvc3ZnPg==")); background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat-x; border-bottom: 1px solid transparent; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;">e</span><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> dijo a los niños—. ¿Verdad, Rose? </span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{114}" paraid="911879502" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Rosie se encogió de hombros y sacó un paquete de mentolados de su bolsillo. Un cigarrillo colgó de sus labios mientras buscaba el encendedor. Le lanzó una mirada a Bea, furtiva, como si necesitara el permiso de su madre para encenderlo delante de los niños. Bea casi se rio. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; text-align: left; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{120}" paraid="1015599831" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">Había pensado que los héroes no existían, pero estaba equivocada. Equivocada del todo. </span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; direction: ltr; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{126}" paraid="1745707830" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-kerning: none; font-size: 12px; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; text-align: justify; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES">—Adelante, fuma, cielo —dijo—. Te lo has ganado. </span></p><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{126}" paraid="1745707830" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-kerning: none; font-size: 12px; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><br /></span></p><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{126}" paraid="1745707830" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-kerning: none; font-size: 12px; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%;"><span face=""Verdana",sans-serif"><b><span style="font-size: x-small;"></span></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEj73tgzF-id35zOCMuK8U252klbv7N2nJetTKHInRw4-k6aWOKEHDVV8gZUrYmeX_tIfW0yRfV3VpyxjYe_48DzxT7A_FM4qUPlHdl_VB_Uj3Ca039WOZL7NjDeKUVkSdbkfsPuG3wEYFptVkLBAQlLWhS2ssjzy-PKi4Ve6mMUbDUNQ-0oO-94in/s1536/Kelly-Robson-1-lg-1025x1536.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="1025" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEj73tgzF-id35zOCMuK8U252klbv7N2nJetTKHInRw4-k6aWOKEHDVV8gZUrYmeX_tIfW0yRfV3VpyxjYe_48DzxT7A_FM4qUPlHdl_VB_Uj3Ca039WOZL7NjDeKUVkSdbkfsPuG3wEYFptVkLBAQlLWhS2ssjzy-PKi4Ve6mMUbDUNQ-0oO-94in/s320/Kelly-Robson-1-lg-1025x1536.jpg" width="214" /></a></span></b></div><span><br /><p style="text-align: left;"><span><b>Kelly
Robson</b> es una escritora canadiense de ficción corta. Su <i>novelette </i>“Una
Mancha Humana” ganó el premio Nébula en 2018 y ha ganado el premio Aurora en
2019 y 2016 a Mejor Relato. También ha sido finalista para los premios Hugo, Nébula,
World Fantasy, Theodor Sturgeon, Locus, Astounding, Aurora y Sunburst. Kelly es
asesora como creativa futuróloga para organizaciones nacionales e
internacionales. Su libro <i>High Times in the Low Parliament </i>(“Tiempos Eufóricos
en el Parlamento”) acaba de ser publicado. En español están disponibles <i>Dioses,
monstruos y el Melocotones de la suerte</i> (Pulpture) y Las Aguas de Versalles
(Gigamesh).</span></p></span><o:p></o:p><p></p></div><div class="OutlineElement Ltr SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: white; clear: both; cursor: text; direction: ltr; font-family: "Segoe UI", "Segoe UI Web", Arial, Verdana, sans-serif; font-size: 12px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative; user-select: text;"><p class="Paragraph SCXW256858262 BCX0" paraeid="{eeec7d5b-c668-4bf7-b5aa-ce0c5fc1beae}{132}" paraid="1175476071" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; background-color: transparent; color: windowtext; font-kerning: none; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; padding: 0px; user-select: text; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="TextRun SCXW256858262 BCX0" data-contrast="auto" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" lang="ES-ES" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; font-variant-ligatures: none; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCXW256858262 BCX0" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"></span></span><span class="EOP SCXW256858262 BCX0" data-ccp-props="{"201341983":0,"335559731":567,"335559740":480,"335559991":0}" face="Verdana, Verdana_EmbeddedFont, Verdana_MSFontService, sans-serif" style="-webkit-tap-highlight-color: transparent; -webkit-user-drag: none; font-size: 12pt; line-height: 40px; margin: 0px; padding: 0px; user-select: text;"> </span></p></div>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-80449225105892453272022-07-02T10:56:00.004-07:002022-10-07T01:12:32.985-07:00Capítulos #57 - Un poco como tú, Señorita Patti Smith; de Iliana Vargas<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_89285575_6_1.html?c1=5d3c0e" width="100%"></iframe>
<br /><h1 style="line-height: 1.295; margin-bottom: 0pt; margin-top: 2pt; text-align: left;"><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span style="font-weight: normal;">Un poco como tú, Señorita Patti Smith</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></h1><h3 style="text-align: left;"><span style="font-size: 18.72px; font-weight: normal;">por Iliana Vargas</span></h3><p style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">I<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Nunca la había visto así. Hemos vivido juntas
veinte años y siempre ha actuado de una forma peculiar, pero desde hace varios
días ha empezado a comportarse como si no quisiera que yo notara que El Otro
está aquí. Ha sido algo raro, porque siempre me presenta a quienes vienen a
visitarla, y con el tiempo he aprendido a reconocer sus voces y los rostros que
corresponden a cada nombre gracias a que cuando alguien llega, lo primero que
Noelia Farri hace es traer a la persona hasta acá y decirme, con un tono robótico
que sólo usa en esas ocasiones:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">-Señorita Patti Smith, saluda a Jimena
Moro<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y enséñale dónde está el baño.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">-Señorita Patti Smith, saluda a Oliver Aguirre
y enséñale dónde está la cocina.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">-Señorita Patti Smith, saluda a Carola
Valenzuela y enséñale dónde puede sentarse.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Entonces yo asomo la cabeza y me le quedo
mirando unos segundos a Jimena o a Oliver o a Carola o a quienquiera que sea la
visita en cuestión, y luego estiro el cuello y lo giro muy despacio en la
dirección indicada. Esto les hace bastante gracia y, aunque cada que vienen es
lo mismo, quieren que lo repita muchas veces pero yo me niego porque he
aprendido que lo común es saludarse y despedirse sólo una vez.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Recuerdo incluso a quienes estuvieron dos o
tres noches completas y nunca se volvieron a aparecer por aquí. Eso sucedía
cada cierto tiempo, y con más frecuencia cuando ella regresaba de viajes
largos. A Noelia Farri le gustaba mucho viajar, y recibir visitas y dar paseos
durante varias horas, pero desde que llegó El Otro, nada de eso ha vuelto a
suceder; ni siquiera ha ido a su oficina. ¿Será por eso que no me lo presenta y
además hace como si no existiera? Digamos, ¿le dará vergüenza aceptar que El
Otro ha sacudido su vida de tal forma que la ha influenciado para dejar de
hacer muchas cosas que disfrutaba, a pesar de que ella se ha jurado a sí misma
frente a mí que eso no volvería a pasar desde la última vez que vivió La
Monstruosidad a lado de YaSabemosQuién? Es difícil adivinarlo… Aunque ella
evada su presencia y ande por la casa descalza, medio desnuda, con una ligereza
en el cuerpo que antes no tenía, yo sé que algo no está bien.<span style="mso-spacerun: yes;"> <span></span></span></span></p><a name='more'></a><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Una tarde, la última de su rutina cotidiana
antes de estos cambios, Noelia Farri empezó a sacar con mucho cuidado las
piedras donde suelo trepar y comenzó a limpiarlas y a tomar los restos de
comida que habían quedado flotando en el agua mientras me decía “Ahora seré un
poco como tú, Señorita Patti Smith; ahora sabré qué se siente verlo todo desde
adentro, a través de estas paredes de vidrio”.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Entonces se quedó largo rato mirando los ventanales, o quizá los pájaros
que volaban de una a otra copa de los árboles allá afuera. Luego volvió a
acomodar las piedras y acarició mi cabeza muy despacio, musitando algo
incomprensible para mí: “Serás el único ser vivo al que pueda tocar desde
ahora”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">A partir de ese día no ha vuelto a ser la
misma y hace cosas que me confunden, empezando por el hecho de dejar que El
Otro entrara a la casa sin pedir permiso, sin avisar, sin saludar siquiera.
Simplemente, una noche que Noelia había ido por la despensa, El Otro se metió
al departamento detrás de ella, aprovechando que la puerta estaba abierta
porque había comprado muchas cosas y algunas esperaban en el pasillo. Esa noche,
El Otro se quedó sentado en el sillón junto a la habitación de Noelia Farri y
yo estuve esperando a que ella, o en todo caso él mismo se acercara a decirme
su nombre, pero eso no ocurrió ni cuando Noelia se fue a dormir, ni cuando
despertó y él aguardaba aún en el sillón, mirándola salir del cuarto hacia el
baño y luego observando con mucha atención todo lo que hacía. Yo comencé a
llamarlo El Otro porque no tengo con qué relacionarlo: no se parece a ninguno
de los visitantes de Noelia, ni a nada de lo que hay aquí en la casa, ni a las
imágenes que ella me ha enseñado en sus libros o en las películas que vemos
juntas. Y una cosa es ser inteligente, como ella dice que soy, y otra cosa es
saberlo todo, como ella dice que es antinatural ser. Lo que sí sé es que siete
noches después, mientras Noelia Farri preparaba la cena y canturreaba algo como
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">el mundo se va a acabar, el mundo se va a
acabar, si tú me has de querer, te tienes que apresurar</i>, sentí un calor
terrible que se expandía por toda el agua. Trepé las piedras lo más rápido que
pude para no quemarme, pero también estaban calientes, así que tuve que
impulsarme prendándome de la orilla del vidrio, y dejarme caer del otro lado,
sobre la mesa donde Noelia Farri acondicionó mi hogar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Quedé algo atolondrada porque hacía mucho no
realizaba esa maniobra, pero esta vez no tuve opción, y cuando al fin me sentí
segura como para abrir los ojos y ver si ella había notado algo, me topé con el
rostro de El Otro observándome tan de cerca, que pude constatar que no era como
las visitas anteriores, y no sólo por el calor que irradiaba, sino por la
viscosidad que emanaba de su extrañísima piel (si a eso se le podía llamar
piel) y el fulgor en sus ojos, que nunca estaban quietos: eran como esas
lucecillas que Noelia cuelga en Navidad, que prenden y apagan, prenden y apagan
y titilan al momento de cambiar de color. Sentí un peligro irreconocible y
retraje todo mi cuerpo, quedándome lo más inmóvil que pude. Noelia Farri salió
cantando de la cocina, con un plato y una cerveza en las manos. No sé por qué,
cada que ella sale de alguna habitación, lo primero que hace es mirarme.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>A veces
me asusta, porque dice mi nombre deformándolo todo en un Señooooooorita
Papapapapapati Smiiiiiiiiiiiittitititititth, mientras se acerca y se queda ahí
viéndome, como si no hubiera nada más que hacer en el mundo. Esta vez, aunque
comprendí que no era nada bueno que dijera mi nombre completo sin jugar con él
y en un tono que hace mucho no usaba, me sentí aliviada al verla venir hacia
mí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">-¡Señorita Patti Smith! ¿Qué andas haciendo
ahí afuera?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Me tomó para meterme de nuevo al agua, pero
por fortuna se dio cuenta de lo caliente que estaba antes de depositarme en
ella.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">-¡Aaaaaaaay, pero qué carajos! –gritó muy
sorprendida, elevándome con su mano derecha. Con razón te saliste de ahí. Qué
bueno que no caíste hasta el piso. No sé qué habrá pasado… A lo mejor se
descompuso el calentador, pero ¿ahora dónde lo mando a arreglar, o compro otro?
–decía mientras lo desconectaba bruscamente de la pared y me acomodaba con
cuidado sobre la mesa. Vas a tener que soportar el agua fría todo este mes…
Aunque pensándolo bien, podríamos subir a la azotea y tumbarnos al sol para que
absorbas algo de calor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Decía todo esto mientras tiraba una parte del
líquido y lo completaba con otro poco de agua fría que sacaba de la cocina. Iba
y venía apresurada, y El Otro la seguía como si adivinara sus movimientos antes
de que ella los hiciera. Se notaba molesta y yo no entendía por qué no lo
confrontaba; por qué le daba permiso de quedarse y hacer tanta maldad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Una vez terminado el cambio y asegurándose de
que la temperatura era soportable; Noelia volvió a acomodarme con mucho cuidado
dentro del agua. Luego fue al comedor y tomó su plato para calentar de nuevo la
comida. Mientras esperaba que el microondas terminara su trabajo, se quedó
mirándome y dándole traguitos a su cerveza sin decirme nada, pero negando con
la cabeza. Al sonar la alarma del horno, se alejó diciéndome “Ay, Señorita
Patti Smith, sólo espero que al final no seas tú quien termine enfermándose”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Desde el sillón, donde permanecía muy quieto y
callado, El Otro soltó una carcajada de la que Noelia parecía no haberse
percatado en el ir y venir de la cocina a la mesa, y que me hizo contraer todo
el cuerpo de nuevo. Esa noche me costó trabajo mantener los párpados cerrados.
Tenía que estar atenta para salir del agua si El Otro volvía a acercarse. Sin
embargo, no fue a mí a quien visitó esa noche, sino a Noelia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">II<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Lo supe la mañana siguiente, cuando ella vino
a saludarme y a servirme el desayuno, toda sonrojada y con los ojos más
cristalinos y empequeñecidos de lo normal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">-Hoy aumentó la temperatura, Señorita Patti
Smith. Tal vez no sea necesario que subamos a que nos dé el sol.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Metió la mano al agua para sacarme como cada
mañana, pero, no supe por qué, me alejé de ella; sentí que no era ya su mano
tan sólo, sino su mano caliente, llena de El Otro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Me escondí detrás de las piedras, pero Noelia
me alcanzó y me tomó muy fuerte mientras me preguntaba qué me pasaba. ¿Cómo
saber? Yo misma no me explicaba mi propia reacción y mucho menos lo que siguió.
No era que le temiera exactamente, pero aquel día algo salió mal desde que
sentí que ella ya no era Noelia, sino El Otro tratando de apropiarse de su
cuerpo. Por eso, cuando me tomó con la mano más cálida de lo normal y trató de
tocar mi nariz sin dejar de preguntarme con una desconocida voz ronca, que qué
me pasaba, lo único que se me ocurrió fue morderla para que El Otro no
intentara adueñarse de mí también.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Su primer impulso fue sacudir el dedo
enérgicamente, y aunque me prensé de ella lo más fuerte que pude, salí volando
y fui a dar detrás de la fila de macetas junto a la ventana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Noelia Farri se dio cuenta de la atrocidad que
acababa de cometer y le dio un ataque de esos en los que tenía ganas de gritar
pero sólo abría mucho la boca y no le salía nada; tragaba y tragaba aire con
espasmos ruidosísimos sin alcanzar a llenar sus pulmones. Por lo general logra
calmarse sumergiendo la cara en un plato lleno de agua, donde al parecer,
suelta su rabia en un grito que no alcanzo a escuchar. Esta vez el ataque fue
peor, porque al oír el grito de Noelia tras mi mordida, El Otro se apareció de
inmediato y se quedó casi pegado detrás de ella, haciendo gestos como si le
golpeara el pecho y la espalda, provocándole una tos incontenible que se
mezclaba con los mocos y las lágrimas que hacían brillar su cara enrojecida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Noelia Farri sufría porque no había visto que
yo estaba tras las macetas y pensaba que me había lanzado a través de la
ventana. Visualizaba mi cuerpo dando volteretas en el aire, o quizá cayendo
como un planeador acelerado hasta azotar contra la banqueta y trozarse en tres
o cuatro pedazos, y no podría salir a levantar mis restos porque en el lobby
del edificio había un guardia que no dejaba salir ni entrar a nadie, salvo que se
tratara de una emergencia médica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Ante la desesperación, Noelia Farri se dejó
caer de rodillas sobre el sillón, con medio cuerpo asomado por la ventana, sin
poder dejar de toser. Se le había constipado la nariz y sólo podía jalar aire
por la boca. Entonces sucedió algo que no sé cómo explicar, a menos que ello
forme parte de la naturaleza no humana de ese ser: El Otro se transformó en un
par de escarabajos diminutos, de un hermoso color púrpura brillante. Uno de
ellos se posó en la cabeza de Noelia Farri al tiempo que su gemelo se coló por
la boca, cada vez más abierta en los esfuerzos por respirar. De alguna manera,
al quedarse justo ahí, El Otro consiguió que Noelia regresara poco a poco todo
el cuerpo adentro de la casa y lo acomodara en el sillón. El llanto y la tos
iban disminuyendo acompasados, como arrullándola para que cayera dormida, y su
respiración volvía al ritmo normal, sólo que iba acompañada de un silbido que
evidenciaba algo que obstruía el paso completo del aire a través de la
garganta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">III<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Decidí salir muy despacio de mi escondite
temiendo encontrarme con El Otro: después de lo que había visto me había
quedado claro que no era humano ni animal aunque pudiera tomar cualquiera de
ambas formas; e incluso ahora sabía que si podía convertirse en cualquier cosa,
bien podría aparecerse como un terrible depredador.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Avancé hasta la pata de la mesa para que
Noelia pudiera verme al despertar. No había rastros de El Otro; sólo silencio y
brillos solares, anaranjados, que entraban por la ventana como señales de que
el peligro había pasado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Sin embargo, la respiración de Noelia Farri
sonaba cada vez más fuerte y dificultosa, como si un puñado de grillos
jugueteara en su garganta. Ella permanecía en la misma posición desde hacía
horas, y aunque no parecía incómoda, me preocupaba que no despertara siquiera
para comer o alimentarme. Ninguna de las dos habíamos desayunado, y con todo y
que me quedaban reservas para algunas horas, sabíamos que si yo no recibía
comida después de un tiempo, mi cuerpo empezaría a absorberse a sí mismo hasta
secarlo por completo. La ventana se había quedado abierta y entraban ráfagas de
aire cálido. ¿O era el calor que se desprendía del cuerpo de Noelia Farri y
llegaba hasta mí, confortándome para conciliar el sueño y olvidar la mañana
caótica, la presencia y súbita mutación de El Otro, y el hambre que ya me
lanzaba punzadas candentes?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">Poco a poco las luces anaranjadas se fueron
desvaneciendo por completo y la oscuridad se extendió en la casa. Logré
quedarme dormida un buen rato hasta que Noelia comenzó a toser y a retorcerse
como si algo la apretujara por dentro del cuerpo. Esta vez, en lugar de
paralizarme, el miedo me impulsó a ir hacia el sillón y trepar por uno de los
costados, como lo había hecho tantas veces cuando ella me dejaba deambular
mientras cambiaba el agua. Logré llegar hasta lo alto del respaldo y desde ahí
pude ver que un halo púrpura rodeaba su piel convirtiéndola en una membrana
gelatinosa que no la dejaba respirar ni moverse. Sus ojos permanecían abiertos
como nunca y sin embargo parecía que ella no veía nada. Su rostro estaba
desapareciendo muy despacio, dentro de sí mismo: la boca y la nariz eran
absorbidos por algo desde adentro y en su lugar aparecían pústulas con diminutos
pelos rojos. Su cuerpo se estremecía y su pecho hacía grandes esfuerzos por
llenarse de aire. Empezó a emitir sonidos desde lo profundo de su estómago,
como si quisiera explotar y dejar de sentir lo que estaba sintiendo, que al
parecer era muy doloroso por las contorsiones y el color amoratado que estaba
cobrando su cuerpo hasta que comenzó a desgranarse, ¡sí, desgranarse! Igual que
esa fruta que tanto le gustaba comer por las tardes, así Noelia o el cuerpo que
alguna vez había sido de Noelia Farri ahora era un montón de carne desgranada,
púrpura y brillante. Sus ojos enormemente abiertos eran lo único que había
quedado de ella. Intenté bajar para posarme por última vez en lo que había sido
su panza, pero noté que mi cuerpo también estaba dejando de ser mío para
convertirse en lo que sea que me espera ahora que la piel comienza a atenazarse
sobre la carne para absorberla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">No sé cuántos minutos o quizá horas han pasado
antes de sentir que los párpados empiezan a pegarse a mis globos oculares. Lo
último que alcanzo a ver es cómo los pedazos informes del cuerpo de Noelia
Farri van reventándose cual burbujas de donde brotan diminutos escarabajos que
revolotean siguiendo una ruta, al parecer, trazada por El Otro, quien sentado
en la cornisa de la ventana como si nada, como si nunca se hubiera transformado
en otra cosa, espera a que todos los bichos se adhieran a él y luego, sin
siquiera despedirse o al menos mirar un poco el desastre que ha ocasionado, se
levanta y salta hacia la noche.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;"><span lang="ES-MX"><span style="font-family: verdana; font-size: x-small;"><b></b></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: x-small;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhz-DFXDuYdAjmmJqP2iTdUlQHeci3r-jSXlPlYRY0RUNVzqT_paAlkb8dTj8tg5Y5b7uvJUzl4b68xsJaxWRnk_rES2KyIF96ZhcJcJYpF7IoFOLN1CCx0XFccJ-AWpotuLMhy_0FE_arBAntZeLAKHz50qmxkDwG7nGMryhmL9zfB7TYjGKdm8zIT/s1280/iliana.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1001" data-original-width="1280" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhz-DFXDuYdAjmmJqP2iTdUlQHeci3r-jSXlPlYRY0RUNVzqT_paAlkb8dTj8tg5Y5b7uvJUzl4b68xsJaxWRnk_rES2KyIF96ZhcJcJYpF7IoFOLN1CCx0XFccJ-AWpotuLMhy_0FE_arBAntZeLAKHz50qmxkDwG7nGMryhmL9zfB7TYjGKdm8zIT/s320/iliana.jpeg" width="320" /></a></b></span></div><p style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana;"><b>Iliana Vargas</b> nació en la Ciudad de México en 1978. Es egresada
de la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM, donde cursó el Diplomado de Literatura
Fantástica y co-organizó el Encuentro Multidisciplinario en torno a lo
Fantástico, en 2001. Actualmente forma parte del Seminario de Literatura
Fantástica Hispanoamericana en la misma institución.</span></p><p style="text-align: left;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-MX"><span style="font-family: verdana;">En 2018 fue
seleccionada para participar en The Mexicanx Initiative de la 76 World
Science Fiction Convention, San José California; y en 2019, en el 2º Encuentro
Internacional de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción en Santiago de Chile y
Punta Arenas. Cofundadora, en 2020, de “MexiCona: imaginación y futuro”,
convención internacional dedicada a la difusión de ficción especulativa en
habla hispana. Durante la pandemia ha participado en encuentros, foros y
festivales virtuales dedicados al estudio y fomento de estos géneros en
Hispanoamérica.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: verdana; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">
</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: left;"><span lang="ES-MX"><span style="font-family: verdana;">Es autora de los libros de cuento <i>Joni Munn y otras
alteraciones del psicosoma</i> (Conaculta/Fondo Editorial Tierra Adentro,
2012); <i>Magnetofónica</i> (Ediciones y Punto, 2015); <i>Habitantes
del aire caníbal</i> (Editorial Resistencia, 2017) y <i>Yo no voy a
salvarte</i> (Eolas Ediciones, Las Puertas de lo Posible, España, 2021).
Editó el dossier <i>Fémina Incógnita</i>, dedicado a difundir la obra de
autoras de literatura fantástica y ciencia ficción, y llevó la columna “Hibridaciones
Sinápticas” para la revista digital Vozed. Su obra se incluye en diversas
antologías y publicaciones nacionales y extranjeras; algunos de sus cuentos han
sido traducidos al inglés. </span><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" lang="ES-TRAD" style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></p>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2922842492648837567.post-24204489061090021792022-06-11T12:14:00.003-07:002022-10-07T01:19:00.873-07:00Capítulo #56 - Víbora, de Claudia Aboaf<p> </p>
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="200" loading="lazy" scrolling="no" src="https://www.ivoox.com/player_ej_88332219_6_1.html?c1=5c723b" width="100%"></iframe><div><br /></div><div><h1 style="line-height: 1.295; margin-bottom: 0pt; margin-top: 2pt; text-align: left;"><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span><span font-family:="" quot="" sans-serif="" verdana=""><span style="font-weight: normal;">Víbora</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></h1></div><h3 style="text-align: left;"><span style="font-size: 18.72px; font-weight: normal;">por Claudia Aboaf</span></h3><div><span id="docs-internal-guid-e2344d6c-7fff-5a3c-9f57-7e78ee008714"><div><span face="Calibri, sans-serif" style="color: #2b2b2b; font-size: 21pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b style="font-size: 14.6667px;"><span font-family:="" quot="" sans-serif="" style="color: #674ea7; font-family: verdana; font-size: x-large;" verdana=""><b style="color: black; font-size: 14.6667px;"><span font-family:="" quot="" sans-serif="" style="color: #674ea7; font-family: verdana; font-size: x-large;" verdana=""><b style="color: black; font-size: 14.6667px;"><span font-family:="" quot="" sans-serif="" style="color: #674ea7; font-family: verdana; font-size: x-large;" verdana=""><b style="color: black; font-size: 14.6667px;"><span font-family:="" quot="" sans-serif="" style="color: #674ea7; font-family: verdana; font-size: x-large;" verdana=""><b style="color: black; font-size: 14.6667px;"><span font-family:="" quot="" sans-serif="" style="color: #674ea7; font-family: verdana; font-size: x-large;" verdana=""><b style="color: black; font-size: 16px;"><br /></b></span></b></span></b></span></b></span></b></span></b></span></div><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El hombre flota con brazadas cortas en el agua marrón. Puede arrastrarlo la corriente, por eso bracea en el mismo lugar. Hunde la cara hasta la nariz y traga un poco de río. Ese tramo del arroyo es suyo en lo que abarca la vista desde su casa elevada sobre el palafito. Tiene que bracear con más fuerza para sostenerse en su predio, evitar que el cuerpo de agua dulce lo arrastre hasta el del vecino. Sostiene un momento esa idea de propietario, pero enseguida flaquea y se dice que no es nadie.</span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: inherit;">Es un verano caluroso que trajo bichos; viajan en camalotes como balsas, bajan del norte y tapizan el agua. Una víbora verde y negra alcanza su hombro, gira alrededor del cuello, continua elevándose y se encarama en su cabeza. El resto del cuerpo músculo lo acollara. Tal como está enroscada, no puede verla. </span></span></p></span><p style="text-align: left;"><span style="font-family: inherit;"><span></span></span></p><a name='more'></a><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Horas antes de levantarse, el sol ya doraba las mínimas crestas del río. Era precioso, pero el hombre, al enrollar la cortina de mimbre en la ventana, hizo su pronóstico con cálculos simples y leyó en esos alfileres brillantes la ferocidad del sol que pronto ardería sobre su espalda. La sombra del interior de la casa giraba caliente junto con las moscas. Se decidió a bajar la escalera y pisó la greda que pinta de gris todo en la isla, incluso las plantas apagando los verdes. Fue a levantar la garrafa que esperaba desde hace días en el muelle. </span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; white-space: pre-wrap;">En esa semana ninguna otra lancha almacenera entraría en el Arroyo Espera; ese arroyo tan cambiante, aún para este hombre que lo observa cuando se contrae o se hincha como una yarará digiriendo. </span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cargó la garrafa que debía durarle una semana y la llevó a los bandazos hasta la casa. Tenía que subirla, pero no estaba convencido de continuar con esa ni con otras tareas pendientes. El calor ya comenzaba a picar en su torso desnudo y unas gotas de sudor se deslizaron hasta escurrirse en la malla desteñida y acartonada por el barro. Hubiese querido detener el avance del día, pero el machaco de las horas se sucedía y el calor selvoso aumentaba. Se decidió por empujarse al agua patinando sobre la greda de la orilla. Y enseguida, la víbora.</span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Despega los pies y bracea fuerte para que no lo arrastre el caudal que hincha rápido el arroyo que se engloba apenas contenido por la costa irregular. La víbora contrae los músculos alrededor de su cuello para encaramarse más alto en su cabeza y el hombre percibe sus escamas no tan ásperas. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Entonces no es aquí –le dice a la víbora–, si creíste que soy tierra firme, ni siquiera podría decirte eso de mi isla. No soy rama para sostener serpientes. Soy muy poco firme. Si ya fuera tiempo, podría volver a la ciudad en la chata palera “Afrodita” que pasa los martes por el codo del río y carga troncos de álamo camino al puerto. Entonces iría a buscar a la mujer de tierra. Ella me quiere distinto -la víbora asienta su cabeza romboidal sobre la suya–, pero cómo, no me lo dijo. </span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El hombre recuerda cuando el conductor de la chata le parloteó acerca de la mujer de los cueros. Esa chata “Afrodita” tiene poco calado, puede navegar casi siempre y el conductor –dueño de su barcaza– no pierde ni un día de trabajo; descansa fondeado por ahí, donde el sueño lo tumbe. Un día vio la chata detenida al costado del muelle y lo vigiló desde la baranda de la casa hasta que hubo algún movimiento. Se mantuvo alerta porque la barcaza, larga como era, ocupaba casi la mitad de su predio de agua. </span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Recién despierto, el conductor le hizo señas con un jarro en la mano que rellenó varias veces desde un botellón. Por un rato conversaron, uno parado en el borde de la isla, el otro desde la chata fondeada. Mientras las ramas elásticas de los sauces copiaban el aire agitado y las casuarinas le daban voz al viento, el conductor le comentó, medio a los gritos, que solía ojear los muelles, que son la marquesina de las casas, y según la madera es el dueño de la isla: poner anchico es cosa seria, le dijo, y pino, así nomás. Eso irritó al hombre, calculó que lo habría calificado por sus postes “palmera”, como llaman a los troncos baratos de eucaliptus. Aún así el conductor le tiró un cabo, arrimaron un poco la chata y lo invitó a subir la escalerilla hasta la cabina, la timonera tenía una cucheta y un baño. Fue ahí que vio unas páginas de revistas. Eran mujeres medio vestidas con cuero. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El hombre muerde el agua y calcula hundirse para que se suelte la víbora. Pero teme quedarse sumergido, como ya le pasó una vez mientras evocaba la travesía en la chata hasta el puerto para conocer a la mujer del continente: había comenzado a respirar agua. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Soy Inocente, se presenta con la víbora. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A esta vida “inocente” –así califica el hombre su existencia en la isla, y de tanto repetirlo para convencerse, le dijo a los vecinos que se llama Inocente–, se contrapone la otra vida en tierra firme. Donde va a encontrar a la mujer abunda el cemento y las casas cuadradas, todo tan distinto a la isla blanda y vegetal; allí lo espera con las luces tenues y el negro de los cueros. Lo llama Oscar. Para la gente de la isla es Inocente. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span></span><span style="font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">¿Ya soy parte de esta naturaleza, o tu venida es el aviso de que me vaya? </span></span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La serpiente mueve las costillas y carga los músculos sobre sus hombros como si fuera a impulsarse. Pero luego se relaja y el hombre se desconcierta. </span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La panza amarilla de la víbora, y esto lo sabe, que es amarilla, parece sensible a la seda de su melena larga y barba rojiza. Comienzan ligeros movimientos del cuerpo tubular arriba abajo que lo peinan como lo hace la mujer. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ella siempre fue mansa con mi melena –le cuenta–, este pelo flamero es lo único que no me quiere cambiar. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Tal vez para la víbora también sea un deleite, lo está siendo para él que no se mueve, ni se asusta. Conoce las víboras verdinegras que cazan ratones; ésta comienza a pesarle, supone que mide un metro y medio y es más gorda que su dedo pulgar. No puede verla pero siente cómo tiembla cuando la corriente aumenta a la par de la creciente que gobierna el Delta. Ahora la serpiente se aferra más, se ancla estática encima del hombre, se sujeta con sus infinitas vertebras. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Tu cuerpo es frío y yo soy una cosa caliente. Soy de plastilina cuando estoy con la mujer de vinilo; me arma crestas de piel con los pellizcos. Empuña un látigo, una noche trajo una capucha y mi melena transpiraba debajo del cuero. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">De pronto, se invierte la corriente y comienza una bajante repentina. Desde el amanecer, el viento sudeste había soplado abultando el agua marrón, pero ahora, el río vuelve a deslizase por la geografía. Arrastra hojas y cosas que robó cuando lamió los bordes de la isla. Un sillón descolorido encalla a lo lejos. El río antes abultado se desinfla y las riberas quedan desnudas con el barro a la vista. El agua baja rápido y el hombre tiene que arrodillarse en el fondo blando. Queda hincado en el barro. </span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Se vislumbra con la serpiente de ojos sin párpados coronando su cabeza y se siente religioso, pero enseguida lo invaden los abrazos eróticos de la mujer de tierra e imagina a la serpiente escamosa ondulada en su entrepierna. </span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hace un esfuerzo por figurarse hombres con serpientes, pero no lo logra, y él no puede verse. Sí ha visto una víbora, una como la suya, enroscada en el árbol ofreciendo la manzana; se pregunta por qué ese hombre no la mató y permitió que toda la historia suceda. Escupe saliva al río. Él con su serpiente ahora se siente una figura equivocada. En seguida se decide a sacársela de encima. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Podría ir al continente –le dice– a que ella me ponga un taco en el pecho, y a rogarle para que me afloje la cincha. Le pediría que me diga quién quiere que sea: me vacía una y otra vez, y quedo a medio tiro de nado, a medio tiro de todo, entre la isla y el continente, como ahora: entre Oscar e Inocente. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">¿Si éste fuera un bautizo –murmura bajo pero seguro de que la víbora percibe las vibraciones de su garganta– y con tu llegada me volviera alguien? Entonces, levantaría el brazo a través del agua y desde mi mano flácida rodarían gotas por mi dedo más largo hasta rozarte agradecido. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Es que el abrazo de la víbora explica un volumen y en él, el hombre comienza a percibirse. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Varado en el medio del río, lejos de las ramas de los sauces inclinados y de los juncos para poder sujetarse, sus rodillas horadan el lecho barroso y la bajante lo atropella: ataja plantas y ramas con el cuerpo. El sol se ensaña otra vez sobre su espalda. </span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Advierte cómo se va formando una barrera con los camalotes que han venido flotando y comienzan a taponar la salida del arroyo. Los camalotes con espigas lilas se amontonan en cantidad, cubren el agua, diluyen el margen de la isla entre distintos verdes. Ni la chata “Afrodita” podría atravesar tanta verdura agitada. El hombre queda rodeado y su torso sobresale entre los cúmulos de plantas flotantes. Se inclina para invitar a la víbora a que se baje sobre una de las hojas redondas sostenidas por los bulbos de aire. La víbora se desenrosca, mira al hombre con sus ojos lisos y se estira recto como si esto fuera posible. Se demora un instante, luego retoma el serpenteo abriendo un canal estrecho entre los vegetales. </span></p><span style="font-family: inherit;"><br /></span><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El hombre de la víbora se rodea fuerte con sus brazos entretejidos con plantas, arrodillado en el barro, en el agua marrón que ya apenas cubre su cintura, y piensa que ir a la ciudad, a tierra firme, a esa mujer, sería aferrase a un tronco a la deriva, como lo hizo la víbora, porque ella no va a decirle quién es. Si Oscar o Inocente. </span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><br /></p><p dir="ltr" style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Verdana; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: x-small;"><b></b></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb-_7dAWA0sWQiiBCurqa6XeT3ZNKtdiOir1zGS1_gsz6BOUPGMrqthJ1rbgJ8mXjhSZXiGveV0iMXCRkHBx5qhNEeGIctTmEq2xSxLPgOhI5drQMHKJAec8xvdmKyfnPO1uivi_27LBWYoVWQw4M5OiPCTHXcm7Se-Tyd87Knsoy4CzgpMduuGx54/s1766/%2356%20CLAUDIA170.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1766" data-original-width="1179" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb-_7dAWA0sWQiiBCurqa6XeT3ZNKtdiOir1zGS1_gsz6BOUPGMrqthJ1rbgJ8mXjhSZXiGveV0iMXCRkHBx5qhNEeGIctTmEq2xSxLPgOhI5drQMHKJAec8xvdmKyfnPO1uivi_27LBWYoVWQw4M5OiPCTHXcm7Se-Tyd87Knsoy4CzgpMduuGx54/s320/%2356%20CLAUDIA170.jpg" width="214" /></a></b></span></div><span style="font-family: inherit;"><p style="text-align: justify;"><b>Claudia Aboaf </b>nació en Buenos Aires, Argentina y actualmente vive en el delta de Tigre. </p></span><p style="text-align: left;"></p><p style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ha publicado las novelas: Medio Grado de Libertad (2003) Altamira, </span><span style="white-space: pre-wrap;">Pichonas (2014) Notanpüan, El Rey del agua (2016) Alfaguara, El ojo y la Flor (2019) Alfaguara. Estas dos últimas son ecotopías o Clifi, ciencia ficción climática. También ha participado en antologías de CF, New Weird y otras. Escribe artículos de ecofeminismo y socioambientales. Es parte del Grupo Mirá socioambiental. </span></span></p><p style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span></span></p><p style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span><span id="docs-internal-guid-12c6285b-7fff-26d8-ace6-e2bbcbf0bb65" style="font-family: inherit;"></span></span></span></p><p style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Docente de extensión en UNA en Ciencia Ficción. </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Verdana; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Verdana; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><br /></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Verdana; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><br /></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: inherit;"><i><b>Nota de la autora: Génesis de Víbora
</b>
La lectura de un texto propio por una escritora que uno admira puede ser un gesto arriesgado. El cuento (o su autora) podría desmoronarse, vivificarse o quedar en estado de parálisis gracias a un comentario del todo anodino. En el caso de Víbora, me aventuré con la maestra mayor de obras María Moreno. Es buenísimo -me escribió-, es “Quiroga Cuir”. </i></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: inherit;"><i><br /></i></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: inherit;"><i>Desde que vivo en Tigre, no consigo eludir la naturaleza de este “territorio líquido”; se impone en mi literatura. He vivido en el campo dócil de la pampa, cerca de Ranchos, pero no lo he escrito.</i></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><i style="font-family: inherit; white-space: pre-wrap;"><br /></i></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><i style="font-family: inherit; white-space: pre-wrap;">Suelo nadar en un río cruzando el Paraná de las Palmas: el gran río que divide el delta en secciones. La primera sección, saliendo del puerto de Tigre, es la más habitada y porqué no decirlo, las más contaminada. Como ya lo describí en mi última novela El ojo y la Flor : “Debajo de la ciudad diurna, laboriosa, Tigre tiene una ciudad oculta. Una urbe de excrementos que esconde muertos, desaparecidos, objetos y fauna que la gente arroja al agua”. En cambio, a una hora y media de navegación, en la segunda sección hay mucha “isla baja” con lagunas interiores y no son habitables. También abunda la “isla grande” apta para el cultivo del álamo que luego del corte se transporta al puerto en chatas paleras semihundidas por el peso que cargan. Ahí, en esa zona deshabitada, tengo mi casa de agua (fondeo la embarcación debajo de un álamo) con una pileta de natación larga. No voy a desvelar dónde porque detesto encontrar mi casa ocupada.</i></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.8; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="background-color: transparent; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: inherit;"><i>
Hace un par de veranos, bajaron del norte, por la cuenca del Paraná, una enorme cantidad de vegetales. Islas de camalotes que eran balsas para animales pequeños. En ese año, fue abrumadora la cantidad de verdura que se enrollaba en las hélices o que directamente bloqueaba el paso en los ríos. Esperaba entonces una lancha colectiva, o alguna almacenera que abriera estela para seguirla y volver navegando a salvo de las plantas. Ese año escribí Víbora. </i></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><br /></p><p dir="ltr" style="line-height: 2.4; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana; font-size: 12pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="display: inline-block; position: relative; width: 100px;"></span></span></p></div>Las Escritoras de Urrashttp://www.blogger.com/profile/15941336808481777267noreply@blogger.com0