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viernes, 27 de noviembre de 2020

ESPECIAL VERKAMI - Lectura en directo de "La Glicina Gigante", de Charlotte Perkins Gilman

 

Durante nuestra campaña de Verkami para financiar el segundo año del protecto realizamos la lectura de este relato de terror gótico y humor en directo en nuestro canal de You Tube. Aquí ponemos a vuestra disposición el texto del relato, con la traducción de Sofía Barker.




La Glicina Gigante

por Charlotte Perkins Gilman

 

—¡Deja de tocar mi nueva enredadera, niña! ¡Ya has roto el delicado brote! ¡Nunca tuviste que realizar un solo quehacer y aun así no sabes estar quieta!

 Los dedos nerviosos titubearon, aferrados a una pequeña cruz de cornalina que colgaba de su cuello, y después cayeron desconsolados.

—Devuélvame a mi hijo, madre, ¡y entonces me estaré quieta!

—¡Calla! ¡Calla! Estúpida, ¡podría haber alguien cerca! Mira, ¡tu padre se acerca en este instante! Entra, ¡rápido!

La joven levantó la mirada hacia la cara de su madre, con unos ojos cansados que sin embargo, todavía guardaban un fuego titilante e incierto en sus oscuras profundidades.

—¿Es usted madre y aun así no tiene piedad de mí, que también lo soy? ¡Deme a mi hijo!

Su voz se elevó hasta formar un grito extraño y profundo, que fue roto al poner su padre la mano sobre la boca de la joven.

—¡Sinvergüenza! —dijo él, con los dientes apretados—. ¡Regresa a tus aposentos, y no te dejes ver de nuevo esta noche, o haré que te aten!

La joven se marchó después de aquello, y una sirviente de expresión seria la siguió, para regresar después de un breve instante con una llave que le entregó a su ama.

lunes, 23 de noviembre de 2020

Capítulo #21 - Cabeza de Rice Krispies, de Laura Lee Bahr

 Cabeza de Rice Krispies

por Laura Lee Bahr

Mi madre se muere. Al parecer, a las madres les pasan estas cosas. Y a los padres. Y a los amigos. Y a todo el mundo.

No estoy preparada para esto. Supongo que nadie lo está, porque todo el mundo habla de morirse como si no fuera algo que les vaya a pasar a ellos y cuando le ocurre a alguien en tu familia todo el mundo dice cuánto lo lamenta o qué cosa más horrible en lugar de “Bueno, es algo que nos pasa a todos”.

Quiero dejar claro que no estoy defendiendo este tipo de respuesta de ninguna forma. Lo último que quiero, cuando hablo con mi prometido por teléfono y le hablo de este estertor ahogado que mi madre está haciendo al aspirar y le digo que apenas puede pronunciar más de dos palabras seguidas, es que me diga “Bueno, eso es lo que pasa”.

En vez de eso dice que lo siente mucho y que es algo horrible. Y eso es lo mejor que puede decir. Pregunta qué puede hacer para ayudar, que es la mejor alternativa. Le digo que rece por mí.

Son conversaciones cortas. Hay cosas que ambos sabemos que ocurrirán después de que ella muera, como que yo seré la albacea del testamento, porque mi hermana Zelda es una inútil con las cuestiones prácticas y que tendré que hacer todo el trabajo que implica esfuerzo físico y los temas burocráticos cuando alguien se muere y que es mucho más trabajo de lo que te cuenta la gente.

Hay cosas que creemos que ocurrirán cuando muera, como que irá al purgatorio y allí quemará sus pecados, que son muchísimos porque es una bruja.

Pero también hay cosas que no puedo contarle a mi prometido que ocurrirán después de que ella se muera, como que estoy buscando una manera legal de preparar su cuerpo en algún tipo de estofado que serviremos en su funeral.

Es la última voluntad de mi madre.

lunes, 9 de noviembre de 2020

Capítulo #20 - Mujer precavida, de Milena Hidalgo

 Mujer precavida

por Milena Hidalgo


Pablito, estate tranquilo para darte el almuerzo. Vamos otra vez con esto. ¡Pareces un remolino, chico! Está bien, te cuento algo, pero hay que comérsela toda. ¿Sí? Bueno. Abre la boca, amor, no seas malcriada, dale que él necesita alimento. Eso… Había una vez una mujer hermosa esa eres tú, amor mío que se casó con un hombre igualmente bello ese soy yo. Luego de varios años intentando tener hijos, lograron concebir. Estaban tan felices con la promesa de un chiquitín corriendo por el patio… Pero la felicidad es tan cierta como tan corta.