Diez fragmentos de una biografía anotada sobre las mujeres caníbales de la isla de Ratnabar
«Existen pocos relatos tan trágicos como
el de los moradores de la isla de Ratnabar. Cuando la expedición británica
recaló en sus orillas en 1891, lo hicieron armados hasta los dientes,
preparados para la misma recepción hostil que otros pueblos indígenas de las
Andamans les habían dado. En su lugar, lo que se encontraron fue una comunidad
primitiva de cazadoras-recolectoras compuesta casi en su totalidad por mujeres
y niños. […] El choque cultural salvaje que siguió transmutaría el ofrecimiento
de las nativas de una comida de agradecimiento en una ofensa extrema, lo que
desencadenó una masacre a manos de los asqueados británicos…»
2. Feldwin, Hortensia. Las raíces del mal: La versión de una directora de lo que se acabaría conociendo como la Cena Churchill. Westminster Press, 1943.
«Tres niñas fueron rescatadas de
Ratnabar. Una de ellas falleció en el viaje por mar, mientras las otras dos
fueron conducidas hasta Inglaterra como protegidas de Su Majestad. De estas,
una acabaría matriculada en la Academia Churchill, donde se la bautizó con un
nombre cristiano y se le prometió una vida alejada del salvajismo de su tierra
de origen. […] Regina demostró ser una pupila hábil, trabajadora, que absorbía
el tutelaje que se le ofrecía como una esponja absorbe la tinta, si bien era
propensa a los estados de ánimo extremos y mostraba una tendencia a encariñarse
mediante ataques súbitos de afecto febril a una o varias de las otras chicas
[…] Nadie podría prever lo que Emma Yates y ella se susurraban al oído a puerta
cerrada, mientras planeaban su repugnante banquete.»
3. Schofield, Eleanor. “Comerse al otro”. De boca en boca. Universidad Estatal de Nueva York, 2004, pág. 56-89.
«No ha sido algo inintencionado que,
históricamente, las mujeres hayan cargado con el deber de preparar la comida. O
que sean las mujeres, y no los hombres, a las que se les ha requerido que
limiten sus apetitos, que se empequeñezcan, que refrenen sus ambiciones. Una
mujer hambrienta es peligrosa. […] Los hombres son árbitros del discurso, las
mujeres, un plato para ser consumido. Y las Ratnabaris, mediante el ejercicio
de sus apetitos transgresores, literalmente le dan la vuelta a la tortilla de
sus opresores».
4. Morris, Victoria. “Memoria, Boca, Madre: El canibalismo funerario en las Ratnabaris”. Revista de Teoría Etnográfica, vol. 2, no. 2, 1994, pp. 105-129. Nº de referencia: 10.2707/464631.
«Todas somos caníbales de Nacimiento, y
nuestra lengua materna es la lengua de la boca. Cuando las Ratnabaris se comen
a sus muertos, abrazan lo que Kristeva llama “lo abyecto”: lo visceral, lo
contaminado, la sangre y la bilis y la placenta y la carne sucia que asociamos
al cuerpo femenino. Regresa a nosotras, les dicen a sus muertos, quédate con
nosotras para siempre. […] La ciencia todavía tiene pendiente explicar por qué
casi nunca dan a luz a hijos, solo a hijas, pero apenas es objeto de maravilla
el hecho de que su sociedad es de naturaleza matriarcal, puesto que rechazan el
mundo racional y claro del simbolismo patriarcal, y en su lugar permanecen
encerradas en una relación muy próxima, casi incestuosa, con la semiótica
maternal.»
5. Aspioti, Elli. “Un amor que devora: Emma Yates y Regina Gaur”. Historias de lesbianas en el siglo XX, editada por Jenna Atkinson, Palgrave Macmillan, 2009, págs. 180-195
«¿Qué tiene el amor, que nos hace
abandonar el sentido común? ¿Qué mueve a una chica de apenas diecisiete años a
trinchar filetes de carne a partir de sus costillas y, tras taparse de nuevo
con ropas que cubren sus vendas empapadas, servir su propia carne estofada a
una mesa entera de compañeras de clase de su pudiente colegio privado?»
6. Rainier, Richard. “Una refutación al respecto de los rumores recientes que se escuchan entre el populacho”. The Times, 24 de abril de 1904, pág. 14,
«Todos los periodicuchos, cuyo valor
apenas alcanza el del papel en el que se imprimen, se han abalanzado sobre los
desafortunados sucesos acaecidos en la Academia Churchill, y como suele ocurrir
con semejante periodismo escabroso, esto ha impactado en las mentes de la
juventud fácilmente sugestionable. […] [La] irrupción de nuevas modas
imitadoras en el área del cortejo, tales como entregar a la persona amada un
mechón de pelo de la propia cabeza, o un fragmento de uña para ser consumido; o
incluso un rasurado de piel, o sangre obtenida de la succión de un dedo punzado
[…] En cuanto a los rumores sobre si las Ratnabaris obtienen poderes
metamórficos mediante el consumo de carne humana, o que practican una forma de
parto virginal, puedo afirmar con certeza que esto es pura exageración, y que
sus defensores probablemente mezclan sucesos reales con la figura mitológica de
la rakshasi, un demonio femenino de Oriente.»
7. Gaur, Shalini. “Las subalternas hablarán, si te callas y escuchas”. Entrevistas sobre interseccionalidad, por Shaafat Shahbandari y Harold Singh, 2012.
«[…] el problema es que tenemos a todo
el mundo, incluyendo a su tía la soltera soltando sus análisis sobre Ratnabar, pero no
los escuchan de nosotras, la verdadera diáspora Ratnabari. Si tengo que
soportar a una feminista blanca más citándome a Kristeva… […] No, el verdadero
problema es que nuestros objetivos son, en esencia, diferentes. Ellas quieren
extraer a la fuerza alguna trascendencia de nuestras vidas, pero nosotras solo
buscamos una forma de vivir. No somos muchas, pero existimos. Estamos aquí. No
siempre estamos de acuerdo las unas con las… ideologías de las otras, pero no
vamos a ir a ningún sitio, y tenemos que averiguar qué somos las unas para las
otras, cómo podemos convivir. Así que, ¿por qué no se nos publica?»
8. Gaur, Roopkatha. La confesión de una hija: Cartas seleccionadas de Roopkatha Gaur, editado por Mary Anolik, Archon Books, 2010, págs. 197-216.
«Mamá no sabía nada. Lo que Emma había
planeado, lo que había en la cena aquella noche, nada de eso. He guardado el
secreto durante tanto tiempo, pero ahora que hace mucho que ya no está, creo
que por fin puedo contártelo, al menos a ti, mi amor, aunque solo sea para
pasar al otro mundo libre de esta carga. […] ¿Por qué hizo Emma lo que hizo?
¿Importa? El amor, la estupidez, el hambre por creer en la magia y el poder,
una obsesión retorcida por los supuestos orígenes exóticos de mamá, ¿qué más
da? El caso es que lo hizo. La verdad es que estoy agradecida. Fueran cuales
fuesen sus motivos, aquella comida le dio a mamá lo que necesitaba para escapar
de aquel lugar. Y yo no habría nacido si aquello no hubiera sucedido, pero esa
es otra historia. Podría decirse que una pequeña porción de Emma vive dentro de
mí, incluso después de todo este tiempo.»
9. Gaur, Shalini. “Jamás regresaremos a casa”. Diásporas hambrientas: Coloquio Anual de Humanidades, mayo de 2008, Universidad de Princeton, Nueva Jersey.
«Conocemos las coordinadas de Ratnabar.
El reconocimiento aéreo ha confirmado que todavía hay gente viviendo en la
isla. Pero ¿cómo puedo pisar la orilla de esa isla, con mi acento inglés y mi
ropa inglesa y que no huyan de mí con el terror que se les inculcó en 1891? ¿A
dónde vamos las descendientes de las niñas robadas, las que estamos atrapadas
entre dos islas y que no pertenecemos a ninguna, demasiado oscuras para las
sensibilidades británicas, demasiado extranjeras para el hogar de nuestras
bisabuelas? ¿Cómo vivir con Ratnabar en la sangre, pero el inglés en nuestras
lenguas?
10. Gaur, Ashanti. “Exangüe y exquisito II: Come lo que quieras y si a la gente no le gusta, cómetelos también”. Bitch Media, 2 de noviembre de 2016, , https://www.bitchmedia.org/article/eat-want-people-eat/2016. Visitaste esta página el 8 de diciembre de 2017.
“Mi prima Shalini es una optimista. Cree
firmemente en mantener la paz, en llevarse bien, en no agitar las aguas. ¿En
qué creo yo? Creo, seamos realistas, hermanas, ¿quién de nosotras no ha deseado
comerse el mundo entero? Sabéis a quienes de vosotras me dirijo. Sí, tú, ahí
fuera. Has intentado con tantas fuerzas portarte bien. No ser demasiado
codiciosa. Te has hecho pequeña y esperaste gustarles más así, pero no fue así,
claro, porque ellos son los insaciables. Los que tomarán todo lo que tienes que
ofrecerles y todavía querrán más. Es hora de parar de hacernos pequeñas. Y por
encima de todo, recordad… puede que ellos sean más, pero nosotras no les
necesitamos para hacer más de las nuestras.»
[Entrega para la clase de sociología avanzada del profesor Blackwood, por Ranita Gaur.]
Esto me dio hambre
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