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viernes, 30 de julio de 2021

Capítulo #37 - Más que simple acero, de Aimee Ogden

 


Más que simple acero 

por Aimee Ogden


El momento en el que Micah echa más de menos a los adultos es cuando se despierta por la mañana. Una parte de él sigue esperando el zumbido del despertador y el olor de los gofres de tostadora para convencerle de que se levante. Pero han pasado cuatro años y no hay una madre para que le dé un empujoncito para despertarse.

Se incorpora en el colchón y se rasca las costras de los ojos. Las sábanas huelen a sudor y a hierba; ¿hoy es día de colada? Él es lo más parecido a un adulto bajo el techo de la escuela primaria Grand Avenue y si dice que es día de colada, entonces es día de colada.

Ropa puesta, zapatos puestos. Todo el mundo tiene que llevar zapatos todo el tiempo. Esa es la regla, desde que Marco pilló el tétanos el año pasado y todo el mundo pensó que se iba a morir. Fue la peor enfermedad que habían visto desde que los temblores barrieron a los adultos. Micah no sabe qué hará cuando algo peor se extienda.

viernes, 9 de julio de 2021

Capítulo #36 - Polvo otoñal, de Cecilia Eudave

 

Polvo otoñal

por Cecilia Eudave

Para Karla Sandomingo

 

Después de pagar el taxi, que me dejó en la puerta del hotel, el chofer me lanzó una mirada inquieta. No comprendí el gesto inmediatamente. Supuse que se debió a mi silencio durante el trayecto o a que le di las instrucciones detalladas de cómo llegar en un papelito amarillento y quemado, a punto de desbaratarse; o tal vez percibió mi mano ennegrecida, reseca, que dejó pedacitos de piel en el billete que recibió asombrado. Posiblemente fue mi rostro extremadamente maquillado, semejante al de una máscara japonesa o a la cara de una Geisha que reprime toda expresión.

—¿Le ayudo a bajar su equipaje?

Asentí con la cabeza y él rápidamente sacó de la cajuela mi maleta pequeña. Al verla tan minúscula, tan insignificante, tan apenas con lo necesario, me di pena. Contrastaba con mi bolso de mano inmenso, y ni siquiera sabía qué había echado dentro, ni por qué pesaba tanto. Ya no puedo llevar peso, mi cuerpo se está derrumbando. Aún así insisto en quebrantarme los huesos como si con ello acelerara el proceso que me derruye.