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viernes, 30 de junio de 2023

Capítulo #73 - Deja que recolecten tu #hugot en esta cafetería regentada por una diwata, por Vida Cruz


Deja que recolecten tu #hugot en esta cafetería regentada por una diwata

por Vida Cruz



Deja que recolecten tu #hugot en esta cafetería regentada por una diwata

Mª Rosario P. Herrea, The Archipielago Daily


Es una de las dos “millas gastronómicas” de Ciudad Quezon; la calle Maginhawa es el lugar ideal par encontrar pequeñas y eclécticas cafetería y restaurantes únicos para saciar al foodie aventurero que hay en tu interior. Y a pesar de la variedad existente en Maginhawa, nunca antes ha incluido un establecimiento que o bien sirviera comida mítica, o sus dueños fueran míticos, o ambos.

Durante los próximos seis meses, la cafetería efímera de Maria Makiling cambiará este dato.

¿Por qué debería un verdadero amante de la buena comida acudir a la cafetería de la diwata, habiendo tantas otras opciones? ¿Por qué debería alguien probar la deliciosa, aunque sencilla, cocina híbrida filipino-española de esta cafetería, cuando históricamente los humanos han sido incapaces de tolerar la comida mítica sin consecuencias físicas, psicológicas, morales o mágicas?

Muy sencillo.

El ingrediente más valioso de María, el de primerísima calidad; el que permite que, después de todo, los humanos puedan digerir la comida, es el sufrimiento humano. Y en estos momentos la diwata acepta solicitudes para aquellos dispuestos a permitir que cosechen el suyo. 

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Comerse los propios sentimientos

El Café de los Pesares, que abrió ayer mismo, cuenta con la calidez de la casa de provincias de una abuela y el bullicio de una velada del siglo XVII. Aquí se vive en un perenne día invernal de enero.

La cafetería está especializada en lo que los comensales han comenzado a llamar «comida de los pesares». Estos platos asequibles están preparados por unos entusiastas estudiantes de Administración de Hostelería y Restauración en prácticas y un alegre kibaan en una cocina grande y sofocante preparada para cocinar con especias. 

Ofrecen sopas copiosas como sopa de munggo, bulalo con tuétano, sopa de ajo, sopa de marisco y fabada asturiana. Las especialidades de la casa incluyen una nilagang baka casi gelatinosa y sinigang de las variedades baboy, hipon y bangus, porque «la gente necesita tragar algo más denso que sus lazos rotos», según reza la sarcástica carta.

También disponen de bilaos enteros de paella de marisco y paella negra. Además, sirven una variedad de platos de cerdo, como lechong kawali, liempo, inihaw, dinuguan, sisig, y pata crujiente, todo ello servido sobre hojas de banano con una ración de arroz de ajo y mangos: hasta se te entregará un chuchillo de carnicero para esa porción extra de catarsis si lo solicitas. Después de todo, la carta afirma que estos platos están recomendados para «aquellos que desean una representación visceral de cuerpo y sangre».

Sorprendentemente, entre los más vendidos se encuentran los tentempiés de la merienda: champorado, churros con chocolate ardiendo, y un tablea agridulce increíblemente equilibrado.

Sin embargo, aunque se pudiera pensar que los platos ayudan a los comensales a purgarse de los sentimientos de pérdida, lo que ocurre es lo contrario: comer la comida induce sentimientos pasajeros de pérdida, tristeza e ira. Y, aun así, la gente siempre parece querer más.

—Pasé de imaginarme el lechón como a mi ex a imaginarme que era mi mejor amigo, después de que los americanos le dispararan —dice Antón, un estudiante de derecho—. ¡Lo que no tiene ningún sentido, porque mis abuelos eran bebés cuando los americanos tomaron el mando! Me resultó un poco chirriante, pero también me hizo poner las cosas en un contexto más grande, no sé si me entiendes.

»Es el mejor lechón que he comido nunca —añadió—. La carne se separó con facilidad del hueso y la grasa se me derritió en la boca. La necesidad urgente de suplicarle a mi ex que volviera conmigo también se derritió. 

—Kakaiba ‘yung tablea na ’yon —dijo Nilda, una teleoperadora—. Pagkahigop ko, bigla kong naalala ang anak kong namatay—pero wala akong anak! Nawala naman agad yung lasa, tapos ninamnam ko na ‘yung tablea (Esa tablea es de otro nivel. Un sorbo y de repente recordé a mi hijo muerto, ¡pero yo no tengo hijos! El sabor desapareció en seguida, y pude disfrutar de la tablea). 

Divisiones humanas y míticas 

La cafetería está localizada al final de la calle con el apropiado nombre de Mahiwaga, que apareció súbitamente un día; un callejón saliendo de Maginhawa, como si siempre hubiera estado allí, lejos de la purpurina y los restaurantes efímeros. Mahiwaga está flanqueado por unos bordes espesos formados por unos árboles de fuego cargados de flores. Todo aquel que pasa por delante de la calle observa los seductores fuegos de San Telmo, o escuchan la música tintineante que flota calle abajo. 

La cafetería en sí es una acogedora casa de estilo colonial español; por encima de la puerta delantera, con sus vidrieras de colores, hay un cartel bañado en oro escrito en el alfabeto latino y en baybayin. El texto en baybayin dice ‘Ang Karihan ni Mariang Makiling, Para sa Wasak Mga Pusong.’ 

La cafetería es democrática en cuanto a su clientela: a excepción de les kinari, cuya afición por alimentarse de aquellos humanos lo suficientemente estúpidos como para romperles el corazón les hizo ganarse un veto vitalicio. (Los representantes de les kinari rechazaron hacer comentarios, disgustados).  

Dos largas colas serpentean hacia el lugar: una de humanos, otra para los míticos. Los primeros miran de reojo a los segundos, mientras que algunos de los segundos observan hambrientos a los primeros. Ya habría tenido lugar alguna pelea si no fuera por el entusiasta personal en formación (tanto humano como mítico), vestido con camisas blancas, que trabajan sin descanso para mantener las líneas libres de conflicto. 

Jomar Poblete, un principiante que estudia Relaciones Míticas en la Universidad de Filipinas es uno de ellos. 

—Maliban sa buwan-buwang suweldo, binabayaran ng diwata ang tuition namin, komyut, at saka na rin ‘yung board at lodging ng mga taga-probinsya —explicó—. At nag-iintern ako sa may kinalaman sa course ko (Además del sueldo mensual, la diwata paga nuestros estudios, los gastos de transporte y la comida y alojamiento de aquellos que vienen de provincias. ¡Y además tengo la oportunidad de hacer prácticas en algo que está relacionado con mi carrera!).  

Cuando se les preguntó a los míticos por sueldo o compensación por sus servicios, un tamawo extremadamente atractivo mostró una amplia sonrisa y respondió: 

—Unang makatilaw sa pagkaon, siyempre (¡Somos les primeres en probar la comida, obviamente!). 

Recolección de pesares 

La cola humana se divide a su vez en dos: les clientes y les candidates. A les candidates se les conduce a una sala de espera decorada con colores cálidos, donde deben responder a una encuesta que parece aleatoria. Las preguntas abarcan desde lo que comieron en su última comida hasta la petición de que describan el primer sueño que recuerdan. Por último, serán entrevistados por la misma María Makiling, que después realizará el misterioso rito de recolección.  

En ocasiones, sacan de la cola a algunes candidates con suerte y les sirven primero. Una de elles fue Eugenia Castillo, de 87 años. Su hijo Benjamín, que tenía 21 la última vez que lo vio, en los setenta, fue uno de los miles de desaparecidos durante la ley marcial. Es su retrato lo que ha traído a la oficina de María. 

—Hindi pa rin humuhupa ang kirot —nos contó—. Hindi ko malilimutan ang anak ko, pero gusto kong magpahinga sa kakarinig ng boses niya sa mga panaginip ko gabi-gabi (El dolor no ha disminuido. Jamás olvidaré a mi hijo, pero necesitaba un descanso de escuchar su voz en mis sueños todas las noches).

Otra candidata afortunada fue Ingrid Dimasalang, 45. Hace diez meses, su marido y su hijo adolescente, víctimas de la guerra contra las drogas, murieron por los disparos de unos hombres que iban en moto mientras ellos caminaban de regreso a casa después de una visita nocturna a la tienda sari-sari. La hija de Ingrid, Mara, salió con vida, pero ya no puede ver por el ojo derecho. 

Gusto Dimalasang insiste en que su marido, que solía traficar con drogas, se había rendido a su barangay, y que el hijo solía recriminarle al padre su forma de ganarse la vida. 

—ko lang na mawala yung hinanakit ko —explicó—. Binoto ko ‘yung presidente natin. Naniniwala ako sa kanya. Pero bakit nangyari ’to sa pamilya ko (Lo único que quiero es que la pena desaparezca. Voté por nuestro presidente. Creo en él. Pero ¿por qué le pasó esto a mi familia?). 

—Últimamente recibimos más y más personas como Ingrid —explicó Maria Makiling—. La cifra ronda varios cientos de candidates. Creo que vendrían más si tuvieran los medios, y si sintieran que quieren dejar de sufrir.

Es reseñable que el actual Valiente Líder es simpatizante del hijo del antiguo dictador, que aspira a la vicepresidencia de las Filipinas. 

Sorprendentemente, no pudimos contactar con los representantes del Líder Supremo para recabar sus comentarios, aunque la cuenta oficial de la administración citó una nota de prensa que afirmaba que «la diwata debería reunirse con el presidente antes de escuchar las acusaciones infundadas de aquellos que buscan difamar su imagen y sus logros con noticias falsas». 

El secretario del departamento de asuntos míticos Virgilio Braganza, sucesor de la estimada Dra. Nadia Pilapil-Quiroz, todavía no ha realizado la visita de cortesía que se espera de los miembros del gobierno en los eventos y empresas míticas. 

Olvido y empatía  

Una podría preguntarse por qué una diwata (y más una del calibre de María Makiling, ni más ni menos) necesita abrir una cafetería, cuando el dinero no significa nada para ella. Por otra parte, esta es la diwata que podría haber derrumbado el monte Makiling sobre aquellos que continúan derribando los árboles de Laguna, la mismísima diwata que alcanzó los titulares de los periódicos cuando, como si se tratara de una joven humana normal y corriente en busca de un futuro brillante, se enroló en las carreras de Sociología, Antropología y Administración y Dirección de Empresas en la UP Los Baños y después se graduó magna cum laude junto a la clase de 2016. Existen pocas criaturas que puedan cargar con las contradicciones del poder y el sufrimiento como lo hace ella. Teniendo en cuenta estos datos, preguntarse por qué querría hacer algo tan humano como abrir una cafetería es inútil; la diwata sabe lo que quiere y lo persigue como una mujer con una misión.  

Y parte de esa misión es, al parecer, establecer justicia social.  Ciertamente, la diwata no recibe nada de los ingresos de la cafetería: una parte se utiliza para cubrir las necesidades de sus trabajadores en formación, otra parte se usa para comprar ingredientes, y el resto se entrega a los familiares de las víctimas de la ley marcial y la guerra contra las drogas.

Es este último tipo de destinatario el que da una calve del motivo más profundo detrás del origen del Café de los Pesares.

—¿Sabes? El día que se volvió a enterrar a cierto ladrón en el Libingan ng mga Bayani, y la gente se congregó pidiendo la aprobación del presidente para colocarlo entre héroes de guerra, sentí tanta ira que Laguna de Bay hirvió —contó María—. Sé que los humanos tienen la retención de recuerdos de un colador, pero olvidar cómo ese hombre torturó y asesinó a decenas de miles de vosotros es caer muy bajo, hasta para los de vuestra clase.

»Preferiría no involucrarme en asuntos humanos, porque he salido escaldada antes —continuó María, refiriéndose a sus famosos escarceos con hombres humanos hace cientos de años—. Pero, aunque mucha de mi gente no lo admitirá, las cuestiones humanas tienen el poder de afectarnos a nosotres, les místiques, también.

»Muches de nosotres se niegan a recordar, pero la última vez que no intervenimos, elegisteis a Macoy, ¡varias veces!, y el trató de arrebatarnos nuestras tierras, para su maldita presa y sus proyectos de infraestructuras y sus payasadas de buscatesoros —dijo María—. Y cuando aquello no funcionó, envió a soldados entrenados específicamente para librar una guerra que dejó a muches de nosotres sin hogar hasta hoy. Así que, cuando me preguntan si deberíamos dejar a los humanos a su aire, siempre respondo: «¡Nunca más!».

»Si continuamos por un camino por el que los humanos y les mítiques no sienten empatía les unes por les otres, y les humanes entre vosotres, entonces tendré esta conversación de nuevo, con otra periodista joven, en la próxima generación. Lo que hace mi cafetería es liberar de la carga de la experiencia a aquellos que la sienten demasiado pesada, y darles a probar un poco a aquelles que no tienen ni idea de lo que supone, y que tal vez juzgan demasiado rápido —añadió.

»Les humanes tenéis ese dicho de ponerse en los zapatos del otro. Yo me limito a enseñaros lo que pasaría si pudierais echar un vistazo a las experiencias de otre. Extiendo una invitación abierta en particular a los apologistas de Macoy y a los fanáticos de Digong —concluyó.

Fue María quien maldijo a cierto antiguo dictador, que este periódico no me permitió mencionar por miedo a una querella por injurias, con lupus. Durante la Revolución del Poder Popular de 1986, María entró en el palacio de Malacañang, flanqueada únicamente por un par de guardias kapre, poco tiempo después de la famosa llamada de Aquel Que Saqueó Billones del Dinero de los Contribuyentes al senador estadounidense Paul Laxalt. Se dijo que El Hombre Inamovible se habría quedado en Manila a pesar del consejo de Laxalt si María no le hubiera dado un ultimátum: «Elige. Muere ahora o márchate para siempre».

La diwata añadió también que una de las condiciones fue que perdonara a su monstruosa prole, cosa que accedió a hacer:

—En retrospectiva —dijo, con un tono más amargo que su tablea—, debería haberlos maldecido a ellos también.

Cuando se le preguntó si también maldijo a la antigua Primera Dama, la diwata respondió con una sonrisa beatífica:

—¿Sabes por qué se maquilla como si fuera un payaso con peluca? Es porque cada vez que se mira en el espejo ve a una bruja de fealdad extrema. Cada cosa que hace, cada producto que compra es porque busca una belleza que jamás encontrará.

Los representantes de la Familia de Ladrones rechazaron hacer comentarios.

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Las consecuencias de seguir adelante y de soltar lastre

La existencia de la cafetería no está exenta de una fuerte oposición, que es el motivo por el que solo estará abierta durante seis meses. El grupo que más rechazo muestra hacia la cafetería parecen ser los propios vecinos, los restaurantes de Maginhawa.

—Siyempre madaming customers yung Heartbreak Café na ’yan —dijo Onyok Pagulayan, el propietario del restaurante nepalés Khanuhos—. Mina-magic ’ata ng diwata ‘yung pagkain, para di maka-move on (Pues claro que el Café de los Pesares tiene muchos clientes. ¡La diwata probablemente encanta la comida para que la gente no pueda olvidarse de ella!)

Los psicólogos también se oponen a la cafetería: específicamente, a la manera de María de extraer el sufrimiento.

—Estoy segura de que las intenciones de la diwata son buenas —explicó la doctora Amelita Narciso, presidenta de la Sociedad Filipina de Psiquiatría—. Pero llevarse el sufrimiento de la gente significa que no pasan por los estados habituales del duelo. Pasar por el duelo es importante, porque permite la liberación de una energía contenida que en un principio estaba atada a la persona, el objeto, o el lugar perdido. 

»Cuando la gente no expresa su dolor, puede manifestarse con muchos síntomas físicos, como problemas de piel, caída de las defensas y latidos irregulares. Algunos síntomas psicológicos incluyen la depresión y la ansiedad —añadió—. Podríamos ver un aumento de personas con todos estos problemas de salud.

La Iglesia Católica también condena las acciones de la cafetería, aunque no su existencia. La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas ha afirmado en una nota de prensa oficial que «aunque elogiamos los sentimientos de la diwata María Makiling y su defensa de los derechos humanos, no aprobamos el encantamiento de personas inocentes. Estas acciones podrían alejar a la gente del Dios cristiano, e incitar a la veneración de los antiguos dioses paganos».

Por último, quizás los opositores a la cafetería más sorprendentes sean un grupo de familiares de las víctimas de la guerra contra las drogas y la ley marcial.

—Kahit ano pa ang sabihin ng diwata, malilimutan namin ang aming mga mahal sa buhay na naging biktima ng karahasan kung ibigay namin ang aming mga hinanakit para sa pagkain niya (No importa lo que diga la diwata, sí que olvidaremos a nuestros seres queridos, víctimas de la violencia, si le entregamos nuestro sufrimiento para su comida) —afirmó Arnulfo Enríquez, cuya esposa Marilyn fue víctima de un tiroteo desde un vehículo hace tres meses. 

—Pag ni-let go ko ang alaala ng tito ko, paano siya mabibigyan ng hustisya? At para lang sa pagkain (Si dejamos marchar la memoria de mi tío, ¿cómo recibirá justicia? ¿Y todo por una mera comida?) —preguntó Nazario Lantin, cuyo tío lleva desaparecido desde el día en que el antiguo dictador declaró la ley marcial en 1972. Hasta hoy, no hay pistas de dónde puede estar enterrado su cuerpo.

La doctora Tanya de los Reyes, profesora de psicología en la Universidad Ateneo de Manila, tenía una hermana a la que nunca volvió a ver, después de que ésta se uniera a los rebeldes de las montañas en los años ochenta. Se limitó a decirnos:

—¡Mi dolor no es un espectáculo que deba representar delante de desconocidos!

Aunque no vaya a servir de mucho, una campaña de firmas pidiendo el desmantelamiento del Café de los Pesares circula por las redes sociales. En el momento de la publicación de este artículo, cuenta con 762 firmas.

Pero a pesar de todo el ruido y la furia contra el Café de los Pesares, la dama del Monte Makiling permanece imperturbable. 

—Los humanos siempre os precipitáis —dijo, negando resignada con la cabeza—. Tan asustados de lo que no entendéis, con tanto miedo al cambio. Sé que seis meses no es tiempo suficiente para que las lecciones que deberíais haber aprendido hace mucho tiempo calen en vuestras cabezas, pero no puedo arriesgarme a fomentar revueltas. Así que ahora mismo, los planes para mantener la cafetería más de seis meses siguen siendo inciertos. Pero con el tiempo, regresaré de una forma u otra, y estoy segura de que todos veréis que tengo razón.


El Café de los Pesares de María Makiling está abierto 24 horas, 7 días a las semana en la calle Mahiwaga, en el barrio de Sikatuna, en la ciudad de Quezón. Los precios varían entre los 100 y los 450 P. Para más información, visita su página web. 


Vida Cruz-Borja es escritora de fantasía y ciencia ficción, editora, artista y organizadora de convenciones. Sus relatos y ensayos han sido publicados en F&SF, Fantasy, Strange Horizons, PodCastle, Expanded Horizons, y en varias antologías. Ganó el premio IGNYTE en 2022 a la mejor No Ficción Creativa por el ensayo “We are the Mountain: A Look at the Inactive Protagonist” (Somos la montaña: Un análisis del protagonista inactivo) que se publicará de nuevo en Letters to a Writer of Color en primavera de 2023. Es la autora de dos colecciones de relatos de fantasía ilustradas: : Beyond the Line of Trees (2019) y Song of the Mango and Other New Myths (2022). Su trabajo en diferentes áreas ha sido nominada, mencionada y recomendada en los premios Hugo, los premios British Science Fiction y el Otherwise. En la actualidad es editora literaria freelance para Tessera Editorial y The Darling Axe. 



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