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martes, 6 de octubre de 2020

ESPECIAL VERKAMI #01 - Entrevista a Elaine Vilar Madruga, autora de "Amarás a tu madre por encima de todas las cosas"

 




Esta es la primera entrevista a nuestras autoras que publicamos como parte del Verkami que tenemos en marcha para financiar el segundo año de Las Escritoras de Urras. 


Elaine Vilar Madruga tiene publicados más libros que los años que tiene. Es una prolífica autora cubana a la que las biografías continúan etiquetado como "joven promesa" cuando ha cumplido ya muchísimo más de lo que alguna vez prometió. Dramaturga de profesión, poeta por naturaleza, no se conforma con llevar una de las carreras más exitosas dentro del mundo de la literatura de género en habla hispana, sino que desarrolla paralelamente un montón de proyectos para dar visibilidad y espacio a los jóvenes que escriben hoy en su contexto. En Las Escritoras de Urras hemos publicado su relato "Amarás a tu madre por encima de todas las cosas".


¿Cuándo comenzaste a escribir?

La respuesta a esta pregunta podría dividirse en dos momentos, en dos instancias de sentido. La decisión de ser escritora me llegó muy temprano en la vida: no tenía más de siete años y ya sabía que mi destino era nadar en las aguas de la escritura e intentar llegar a esa otra orilla posible. Y era una decisión muy seria y hasta cierto punto “ilógica” porque, con siete años, ¿qué puede saberse de la vida? Pues yo sí sabía algo: quería escribir. El segundo momento decisivo fue mi irrupción en el mundo profesional a la también temprana edad de dieciséis años, cuando el primero de mis libros —una cuentinovela de corte distópico— resultó mención única en un certamen de importancia para la literatura joven en mi país. Desde entonces, la ciencia ficción y la fantasía han formado parte de mi vida; diría más: parte inseparable. Miro la realidad desde este ángulo, desde la fractalidad de lo posible, que enriquece sin dudas mi visión del mundo y la hace menos plana, le confiere dimensiones. Develar esas dimensiones a través de la palabra ha sido mi principal búsqueda. Y que conste, es una búsqueda difícil, una especie de laberinto en el que existe mucha zozobra pero también adrenalina. La escritura es el deporte de mi mente.

 

¿Cuáles crees que son las ventajas y las desventajas del relato corto?

Es un género en el que, lo confieso, me es duro encontrar una justa medida. Siento que mi trabajo, que mi estilo, propiamente dicho, es más efectivo en la novela o la dramaturgia. La brevedad del relato me obliga a la síntesis, lo cual puede ser una baza de triunfo o de derrota. ¿Las ventajas?, pues la capacidad de resumir un universo de referencias en pocas páginas, la creación de un mundo autoconclusivo; el relato corto ayuda, además, a que los personajes se construyan con una mayor solidez, vienen en un formato “semilla”, con toda la potencialidad adentro, muchas veces se trata una potencialidad no totalmente revelada y que el escritor debe ofrecer a cuentagotas, con buen tino y mucha mesura e instinto.

Las desventajas, para mí, se concentran justo en ese instante en que me apetece muchísimo escribir unas ochenta páginas más sobre la historia de ese universo, de ese personaje en particular. Es un momento de no retorno. Ni les cuento las veces que un cuento se me ha transformado en un germen de novela.

 

¿Por qué escribes literatura fantástica? ¿Qué te permite esta literatura en oposición a la realista?

…porque, en el universo simbólico de la escritura, soy una criatura de fidelidades. Siento que lo fantástico es mi terreno, el fragmento de la realidad que me corresponde explorar a través de la palabra. Además, y esto es puramente sensorialidad, es que me siento fabulosa cuando escribo fantasía y ciencia ficción. El mundo real tiene espacios cerrados. A veces muchos. Y yo soy una criatura de libertad. No me gusta que la realidad me constriña o que ejerza presión sobre mi escritura. No rechazo lo real, pero me gusta condimentarlo, llevarlo a tintes grises. El cruzamiento, la zona de la encrucijada donde la realidad y la fantasía se combinan, es mi lugar, es mi casa. Porque en nuestro presente, en nuestra historia personal, ¿acaso no sucede siempre así?

 

¿Sientes que tu escritura ha sido influenciada por otras autoras de tu contexto? ¿Cuál es el estado de la literatura fantástica escrita por mujeres en tu país?

Soy de las que cree que ninguna escritura, así sea la más original de todas, se crea en el aire. Todas partimos de una sustancia anterior. En mi caso, esa sustancia que me precede, aparece no solo en las escrituras de ciencia ficción o fantasía, sino también en la poesía, en la dramaturgia, en el periodismo narrativo. Creo que una parte de mis esencias le deben muchísimo a Daína Chaviano, a Gina Picart, a Lina de Feria. Y te menciono solo tres, por aquello de que la trinidad tiende a lo mágico, y centrándome solo en mi contexto regional más próximo.

Soy un poco cáustica con respecto a la segunda pregunta. Creo que hay algunas buenas creadoras en Cuba, pero muy limitadas por el contexto geográfico y con escrituras muchas veces localistas. Falta, y es mi humilde opinión, exposición a la realidad internacional, al mercado, a lectores que no sean los del círculo cerrado de un fandom nacional, un aparato crítico, faltan miradas hacia el horizonte. Esa es mi mayor preocupación: que las escritoras, que los escritores no sean capaces de ver qué existe más allá del ángulo de una geografía o de una isla.

 

¿Cuál es la génesis del cuento de tu autoría que presentamos en Las Escritoras de Urras? Cuéntanos alguna curiosidad o anécdota que te haya sucedido y que lo involucre.

El cuento tiene que ver con una de mis obsesiones: la relación del niño con el mundo que lo rodea, y la relación del niño con sus adultos en un contexto determinado, y en una época de crisis. Quienes conozcan un poco de la historia reciente de Cuba, entenderán porqué el concepto crisis e infancia son tan importantes para mí. Yo nací a las puertas de un “apocalipsis” social y económico del mundo socialista, y crecí inmersa en esa realidad que era un poco guerra, supervivencia, una realidad tan fantástica que a veces la cuento y, al escucharme, me parece inmensamente surreal. De alguna forma, mi escritura, o gran parte de ella, ha estado encaminada a intentar una comprensión parcial de ese ángulo de la vida que me tocó experimentar; diría más, de ese ángulo de la historia que le correspondió conquistar o negar a mi generación. El resto es matiz, matriz.

Con el cuento me ha sucedido que, al leerlo, muchas personas me han comentado que no saben bien a qué género pertenece, ¿terror?, ¿fantasía?, ¿ciencia ficción?, ¿híbrido? Me gusta, sí, que mi creación sea liminal, que tenga abiertas muchas ventanas y puertas, y que estas provoquen e invoquen al lector, que le gesten más incertidumbres que certidumbres. Porque nosotros, los escritores, trabajamos con la materia que gesta a la zozobra.


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