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martes, 20 de octubre de 2020

ESPECIAL VERKAMI #06 - Entrevista a Christine Tyler, autora de "Las muertes horribles de Helga Hranfsdóttir"


 

Esta es una de las entrevista a nuestras autoras que publicamos como parte del Verkami que tenemos en marcha para financiar el segundo año de Las Escritoras de Urras.

Christine Tyler es una autora de lo maravilloso y al mismo tiempo podría ser una criatura de sus propias historias. Los imaginarios que despliega en sus creaciones están lejos de lo normativo y lo frecuente. Dueña de una sensibilidad sorprendente, la de Tyler es una voz única y distintiva en la literatura fantástica contemporánea. 

¿Cuándo comenzaste a escribir?

Escribo e ilustro historias desde la infancia, y tengo la suerte de tener muchas de ellas

todavía en mi poder. Tan pronto como pude escribir, conté historias sobre aliens con

narices frías, granjeros con problemas de “criaturas verdes”, y portales hacia dimensiones

alternativas. Siempre he sentido inclinación por contar mi verdad a través del marco de

la ciencia ficción y la fantasía.




¿Cuáles crees que son las ventajas y desventajas del relato corto?

 

Mientras crecía, desarrollé un mundo histórico-fantástico extenso en mi mente y he pasado
décadas trabajando en el drama multigeneracional que transpiraba en él.
Desafortunadamente, mi visión de la épica todavía sobrepasa mi capacidad para escribirla
y hace unos pocos años tuve que dejarla en la estantería durante un tiempo. A veces echo
de menos trabajar en esa historia. A veces me preocupa morir antes de poder terminarla.

Escribir relatos me permite centrarme en mejorar habilidades específicas de una en una. Puedo explorar y desarrollar ideas nuevas. También tengo la mala costumbre de terminar más historias de las que puedo empezar, así que trabajar en proyectos cortos me da la oportunidad de luchar contra esa tendencia. El proceso de dejar marchar los proyectos, de enviarlos, y recibir los comentarios de los profesionales me resulta tremendamente gratificante. 

¿Por qué escribes literatura fantástica? ¿Qué te permite esta literatura en oposición a la realista? 

Las metáforas, en mi opinión, son como la música. Son un lenguaje universal.
La ficción especulativa es una lente metafórica a través de la cual podemos ver la realidad.
Lo específico se convierte en símbolos, las ideas abstractas se vuelven sólidas, los sucesos
mundanos se transforman en monumentales y lo que es doloroso y traumático puede
experimentarse y examinarse desde una distancia segura.

¿Sientes que tu escritura ha sido influenciada por otras autoras de tu contexto? ¿Cuál es el estado de la literatura fantástica escrita por mujeres en tu país? 

Oh, estoy segura. Mi escritura está influenciada por alguna de mis autoras favoritas como Laini Taylor, Amal El-Mohtar, Brooke Bolander y Kate Beaton (en particular “Hark! A Vagrant!”, madre mía, es que Kate Beaton es mi alma gemela. Kate, si lees esto, por favor, quiero ser tu mejor amiga).

Pero diría que las que más me han influido son las escritoras con las que he tenido el inmenso placer de trabajar, que siguen creciendo en sus carreras como autoras. Kris Atkins, Christina Parks, Charity West, Caitlin Jacobs, Erin Olds, Kelly Moore, Cheyenne Shaffer y Lulu Kadhim me vienen inmediatamente a la mente como amigas y colegas que han marcado y siguen marcando la diferencia en mi escritura. Sus huellas están por todos mis manuscritos. Soy muy afortunada,

¿Cuál es la génesis del cuento de tu autoría que presentamos en Las Escritoras de Urras? Cuéntanos alguna curiosidad o anécdota que te haya sucedido y que lo involucre.

Flannery O’Connor dijo una vez “Escribo porque no sé lo que pienso hasta que leo lo que digo”. Las muertes terribles de Helga Hrafnsdóttir fue así para mí. Hay mucho de mí que traté de poner ahí: frustraciones sobre el sexismo y la culpabilización de las víctimas son algunos de los conceptos más obvios. Después hay algunas dinámicas e ideas sobre mi madre. Mi ideación suicida está oculta entre líneas, así como la solución que he encontrado para ella: adueñarme de ella. O en el caso de Helga, comérsela. 
Pero hay cosas que no vi en Helga que se volvieron patentemente obvias después de la
publicación de la historia, la mayor es la insatisfacción con mis propias “flores”, así como
con la sociedad que me las ha entregado. Dejé la Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días unos pocos meses después de que la historia saliera.


Digamos que yo todavía estoy trepando el árbol.  



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